Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
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Ratman
Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
¿Odias el consumismo? ¿Estás harto de los trucos del marketing y de la cantidad de anuncios publicitarios que te tienes que tragar? ¿Te preocupa la degradación del planeta y la calidad del medio ambiente? ¿Te esfuerzas por no hacer caso a lo que manda el sistema? Según Joseph Heath y Andrew Potter, si tu respuesta es afirmativa, no eres muy original: eres uno más del movimiento contracultural, uno de los movimientos más grandes e importantes de las últimas décadas en los países industrializados.
Aunque te sientas alternativo, único y contestatario, formas parte de una masa crítica que, paradójicamente, cuenta con el mayor número de seguidores en el país consumista por excelencia: Estados Unidos de América. ¿Cómo puede suceder esto? ¿Somos una sociedad esquizofrénica que compra mientras condena el consumismo? ¿O acaso el anticonsumismo es,después de todo, más de lo mismo?
La explicación que esboza Rebelarse vende es sencilla: el movimiento contracultural actual es la respuesta crítica a la sociedad de masas de los años cincuenta y sesenta, solo que con otro disfraz. Es la misma obsesión del hombre por no ser una simple pieza de la maquinaria, por distinguirse, por no perderse en la masa, pero ahora traducida en el lema que reza «dime qué compras y te diré quién eres».
La solución propuesta por la contracultura, aseguran estos dos jóvenes profesores canadienses, se reduce a una «rebeldía estilística individualizada», que a fin de cuentas logra avivar la necesidad de obtener bienes posicionales únicos —música alternativa, ropa que no venga en serie, zapatos raros, lofts como vivienda— en una competencia entre «consumidores rebeldes» que no aporta soluciones a los problemas reales de la sociedad actual. Así, la lucha por destacar socialmente ha sido sustituida por la necesidad de ser cool, pero la estructura básica de la competición capitalista no se ha visto en absoluto alterada.
«El concepto de contracultura, a fin de cuentas, se basa en un
equívoco. En el mejor de los casos, es una pseudorrebeldía, es decir, una serie de gestos teatrales que no producen ningún avance político o económico tangible y que desacreditan la urgente tarea de crear una sociedad más justa. Es una rebeldía entretenida para los rebeldes que la protagonizan y poco más. En el peor de los casos, contribuye a la infelicidad general de la población al minar o desprestigiar
determinadas normas sociales e instituciones que de hecho cumplen
una función.»
EL ESNOBISMO DE LO ALTERNATIVO
En este ensayo ágil e irreverente, los filósofos demuestran que, lejos de constituir un movimiento contra los problemas reales del sistema, la contracultura es el combustible que alimenta a la sociedad capitalista. Basta con repasar la lista de los libros más vendidos de los últimos tiempos: los ensayos más populares son aquellos que critican el consumismo, como No Logo, Culture Jam, Luxury Fever o Fast Food Nation. «El mercado ha respondido con una abundante oferta de productos y libros anticonsumistas», aseguran.
En la última década, dos de las películas con mayor éxito de público y de crítica han sido Fight Club y American Beauty, invitaciones casi
idénticas a rebelarse contra el sistema actual. Una de las revistas más vanguardistas y cool de Norteamérica, la contracultural Adbusters, se opone radicalmente al consumo, pero puede encontrarse en cualquier tienda.
Creada en 1989 como publicación contra «la propaganda y la mentira imperantes», Adbusters se convirtió en el buque insignia del movimiento contracultural. Su director, Kalle Lasn, aseguró en 1999 que el bloqueo cultural equivaldría a los derechos civiles de los sesenta, el feminismo de los setenta y la protección medioambiental de los ochenta.
Pero en septiembre de 2003, la revista Adbusters comenzó a aceptar pedidos de Black Spot, unas zapatillas de deportes «subversivas» fabricadas por ellos mismos que hoy se pueden comprar en Internet por la friolera de 120 dólares.
«A partir de ese día, nadie con dos dedos de frente siguió pensando que existiera un enfrentamiento entre la cultura tradicional y la cultura alternativa. A partir de ese día quedó claro que la rebeldía cultural, tal y como la plantea la revista Adbusters, no supone una amenaza para el sistema, sino que es el sistema», afirman Heath y Potter.
¿Se vendió Adbusters al sistema? No se ha vendido, concluyen, porque no tenía una doctrina revolucionaria que vender. «Lo que defendía, sencillamente, era una versión recalentada de la teoría contracultural que la izquierda ha abanderado desde la década de 1970. Y esta doctrina, lejos de ser revolucionaria, ha sido uno de los motores del capitalismo consumista de los últimos cuarenta años», sentencian los autores.
LO MALO ES LO QUE COMPRAN LOS DEMÁS
Lo que vemos en películas como American Beauty y The Fight Club no es realmente una crítica al consumismo, sugieren los autores, sino una crítica a la sociedad de masas. Cuando Lester (Kevin Spacey), el personaje central de American Beauty, se declara harto de su vida reprimida, de su mujer (Annette Bening) obsesionada por el sofá de cuatro mil dólares y de su trabajo; cambia su rutina de consumo, pero no por ello se sale del sistema.
Para empezar, se compra un nuevo coche y adquiere una marihuana valorada en dos mil dólares —una maría que, según le dice el joven que se la vende, es sólo para círculos exclusivos—. ¿Qué diferencia hay entre comprar un sofá de cuatro mil dólares y adquirir marihuana para elegidos, además de un nuevo coche?
Al principio de No Logo, recuerdan Heath y Potter, Naomi Klein se lamenta de la conversión de los lofts de su vecindario de Toronto en condominios que ya nada tienen que ver con la estructura de la fábrica originaria. Ella aclara al lector que sigue viviendo en un loft genuino, como si esto constituyera una rebelión contra el consumismo. Paradójicamente, este tipo de construcciones en Toronto son tan caras como inalcanzables para el común de los mortales; y se han convertido en un must entre los que quieren diferenciarse de los demás. Vemos que lo alternativo, después de todo, no es más que esnobismo y obsesión por la individualidad disfrazado de protesta.
«Una gran parte de lo que se considera radical, subversivo o
transgresor no lo es en absoluto. Basta con mirar diez minutos MTV para comprobar lo absurda que es esta teoría.»
Quienes aceptan la crítica de la sociedad de consumo, sostienen los autores, pecan de ingenuidad. «Al leer la lista de bienes de consumo que (según el filósofo y psicólogo francés Jean Baudrillard) la gente no necesita, lo que leemos es una lista de bienes de consumo que no necesita un intelectual de mediana edad. Cerveza Budweiser no, whisky escocés de malta sí; películas de Hollywood no, teatro vanguardista sí, coches Chrysler no, coches Volvo sí, hamburguesas no, risoto sí».
«En otras palabras, el término “consumismo” siempre parece afectar sólo a lo que compran los demás. Por eso da la impresión de que la supuesta crítica al consumismo es puro esnobismo mal disimulado, o, peor aún, puritanismo.»
EL HEDONISMO COMO DOCTRINA REVOLUCIONARIA
En la década de 1960, los hippies declararon su implacable oposición al «sistema». Renunciaron al materialismo y a la avaricia, rechazaron la censura y la estandarización y se propusieron crear un mundo nuevo basado en la libertad individual. Sin embargo, reflexionan los autores, tan buenas intenciones no parecen haber dado resultado. Cuarenta años después, el sistema no sólo no ha cambiado demasiado, sino que se ha fortalecido y mantiene sus jerarquías de siempre.
Al fin y al cabo, afirman Heath y Potter, el individualismo que promueve la contracultura es la llama que alimenta al capitalismo: si a todos nos diera lo mismo ser igual que el vecino, nadie se esforzaría por distinguirse de la masa a través de los bienes que compra. La solución que proponían los hippies y que proponen los alternativos de hoy se basa en el hedonismo —la diversión es el acto transgresor por excelencia—.
Aquellos hippies de los sesenta fueron los que transformaron un coche típico del nazismo, el escarabajo de Volkswagen, en un símbolo de la rebeldía juvenil anti-represión. Son los mismos que, cuando vieron crecer su prole, decidieron cambiar el escarabajo por el Ford Explorer, símbolo de la libertad y de los viajes sin barreras.
«Si la generación de los sesenta parecía estar obsesionada con los coches, la Generación X parece estarlo con el calzado», afirman los autores. Las ruidosas campañas contra Nike han abierto un jugoso mercado alternativo, del que se han aprovechado otras marcas como Vans, Airwalk y los mismos editores de Adbusters. La «rebeldía chic» ha resultado enormemente útil para vender millones de dólares en calzado.
Además de calzado, se venden millones en viajes a tierras exóticas —Oriente y el Tercer Mundo se han convertido en el telón de fondo para los viajes iniciáticos personales—. Basta con escuchar uno de los temas más aclamados de Alanis Morisette «Gracias India», en el que la cantante agradece a todo un país su particular transformación interior.
Aunque la medicina tradicional ha sido la única capaz de desterrar flagelos como la peste que azotó Europa en la Edad Media, la medicina alternativa gana adeptos entre los «pseudo-rebeldes», y también se transforma en un gran negocio: en 1997, informan los autores, los estadounidenses gastaron aproximadamente 30.000 millones de dólares en este tipo de terapias «no tradicionales».
«Estamos ante el concepto de la contracultura en todo su esplendor. La población no se enfrenta a una clase dominante ni a un sistema opresor que les empobrece. El problema consiste en que están prisioneros en una jaula de oro y han acabado adorando su propia esclavitud. La “sociedad” les controla al limitar su imaginación y
suprimir sus más profundas necesidades. Para solucionarlo, tendrían que huir de la conformidad. Es decir, deben rechazar la cultura por completo. No les queda más remedio que crear una contracultura
basada en la libertad y la individualidad.»
RECONCILIARSE CON LAS MASAS
El individualismo propugnado por los «rebeldes» contraculturales, dicen los autores, no nos llevará a ninguna parte. «Si pretendemos vivir en armonía en un mundo cada vez más poblado, la insistencia en el individualismo a cualquier precio no parece un buen punto de partida», concluyen. «Parece obvio, por tanto, que en una economía cada vez más global será necesario un control gubernamental mayor, no menor.»
Si la «democracia profunda y descentralizada» que propone Naomi Klein funcionara, los gobiernos nos sobrarían. Lamentablemente para quienes propugnan el individualismo y el neo anarquismo, los problemas políticos más serios a los que nos enfrentamos en la actualidad son de acción colectiva. «La democracia descentralizada no puede solucionarlos, ya que frecuentemente los origina.»
Los movimientos antiglobalización tampoco aportan respuestas a los problemas de nuestras sociedades. «El debate mundial en torno a la globalización está inmerso en la ignorancia, la falta de formación y las motivaciones ocultas.» Recomendar la abolición del capitalismo global para acabar con casos como Enron, Tyco o World Com es como recomendar acabar con el impuesto sobre la renta porque algunos millonarios no pagan a Hacienda.
Lo que falla no es el sistema, sino las lagunas que éste contiene. En vez de protestar contra el consumo y esforzarnos por ser compradores alternativos y cool, deberíamos buscar todos los defectos de la economía de mercado y pensar creativamente en la forma de resolverlos. «La retórica antimercantilista de los
partidos de izquierda es, en el mejor de los casos, inútil, y en el peor de los casos, intelectualmente extenuante. Tendríamos que procurar perfeccionar el mercado, no abolirlo.»
Rebelarse contra la masa no sólo vende, sino que acentúa el problema. Debemos reconciliarnos con las masas, apuntan los autores, lo que no significa conformarse con todos los elementos de la sociedad industrial. Porque los fallos más obvios de la sociedad son conflictos de acción colectiva no resueltos, que no se solucionan mirando MTV, comprando las zapatillas de Adbusters o viviendo en un carísimo loft a las afueras de una metrópoli.
«A fin de cuentas, la civilización consiste en nuestra buena voluntad, en nuestra capacidad de aceptar las normas y restringir los intereses propios para favorecer las necesidades e intereses de los demás. Es profundamente entristecedor descubrir que un desafortunado compromiso con los ideales de la contracultura ha llevado a la izquierda a abandonar su filosofía política —el origen de nuestra civilización— justo en el momento de la historia en que tiene mayor importancia.»
Andrew Potter es investigador en el Centre derecherche en éthique de l´Université de Montréal. Ha publicado en The Nacional Post, Ottawa Citizen y The Wilson Quaterly, y forma parte del consejo de redacción de THIS magazine.
Joseph Heath es profesor en la Universidad de Toronto. Es autor de dos libros:
Ther Efficient Society —best seller en la revista Maclean y en Globe and Mail y seleccionado por
Globe como uno de los mejores libros de 2001y Comunicative Action and Racional Choice.
«La contracultura ha sustituido casi completamente al socialismo como la base del pensamiento político radical. Así pues, si la contracultura es un mito, entonces ha inducido a error a un gran número de gente, con incalculables consecuencias políticas.»
Asegurada la polémica tanto con los partidarios del No Logo de Naomi Klein como con sus opositores, Joseph Heath y Andrew Potter destrozan el mito que sigue dominando el pensamiento político, económico y cultural en el que se basan tanto el movimiento antiglobalización como el feminismo y el ecologismo. Estos jóvenes profesores canadienses defienden que las décadas de rebelión contracultural no sólo no han servido para nada, sino que han resultado contraproducentes para los fines que pretendían alcanzar. Nos hemos acostumbrado tanto a los ataques de la derecha contra la contracultura que cuesta imaginar cómo sería una crítica desde la izquierda.
En una narración de gran alcance en la que se mezclan la historia de la cultura pop, el manifiesto político y el análisis social, este libro se detiene en el nacimiento de la contracultura, en su espíritu contrario a las normas, en la rebelión como signo de diferenciación y el nacimiento del consumidor rebelde, en los cazatendencias, y en cómo reconciliarse con la masificación y transformar a los consumidores en ciudadanos.
Con sorprendente claridad, en Rebelarse vende se reivindica, desde la crítica
contracultural, la necesidad de preocuparse más por cuestiones de justicia y
equidad para lograr auténticos avances sociales.
Dossier de prensa del libro "Rebelarse Vende", Heath Joseph, Potter Andrew, Ed Taurus.2005
Aunque te sientas alternativo, único y contestatario, formas parte de una masa crítica que, paradójicamente, cuenta con el mayor número de seguidores en el país consumista por excelencia: Estados Unidos de América. ¿Cómo puede suceder esto? ¿Somos una sociedad esquizofrénica que compra mientras condena el consumismo? ¿O acaso el anticonsumismo es,después de todo, más de lo mismo?
La explicación que esboza Rebelarse vende es sencilla: el movimiento contracultural actual es la respuesta crítica a la sociedad de masas de los años cincuenta y sesenta, solo que con otro disfraz. Es la misma obsesión del hombre por no ser una simple pieza de la maquinaria, por distinguirse, por no perderse en la masa, pero ahora traducida en el lema que reza «dime qué compras y te diré quién eres».
La solución propuesta por la contracultura, aseguran estos dos jóvenes profesores canadienses, se reduce a una «rebeldía estilística individualizada», que a fin de cuentas logra avivar la necesidad de obtener bienes posicionales únicos —música alternativa, ropa que no venga en serie, zapatos raros, lofts como vivienda— en una competencia entre «consumidores rebeldes» que no aporta soluciones a los problemas reales de la sociedad actual. Así, la lucha por destacar socialmente ha sido sustituida por la necesidad de ser cool, pero la estructura básica de la competición capitalista no se ha visto en absoluto alterada.
«El concepto de contracultura, a fin de cuentas, se basa en un
equívoco. En el mejor de los casos, es una pseudorrebeldía, es decir, una serie de gestos teatrales que no producen ningún avance político o económico tangible y que desacreditan la urgente tarea de crear una sociedad más justa. Es una rebeldía entretenida para los rebeldes que la protagonizan y poco más. En el peor de los casos, contribuye a la infelicidad general de la población al minar o desprestigiar
determinadas normas sociales e instituciones que de hecho cumplen
una función.»
EL ESNOBISMO DE LO ALTERNATIVO
En este ensayo ágil e irreverente, los filósofos demuestran que, lejos de constituir un movimiento contra los problemas reales del sistema, la contracultura es el combustible que alimenta a la sociedad capitalista. Basta con repasar la lista de los libros más vendidos de los últimos tiempos: los ensayos más populares son aquellos que critican el consumismo, como No Logo, Culture Jam, Luxury Fever o Fast Food Nation. «El mercado ha respondido con una abundante oferta de productos y libros anticonsumistas», aseguran.
En la última década, dos de las películas con mayor éxito de público y de crítica han sido Fight Club y American Beauty, invitaciones casi
idénticas a rebelarse contra el sistema actual. Una de las revistas más vanguardistas y cool de Norteamérica, la contracultural Adbusters, se opone radicalmente al consumo, pero puede encontrarse en cualquier tienda.
Creada en 1989 como publicación contra «la propaganda y la mentira imperantes», Adbusters se convirtió en el buque insignia del movimiento contracultural. Su director, Kalle Lasn, aseguró en 1999 que el bloqueo cultural equivaldría a los derechos civiles de los sesenta, el feminismo de los setenta y la protección medioambiental de los ochenta.
Pero en septiembre de 2003, la revista Adbusters comenzó a aceptar pedidos de Black Spot, unas zapatillas de deportes «subversivas» fabricadas por ellos mismos que hoy se pueden comprar en Internet por la friolera de 120 dólares.
«A partir de ese día, nadie con dos dedos de frente siguió pensando que existiera un enfrentamiento entre la cultura tradicional y la cultura alternativa. A partir de ese día quedó claro que la rebeldía cultural, tal y como la plantea la revista Adbusters, no supone una amenaza para el sistema, sino que es el sistema», afirman Heath y Potter.
¿Se vendió Adbusters al sistema? No se ha vendido, concluyen, porque no tenía una doctrina revolucionaria que vender. «Lo que defendía, sencillamente, era una versión recalentada de la teoría contracultural que la izquierda ha abanderado desde la década de 1970. Y esta doctrina, lejos de ser revolucionaria, ha sido uno de los motores del capitalismo consumista de los últimos cuarenta años», sentencian los autores.
LO MALO ES LO QUE COMPRAN LOS DEMÁS
Lo que vemos en películas como American Beauty y The Fight Club no es realmente una crítica al consumismo, sugieren los autores, sino una crítica a la sociedad de masas. Cuando Lester (Kevin Spacey), el personaje central de American Beauty, se declara harto de su vida reprimida, de su mujer (Annette Bening) obsesionada por el sofá de cuatro mil dólares y de su trabajo; cambia su rutina de consumo, pero no por ello se sale del sistema.
Para empezar, se compra un nuevo coche y adquiere una marihuana valorada en dos mil dólares —una maría que, según le dice el joven que se la vende, es sólo para círculos exclusivos—. ¿Qué diferencia hay entre comprar un sofá de cuatro mil dólares y adquirir marihuana para elegidos, además de un nuevo coche?
Al principio de No Logo, recuerdan Heath y Potter, Naomi Klein se lamenta de la conversión de los lofts de su vecindario de Toronto en condominios que ya nada tienen que ver con la estructura de la fábrica originaria. Ella aclara al lector que sigue viviendo en un loft genuino, como si esto constituyera una rebelión contra el consumismo. Paradójicamente, este tipo de construcciones en Toronto son tan caras como inalcanzables para el común de los mortales; y se han convertido en un must entre los que quieren diferenciarse de los demás. Vemos que lo alternativo, después de todo, no es más que esnobismo y obsesión por la individualidad disfrazado de protesta.
«Una gran parte de lo que se considera radical, subversivo o
transgresor no lo es en absoluto. Basta con mirar diez minutos MTV para comprobar lo absurda que es esta teoría.»
Quienes aceptan la crítica de la sociedad de consumo, sostienen los autores, pecan de ingenuidad. «Al leer la lista de bienes de consumo que (según el filósofo y psicólogo francés Jean Baudrillard) la gente no necesita, lo que leemos es una lista de bienes de consumo que no necesita un intelectual de mediana edad. Cerveza Budweiser no, whisky escocés de malta sí; películas de Hollywood no, teatro vanguardista sí, coches Chrysler no, coches Volvo sí, hamburguesas no, risoto sí».
«En otras palabras, el término “consumismo” siempre parece afectar sólo a lo que compran los demás. Por eso da la impresión de que la supuesta crítica al consumismo es puro esnobismo mal disimulado, o, peor aún, puritanismo.»
EL HEDONISMO COMO DOCTRINA REVOLUCIONARIA
En la década de 1960, los hippies declararon su implacable oposición al «sistema». Renunciaron al materialismo y a la avaricia, rechazaron la censura y la estandarización y se propusieron crear un mundo nuevo basado en la libertad individual. Sin embargo, reflexionan los autores, tan buenas intenciones no parecen haber dado resultado. Cuarenta años después, el sistema no sólo no ha cambiado demasiado, sino que se ha fortalecido y mantiene sus jerarquías de siempre.
Al fin y al cabo, afirman Heath y Potter, el individualismo que promueve la contracultura es la llama que alimenta al capitalismo: si a todos nos diera lo mismo ser igual que el vecino, nadie se esforzaría por distinguirse de la masa a través de los bienes que compra. La solución que proponían los hippies y que proponen los alternativos de hoy se basa en el hedonismo —la diversión es el acto transgresor por excelencia—.
Aquellos hippies de los sesenta fueron los que transformaron un coche típico del nazismo, el escarabajo de Volkswagen, en un símbolo de la rebeldía juvenil anti-represión. Son los mismos que, cuando vieron crecer su prole, decidieron cambiar el escarabajo por el Ford Explorer, símbolo de la libertad y de los viajes sin barreras.
«Si la generación de los sesenta parecía estar obsesionada con los coches, la Generación X parece estarlo con el calzado», afirman los autores. Las ruidosas campañas contra Nike han abierto un jugoso mercado alternativo, del que se han aprovechado otras marcas como Vans, Airwalk y los mismos editores de Adbusters. La «rebeldía chic» ha resultado enormemente útil para vender millones de dólares en calzado.
Además de calzado, se venden millones en viajes a tierras exóticas —Oriente y el Tercer Mundo se han convertido en el telón de fondo para los viajes iniciáticos personales—. Basta con escuchar uno de los temas más aclamados de Alanis Morisette «Gracias India», en el que la cantante agradece a todo un país su particular transformación interior.
Aunque la medicina tradicional ha sido la única capaz de desterrar flagelos como la peste que azotó Europa en la Edad Media, la medicina alternativa gana adeptos entre los «pseudo-rebeldes», y también se transforma en un gran negocio: en 1997, informan los autores, los estadounidenses gastaron aproximadamente 30.000 millones de dólares en este tipo de terapias «no tradicionales».
«Estamos ante el concepto de la contracultura en todo su esplendor. La población no se enfrenta a una clase dominante ni a un sistema opresor que les empobrece. El problema consiste en que están prisioneros en una jaula de oro y han acabado adorando su propia esclavitud. La “sociedad” les controla al limitar su imaginación y
suprimir sus más profundas necesidades. Para solucionarlo, tendrían que huir de la conformidad. Es decir, deben rechazar la cultura por completo. No les queda más remedio que crear una contracultura
basada en la libertad y la individualidad.»
RECONCILIARSE CON LAS MASAS
El individualismo propugnado por los «rebeldes» contraculturales, dicen los autores, no nos llevará a ninguna parte. «Si pretendemos vivir en armonía en un mundo cada vez más poblado, la insistencia en el individualismo a cualquier precio no parece un buen punto de partida», concluyen. «Parece obvio, por tanto, que en una economía cada vez más global será necesario un control gubernamental mayor, no menor.»
Si la «democracia profunda y descentralizada» que propone Naomi Klein funcionara, los gobiernos nos sobrarían. Lamentablemente para quienes propugnan el individualismo y el neo anarquismo, los problemas políticos más serios a los que nos enfrentamos en la actualidad son de acción colectiva. «La democracia descentralizada no puede solucionarlos, ya que frecuentemente los origina.»
Los movimientos antiglobalización tampoco aportan respuestas a los problemas de nuestras sociedades. «El debate mundial en torno a la globalización está inmerso en la ignorancia, la falta de formación y las motivaciones ocultas.» Recomendar la abolición del capitalismo global para acabar con casos como Enron, Tyco o World Com es como recomendar acabar con el impuesto sobre la renta porque algunos millonarios no pagan a Hacienda.
Lo que falla no es el sistema, sino las lagunas que éste contiene. En vez de protestar contra el consumo y esforzarnos por ser compradores alternativos y cool, deberíamos buscar todos los defectos de la economía de mercado y pensar creativamente en la forma de resolverlos. «La retórica antimercantilista de los
partidos de izquierda es, en el mejor de los casos, inútil, y en el peor de los casos, intelectualmente extenuante. Tendríamos que procurar perfeccionar el mercado, no abolirlo.»
Rebelarse contra la masa no sólo vende, sino que acentúa el problema. Debemos reconciliarnos con las masas, apuntan los autores, lo que no significa conformarse con todos los elementos de la sociedad industrial. Porque los fallos más obvios de la sociedad son conflictos de acción colectiva no resueltos, que no se solucionan mirando MTV, comprando las zapatillas de Adbusters o viviendo en un carísimo loft a las afueras de una metrópoli.
«A fin de cuentas, la civilización consiste en nuestra buena voluntad, en nuestra capacidad de aceptar las normas y restringir los intereses propios para favorecer las necesidades e intereses de los demás. Es profundamente entristecedor descubrir que un desafortunado compromiso con los ideales de la contracultura ha llevado a la izquierda a abandonar su filosofía política —el origen de nuestra civilización— justo en el momento de la historia en que tiene mayor importancia.»
Andrew Potter es investigador en el Centre derecherche en éthique de l´Université de Montréal. Ha publicado en The Nacional Post, Ottawa Citizen y The Wilson Quaterly, y forma parte del consejo de redacción de THIS magazine.
Joseph Heath es profesor en la Universidad de Toronto. Es autor de dos libros:
Ther Efficient Society —best seller en la revista Maclean y en Globe and Mail y seleccionado por
Globe como uno de los mejores libros de 2001y Comunicative Action and Racional Choice.
«La contracultura ha sustituido casi completamente al socialismo como la base del pensamiento político radical. Así pues, si la contracultura es un mito, entonces ha inducido a error a un gran número de gente, con incalculables consecuencias políticas.»
Asegurada la polémica tanto con los partidarios del No Logo de Naomi Klein como con sus opositores, Joseph Heath y Andrew Potter destrozan el mito que sigue dominando el pensamiento político, económico y cultural en el que se basan tanto el movimiento antiglobalización como el feminismo y el ecologismo. Estos jóvenes profesores canadienses defienden que las décadas de rebelión contracultural no sólo no han servido para nada, sino que han resultado contraproducentes para los fines que pretendían alcanzar. Nos hemos acostumbrado tanto a los ataques de la derecha contra la contracultura que cuesta imaginar cómo sería una crítica desde la izquierda.
En una narración de gran alcance en la que se mezclan la historia de la cultura pop, el manifiesto político y el análisis social, este libro se detiene en el nacimiento de la contracultura, en su espíritu contrario a las normas, en la rebelión como signo de diferenciación y el nacimiento del consumidor rebelde, en los cazatendencias, y en cómo reconciliarse con la masificación y transformar a los consumidores en ciudadanos.
Con sorprendente claridad, en Rebelarse vende se reivindica, desde la crítica
contracultural, la necesidad de preocuparse más por cuestiones de justicia y
equidad para lograr auténticos avances sociales.
Dossier de prensa del libro "Rebelarse Vende", Heath Joseph, Potter Andrew, Ed Taurus.2005
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Ratman
Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
Mi opinión es que este articulo confunde cosas: si tu,te crees alternativo y por ello consumes green day en lugar de bisbal,vans en lugar de nike,merchandansing de ramones o el che guevara en lugar de cristiano ronaldo o jonas brodher,vas al cine a ver pelis españolas o francesas en lugar de yankis y bebes la cerveza de tu comunidad en lugar de heniken, pues si,estas haciendo un mismo consumismo.
Pero si en cambio,no consumes ni green day,ni bisbal ni la polla record sino que te bajas su musica, no compras ni vans ni nike sino simplemente las que mas te gusten,en una buena relacion de calidad-precio y sin llevar el logotipo muy llamativo para no ir de publicidad andante, no compras merchandansing ni del che,ni de los ramones,ni de cristiano ronaldo...sino vas al chino de la esquina a comprar lo que necesitas, no vas al cine a ver pelis ni españolas ni yankis,sino que te las bajas directamente de tu pc, y no bebes cerveza ni de tu comunidad ni heniken, sino la mas barata, la de 0,25 E, usas el movil mas barato del mercado y en vez de 100 euros,le das 20 a tu compañia telefonica, no compras agua enbotellada porque el agua sale del grifo,ni periodicos porque la misma información puede ser visitada en internet,incluso mas y mejor, te cortas el pelo tu mismo en tu casa...Y en definitiva, pasas de marcas, ni de masas ni alternativas, sino las mas baratas,las marcas blancas y procuras cojer la ropa, el desodorante,... de tu hermano y que el haga lo mismo con lo tuyo para compartir y gastar menos pues si estariamos,dentro de los limites que nos permite el sistema, recurriendo a un anti-consumismo minimo...
Lo que quiero decir es que,si para ser anti-consumistas o anti-sistemas rebeldes, hacemos lo que nos dice el propio sistema que debemos hacer y consumir para crearnos esa imagen,pues si,somos consumistas y seguirem,os siendo esclavos del sistema,de la moda, etc...
Pero si recurrimos a una tercera via,de verdad conbatiente y k les joda pues es posible que poco a poco,realmente intentemos hacer daño....
Pero si en cambio,no consumes ni green day,ni bisbal ni la polla record sino que te bajas su musica, no compras ni vans ni nike sino simplemente las que mas te gusten,en una buena relacion de calidad-precio y sin llevar el logotipo muy llamativo para no ir de publicidad andante, no compras merchandansing ni del che,ni de los ramones,ni de cristiano ronaldo...sino vas al chino de la esquina a comprar lo que necesitas, no vas al cine a ver pelis ni españolas ni yankis,sino que te las bajas directamente de tu pc, y no bebes cerveza ni de tu comunidad ni heniken, sino la mas barata, la de 0,25 E, usas el movil mas barato del mercado y en vez de 100 euros,le das 20 a tu compañia telefonica, no compras agua enbotellada porque el agua sale del grifo,ni periodicos porque la misma información puede ser visitada en internet,incluso mas y mejor, te cortas el pelo tu mismo en tu casa...Y en definitiva, pasas de marcas, ni de masas ni alternativas, sino las mas baratas,las marcas blancas y procuras cojer la ropa, el desodorante,... de tu hermano y que el haga lo mismo con lo tuyo para compartir y gastar menos pues si estariamos,dentro de los limites que nos permite el sistema, recurriendo a un anti-consumismo minimo...
Lo que quiero decir es que,si para ser anti-consumistas o anti-sistemas rebeldes, hacemos lo que nos dice el propio sistema que debemos hacer y consumir para crearnos esa imagen,pues si,somos consumistas y seguirem,os siendo esclavos del sistema,de la moda, etc...
Pero si recurrimos a una tercera via,de verdad conbatiente y k les joda pues es posible que poco a poco,realmente intentemos hacer daño....
Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
Confeso que no he leído el post entero, pero la postura de este texto es una de las estrategias más pobres que existen (pero más eficaces). Y es que creen que cualquier persona persigue ser algo, algo creado por la sociedad, en este caso "un alternativo", ¿qué coño es eso? no lo saben ni ellos. Creerán que la gente se cree anti-consumista por comprar productos poco corrientes. Confunden el tocino con la velocidad, y lo peor es que lo hacen a propósito.
Plasman una visión, una opinión, que quieren que la masa social tenga de los movimientos contrarios al consumismo. Y no hay más. Pura manipulación. Para ellos, todo comportamiento encaja dentro de una moda, y por tanto todo es consumo, y a la fuerza todos estamos dentro del sistema al mismo nivel. No hay grados, aquí entramos todos. Pobre de aquél que haga caso a una sola palabra de lo que digan estos.
El anti-consumismo empieza por una actitud, y no por una estética, como estos palurdos intentan hacer creer. Y es cierto que hay muchos jóvenes de estética anti-consumista, antiglobalización, izquierdosa, hippie, punk... que solo es eso, estética. No tienen el menor criterio y se la suda todo porque la Visa está detrás. "ey, no me preguntes qué pienso, mi ropa te lo dice". En estos especímenes se basan los autores del texto para meter intencionadamente a todos en el mismo saco. Son pura bazofia.
Plasman una visión, una opinión, que quieren que la masa social tenga de los movimientos contrarios al consumismo. Y no hay más. Pura manipulación. Para ellos, todo comportamiento encaja dentro de una moda, y por tanto todo es consumo, y a la fuerza todos estamos dentro del sistema al mismo nivel. No hay grados, aquí entramos todos. Pobre de aquél que haga caso a una sola palabra de lo que digan estos.
El anti-consumismo empieza por una actitud, y no por una estética, como estos palurdos intentan hacer creer. Y es cierto que hay muchos jóvenes de estética anti-consumista, antiglobalización, izquierdosa, hippie, punk... que solo es eso, estética. No tienen el menor criterio y se la suda todo porque la Visa está detrás. "ey, no me preguntes qué pienso, mi ropa te lo dice". En estos especímenes se basan los autores del texto para meter intencionadamente a todos en el mismo saco. Son pura bazofia.
- Peterpan
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Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
Yo lo veo el típico artículo del listillo teórico de salón, que le gusta hablar y hablar y hablar.... Este es uno de los autores de Rebelarse Vende
http://es.wikipedia.org/wiki/Rebelarse_vende
Lo que dice no es nada que no se sepa y no es el primero que habla del tema. Supongo que ahora irán de iluminados que han descubierto el agujero del mate y que tienen que ir predicándolo por doquier. Yo críticas mucho más serias las he leído en el filósofo Post-Moderno Gilles Lipowesky y otros pensadores post-modernos que son los que crearon este discurso como crítica de lo que supuso los 60' y 70' (mayo 68')
Para mi la contracultura es un pasatiempo y no algo revolucionario. Si se quiere cambiar las cosas solo hay una manera. Organizarse y luchar... podemos discutir cómo nos organizamos y cómo luchamos en nuestro tiempo. Yo no soy muy partidario de los boikots en general y tampoco la militancia anti consumo que no vaya más de lo ético personal o lo cultural. Este tipo de estrategias se inventaron en los 60' y al principio tuvo su impacto en la economía, pero los que reconvirtieron el capitalismo fueron muchas de estas personas que militaban en la contracultura. De ellos heredamos el consumismo hedonista... me hace gracia que metan en el mismo saco a No Logo cuando justamente lo que hace denunciar de forma más eficiente lo que cuestiona estos autores, aparte que Naomi Klein ha apostado por las vías más Autónomas y Revolucionarias... Como por ejemplo su apoyo a la Fábrica Autogestionada Zanón y el trabajo la Toma que habla justamente de este asunto.
Seguramente el éxito de Naomi Klein le ha dado tanta pasta que se ha subido al dollard, pero creo que No Logo al menos aporta alternativas y no al pesimismo y desmovilización de Rebelarse Vende
http://es.wikipedia.org/wiki/Rebelarse_vende
Lo que dice no es nada que no se sepa y no es el primero que habla del tema. Supongo que ahora irán de iluminados que han descubierto el agujero del mate y que tienen que ir predicándolo por doquier. Yo críticas mucho más serias las he leído en el filósofo Post-Moderno Gilles Lipowesky y otros pensadores post-modernos que son los que crearon este discurso como crítica de lo que supuso los 60' y 70' (mayo 68')
Para mi la contracultura es un pasatiempo y no algo revolucionario. Si se quiere cambiar las cosas solo hay una manera. Organizarse y luchar... podemos discutir cómo nos organizamos y cómo luchamos en nuestro tiempo. Yo no soy muy partidario de los boikots en general y tampoco la militancia anti consumo que no vaya más de lo ético personal o lo cultural. Este tipo de estrategias se inventaron en los 60' y al principio tuvo su impacto en la economía, pero los que reconvirtieron el capitalismo fueron muchas de estas personas que militaban en la contracultura. De ellos heredamos el consumismo hedonista... me hace gracia que metan en el mismo saco a No Logo cuando justamente lo que hace denunciar de forma más eficiente lo que cuestiona estos autores, aparte que Naomi Klein ha apostado por las vías más Autónomas y Revolucionarias... Como por ejemplo su apoyo a la Fábrica Autogestionada Zanón y el trabajo la Toma que habla justamente de este asunto.
Seguramente el éxito de Naomi Klein le ha dado tanta pasta que se ha subido al dollard, pero creo que No Logo al menos aporta alternativas y no al pesimismo y desmovilización de Rebelarse Vende

«Come, join in the only battle wherein no man can fail,
where whoso fadeth and dieth, yet his deed shall still prevail»
by William Morris, The day is coming (Chants for socialists)
Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
Exacto. Este texto es un texto perfectamente funcionalista, o lo que es lo mismo: "no pienses, acepta el sistema".
Lo que pretende este texto con su explicación del anti-consumismo es ni más ni menos que estereotipar a la gente, y con eso conseguir que la gente cuando vea una estética lo asocie con esta estereotipación (esta palabra no existe, pero se entiende). Con ello no hace falta que pensemos que nos puede deparar esa persona, si no que simplemente con un vistazo... Pues ya sabemos lo que piensa...
Subscribo absolutamente TODO lo que habéis dicho.
Pero si que tengo que decir que el texto tiene razón en cuanto a esa gente que consume una moda (una tribu urbana X). Estoy de acuerdo en que esto no es más que capitalismo. Lo único que haces es hacerle la vida más fácil al sistema.
Lo quiera o no vivo aquí y ahora. Lo quiera o no consumir voy a consumir. Entonces... intentaré consumir lo menos posible. No como estos memos que dicen... marcas cool.
Lo que pretende este texto con su explicación del anti-consumismo es ni más ni menos que estereotipar a la gente, y con eso conseguir que la gente cuando vea una estética lo asocie con esta estereotipación (esta palabra no existe, pero se entiende). Con ello no hace falta que pensemos que nos puede deparar esa persona, si no que simplemente con un vistazo... Pues ya sabemos lo que piensa...
Subscribo absolutamente TODO lo que habéis dicho.
Pero si que tengo que decir que el texto tiene razón en cuanto a esa gente que consume una moda (una tribu urbana X). Estoy de acuerdo en que esto no es más que capitalismo. Lo único que haces es hacerle la vida más fácil al sistema.
Lo quiera o no vivo aquí y ahora. Lo quiera o no consumir voy a consumir. Entonces... intentaré consumir lo menos posible. No como estos memos que dicen... marcas cool.
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- salvoechea
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Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
La denuncia inicial que hacen los tipos de "la contracultura transguesora", vale, a mi los Hippis me parecen hijos de una sociedad opulenta, que no promueven ningún cambio real y en general las subculturas juveniles, más temprano que tarde son fagocitadas por el sistema, cuando no lo alimentan directamente. Pero la segunda parte en la que habla de gobalización y los fallos de las democracias descentralizadas, canta mucho.Al fin y al cabo, afirman Heath y Potter, el individualismo que promueve la contracultura es la llama que alimenta al capitalismo: si a todos nos diera lo mismo ser igual que el vecino, nadie se esforzaría por distinguirse de la masa a través de los bienes que compra.
En el fondo creo que no hemos captado el verdadero mensaje de estos tipos, sino fijaros bien en la frase en negrita, estos tios son maoistas
Não sou nada.
Nunca serei nada.
Não posso querer ser nada.
À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.
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De cerca, nadie es normal
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- Contumacia
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Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
buf, me tocó leerme parte de este libro para una asignatura sobre Movimientos Sociales y era bastante asqueroso, lo cierto es que hasta me puse de mala ostia leyéndolo. Ahora no recuerdo qué fue lo que más asco me dio, ya lo buscaré
Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
salvoechea escribió:
En el fondo creo que no hemos captado el verdadero mensaje de estos tipos, sino fijaros bien en la frase en negrita, estos tios son maoistas
Que razón tienes, menuda bolchequitada.si a todos nos diera lo mismo ser igual que el vecino, nadie se esforzaría por distinguirse de la masa a través de los bienes que compra.
- Yo me distingo de mis vecinos, no por lo que compro, sino por lo que no compro, que es muy diferente.
- Pero en algo si que tiene razón el articulo: hay mucha pose en esto de la contracultura, pero en el fondo poca gente está dispuesta a salirse realmente de la vorágine del sistema que todo lo engulle.
La pluma sin la espada no sirve para nada
Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
Hombre, el sistema te deja abandonar tu ordenador, salir de casa sin dinero y andar hasta que te canses. Cuando tengas hambre te procuras comida, bebes si tienes sed y cuando tengas sueño duermes en el lugar elegido. Por ejemplo. Y te lo digo desde el ordenador y con dinero en la cartera. Pero creerse el más antisistema dentro de lo posible le hace poco bien a tu "antisistemismo" potencial.Ratman escribió:Mi opinión es que este articulo confunde cosas: si tu,te crees alternativo y por ello consumes green day en lugar de bisbal,vans en lugar de nike,merchandansing de ramones o el che guevara en lugar de cristiano ronaldo o jonas brodher,vas al cine a ver pelis españolas o francesas en lugar de yankis y bebes la cerveza de tu comunidad en lugar de heniken, pues si,estas haciendo un mismo consumismo.
Pero si en cambio,no consumes ni green day,ni bisbal ni la polla record sino que te bajas su musica, no compras ni vans ni nike sino simplemente las que mas te gusten,en una buena relacion de calidad-precio y sin llevar el logotipo muy llamativo para no ir de publicidad andante, no compras merchandansing ni del che,ni de los ramones,ni de cristiano ronaldo...sino vas al chino de la esquina a comprar lo que necesitas, no vas al cine a ver pelis ni españolas ni yankis,sino que te las bajas directamente de tu pc, y no bebes cerveza ni de tu comunidad ni heniken, sino la mas barata, la de 0,25 E, usas el movil mas barato del mercado y en vez de 100 euros,le das 20 a tu compañia telefonica, no compras agua enbotellada porque el agua sale del grifo,ni periodicos porque la misma información puede ser visitada en internet,incluso mas y mejor, te cortas el pelo tu mismo en tu casa...Y en definitiva, pasas de marcas, ni de masas ni alternativas, sino las mas baratas,las marcas blancas y procuras cojer la ropa, el desodorante,... de tu hermano y que el haga lo mismo con lo tuyo para compartir y gastar menos pues si estariamos,dentro de los limites que nos permite el sistema, recurriendo a un anti-consumismo minimo...
Lo que quiero decir es que,si para ser anti-consumistas o anti-sistemas rebeldes, hacemos lo que nos dice el propio sistema que debemos hacer y consumir para crearnos esa imagen,pues si,somos consumistas y seguirem,os siendo esclavos del sistema,de la moda, etc...
Pero si recurrimos a una tercera via,de verdad conbatiente y k les joda pues es posible que poco a poco,realmente intentemos hacer daño....
Un saludo.
"Gobierna mejor quien gobierna menos."
"Si el Tao reinara en el mundo, el pueblo, sin gobierno, por sí mismo se ordenaría con equidad."
"La montaña no se ríe del río por estar abajo, tampoco el río se ríe de la montaña porque no puede desplazarse."
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-
Ratman
Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
...Hombre,es inegable que de una manera u otra,colaboramos en mayor o menor medida con el consumismo...La cuestion es intentar llevar este a los minimos posibles...
Llevamos ropas vendida por algun empresario capitalista,comemos comida comprada a alguna empresa capitalista, tenemos un pc hecho por alguna empresa capitalista....
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Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
No quiero ofender a nadie, pero creo que esa estrategia ya fracasó en los 60'. Con ello no quiero decir que no sea ético, y que yo personalmente miro de ser lo más austero posible, no para derrotar al capital, sino para atarme lo menos posible y ser más libre. Por ello, quiero que se entienda que cuestiono su viabilidad estratégica. Lamentablemente solo habrá un cambio real en cuando la mayoría de la sociedad se organice para cambiar las cosas de raíz y por ello, yo creo prioritario a cualquier de este tipo de estrategias. Que repito que yo en gran medida las utilizo por los motivos que he expuesto. Aquí lo jodido es saber cómo motivar a la gente para que salga del carro del hiperconsumismo y empiecen a crear alternativas libres....

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- chief salamander
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Re: Para pensar: la estafa del anti-consumismo.¿Que pensais?
En general, coincido con Peterpan.
La crítica al alternativismo parece algo a tener en cuenta, pero luego te cascan ahí lo de
Es que los gobiernos sí nos sobran, señora. O debemos aspirar a que sobren y caigan como costras secas. ¿Y de dónde se sacan que, aunque se usen fetiches como McDonalds o los amiguitos de Bush, no haya una crítica global al capitalismo desde las posturas "antiglobalización"?
Joder, parece que esté pegado con cinta aislante a unas críticas más o menos sensatas que se encontraron por ahí.
La crítica al alternativismo parece algo a tener en cuenta, pero luego te cascan ahí lo de
que se lo sacan de la mismísima gorra y pierden mucha, pero que mucha credibilidad."Si la «democracia profunda y descentralizada» que propone Naomi Klein funcionara, los gobiernos nos sobrarían. Lamentablemente para quienes propugnan el individualismo y el neo anarquismo, los problemas políticos más serios a los que nos enfrentamos en la actualidad son de acción colectiva. «La democracia descentralizada no puede solucionarlos, ya que frecuentemente los origina.»
Los movimientos antiglobalización tampoco aportan respuestas a los problemas de nuestras sociedades. «El debate mundial en torno a la globalización está inmerso en la ignorancia, la falta de formación y las motivaciones ocultas.» Recomendar la abolición del capitalismo global para acabar con casos como Enron, Tyco o World Com es como recomendar acabar con el impuesto sobre la renta porque algunos millonarios no pagan a Hacienda.
Es que los gobiernos sí nos sobran, señora. O debemos aspirar a que sobren y caigan como costras secas. ¿Y de dónde se sacan que, aunque se usen fetiches como McDonalds o los amiguitos de Bush, no haya una crítica global al capitalismo desde las posturas "antiglobalización"?
Joder, parece que esté pegado con cinta aislante a unas críticas más o menos sensatas que se encontraron por ahí.
a "faji tisztátalanság" határozottan jótékony hatású...
decididamente, la "impureza racial" tiene un efecto benéfico...
(bartók 1942)
decididamente, la "impureza racial" tiene un efecto benéfico...
(bartók 1942)