Militantes: ningún privilegio, mucha responsabilidad

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
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Manu García
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Militantes: ningún privilegio, mucha responsabilidad

Mensaje por Manu García » 07 Feb 2008, 12:22

Militantes: sin ningún privilegio, pero con mucha responsabilidad

Lo que sigue es un aporte teórico sobre la tarea y las responsabilidades de los activistas gremiales en los ámbitos de trabajo en la generación de lucha y organización antiburocrática y clasista escrito por los compañeros de la Construcción Sindical de Base de Argentina

La mayoría de los trabajadores y trabajadoras tenemos muy en claro que en esta vida nos ha tocado la peor parte (la vida cotidiana nos lo ilustra con lujo de detalles de manera implacable). Es más, estamos convencidos de que tenemos derecho a algo mejor, que con nuestro trabajo nos lo ganamos. Muchos incluso nos damos cuenta de que la miseria y sumisión que vivimos tiene como contrapartida la riqueza y el dominio del que goza una minoría (la patronal) que se apropia de los frutos de nuestro trabajo. Esto pareciera que necesariamente lleva a luchar por mejorar nuestra situación y a enfrentar tanto al patrón que nos explota como al gobierno que le defiende. Incluso se podría decir que lleva a plantearse la necesidad de reorganizar la sociedad sobre otras bases. Pero como suele decirse, del dicho al hecho hay un largo trecho y no está de más agregar que no todos lo recorren hasta el final ni igual de rápido.

Por esto, la minoría entre los trabajadores (el activismo) que no sólo se da cuenta de su situación sino que se plantea cambiarla se enfrenta al problema de lograr ser mayoría para poder dar la lucha con probabilidades de éxito. Sobre este tema es que queremos desarrollar algunos puntos que pueden ayudar a construir la respuesta. Para comenzar a laburar en el gremio o lugar de trabajo parece indispensable en estos tiempos en que el movimiento obrero comienza a levantarse luego de derrotas históricas una primera etapa de agrupamiento:

Juntar las brasas

Esta claro que la unidad necesaria para la lucha no es algo con lo que nos encontramos en la mayor parte de los lugares de trabajo, hay que construirla. En esto la experiencia del movimiento obrero nos señala la importancia de generar espacios de encuentro (una ronda de mates antes de empezar a trabajar, la hora del almuerzo, un asado algún fin de semana, partidos de fútbol, etc). También pequeñas cosas que hacen al compañerismo, a la solidaridad en el trabajo y fuera de él (prestarle a un compañero que esta en la mala, cambiarle un franco a un compañero que lo necesita, prestar una herramienta, dar una mano con algún problema que no puede resolver, ayudar a hacer un trabajo que sólo no podría, etc). Saber el nombre entre compañeros, cómo anda, un poco de su historia, su familia, son cosas que ayudan a generar lazos sin los cuales la unidad es mucho más difícil de lograr. Además es imposible sin esto lograr la confianza como para, de a poco, comenzar a hablar de organización y lucha.

Por otro lado otra cosa que toma mucho trabajo, todos los días, es el tema de la conciencia. El individualismo (buscar salvarse solo, casi siempre consiguiendo un mejor laburo o haciendo buena letra en busca de un ascenso), el derrotismo (descreer de la propia fuerza), la resignación (aceptar las cosas como si no pudiesen ser cambiadas) están muy difundidos. De a poco ir mostrando cosas que van contra esas visiones (la situación general del pueblo trabajador, ejemplos de luchas exitosas, conquistas obtenidas, etc) socava los cimientos sobre los que se apoyan y las va desmoronando. Este es un trabajo que requiere paciencia y cuidado para no quedar expuesto ante la mirada atenta de la patronal, capataces y alcahuetes y para evitar que nuestros argumentos pierdan fuerza al ser encasillados por los compañeros y compañeras de trabajo como zurdos. Si queremos ser tomados en serio también tenemos que ser ejemplares en nuestro accionar, nuestra conducta. No debemos quedar como resentidos o vagos. Hay que ser laboriosos y prolijos, no dar de dónde agarrarse para descalificarnos y así restarle fuerza a nuestros argumentos. Algo que se respeta también es el tiempo que uno lleva adentro, aporta a demostrar que uno sabe de lo que está hablando. A la vez tenemos que ser un ejemplo de lo que propugnamos, nuestra conducta todos los días en el trabajo, en el trato con los compañeros, esa es la mejor propaganda. También debemos demostrar firmeza, no podemos olvidar que estamos tratando de dar una lucha y en la lucha hay dos fuerzas en pugna. No hay lugar para vacilantes, hace falta decisión y fuerza para sostenerla, es poco creíble cualquier llamado a la lucha en ausencia de estas. Hay también que conocer al gremio, la empresa o institución en que se trabaja clientes, proveedores, ganancias, otras empresas del grupo, gerencia, costos), los convenios colectivos de trabajo y leyes aplicables así como las condiciones de trabajo (seguridad, higiene, herramientas y maquinaria), de contrato (planta permanente, contratados, tercerizados, pasantes, etc), de remuneración (salario, extras, adicionales, etc), etc. Nos servirán para discutir con los compañeros, dándonos argumentos y sirviéndonos para identificar las reivindicaciones más sentidas por el conjunto, aquellas capaces de unificar y movilizar a los distintos sectores (no hay lugar para ocurrencias personales en esto, hay que ser claros y precisos, proponer metas alcanzables y bien definidas).

Esta nos parece una buena base para comenzar, para juntar al primer puñado de compañeros. De a poco se va construyendo la confianza necesaria y el acuerdo para trabajar como grupo. Con ellos comienza una segunda etapa de agitación:

Avivar el fuego

No podemos quedarnos esperando que la lucha surja de la nada, debemos trabajar seriamente para fomentar las condiciones en que esta lucha sea una posibilidad real y no solamente potencial. También debemos asumir la responsabilidad de sostener en gran parte las medidas que demande la lucha en todos sus aspectos (desde ponerle el cuerpo a un bloqueo o toma del lugar de trabajo o movilización, organizar un fondo de huelga y un comité de negociación, hasta escribir un comunicado, cocinar y lavar en la olla popular, llevar a imprimir un volante, traer los bombos, pintar la bandera, etc). Esto a la vez que fomentando siempre la participación e impulsando a cada vez más compañeros a tomar parte haciéndose cargo de alguna cosa a la que estén dispuestos y tratando de que cada vez sea más a lo que se animen. Especialmente, la toma de decisiones sobre el rumbo de la lucha no puede recaer en el activismo sino que tiene que ser ejercida por la mayor parte posible de los trabajadores. Como dijimos al principio, este es un trayecto largo y la mejor forma de describir la tarea del activismo nos parece la de acompañar e impulsar a los compañeros a avanzar paso a paso buscando que sea su propia experiencia la que los lleve a hacerlo.

Este grupo más o menos amplio con apoyo externo o sin él, firmemente unido, puede llamar al resto más abiertamente a discutir una serie de reivindicaciones y preparar una medida de fuerza. Esta no debe salir de la nada sino que sus motivos deben ser conocidos y reconocidos como justos por la mayoría de los trabajadores para que como mínimo se pliegue a la misma. Se puede empezar con pintadas cerca del lugar de trabajo o por dónde vienen al mismo la mayoría (paradas de colectivos, estación de tren, recorrido a pie desde estas), con volanteadas a la salida o entrada, pegando los volantes en los baños y vestuarios, luego llamando a asamblea para discutir la medida. Si se logra una buena concurrencia y se trabaja bien esto ayudara mucho a ver la fuerza del gremio movilizado y contribuirá a decidirlo a favor de la lucha. Peticiones firmadas por todos, delegaciones que vayan a plantear las reivindicaciones son también buenas para ir agotando opciones. Siempre se debe plantear claramente que la patronal sólo cederá ante la fuerza o amenaza de la fuerza. Hay que tener esto en claro para no dejarse amedrentar ni quedarse esperando con promesas vanas que dan tiempo a hostigamientos y aprietes individuales que le permitan enfriar los ánimos a la patronal. La agitación desmaleza el camino para una medida de fuerza.

Desatar el Incendio

Esta debe golpear a la patronal en donde más le duele, en sus intereses económicos. Hay que escoger el momento, no por nada las amenazas de paro de transportistas suelen darse cerca de fines de semana largos, de haber paro los patrones perderían mucho dinero. Bloquear la entrada y salida de mercaderías, no trabajar (paro) o quitar la colaboración (horas extras) o incluso el trabajo a reglamento en momento de vulnerabilidad de la empresa la ponen contra las cuerdas y fuerzan a negociar. Es importante darse cuenta de que no todos tendrán igual grado de decisión o entrega, hay que buscar incluir a la mayoría atendiendo a esta realidad dando distintas formas de participación (preparar la comida o bajar los cajones de cerveza en un festival para recaudar fondos, ir a una marcha al ministerio de trabajo acompañando a una comisión negociadora son formas de ayudar a que los compañeros menos decididos se sientan parte del reclamo y no lo miren de afuera o se queden en sus casas esperando el resultado desentendiéndose del mismo). Si se extiende una movilización es una oportunidad para reagruparse, es un momento en el que todos tenemos que estar para mostrar la fuerza con la que se cuenta y reafirmarnos en la voluntad de lucha.

Sabemos de las dificultades de hacer todo esto por haberlo intentado con distintos grados de éxito, no pretendemos hacerlo parecer sencillo y no podemos evitar dejar en claro que siempre esta la posibilidad de fracaso. Por esto tenemos que tener una visión realista de la lucha y plantear honestamente cómo vemos la situación. Si hay voluntad de lucha siempre luchar porque la peor derrota es la que se acepta sin resistencia. Pero también saber replegarse cuando la situación se impone, tratando de evitar sufrir golpes innecesarios, no quedar aislados. Ante todo debe preservarse el trabajo de los compañeros y la posibilidad de volver a luchar.

Esperamos esto ayude a los compañeros y compañeras que intentan organizarse en sus lugares de trabajo a la vez les ofrecemos nuestra solidaridad y alentamos en su esfuerzo.

¡ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN!

Construcción Sindical de Base (CoSiBa)
"No más derechos sin deberes, no más deberes sin derechos"

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