Veo confusión. El anarquismo no es buscar vivir sin trabajar. El trabajo es una necesidad de todo ser humano. No se trata de absentismo y tomar birras. Si a eso le llamas anarquismo, lo degradas. Anarquismo no es ugual a violencia, al contrario. Anarquismo es opuesto a la violencia. Si alguien espera una sociedad mas justa, en base a la violencia, está en completo error. Anarquismo es una actitud personal ante la violencia del estado, que supone desobediencia, pero no mas violencia. No seguir las leyes del estado, no implica violencia. Hay una ley superior que es la ley natural, y esa es la que todo anarquista sigue en el fondo. Esto lo digo a bote pronto. Intentaré desarrollarlo cuando tenga más tiempo.
Saludos.
insurreccionalismo o lastre?
Re: insurreccionalismo o lastre?
Pero no entiendo una cosa: ¿Bonanno apoyaba las luchas en las organizaciones de masas (luchas parciales/"reformistas", ¿verdad?), pero los de la FIJL, aun siendo inserruccionalistas, no las apoyaba? Entonces... ¿habían diferentes líneas dentro del insurreccionalismo?, ¿era solo algo que se dio en España, que "quisieron ser originales"?, ¿o cómo va la cosa?, me perdí con eso.blia blia blia. escribió: ↑01 Ago 2018, 23:35
Sobre organización
El insurreccionalismo también tiene idealmente el típico esquema de organización específica anarquista por un lado y organización de masas por el otro
(...)
4. Lo que nace y desaparece con las luchas son las organizaciones de masas, que Bonanno los llama los núcleos de base. Creo que ponía como ejemplo un colectivo contra una base de misiles o algo así. Ahí participa gente de grupos específicos con otras personas, todas a título individual.
Recuerdo un texto de la FIJL (que no encuentro en internet), "Contra el anarquismo democrático". Creo que criticaba la idea de acumular fuerzas mediante la lucha por reformas parciales.
(...)
Pero resulta que la gran apuesta del insurreccionalismo fue apoyar una huelga de hambre de presos que tenía cuatro puntos de reivindicación (ninguno de ellos acabar con la cárcel). Eran algo así:Bastante reformista, no? que me parece bien, pero no sé cómo se podía atacar las luchas laborales por reformistas y defender estas.
- Fin del FIES
- Fin de la dispersión.
- Enfermos terminales a la calle.
- No cumplir más de 20 años de internamiento.
El ''realismo'' es la buena conciencia de los ¡HIJOS DE PUTA!
Canal de youtube del I.C.E.A.: https://www.youtube.com/@ICEAasociacion/videos
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Re: insurreccionalismo o lastre?
Y otra cosa sobre el insurreccionalismo que me interesa sería su crítica al anarcosindicalismo.
Dentro del texto "La tensión anarquista", encontré esto:
"Hoy la realidad ha cambiado. Como decíamos antes, están construyendo un hombre diferente, un hombre descualificado y lo están construyendo porque tienen necesidad de crear una sociedad descualificada. Pero, descualificado el hombre, han quitado del centro de la concepción de la sociedad política de ayer la que era la figura del trabajador. El trabajador ayer soportaba el peor peso de la explotación. Por este motivo se pensaba que debiese ser él, como figura social, quien diese inicio a la revolución. Basta con pensar en el análisis marxista. En el fondo, todo «El Capital» de Marx está dedicado a la «liberación» del trabajador. Cuando Marx habla del hombre, se sobreentiende el trabajador; cuando desarrolla su análisis sobre el valor, habla de tiempos de trabajo; cuando desarrolla su análisis sobre la alienación, habla del trabajo. No hay nada que no tenga que ver con el trabajo. Pero eso porque en el análisis marxista, en los tiempos en que fue desarrollado, el trabajador permanecía central, efectivamente la clase trabajadora podía ser teorizada como centro de la estructura social.
Si bien con análisis diferentes, también los anarquistas se acercaron a una consideración bastante similar en lo que se refería a la posición del trabajador como centro del mundo social, la clase trabajadora como centro. Pensemos en el análisis anarco-sindicalista. Para los anarco-sindicalistas se trataba sólo de llevar a las extremas consecuencias el concepto de lucha sindical, desvincularlo de la más restringida dimensión de la reivindicación sindical, para poderlo desarrollar hasta la realización, mediante la huelga general, del hecho revolucionario. Consecuentemente la sociedad del mañana, la sociedad liberada o anarquista, según los anarco-sindicalitas, no era más que la sociedad de hoy libre del poder, con las mismas estructuras productivas que hoy, pero no ya en manos del capitalista sino en manos de la colectividad que la administraría colectivamente.
Este concepto hoy es absolutamente impracticable por diversos motivos. Primero de todo, porque las transformaciones tecnológicas que se han realizado no permiten un paso simple y lineal de la sociedad precedente, actual, en que vivimos a una sociedad futura en la que desearíamos vivir. Este pase directo es imposible por un motivo muy simple, por ejemplo la tecnología telemática no podría ser utilizada de una forma liberada, de una forma liberadora. La tecnología y las implicaciones telemáticas no se han limitado sólo a realizar determinadas modificaciones en el interior de ciertos instrumentos, sino que han transformado también las otras tecnologías. Pongamos, la fábrica no es1a estructura de la fábrica dé ayer con encima la agregación del medio telemático, sino que es la fábrica telemática, que es absolutamente otra cosa. Tengamos eh cuenta que de, todos estos conceptos naturalmente podemos hablar de manera muy general porque requerirían un tiempo considerable para ser mejor profundizados. Consecuentemente la imposibilidad de utilizar este patrimonio, y por lo tanto este pase, camina paralelamente al final del mito de la centralidad de la clase obrera.
Actualmente, en una situación en la que la clase obrera se ha prácticamente pulverizado, no existe la posibilidad de utilización de los denominados medios de producción que se deberían expropiar, y entonces, ¿cuál es la conclusión? No queda otra conclusión posible que esta masa de medios de producción que tenemos enfrente debe ser destruida. Sólo nos queda la posibilidad de pasar a través de una dramática realidad de destrucción. La revolución que podemos teorizar, y de la cual además no estamos seguros, no es la revolución de ayer que se imaginaba un simple hecho, que podía además acaecer sólo en un día o en una hermosa tarde, sino un largo, trágico, sangrantísimo asunto que podrá pasar por procesos inimaginablemente violentos, inimaginablemente trágicos.
Y es hacia este tipo de realidad que nos acercamos. No porque este sea nuestro deseo, no porque nos gusta la violencia, la sangre, la destrucción o 1a guerra civil, las muertes, las violaciones, la barbarie, no es eso, sino porque es el único camino plausible, es el único que las transformaciones queridas por quien nos domina y por quien nos manda han convertido necesario. Se han dirigido ellos hacia este camino. No podemos ahora sólo con un simple vuelo de nuestro deseo, una simple imaginación, cambiar algo. Entonces, si en la teoría pasada, en la que existía aún una fuerte clase obrera, se nos podía ilusionar con aquel pase, se nos organizaba en consecuencia. Por ejemplo, las hipótesis organizativas del anarco-sindicalismo preveían un fuerte movimiento sindical que, penetrando en la clase obrera y organizándola casi en su totalidad, realizase esa expropiación y ese pase. No estando ya este sujeto colectivo que probablemente ha sido mítico desde su nacimiento, y que en cualquier caso ahora no existe ni siquiera en su misma visión mítica transcurrida, ¿Que sentido tendría, y que sentido tiene, un movimiento sindical anarco-sindicalista? Ningún sentido.
Por lo tanto la lucha debe partir de otros sitios, debe partir con otras ideas y debe partir con otros métodos. De ahí que nosotros hayamos desarrollado desde hace aproximadamente quince años una crítica del sindicalismo y del anarco-sindicalismo, de ahí que nosotros seamos y nos definamos anarquistas insurreccionalistas. No porque pensemos que la solución sean las barricadas. Las barricadas quizá pueden ser una trágica consecuencia de elecciones que no son las nuestras, sino que somos insurreccionalistas porque pensamos que la acción del anarquismo debe necesariamente afrontar problemas gravísimos que no son queridos por el anarquismo pero que son impuestos por la realidad que los dominadores han construido, y que no podemos eliminar con un simple vuelo de nuestro deseo.
Una organización anarquista que se proyecta hacia el futuro debería consecuentemente ser más ágil. No puede presentarse con las características pesadas, cuantitativamente pesadas, de las estructuras del pasado. No puede presentarse a través de una dimensión de síntesis, como por ejemplo la organización del pasado cuya estructura organizativa anarquista pretendía reasumir la realidad en su propio interior a través de determinadas «comisiones» que trataban los varios problemas, comisiones que después tomaban sus propias decisiones en un congreso periódico anual que se pronunciaba sobre la base de tesis que probab1ememe se remontaban al siglo pasado. Todo esto tuvo su época, no porque haya pasado un siglo desde que fue ideado, sino porque la realidad ha cambiado."
***************************************************************************************************************************************************************************
Yo creo haberle entendido que fue un mito la clase obrera como sujeto revolucionario, y que ya ni la clase obrera existe. ¿Qué opináis al respecto? Luego está lo de la fábrica telemática, que no sé a qué se refiere exactamente, y según dice no permite ser utilizada, pero no entiendo por qué si la gente quiere no puede utilizar lo que le dé la gana utilizar: ¿y qué importaría que no pudiese ser utilizada?, mientras sus trabajadores gracias al anarcosindicato se hubiesen radicalizado y tomado consciencia revolucionaria pues ya estaría la tarea cumplida ¿no?, pregunto, porque con que destruyan dicha tecnología y se dediquen a ayudar a expropiar y utilizar las empresas que sí puedan ser utilizadas pues ya estaría ¿no?
Dentro del texto "La tensión anarquista", encontré esto:
"Hoy la realidad ha cambiado. Como decíamos antes, están construyendo un hombre diferente, un hombre descualificado y lo están construyendo porque tienen necesidad de crear una sociedad descualificada. Pero, descualificado el hombre, han quitado del centro de la concepción de la sociedad política de ayer la que era la figura del trabajador. El trabajador ayer soportaba el peor peso de la explotación. Por este motivo se pensaba que debiese ser él, como figura social, quien diese inicio a la revolución. Basta con pensar en el análisis marxista. En el fondo, todo «El Capital» de Marx está dedicado a la «liberación» del trabajador. Cuando Marx habla del hombre, se sobreentiende el trabajador; cuando desarrolla su análisis sobre el valor, habla de tiempos de trabajo; cuando desarrolla su análisis sobre la alienación, habla del trabajo. No hay nada que no tenga que ver con el trabajo. Pero eso porque en el análisis marxista, en los tiempos en que fue desarrollado, el trabajador permanecía central, efectivamente la clase trabajadora podía ser teorizada como centro de la estructura social.
Si bien con análisis diferentes, también los anarquistas se acercaron a una consideración bastante similar en lo que se refería a la posición del trabajador como centro del mundo social, la clase trabajadora como centro. Pensemos en el análisis anarco-sindicalista. Para los anarco-sindicalistas se trataba sólo de llevar a las extremas consecuencias el concepto de lucha sindical, desvincularlo de la más restringida dimensión de la reivindicación sindical, para poderlo desarrollar hasta la realización, mediante la huelga general, del hecho revolucionario. Consecuentemente la sociedad del mañana, la sociedad liberada o anarquista, según los anarco-sindicalitas, no era más que la sociedad de hoy libre del poder, con las mismas estructuras productivas que hoy, pero no ya en manos del capitalista sino en manos de la colectividad que la administraría colectivamente.
Este concepto hoy es absolutamente impracticable por diversos motivos. Primero de todo, porque las transformaciones tecnológicas que se han realizado no permiten un paso simple y lineal de la sociedad precedente, actual, en que vivimos a una sociedad futura en la que desearíamos vivir. Este pase directo es imposible por un motivo muy simple, por ejemplo la tecnología telemática no podría ser utilizada de una forma liberada, de una forma liberadora. La tecnología y las implicaciones telemáticas no se han limitado sólo a realizar determinadas modificaciones en el interior de ciertos instrumentos, sino que han transformado también las otras tecnologías. Pongamos, la fábrica no es1a estructura de la fábrica dé ayer con encima la agregación del medio telemático, sino que es la fábrica telemática, que es absolutamente otra cosa. Tengamos eh cuenta que de, todos estos conceptos naturalmente podemos hablar de manera muy general porque requerirían un tiempo considerable para ser mejor profundizados. Consecuentemente la imposibilidad de utilizar este patrimonio, y por lo tanto este pase, camina paralelamente al final del mito de la centralidad de la clase obrera.
Actualmente, en una situación en la que la clase obrera se ha prácticamente pulverizado, no existe la posibilidad de utilización de los denominados medios de producción que se deberían expropiar, y entonces, ¿cuál es la conclusión? No queda otra conclusión posible que esta masa de medios de producción que tenemos enfrente debe ser destruida. Sólo nos queda la posibilidad de pasar a través de una dramática realidad de destrucción. La revolución que podemos teorizar, y de la cual además no estamos seguros, no es la revolución de ayer que se imaginaba un simple hecho, que podía además acaecer sólo en un día o en una hermosa tarde, sino un largo, trágico, sangrantísimo asunto que podrá pasar por procesos inimaginablemente violentos, inimaginablemente trágicos.
Y es hacia este tipo de realidad que nos acercamos. No porque este sea nuestro deseo, no porque nos gusta la violencia, la sangre, la destrucción o 1a guerra civil, las muertes, las violaciones, la barbarie, no es eso, sino porque es el único camino plausible, es el único que las transformaciones queridas por quien nos domina y por quien nos manda han convertido necesario. Se han dirigido ellos hacia este camino. No podemos ahora sólo con un simple vuelo de nuestro deseo, una simple imaginación, cambiar algo. Entonces, si en la teoría pasada, en la que existía aún una fuerte clase obrera, se nos podía ilusionar con aquel pase, se nos organizaba en consecuencia. Por ejemplo, las hipótesis organizativas del anarco-sindicalismo preveían un fuerte movimiento sindical que, penetrando en la clase obrera y organizándola casi en su totalidad, realizase esa expropiación y ese pase. No estando ya este sujeto colectivo que probablemente ha sido mítico desde su nacimiento, y que en cualquier caso ahora no existe ni siquiera en su misma visión mítica transcurrida, ¿Que sentido tendría, y que sentido tiene, un movimiento sindical anarco-sindicalista? Ningún sentido.
Por lo tanto la lucha debe partir de otros sitios, debe partir con otras ideas y debe partir con otros métodos. De ahí que nosotros hayamos desarrollado desde hace aproximadamente quince años una crítica del sindicalismo y del anarco-sindicalismo, de ahí que nosotros seamos y nos definamos anarquistas insurreccionalistas. No porque pensemos que la solución sean las barricadas. Las barricadas quizá pueden ser una trágica consecuencia de elecciones que no son las nuestras, sino que somos insurreccionalistas porque pensamos que la acción del anarquismo debe necesariamente afrontar problemas gravísimos que no son queridos por el anarquismo pero que son impuestos por la realidad que los dominadores han construido, y que no podemos eliminar con un simple vuelo de nuestro deseo.
Una organización anarquista que se proyecta hacia el futuro debería consecuentemente ser más ágil. No puede presentarse con las características pesadas, cuantitativamente pesadas, de las estructuras del pasado. No puede presentarse a través de una dimensión de síntesis, como por ejemplo la organización del pasado cuya estructura organizativa anarquista pretendía reasumir la realidad en su propio interior a través de determinadas «comisiones» que trataban los varios problemas, comisiones que después tomaban sus propias decisiones en un congreso periódico anual que se pronunciaba sobre la base de tesis que probab1ememe se remontaban al siglo pasado. Todo esto tuvo su época, no porque haya pasado un siglo desde que fue ideado, sino porque la realidad ha cambiado."
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Yo creo haberle entendido que fue un mito la clase obrera como sujeto revolucionario, y que ya ni la clase obrera existe. ¿Qué opináis al respecto? Luego está lo de la fábrica telemática, que no sé a qué se refiere exactamente, y según dice no permite ser utilizada, pero no entiendo por qué si la gente quiere no puede utilizar lo que le dé la gana utilizar: ¿y qué importaría que no pudiese ser utilizada?, mientras sus trabajadores gracias al anarcosindicato se hubiesen radicalizado y tomado consciencia revolucionaria pues ya estaría la tarea cumplida ¿no?, pregunto, porque con que destruyan dicha tecnología y se dediquen a ayudar a expropiar y utilizar las empresas que sí puedan ser utilizadas pues ya estaría ¿no?
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Re: insurreccionalismo o lastre?
El insurreccionalismo apoyaba las luchas parciales siempre que:Saranarca escribió: ↑12 Jun 2024, 15:30Pero no entiendo una cosa: ¿Bonanno apoyaba las luchas en las organizaciones de masas (luchas parciales/"reformistas", ¿verdad?), pero los de la FIJL, aun siendo inserruccionalistas, no las apoyaba? Entonces... ¿habían diferentes líneas dentro del insurreccionalismo?, ¿era solo algo que se dio en España, que "quisieron ser originales"?, ¿o cómo va la cosa?, me perdí con eso.
- La organización se creara para esa lucha y muriera cuando la lucha se acabara.
Nada de organizaciones de masas que se perpetúan en el tiempo. - La lucha pudiera dar pie a un estallido social.
Es lo que se iba buscando, la metáfora siempre era la de la chispa.
Por cierto, todavía queda gente en el estado español que aparentemente le va ese rollo. Afilando nuestras vidas, igual que un libro que con una recopilación de textos pretendía ser un corpus teórico del insurreccionalismo de la FIJL.
Es curioso porque hay gente que participó en eso hace la broma con Arruinando nuestras vidas.
Re: insurreccionalismo o lastre?
Gracias, blia blia blia. Me queda claro.blia blia blia. escribió: ↑08 Oct 2024, 19:57El insurreccionalismo apoyaba las luchas parciales siempre que:Saranarca escribió: ↑12 Jun 2024, 15:30Pero no entiendo una cosa: ¿Bonanno apoyaba las luchas en las organizaciones de masas (luchas parciales/"reformistas", ¿verdad?), pero los de la FIJL, aun siendo inserruccionalistas, no las apoyaba? Entonces... ¿habían diferentes líneas dentro del insurreccionalismo?, ¿era solo algo que se dio en España, que "quisieron ser originales"?, ¿o cómo va la cosa?, me perdí con eso.Mira si leyendo cosas de la época te cuadra.
- La organización se creara para esa lucha y muriera cuando la lucha se acabara.
Nada de organizaciones de masas que se perpetúan en el tiempo.- La lucha pudiera dar pie a un estallido social.
Es lo que se iba buscando, la metáfora siempre era la de la chispa.
Por cierto, todavía queda gente en el estado español que aparentemente le va ese rollo. Afilando nuestras vidas, igual que un libro que con una recopilación de textos pretendía ser un corpus teórico del insurreccionalismo de la FIJL.
Es curioso porque hay gente que participó en eso hace la broma con Arruinando nuestras vidas.
Me sorprende que aun haya gente que siga con lo del insurreccionalismo, pensé que había pasado de moda (en España al menos, y en Argentina; creo que en Chile siguen con eso pero no estoy segura), más aun debido a la gente que lo defendió en su momento y ahora lo ve como un error que cometió en el pasado, lo que dices de "Arruinando nuestras vidas".
Hace no mucho, me leí el texto/libro de Amorós criticando el insurreccionalismo (Anarquismo de praxis y desarme teórico) y me quedó claro que era (parece que sigue siendo, por lo que me comentas y el enlace al blog ese que pusiste) una forma de irracionalismo voluntarista:
Amorós escribió:Decimos nosotros que la revolución en las sociedades capitalistas la hacen las masas oprimidas cuando son conscientes de su antagonismo con la clase opresora dirigente y desean librarse de su dominio, no las minorías formales o informales. Ahora bien, la fuerza organizada de la dominación, el Estado, es superior a las fuerzas elementales de las masas, por eso, la condición primera de la victoria de la revolución es la organización de las mismas, pero dicha organización será el producto natural de las luchas sociales, no el fruto artificial del voluntarismo activista o de la propaganda.
Si los tiempos no están maduros es porque no hay movimientos de masas conscientes. A falta de algo mejor se hace lo que se puede, pero la ausencia de luchas masivas jamás podrá compensarse ni con el activismo de unos cuantos grupos, ni con la construcción de organizaciones desde
el exterior. Una defensa estratégica ha de consistir en organizar el teatro de guerra social con el objetivo de combatir al enemigo de clase. Eso
significa liberar espacios para el desarrollo de la conciencia en las masas, o sea, para la emergencia de las luchas autónomas. Autónomas significa autoorganizadas, sin líderes, y por lo tanto sin vanguardias de ninguna clase, dirigidas de abajo hacia arriba mediante métodos democráticos directos. En un contexto contrario, el activismo no sólo sustituye tales luchas sino que se erige en espectáculo radical de las mismas, ajeno e incluso hostil a las asambleas, por lo que más que ayudar al resurgimiento de la protesta revolucionaria, prepara el terreno para su desnaturalización.
(...)
Se era buen o mal anarquista según se actuara o no se actuara, los hechos y los resultados eran lo de menos. El anarquista no se diferenciaba de los políticos por sus palabras, ni tampoco por sus acciones, ni por sus objetivos, sino por convertir éstas “en un momento expresivo de su vida, caracterización específica, valor para vivir, alegría deseo, belleza, no realización práctica (…)” (La tensión anarquista).
El anarquismo dejaba de ser la expresión teórico práctica más verídica y radical del movimiento social anticapitalista pasado o presente, para convertirse en una técnica sicológica casera de autorrealización individual en contra (pero dentro) del capitalismo.
(...)
El vínculo imprescindible entre pensamiento y praxis, entre lo particular y lo universal, entre razón y vida cotidiana, o sea, la formación, quedaba descartado. El subjetivismo más arbitrario se imponía. La libertad de los demás no era ya la condición necesaria y la confirmación de la libertad propia según la conocida frase de Bakunin. Un extremado individualismo tildado de “autonomía”, al que si al caso unos pasajes de Stirner contribuían a reforzar, protegía al anarquista profesional no sólo contra cualquier crítica libremente expresada por otros, sino contra la misma realidad. El profesional de la insurrección podía creerse en la pomada tanto si la eyaculación era precoz como ajustada, es decir, cualquiera que fuera la pertinencia o la insensatez de sus actos o simplemente de sus palabras, pues, indiferente a las masas tanto como a los hechos históricos (habrá quien diga que el interés por la historia era “marxismo”), aquél no rendía cuentas ante nadie. Él era el único juez de sí mismo.
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