Los problemas crecen. Las crisis del capital, que las paguen

Presente y futuro de la Lucha Obrera, así como la validez, aciertos y contradicciones de las formas de organización de la Clase Trabajadora. Seguimiento de conflictos laborales, huelgas, etc.
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Los problemas crecen. Las crisis del capital, que las paguen

Mensaje por Jove Obrer » 17 Ene 2008, 20:50

Los problemas crecen. Las crisis del capital, que las paguen los ricos

“Expertos y empresarios prevén una intensa desaceleración de la economía española en 2008” (Periódico Local Crónica, 29 de octubre de 2007)

”El pan y la leche subirán un 40% y u 20% antes de que acabe el año” (Periódico 20 minutos, 6 de septiembre de 2007)

“El paro ya afecta a 48.669 trabajadores tras subir un 1,8% al acabar la temporada turística” (Periódico Local Crónica, 6 de noviembre de 2007)”

“España está entre los países más expuestos a la crisis hipotecaria, asegura el FMI” (Periódico La Verdad, 13 de noviembre de 2007)


Suena el río con aguas de crisis. El inevitable desmorone de la burbuja inmobiliaria, la creciente deslocalización de empresas y el alto coste de la vida que trae consigo todo lo anterior, hablan de crisis económica y laboral, hablan de cierre de empresas y precarización, más aún, del empleo.

Trataremos aquí la crisis desde el punto de vista de medida coercitiva, es decir, como un elemento propio del sistema económico que mueve las riendas de este cotarro (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Ibex35, centros financieros, grandes inversores, accionistas mayoritarios...). Junto con la competitividad que esta “crisis” genera, componen el ABC de la explotación capitalista y complica una posible respuesta del conjunto de los trabajadores.

Crisis y competitividad son dos medidas coercitivas, ya que actúan como muro de carga, para obligarnos a aceptar unas condiciones de trabajo miserables y mantener un nivel de vida cada vez más bajo y caro (eso sin entrar a profundizar en el tipo de relaciones humanas, alienantes y monótonas, que generan). Caminan de la mano, de tal forma que la crisis provoca un aumento del paro. La mano de obra excedente constituye una medida de presión para los trabajadores en activo que les obliga a ceder terreno, conquistas laborales y competir entre la propia clase (la clase obrera, término eliminado del vocabulario habitual para mayor gustazo de los mandamases de la producción y arquitectos de la vida social) por ver quién se reparte las migajas del jefe o quién es obligado a caer en la espiral de la precariedad, la miseria o la caridad.

La situación se acentúa con la llegada desde las zonas empobrecidas del planeta, aquellas donde el capital no necesita de la máscara de la paz social y la democracia, de un proletariado expuesto a unas condiciones de vida extremas, penosas, que le hacen ser el cebo excelente para aceptar cualquier oferta laboral.

A esto se añade la total domesticación de unos sindicatos que, se vistan como se vistan, verde, rojo o azul, no son más que una extensión de la red de arrastre capitalista que con cada nuevo conflicto nacido de esta situación económica se muestran más claramente como lo que son: una medida de control interna de la clase empresarial y un freno de emergencia para el gobierno cuando algún conflicto obrero se les escapa de las manos.

Poco a poco, se van eliminando las conquistas sociales y laborales que pudieran haber quedado en pie de las luchas obreras masivas que surgieron a raíz de múltiples reformas económicas y la reconversión industrial de los años 60-70-80 que convulsionaron Europa.

El centrifugado de estos elementos conforma un panorama nada alentador para los explotados a la hora de encajar todas las consecuencias de ciertos “desequilibrios económicos”. Pero, sorprende el echar la vista atrás y comprobar que ante las crisis de igual o mayor alcance, la clase dominante, los propietarios de los medios de producción y el capital, han salido adelante sin mayores problemas. Exceptuando algún honroso salto por la ventana durante el crack de la bolsa americana en 1929, las clases altas de la sociedad (no nos referimos aquí a los pequeños empresarios, las subcontratas y demás capitalistas “de segunda”) se perpetúan como poseedores dejando un reguero de desposeídos que, finalizada la crisis, lo son aún más.

Con la amenaza del hundimiento del chiringuito de la construcción y el “sálvese quien pueda” que se está produciendo en bancos y empresas inmobiliarias (1), los flujos de capital se desvían hacia otras orillas más seguras y empieza a inyectarse dinero en sectores como el energético, vías de comunicación para mercancías, etc. De esta manera, si todo se viene abajo, ellos seguirán bebiendo champán sobre la montaña de quiebras, bancarrotas y parados que sus maniobras suelen dejar tras de sí.

Como trabajadores, parados, excluídos, desheredados... en definitiva proletarios, está en nuestra mano que el miedo cambie de bando. Que empiecen a pagar caro la crisis con la que generan inseguridad y desarraigo a los mismos de siempre, la crisis que, para renovar el Mercado, nos hacen tragar históricamente cada cierto intervalo de tiempo.

¡Plantemos cara a la explotación laboral y a las desigualdades sociales!

Autoorganización y lucha, fuera y dentro del tajo



(1) Cierre de tiendas inmobiliarias a pequeña escala, el mayor índice de desempleo se sitúa los últimos meses en el sector de la construcción, más rigidez en las condiciones para solicitar préstamos hipotecarios debido al endeudamiento de la población...


Extraído de boletinelpercal.blogspot.com
“Si lo real es móvil, que nuestro pensamiento sea también móvil y que sea el pensamiento de ese movimiento. Si lo real es contradictorio, que nuestro pensamiento sea pensamiento consciente de la contradicción.”

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Mensaje por Jove Obrer » 18 Ene 2008, 18:50

¡El “Mileurismo” va a llegaaar!

Ya que hablamos de crisis, queremos hacer referencia a esa etiqueta mediática que viene oyéndose desde hace tiempo y que desvirtúa un problema conocido por todos: el mileurismo. Definición que da a entender algo tan alejado de la realidad como que el salario medio de los trabajadores ronda los mil euros al mes. Con este mensaje, se resta importancia a nuestra condiciones de vida reales y a las medidas llevadas a cabo para regenerar la economía a costa de empleos de mierda, horarios interminables y salarios de chiste, pero sin pizca de gracia. Al mismo tiempo, se consigue acolchar de alguna manera, cara a la opinión pública, cualquier indicio de crisis dando por hecho que los sueldos están por encima de lo que en realidad están.
Por otra parte, sería una equivocación, si tenemos en cuenta lo cara que está la vida, conformarse con sueldos de mil euros que no llegarían a cubrir, sin endeudarnos hasta las cejas con el banco, las cantidades descompensadas que nos piden por facturas, hipotecas, alquileres, multas...

¡Ni mileuristas, ni milongas... basta de vivir en la precariedad!

http://boletinelpercal.blogspot.com/
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