¿Es el anarquismo relativista moral?

Para el debate en torno a la higiene ética en el comportamiento anarquista, y la ética y moral del Anarquismo. Filosofías de vida, cuestiones morales, vida sana, etc.
diengo!
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por diengo! » 31 Ene 2009, 15:04

Cita bibliografía o referencias. Las que puedo citarte yo demuestran que:

-Siempre que la economía lo permite, se alimenta a personas improductivas (ancianos y niños), que se consiente la pereza (y no voy a defenderlo ni a atacarlo, simplemente así es), que las formas de control son menores (aún en las sociedades más jerárquicas) por pura falta de medios.
El problema es que os creéis que la economía lo suele permitir, y normalmente en una economía simple suele suceder todo lo contrario y hay que racionalizar. Hay jerarquías, diferencias de estatus, de género, y, por lo tanto, hay violencia justificada. Un gran ejemplo es cualquier sociedad con una racionalización de castas.

2.- Principio de autodefensa y revancha: Puedes perjudicar a otros para anticiparte al perjuicio con que ellos te amenazan, o en respuesta a un perjuicio que ellos ya te han causado.
4.- Los fuertes han de tener consideración por los débiles

Se tiene consideración desde la violencia que impone el estatus, marcada por la sociedad, por lo cual la consideración objetiva natural de la que hablas se mueve dentro de un marco impuesto por una sociedad, que puede ser como la de los bosquimanos o como se ha demostrado por las miles de sociedades que existen en nuestro planeta, no. De la misma manera la violencia legitimada no se puede contestar desde la ilegitimidad social, dado que si esto se practica, ese individuo morirá. Por lo tanto el principio de autodefensa y revancha se practica desde la legitimidad social, dentro de la autonomía que esta te deja, que puede ser como la de los bosquimanos, o no.


No me tienes que demostrar que hay pueblos que actúan con menor violencia que otros, eso ya lo sé yo, me tienes que demostrar que se cumplen unos principios morales objetivos y connaturales.


diengo! escribió:
el bien absoluto (colectividad y apoyo mutuo máximo) o el mal absoluto (individualismo extremo) y por lo tanto las causas morales no absolutas no pueden ser tratadas desde principios morales absolutos


Un ermitaño puede ser individualista extremo y no resultarme malo, no identifico el mal absoluto con el individualismo, no confundas lo que he dicho, ¿de acuerdo? Tampoco he identificado la colectividad necesariamente con el bien absoluto (de hecho he afirmado que éste no existía), creo que te estás liando.
Tienes toda la razón, me he extralimitado.

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Fionn Mac Cumhaill
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 31 Ene 2009, 22:01

Lo primero, es que si la economía no lo permite, no tengo ningún problema en aplicar recortes. Antaño no se hizo (se cambió el sistema de subsistencia para poder seguir aumentando la población), y mira a dónde nos ha llevado. El problema, quizá, es el valor que requiere la tarea de ser justo.

«Ni el más valiente de nosotros tiene rara vez la valentía de admitir lo que en definitiva sabe.» (Friedrich W. Nietzsche).

Por supuesto, yo hablo de legitimación social, porque para mí, una sociedad ideal, está legitimizada a hacer lo que considere conveniente. No voy a mirarlo desde fuera, porque sencillamente, no se puede. Yo me opongo a los principios de esta sociedad, pero no por ser principios, sino por ser los de esta sociedad.

Yo no tengo a día de hoy ningún derecho a decidir quién debe vivir y quién morir en esa sociedad, porque no vivo en ella. Pero en el momento en que me afecte, lo tendré, tanto si estoy en la lista de quienes deben morir (o abandonar la sociedad), como si no.
No me tienes que demostrar que hay pueblos que actúan con menor violencia que otros, eso ya lo sé yo, me tienes que demostrar que se cumplen unos principios morales objetivos y connaturales.
Hombre, creo que con el único que podemos tener problema es con el cuarto principio, puesto que el segundo principio, es más que obvio que es connatural al ser humano. Un ser humano, sin que nadie se lo prohíba de forma eficiente, tiende a perjudicar a quien le perjudica o a quien pretende hacerlo. Esos principios no pretenden ser esbozados como modelo a seguir en un futuro, sino como tendencias innatas que debemos asumir y potenciar.
Oponernos a ellos es una locura, puesto que sentimos el deseo de obedecerlos como animales humanos.
El tiempo se hunde en decadencia
como una vela consumida,
y a las montañas y bosques
les llega el día, les llega el día;
pero tú, amable turbamulta antigua
de los estados del ánimo nacidos del fuego,
tú no desapareces.


W. B. Yeats, 1893

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Yameche
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Yameche » 15 Feb 2009, 15:30

Entonces, una pregunta. Según tú, ahora mismo, el Estado o una empresa o cualquiera que diga que estamos destruyendo España tiene el derecho o, mejor, el deber de matarnos a todos los que discernimos con este sistema?

Y en cuanto a:
"2.- Principio de autodefensa y revancha: Puedes perjudicar a otros para anticiparte al perjuicio con que ellos te amenazan, o en respuesta a un perjuicio que ellos ya te han causado."
No hay ningún ser vivo, creo, que, después de que algún individuo del grupo le haya "vencido", vaya al día siguiente y le mate...
Última edición por Yameche el 15 Feb 2009, 21:13, editado 1 vez en total.

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Fionn Mac Cumhaill
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 15 Feb 2009, 16:29

Según tú, ahora mismo, el Estado o una empresa o cualquiera que diga que estamos destruyendo España tiene el derecho o, mejor, el deber de matarnos a todos los que discernimos con este sistema?
¿Si te dijera que no eso cambiaría las cosas? El Estado ha de actuar en su propio beneficio, y nosotros en el nuestro. El Estado nos incordia, tenemos que quitarlo del medio. El Estado hará lo mismo si puede con nosotros.

¿Acaso eres idealista o algo?
No hay ningún ser vivo, creo, que, después de que algún individuo del grupo le haya "vencido", vaya al día siguiente y le mate...

Ah, y creo que con la física cuántica quedó claro que no hay una realidad objetiva y separada del individuo.
Sobre lo primero que dices, tienes razón en los animales no-humanos, y en los humanos cuando el enfrentamiento es público o tiene como objetivo demostrar la virilidad o la valía. Pero si te atacan, para explotarte, o aprovecharse de ti, o para invadirte, ¿no te parece obvia la diferencia?

Creo que no has entendido una palabra de lo que he escrito.

Por cierto, no sé qué entiendes tú por física cuántica, cuéntamelo (porque igual te has visto algunos documentales y leído algunos textos "new age", y de eso me estás hablando), porque lo que yo vengo a decir es que estamos limitados por la percepción que tenemos de las cosas y que esa percepción no es la realidad, sino exclusivamente la forma en que la intepretamos.
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Yameche
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Yameche » 15 Feb 2009, 21:12

¿Si te dijera que no eso cambiaría las cosas? El Estado ha de actuar en su propio beneficio, y nosotros en el nuestro. El Estado nos incordia, tenemos que quitarlo del medio. El Estado hará lo mismo si puede con nosotros.
Perdón, me he explicado mal. Me refería a que si tu no harías nada si algun "normal" viniera a eliminarte, siguiendo lo que has dicho anteriormente:
Piensa como especie, como grupo. El elemento que causa discordia, debe ser siempre eliminado
porque lo que yo vengo a decir es que estamos limitados por la percepción que tenemos de las cosas y que esa percepción no es la realidad, sino exclusivamente la forma en que la intepretamos.
Vale, perfecto, estoy de acuerdo parcialmente (no creo en una realidad objetiva), pero siguiendo eso no podemos hablar de una sóla interpretación de la realidad, por lo que puede haber diferentes morales, no solo una.

Espero haberme explicado mejor esta vez.

P.D.: Tienes razón lo de la física cuántica no pinta nada ahí.

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Fionn Mac Cumhaill
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Fionn Mac Cumhaill » 15 Feb 2009, 23:50

Perdón, me he explicado mal. Me refería a que si tu no harías nada si algun "normal" viniera a eliminarte
Al contrario, me defendería. Es cuestión fundamental sobrevivir siempre.
puede haber diferentes morales, no solo una.
Está claro. Pero a ver si me entiendes: yo hago caso a mi sistema moral, no puedo relativizar, porque eso iría en detrimento de mi determinación a la hora de llevar a cabo un acto en concreto. Lo mismo aconsejo a los demás: obedecéos sólo a vosotros mismos, pero obedecéos a vosotros mismos.
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por p » 13 Mar 2009, 06:09

Pienso que el anarquismo es absolutista moral. Mas claro que el agua:

NO USAR LA AUTORIDAD, por principio, como fin.

Y, para ejercer y defender ése principio moral básico es necesario USAR LA AUTORIDAD.

(Ejemplo: punto2º de los puntos esos que habéis puesto, la AUTODEFENSA)

Decir que ésto es una contradicción o que legitima el relativismo moral no són mas que pajas mentales.

PARA DEFENDER EL PRINCIPIO UNIVERSAL DE QUE "QUEREMOS UNA SOCIEDAD SIN AUTORIDAD", PARA DEFENDERLA, Y MANTENERLA, HAY QUE USAR LA AUTORIDAD.

Parece contradictorio, pero no, es muy sencillo, lógico, muy fácil de entender:

LA AUTODEFENSA NO ES AUTORIDAD, es integridad, tener cabeza que se dice, no ser un/a gilipollas...

Si te has ganado algo, defiéndelo, si te has ganado un espacio, una comunidad sin autoridad, -porque crees que esto es un principio universal y que todo el mundo* deberia sostenerse bajo ése principio- no dejes que te lo quiten "porque estarías ejerciendo autoridad". Éso es una tonteria, y todxs lo vemos, discutirlo es imbécil.



*"Todo el mundo" seria "tu gente". Mi mundo no són los habitantes de la otra punta del planeta, mi mundo son los míos, mi gente.

Aplicando ésto al tema de la policia ésta científica o algo así que planteaba Chinasky, decir que, mas que hacer política-ficción, yo, sencillamente me posiciono a favor de que si tu construyes tu realidad social y la defiendes, defiendes tus ideas aplicadas de NO-AUTORIDAD, por encima de todo, no cabe la mera existencia del violador, del ladrón, del que hace el "mal". Sencillamente no existe. ¿Porque preguntarse por ellos? ¿Qué haríamos con los violadores/asesinos en una sociedad libertaria? Si los encontramos nos vengaríamos, supongo, y si no, nos olvidaríamos de que fulanx ha sido violadx y menganx asesinado y que no vuelva a pasar... Si descubrimos al enfermo mental que lo ha hecho, si tenemos los medios lo curamos, si no, lo "eliminamos". (matar o expulsar de la comunidad... aunque si lo expulsas necesitas guardianes/policias.... pa que no vuelva a entrar...) (jajaja, esto de la política-ficción es la hostia... no vale para nada...) No se concibe la existencia del "mal": si apareciera o se elimina o se reconduce. (Se le educa, o se le cura/trata médicamente).


No sé, muchas de éstas afirmaciones pueden parecer fuertes, pero es que es así, no verlo es súmamente hipócrita, es engañarse unx mismx.

Ahora quiero intentar abrir una nueva veta en el debate, que pienso, a algunxs que me conozco les picará... una pregunta:

¿ LA NATURALEZA ES EL BIEN ?

Así, como objetivo moral universal, ¿ el anarquismo iguala su VERDAD de NO-AUTORIDAD a "RETORNO A UN ESTADO SALVAJE DEL ANIMAL HUMANO PARA ACERCARSE AL BIEN" ?

OTRA:

¿EL BIENESTAR DE LA COMUNIDAD/ESPECIE/GRUPO VA DELANTE DEL BIENESTAR DEL INDIVIDUO?

Si la verdad universal a ésta última pregunta és si, veamos:

- el disidente se eliminarà, siempre, por norma, como mecanismo de AUTODEFENSA.
Disidente puede ser un disminuido físico/mental, un disidente moral/político, una persona que por accidente* ha matado, por ejemplo, etc.

*Accidente: una pelea que ha terminado en muerte, y la pelea ha sido por cortejar a la hembra, por ejemplo.

Sobre lo del disminuido mental/físico y el hecho de que sea reconocido como VERDAD que la NATURALEZA ES EL BIEN y que EL INTERÉS DE GRUPO/ESPECIE/COMUNIDAD SE ANTEPONE AL DE INIVIDUO:

El proyecto de VERDAD de "La vuelta a la naturaleza" imposibilita que mi amigo*, que nació con una enfermedad determinada, hoy, viva, imposibilita que ése individuo viviera hoy. (Por todo lo que implica contra-Naturaleza todo lo relacionado con medicamentos químicos, cirugía, prótesis internas y elementos externos introducidos en el cuerpo, etc, etc,etc. )

*Mi amigo es cualquier disminuido físico/mental. (Pienso que tendría mas trabas el disminuido físico -tan ayudado hoy por la tecnologia,contraria a la naturaleza- y el disminuido mental seria peligroso cuando ejerciera sin raciocinio su autoridad y desetabilizara la normalidad "LIBRE (=SIN AUTORIDAD)" que se ha creado, con lo que se procederia a su "eliminación" (o se crearían alguna especie de centros especiales/cárceles)

Nuestro sesgo en ésta "VERDAD" de "VOLVER A LA NATURALEZA ES BUENO" es claro, y tremendamente injusto. Ahora, seguro que en ésa comunidad no habría "AUTORIDAD" ¡claro que no! Si creamos sociedad y somos intolerantes a la disidencia, nuestra sociedad sin autoridad perdurará, si no, estamos repitiendo esquemas, nosotros no podríamos plantear un mundo mejor montado que el actual SI TOLERAMOS LA DISIDENCIA.

Un poco la selección natural. Lo que sobra se desecha, se elimina. Asi se conserva la "LIBERTAD".

Podemos ver ahora, como ésa libertad es tremendamente injusta... para algunxs.

¿QUIEN SE ADIERE A ELLA? ¿Quien está a nuestro lado?

LOS EXTREMOS SE JUNTAN.

DÁ QUE PENSAR...



¿Tenemos realmente algo que aportar a la sociedad como "movimiento"? El anarquismo ¿aporta algo nuevo? ¿és esto? Si no hay nada nuevo, dejemos de existir, que deje ya de existir el cadáver de un ideal que ya se ha desintegrado...

Pienso que el tiempo dirà... y, mientras tanto, vivamos, ¿no?

pd: Pienso que la frase esa de Nieztche de que no nos atrevemos a decir lo que pensamos realmente o algo así es muy, pero que muy buena.
Nuestra verdad como anarquistas es ésa:

PARA CONSEGUIR UNA SOCIEDAD SIN AUTORIDAD Y CERCANA A LA NATURALEZA HAY QUE APLICAR LOS SESGOS EXPLICADOS.

¿SOMOS ANARQUISTAS O NOS CONFORMAMOS CON LO QUE HAY Y VAMOS TIRANDO?

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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Malkredisto » 03 May 2009, 04:50

tengo un ejemplo:

sabrán que aún sobreviven muchas comunidades aborigenes, donde por ejemplo en varias las mujeres un trato sumamente indigno, siendo usadas de una manera bastante parecida a ganado, y donde hay casos extremos donde aun mujeres sufren la mutilación de sus genitales. Entonces, tenemos la opción de ir y "civilizarlos" e imponerles nuestra moral o de aceptar que vivan allí todos y todas quienes quieran vivir de ese modo voluntariamente. Yo creo que somos partidarios de la segunda opción (aunque en los casos extremos me sea realmente dificil aceptarlo), y en cuanto a eso somos relativistas morales, ya que podemos aceptar algo que claramente consideramos malo.

Yo creo que no somos relativistas morales en cuanto a quienes se involucran directamente con nosotros, pero fuera de ese limite, prima nuestro valor de no imponer nada, menos una moralidad.

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Paria
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Paria » 03 May 2009, 19:50

A todo esto: ¿Alguien ha leído La Moral Anarquista?

La conclusión de los últimos capítulos vienen al pelo para este tema.

¿Qué es la moral anarquista? ¿En qué se basa?

VIII

Hasta ahora se ha limitado nuestro análisis a la exposición de los simples principios de igualdad. Nos hemos rebelado, y hemos invitado a otros a rebelarse, contra quienes se arrogan el derecho a tratar a sus semejantes de modo distinto a como les gustaría que les tratasen a ellos; contra los que, no deseando que les engañen, exploten, prostituyan o ultrajen a ellos, hacen sin embargo todo esto a otros. Hemos dicho que la mentira y la brutalidad son repugnantes, no porque las condenen códigos morales sino porque tal conducta repugna al sentido igualitario de todo aquel para quien igualdad no es una palabra vacía. y sobre todo le repugna a quien es un auténtico anarquista en su modo de pensar y actuar.

Si se aplicase sólo este simple principio, natural y evidente, de forma general en la vida, el resultado sería una moral mucho más elevada; una moral que incluiría cuanto han enseñado los moralistas.

Porque el principio de igualdad resume las enseñanzas de los moralistas. Pero contiene también algo más. Este algo más es el respeto al individuo. Proclamando nuestra moral de igualdad, o anarquismo, nos negamos a asumir un derecho que los moralistas siempre se han arrogado: el de mutilar al individuo en nombre de algún ideal. Nosotros no reconocemos en absoluto este derecho, ni para nosotros mismos ni para ningún otro.

Reconocemos la libertad plena y completa del individuo; deseamos para él vida plena, libre desarrollo de todas sus facultades. No deseamos imponerle nada, volviendo así al principio que Fourier opuso a la moral religiosa cuando dijo: Dejad a los hombres absolutamente libres. No les mutiléis como ya han hecho abundantemente las religiones. No temáis sus pasiones. En una sociedad libre, no son peligrosas.

Si no abdicas tú mismo de tu libertad; si no permites que otros te esclavicen; si a las pasiones violentas y antisociales de este individuo o aquél opones tus pasiones sociales igualmente vigorosas, nada tendrás que temer de la libertad.

Rechazamos la idea de mutilar al individuo en nombre de un ideal, sea el que sea. Lo único que reservamos para nosotros es la expresión franca de nuestras simpatías y antipatías hacia lo que nos parezca bueno o malo. Un hombre engaña a sus amigos. Son sus inclinaciones, su carácter, lo que le empuja a hacerlo. Muy bien, es nuestro carácter, nuestra inclinación, despreciar a los mentirosos. Y como éste es nuestro carácter, seamos francos. No le demos la mano cordialmente ni le acojamos como se acostumbra a hacer hoy. Opongamos vigorosamente nuestra activa pasión a la suya.

Esto es todo lo que tenemos derecho a hacer, éste es el único deber que tenemos que cumplir para mantener el principio de igualdad social. Este es el principio de igualdad en la práctica.

Pero, ¿y el asesino, el individuo que corrompe a un niño? El asesino que mata por pura sed de sangre es sumamente raro. Es un loco al que hay que curar o eludir. En cuanto al libertino, procuremos ante todo que la sociedad no pervierta los sentimientos de nuestros hijos, tendremos poco que temer entonces de tales sujetos.

Debe entenderse que todo esto no es completamente aplicable mientras no dejen de existir las grandes fuentes de depravación moral: capitalismo, religión, leyes y jueces, gobierno. Pero la mayor parte puede aplicarse hoy mismo. Se aplica ya, y sin embargo, si las necesidades sólo supiesen de este principio de igualdad; si cada hombre practicase solamente la equidad del comercio, cuidándose siempre de no dar a otros más que lo que recibe de ellos, la sociedad perecería. Hasta el mismo principio de igualdad desaparecía de las relaciones humanas. Porque, para que se mantenga, debe ocupar perpetuamente un lugar en la vida algo más grande, más hermoso, más vigoroso que la mera equidad.

Algo más grande que la justicia.

Hasta ahora la humanidad no ha carecido nunca de grandes personalidades desbordantes de ternura, de inteligencia, de buena voluntad, que ponen su sentimiento, su talento, su fuerza activa al servicio del género humano sin pedir nada a cambio.

Esta fertilidad intelectual, esta fertilidad de sentimientos o de buena voluntad adopta todas las formas posibles. Está en el que busca con pasión la verdad y renuncia a todos los demás placeres para consagrar su energía a perseguir lo que cree cierto y verdadero en contra de las afirmaciones de los ignorantes que le rodean. Está en el inventor que, olvidándose incluso de comer, sin apenas tocar los alimentos con que quizás alguna mujer que le ama le nutre como a un niño, persigue la idea que cree destinada a cambiar la faz del mundo. Está en el ardoroso revolucionario al que los goces del arte y de la ciencia, e incluso la vida familiar, le parecen desabridos y amargos mientras no puedan compartirlos todos, y que labora, pese a la miseria y la persecución, por la regeneración del mundo. Está en el joven que, tras oír las atrocidades de la invasión, y tomando al pie de la letra las leyendas heroicas de patriotismo, se enrola en una fuerza de voluntarios y marcha valeroso arrastrando la nieve y el hambre, a caer bajo las balas enemigas. Estuvo en aquel pilluelo de París que, con su viva inteligencia y su clarividente elección de aversiones y simpatías, acudió a las barricadas con su hermano pequeño, permaneció firme en medio de la lluvia de balas, y que murió murmurando: ¡Viva la Comuna!

Está en el hombre que se rebela ante una injusticia sin pararse a analizar cuáles serán las consecuencias para él, que cuando todas las espaldas se doblan, se yergue a desenmascarar la iniquidad y denunciar al explotador, al pequeño déspota de una fábrica o al gran tirano de un imperio. Está, por último, en todos los innumerables actos de abnegación, menos conmovedores y en consecuencia desconocidos y casi siempre menospreciados, que podemos observar continuamente, sobre todo entre las mujeres, si nos molestamos en abrir los ojos y ver lo que hay en los cimientos mismos de la vida humana, lo que la permite desplegarse de un modo u otro pese a la explotación y la opresión.

Hombres y mujeres como éstos, en la oscundad unos, en un escenario público mayor otros, crean el progreso del género humano. Y la humanidad es consciente de ello. Por eso rodea tales vidas de reverencia, de mitos. Las adorna, las hace tema de sus narraciones, sus cantos, sus romances. Adora en ellas el valor, la bondad, el amor y la abnegación de que carecemos la mayoría de nosotros. Transmite su recuerdo a los jóvenes. Recuerda incluso a los que han actuado sólo en el estrecho círculo del hogar y los amigos, y reverencia su recuerdo en la tradición familiar.

Hombres y mujeres como éstos hacen auténtica moral, la única moral que merece tal nombre. El resto es sólo igualdad de relaciones. Sin su valor, sin su abnegación, la humanidad permanecería embrutecida en el cenagal del cálculo mezquino. Son hombres y mujeres como éstos los que preparan la moral del futuro, la que llegará cuando nuestros hijos hayan dejado a un lado tales cálculos, y se hayan educado en la idea de que el mejor uso que pueda darse a toda la energía, el coraje y el amor es el de aplicarlos donde se sienta de modo más acuciante la necesidad de tales fuerzas.

Este valor, esta abnegación, han existido en toda época. Lo encontramos también entre los animales sociales. Se dan en la especie humana hasta en sus épocas de mayor decadencia.

Yy las religiones han intentado siempre apropiárselos, convertirlos en cuenta corriente en beneficio propio. De hecho, si la religión aún sigue viva, se debe a que (ignorancia aparte) ha apelado siempre a esta abnegación y a este valor. Y a ellos apelan también los revolucionarios.

El sentimiento moral del deber que todo hombre ha sentido en su vida, y que se ha intentado explicar por todo tipo de misticismos, según Guyau, anarquista inconsciente, es sólo una superabundancia de vida, que exige ser ejercitada, entregarse: y es al mismo tiempo, conciencia de un poder.

Toda fuerza acumulada ejerce una presión sobre los obstáculos que se le oponen. Poder para actuar es deber de actuar. Y toda esta obligación moral de la que tanto se ha dicho y escrito se reduce a esta idea: la condición para el mantenimiento de la vida es su expansión.

La planta no puede evitar florecer. A veces florecer significa morir. No importa, la savia asciende de todos modos, concluye el joven filósofo anarquista.

Lo mismo sucede con el ser humano cuando está lleno de fuerza y energía. La fuerza se acumula en él. El expande su vida. El da sin cálculos, si no, no podría vivir. Si ha de morir como la flor al florecer, no importa. Si hay savia, la savia asciende.

Sed fuertes. ¡Desbordad energía emocional e intelectual y ampliaréis vuestra inteligencia, vuestro amor, y vuestra energía de acción se extenderá entre otros! A esto se reduce toda doctrina moral.

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Paria
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Re: ¿Es el anarquismo relativista moral?

Mensaje por Paria » 03 May 2009, 19:51

IX

Lo que el género humano admira en un hombre auténticamente moral es su energía, la exuberancia de vida que le empuja a entregar su inteligencia, su sentimiento, su acción, sin pedir nada a cambio.

El vigoroso pensador, el hombre que desborda vida intelectual, busca naturalmente difundir sus ideas. No hay ningún placer en el pensamiento a menos que el pensamiento se comunique a otro. Sólo el hombre asolado por la pobreza mental, tras cazar laboriosamente una idea procura por todos los medios ocultarla para poder luego etiquetarla con su propio nombre. El hombre de vigorosa inteligencia expande sus ideas; las derrama a puñados. Se siente destrozado si no puede compartirlas con otros, si no puede esparcirlas por todas partes: en ello está su vida.

Lo mismo respecto al sentimiento. No somos bastante por nosotros mismos: tenemos más lágrimas de las que exigen nuestros propios sufrimientos, más capacidad de gozo de lo que nuestra propia existencia pueda justificar, dice Guyau, resumiendo así toda la cuestión de la moral en unas cuantas líneas admirables, captadas en la naturaleza. El ser solitario es desdichado, está inquieto, porque no puede compartir con otros sus pensamientos y sentimientos. Cuando experimentamos algún gran placer, deseamos que los otros sepan que existimos, que sentimos, que amamos, que vivimos, que luchamos, que combatimos.

Al mismo tiempo, sentimos la necesidad de ejercitar nuestra voluntad, nuestra activa energía. Para la inmensa mayoría del género humano actuar, trabajar, se ha convertido en una necesidad. Hasta el punto de que cuando condiciones absurdas divorcian a un hombre o una mujer del trabajo útil, inventan algo que hacer, inventan alguna obligación inútil y sin sentido para abrir un campo a su energía activa. Inventan una teoría, una religión, un deber social para convencerse de que hacen algo útil. Cuando bailan, es con fines benéficos. Cuando se arruinan, con caros vestidos, es para mantener la posición de la aristocracia. Cuando no hacen nada, es por principios.

Necesitamos ayudar a nuestros semejantes, echar una mano para empujar el carro que laboriosamente arrastra la humanidad; en cualquier caso giramos alrededor de él, dice Guyau. Esta necesidad de aportar el propio esfuerzo es tal que se encuentra entre todos los animales sociales, por muy bajo que sea su nivel en la escala. Qué es todo ese enorme volumen de actividad que se derrocha inútilmente en la política, día a día, sino expresión de la necesidad de echar una mano para empujar el carro de la humanidad, o al menos de girar a su alrededor.

Por supuesto, si esta fecundidad del deseo, esta sed de la acción, va acompañada de una pobreza de sentimiento y una inteligencia incapaz de crear, produce sólo un Napoleón o un Bismarck, sabihondos que intentan obligar al mundo a ir hacia atrás. Mientras que por otra parte, la fertilidad mental carente de sensibilidad bien desarrollada, produce frutos tan estériles como esos literatos y científicos pedantes que sólo obstaculizan el progreso del conocimiento. Por último, la sensibilidad no guiada por una gran inteligencia producirá individuos como la mujer dispuesta a sacrificarlo todo por algún hombre bestial, en el que vierte todo su amor.

Para que la vida sea realmente fructífera, debe serlo a la vez en inteligencia, en sentimiento y en voluntad. Esta fertilidad en todas direcciones es vida; la única cosa digna de tal nombre. Por un momento de esta vida, dan los que han tenido un vislumbre de ella, años de existencia vegetativa. Sin esta vida desbordante, el hombre envejece antes de tiempo, es un ser impotente, una planta que se marchita sin haber florecido.

Dejemos para la corrupción del último día esta vida que no es vida, grita el joven, el verdadero joven lleno de savia que anhela vivir y que a su alrededor esparce vida. Siempre que una sociedad se hunde en la decadencia, el empuje de jóvenes como éste, derrumba la antigua economía y las antiguas formas políticas y morales para dejar sitio al crecimiento de una nueva vida. ¡Qué importa que algunos caigan en la lucha! Aun así, la savia sube. ¡Para la juventud vivir es florecer, sean cuales sean las consecuencias! No las lamenta.

Pero dejando a un lado los períodos heroicos de la especie humana, considerando sólo la existencia diaria, ¿es vida vivir en desacuerdo con el ideal propio?

Hoy en día se dice a menudo que los hombres se burlan del ideal. Es fácil entender por qué. La palabra se ha usado tantas veces para engañar a los simples de corazón que es inevitable, y saludable, una reacción. Nos gustaría también substituir la palabra idea, tan a menudo manchada y degradada, por una nueva palabra más en consonancia con las nuevas ideas.

Pero sea cual sea la palabra, el hecho es el mismo: todo ser humano tiene su ideal. Bismarck tuvo el suyo, aunque extraño: un gobierno de sangre y de hierro. Hasta los filisteos, todos ellos, tienen su ideal, por mezquino que sea.

Pero junto a éstos, está el ser humano que ha concebido un ideal más alto. No puede satisfacerle la pura vida animal. El servilismo, la mentira, la mala fe, la intriga, la desigualdad en las relaciones humanas, la sublevan. ¿Cómo puede él a su vez hacerse servil, ser mentiroso, intrigante, tratar despóticamente a los otros? Vislumbra lo hermosa que podría ser la vida si fuesen mejores las relaciones de los hombres: siente en su interior la capacidad de lograr establecer esas mejores relaciones con los que puedan cruzarse en su camino. Concibe lo que se llama un ideal.

¿De dónde viene este ideal? ¿Cómo lo forman la herencia por un lado y las impresiones de la vida por otro? No lo sabemos. Podemos explicar como mucho su historia, con mayor o menor veracidad, en nuestras propias biografías. Pero es un hecho real: variable, progresivo, abierto a influencias externas, pero siempre vivo. Es un sentimiento en gran medida inconsciente de lo que proporcionaría el mayor acopio de vitalidad, de la alegría de vivir.

La vida es vigorosa, fértil, rica en sensaciones, sólo si se responde a este sentimiento del ideal. Si actúa contra él, sentirás que tu vida se encoge en sí misma. No es ya para uno, pierde su vigor. Si traicionas a menudo tu ideal acabarás paralizando tu voluntad, tu energía activa. Pronto te verás incapaz de recuperar el vigor, la espontaneidad de decisión que antes tenías. Serás un hombre roto.

No hay secreto en esto, si consideramos que el ser humano es un compuesto de centros nerviosos y cerebrales que actúan independientemente. Si vacilas entre los diversos sentimientos que se debaten dentro de ti, pronto acabarás quebrando la armonía del organismo; serás un individuo enfermo, sin voluntad. Disminuirá la intensidad de tu vida. Buscarás compromisos en vano. No serás ya el ser completo, fuerte, vigoroso que eran cuando tus actos estaban de acuerdo con las concepciones ideales de tu pensamiento.

Hay épocas en que las concepciones morales cambian por completo. El hombre se da cuenta de que lo que había considerado moral es la inmoralidad más profunda. En algunos casos es una costumbre, una tradición venerada, que es fundamentalmente inmoral. En otros, encontramos un sistema moral adaptado a los intereses de una sola clase. Nosotros los arrojamos por la borda y elevamos el grito de ¡Abayo la moral! Actuar inmoralmente se convierte en deber.

Demos la bienvenida a tales épocas porque son épocas de crítica. Son signo infalible de que el pensamiento trabaja en la sociedad. De que empieza a alumbrar una moral más alta.

Hemos intentado formular lo que será esa moral, basándonos en el estudio de los hombres y los animales.

Hemos visto el tipo de moralidad que hoy incluso va tomando forma en las ideas de las masas y de los pensadores. Esta moral no impondrá mandatos. Rechazará de una vez por todas la idea de modelar a los individuos de acuerdo con una idea abstracta, lo mismo que rechazará mutilados con la religión, la ley o el gobierno. Dejará al hombre individual plena y perfecta libertad. Será sólo un simple registro de datos y hecbos, una ciencia. Y esta ciencia dirá al hombre: Si no eres consciente de la fuerza que bay dentro de ti, si tus energías sólo son las suficientes para mantener una vida incolora y gris, sin impresiones fuertes, sin alegrías profundas, pero también sin profundos pesares, entonces, atente a los simples principios de una justa igualdad. En las relaciones de igualdad hallarás probablemente el máximo de felicidad posible para tus débiles impulsos.

Pero si sientes en su interior el vigor juvenil, si quieres vivir, si quieres gozar de una vida plena, perfecta y desbordante, es decir, conocer el supremo gozo que pueda desear un ser vivo. sé fuerte, sé grande, sé vigoroso en todo cuanto hagas.

Siembra vida a tu alrededor. Ten en cuenta que si engañas, si mientes, si intrigas, si estafas y defraudas, te rebajarás a ti mismo, te degradarás, confesarás de antemano tu propia flaqueza, jugarás el papel del esclavo del harén que se siente inferior a su amo. Haz esto si quieres, pero has de saber que la humanidad te considerará mezquino, despreciable y débil Y te tratará como tal. Sin pruebas de tu fuerza, actuará contigo como si fueses un ser digno de lástima ... y sólo de lástima. No acuses a la humanidad si tú mismo, por tu propia decisión, paralizas tus energías. Sé por el contrario fuerte, y cuando veas la injusticia y la hayas identificado como tal (desigualdad en la vida, una mentira en la ciencia, un sufrimiento causado por otro) rebélate contra lo mismo, lo falso y lo injusto.

¡Lucha! Luchar es vivir, y cuanto más encarnizada la lucha más intensa la vida. Entonces habrás vivido; y unas horas de esa vida valen años gastados vegetando.

Lucha para que todo pueda vivir esa vida rica y desbordante. Y no dudes de que en esta lucha hallarás un gozo superior al que pueda proporcionarte cualquier otra cosa.

Esto es cuanto puede decirte la ciencia de la moral. La elección es tuya.

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