Amistad y revolución

Para el debate en torno a la higiene ética en el comportamiento anarquista, y la ética y moral del Anarquismo. Filosofías de vida, cuestiones morales, vida sana, etc.
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noizarte
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Amistad y revolución

Mensaje por noizarte » 06 Feb 2007, 13:46

Amistad y revolución - naufrago de Itaca

Tod@s queremos lo mejor para nuestros seres queridos, que no se contamine el medio ambiente y que haya menos pobreza. De esa totalidad, una buena parte se identifica a sí mism@s como revolucionarios y por ende con las tradiciones de izquierda que poblaron el siglo XX tanto de páginas de gloria como de manchas de sangre. A despecho de las visiones mecánicas y milenarias de la historia, las experiencias y el conocimiento que se deriva de ellas no se acumulan por sí mismas en ningún lugar, así que quienes nos identificamos con el activismo revolucionario cargamos con un equipaje de buenas intenciones envuelto en sábanas sucias. Hay quien desea el cambio pero se resiste a ser identificado con la revolución si esto lo ubica en el árbol genealógico de Castro, Pol pot, el presidente Gonzalo o Mao. No sólo por una cuestión semántica los zapatistas se identifican como “rebeldes” y no como “revolucionarios”, una palabra hoy tan vaciada de contenido que puede significar cualquier cosa. Alguno afirmó la imposibilidad de la poesía después de Auschwitz, nosotros cuestionamos la posibilidad de la “revolución” (en mayúsculas y singular) después de Stalin. Roque Dalton nos lo recuerda con su silencio.
Casi tod@s queremos un cambio. Las miserias de la vida cotidiana son insoportables y lo humano precisamente se evidencia por su capacidad de decir “No” e identificarse con el dolor de otr@s. Pero la visión revolucionaria alimentada por la modernidad y el culto a la razón ha evidenciado sus costuras, incluso en la incapacidad de relacionarse con el hombre real y tangible, ese de carne y hueso. Las ideologías, de izquierda y derecha, por lo general se enfocan en el hombre-económico y en el hombre-racional, obviando el torbellino de pasiones y contradicciones que habitan en los corazones. Cualquiera de ellas intenta imponer una conciencia homogeneizadora haciendo tabla rasa con la propia historia de cada uno de los individuos, el cúmulo de experiencias que han modelado su personalidad y subjetividad.
Cualquiera que haya merodeado un poco dentro de los círculos “revolucionarios” –incluso dentro de los anarquistas- se habrá percatado de las sigilosas conspiraciones interpersonales, sus feroces luchas intestinas y su imposibilidad para la amistad. Paradójicamente l@s amig@s de bar, trabajo o universidad son más incondicionales que los afectos fraguados tras las barricadas. Quienes encarnan al “hombre nuevo” están más ganados a retarse en duelos de reproches que los terrenales, para quienes la amistad significa más zurcir afecto entre las mutuas imperfecciones que apegarse a un guión escrito por la Historia.

Albert Camus tiene una sugerente elaboración al respecto. El escritor sostiene que lo que existe en ambientes de izquierda es la camaradería de las cosas, “la amistad en general, la amistad con todos, que supone, cuando debe asegurarse, la denuncia de cada uno. Quien ama a su amiga o a su amigo le ama en el presente y la revolución no quiere amar sino a un hombre que no existe todavía. Amar es, en cierta manera, matar al hombre perfecto que debe nacer con la revolución. En efecto, para que viva un día hay que preferirle a todo desde ahora.” Para un revolucionario promedio, la compañía está mediada por la fidelidad del otro a la liturgia partidista. Los afectos y preferencias de un militante están condicionados por el espíritu de secta y las anteojeras ideológicas, reduciendo a sus pares a su propio esquema de pensamiento, a la distancia de los valores que ha escogido para sí y, unilateralmente, para los demás. Cuando escuchamos a un militante decir “no leo las novelas de Vargas Llosa porque es un reaccionario de derecha” sabemos que su literatura de cabecera no tiene que ver con la calidad de los propios textos.

Esta simbiosis entre los ámbitos público y privado llevada al extremo ideologiza todo lo que toca y justifica el exterminio –simbólico o real- de los herejes. Las separaciones más traumáticas provienen de quienes han recorrido junt@s el camino militante y difieren en algún recodo. La pugna entre ambos, la lid por la ortodoxia, llega a consumir más energía que la enfocada en pelear a quienes perciben como enemigo común.
La imposibilidad de la amistad es directamente proporcional a la distancia del poder, ese que permita en cualquier escala poner en práctica lo que el revolucionario tenga en su cabeza como atajo al paraíso. Las revoluciones del siglo XX y sus remedos del presente son ricas en depuraciones, gulags, delaciones y homicidios. Pocos recuerdan que Trostky, inmortalizado como mártir, fue tanto el creador del Ejército Rojo como de sus checas de tortura, cuyo pulso no tembló cuando ordenó personalmente la masacre de los marinos de Kronstand. No es que la revolución devore a sus hijos, sino que ha continuado el viaje a través de los rieles de su propia lógica. El recorrido humano dentro del bosque de la ideología es un viaje solitario, y el militante -por lo menos el hijo de la modernidad-, se debe a ella tanto como el cristiano renacentista a la idea del ser superior. La revolución es un panóptico que instrumentaliza las relaciones de sus fieles bajo la idea de que el fin, la comunión de los redimidos del futuro, justifica cualquier medio. Es por ello que las amistades del revolucionario son circunstanciales y narcisistas: buscan en el otro lo que pretenden tener en sí mism@s.

Deseamos una sociedad diferente pero reivindicamos el derecho a disentir sin que tengamos que ser chantajeados por ello. Debemos repensar las maneras de concebir el cambio social abandonando la racionalidad militarista que caracterizó a las revoluciones del pasado –y lamentablemente, sus extensiones del presente-, y su concreción individual: el soldado-militante, para quienes los civiles –los no tocados por la gracia divina de la ideología- son meros accesorios de sus fines. La vida es compleja y las personas también lo somos, y esto es, afortunadamente, inaprensible por un solo esquema de pensamiento. “La amistad es la ciencia de los hombres libres” ha dicho Camus. Libres también, agregamos, del reduccionismo racionalista de las ideologías.

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yoSkAn
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Mensaje por yoSkAn » 06 Feb 2007, 15:04

cuántas veces echo en falta un icono de aplausos :)
Tanto gilipollas y tan pocas balas.

¿Y qué pasa si el cambio climático es un engaño y estamos creando un mundo mejor para nada?

http://www.mundolibertario.org/milicia-cebolla/

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MAS RÒNEK
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Mensaje por MAS RÒNEK » 06 Feb 2007, 17:47

____l * l____


¿Qué te parece este?
"La mejor forma de cultivar el internacionalismo es avanzar el proceso revolucionario social allá donde haya condiciones para ello."

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yoSkAn
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Mensaje por yoSkAn » 06 Feb 2007, 18:05

cuaaaaal
Tanto gilipollas y tan pocas balas.

¿Y qué pasa si el cambio climático es un engaño y estamos creando un mundo mejor para nada?

http://www.mundolibertario.org/milicia-cebolla/

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La Hermandad de Dadá
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Mensaje por La Hermandad de Dadá » 06 Feb 2007, 18:15

Aplausos y desvarío para to'os y to'as. No pelearse, no pelearse:

http://www.youtube.com/watch?v=Ston8JpgAjA

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Alquimista loco
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Mensaje por Alquimista loco » 06 Feb 2007, 23:06

Muy bueno, aunque las citas de Camus me den dentera.

Todas las sectas (adoren a un Dios tradicional o a un Santo Advenimiento Revolucionario) ven en el amigo un peligro para el adepto.


Imagen Imagen Imagen Imagen

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ananá
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Mensaje por ananá » 07 Feb 2007, 06:02

muy buen texto! :)

pasa que los más "libres" terminan siendo igual de oprimidos, mentalmente, por sus propias ideologías. por eso pienso que eso es muy vago, atarse a una determinada cosa, ser "....ista" empedernido..es hasta peligroso, dañino.

si se pensaran las revoluciones (aunque no sé si llamarlo así porque me suena a violento también) como movidas por el amor a la humanidad, a la verdad, a la unidad, a la naturaleza..llamalo como quieras..sería muy diferente, pero lleva demasiado trabajo desnudarse de esa manera. seguimos tendiendo a la destrucción, al prejuicio, a los límites de todo tipo.
~la perseguidora?

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Makhnovist
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Mensaje por Makhnovist » 14 Feb 2007, 17:25

no estoy del todo de acuerdo con el texto, es una generalidad que no siempre es cierta.

aprovecho para mandar una abrazo desde aqui a todos mis Amigos en especial a los que tambien son Compañeros, no por ser mejores que los demas sino porque me permiten afirmar con cierto orgullo que no siempre hay luchas intestinas, no siempre se mide al compañero por sus ideas, no siempre se funciona como hace un siglo.

Salud!

( A )

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