Entre Inquilinos y Caseros

[JeRiMo]

Los conflictos entre inquilinos y caseros han poblado noticias en todas las épocas. Ya en aquél celebre y grueso tratado de Lissagray sobre la comuna de Paris del XVIII, una de los apuntes más llamativos era el de la reacción vengativa de la sociedad contra los sublevados.Entre los reaccionarios no faltaron caseros violentos dispuestos a arrancar los ojos de sus inquilinos “desagradecidos”. Han cambiado mucho las cosas y hoy en día hay noticias contradictorias: tanto las de abusos de propietarios especuladores con viviendas que arriendan,como la de abusos de inquilinos-jeta y oportunistas que se resisten lustro tras lustro a abandonar una propiedad que no es suya a pesar de serles reiteradamente solicitada. La guerra fría entre unos y otros está a la orden del día y una casuística kafquiana puede ser comentada tras esta nota de prólogo. La LAU no ha venido a resolver los litigios generados por antiguos e imperfectos contratos y la paradoja para no pocos propietarios es que no pueden disponer de sus propiedades por las que apenas si obtienen mínimos con los que pagan contribución y gastos generales del edificio.
Ciertamente la vivienda es lo más elemental a lo que tiene derecho toda persona, pero no a costa de aprovecharse de la beneficencia y buena fe del otro. Lo que el Estado no resuelve con una ley de contratación de alojamientos perfectamente dinámica y modernizada,pretende que quede al pairo en las cloacas de la realidad urbana,generando conflictos potenciales entre inquilinos y caseros. ¿Hasta cuando tendremos que aguantar quienes tenemos viviendas alquiladas a que se nos tome por el pito del sereno,con el argumento demagógico de que el inquilino no tiene otra alternativa de hospedaje; cuándo sabemos que arrendamientos indefinidos de por vida a alquileres ultra-bajos pueden perfectamente corresponderse con rentas más altas de sus arrendatarios que las de los propios propietarios?