Me parece un artículo bastante interesante, en cuanto a que da un repaso al surgimiento y desarrollo de la Revolución Verde de manos del capital, y de cómo la agroecología supone una alternativa democrática, justa y viable, y en mi opinión perfectamente asumible por el Movimiento Libertario.
Un artículo de Alba Lamo, para la asignatura de Ecología Humana, Biología, Universidad Autónoima de Madrid. junio de 2005
Viernes 9 de diciembre de 2005 por Daniel Lopez Garcia
1.- INTRODUCCIÓN
Hace más de 8000 años que los seres humanos se hicieron sedentarios y comenzaron a practicar la agricultura. Desde entonces han venido seleccionando los cultivos que producen, tomándolos primero del mundo silvestre y domesticándolos después a través de la agricultura. Las poblaciones de plantas escogidas por la poblaciones de agricultores a lo largo del tiempo hoy forman la base de los productos alimentarios del mundo.
A pesar de los esfuerzos por desacelerar el crecimiento demográfico, la población humana sigue aumentando y se prevé que para el año 2010 el número de habitantes a nivel mundial supere los 7000 mll. Así, siguen incrementándose los problemas de la pobreza y el hambre en el mundo ya que los recursos naturales cada vez son más escasos a la par que su explotación es mayor. Por ello, se hace necesario la búsqueda de estrategias para la alimentación de la población mundial.
En 1943, la Fundación Rockefeller y el Ministerio de Agricultura de México decidieron financiar a Norman Borlaug (procedente de la Universidad de Minnesota) un programa para la obtención de variedades de trigo de alto rendimiento capaces de resistir el hongo de la roya de los tallos. A través de la ingeniería genética y la hibridación se obtuvieron variedades resistentes a la roya, de tallo corto, que evitaban el encamado, y de alto rendimiento bajo condiciones adecuadas de irrigación y de abonado. La producción de trigo aumentó desde las 0.75 Tm/Ha a las 8 Tm/Ha. Como resultado se fundó el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y Trigo (CIMMYT) y a Borlaug se le concedió el Premio Nóbel de la Paz.
Pero la consecuencia más importante de este hecho es que había nacido la Revolución Verde. Con el objetivo de paliar el hambre en el mundo y conseguir una mayor producción en la cosechas se van a desarrollar a partir de ahora un conjunto de tecnologías integradas por componentes materiales, como las variedades de alto rendimiento (VAR) mejoradas de dos cereales básicos (arroz y trigo), el riego o el abastecimiento controlado de agua y la mejora del aprovechamiento de la humedad, los fertilizantes y plaguicidas, y las correspondientes técnicas de gestión.
De este modo, en 1960 se estableció en Los Baños (Filipinas) el Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz (IRRI), financiado por la Fundación Rockefeller, la Fundación Ford, la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional y el Gobierno filipino. Se trabajó concienzudamente para encontra una variedad de arroz de ciclo corto (que permita dos cosechas al año), floración independiente del número de horas de insolación, talla baja, resistencia a la enfermedades y, por supuesto, buenas cualidades culinarias. Fue bautizada como IR-36. En año posteriores se fundaron hasta 15 Centros Internacionales de Investigación Agronómica centrada en Cultivos, los cuales se sitúan en Mexico, Filipinas, Colombia, Nigeria, India, Perú, Siria, Taiwan y Costa de Marfil.
En el año 1971 se creó el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR). Se trata de una alianza estratégica de países, organizaciones regionales e internacionales y fundaciones privadas que apoya a los 15 Centros Internacinales de investigación agrícola internacional que trabajan en colaboración con los sistemas de Investigación agrícola nacionales y organizaciones de la sociedad civil. Se citan a continuación los miembros que están involucrados en el proyecto de la Revolución Verde y que por lo tanto forman parte del CGIAR: Alemania , Australia, Austria, Banco Africano para el Desarrollo, Banco Asiático para el Desarrollo, Banco Interamericano de Desarrollo, BM, Bangladesh, Bélgica , Brasil, Canadá, Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo , China, Colombia, Comisión de la Comunidad Europea, Consejo de Cooperación del Golfo, Côte d’Ivoire, Dinamarca , España, Estados Unidos de América , Federación Rusa, Filipinas, Finlandia, Fondo Árabe para el Desarrollo Económico y Social , Fondo de la OPEP para el Desarrollo Internacional, Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, Francia, Fundación Ford , Fundación Kellogg , Fundación Rockefeller, Fundación Syngenta para la Agricultura Sostenible, India, Indonesia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Kenya, Luxemburgo, Malasia, Marruecos, México, Nigeria, Noruega, Nueva Zelandia, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación , Países Bajos , Pakistán, Perú, Portugal, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Reino Unido, República Árabe de Egipto , República Árabe Siria, República de Corea , República Islámica del Irán , Rumania, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Tailandia, Uganda. Por último, cabe señalar que también el ganado ha entrado en la Revolución Verde con la administración de hormonas y la selección genética
Pero la cosa no termina aquí, a partir de 1970 aparece una corriente que difiere en forma y metodología de la Revolución Verde y que también es secundada en la actualidad por un gran número de investigadores y científicos de todo el mundo. Se trata de la Agroecología y aunque el uso contemporáneo de este término date de los años 70, la ciencia y práctica de la agroecología son tan antiguos como los orígenes de la agricultura.
Se trata de una disciplina que provee los principios ecológicos básicos para estudiar, diseñar y manejar agroecosistemas que sean productivos y conservadores de los recursos naturales, y que también sean culturalmente sensibles, socialmente justos y económicamente viables. El agroecosistema es sano y productivo cuando prevalece una condición de equilibrio y buen crecimiento, y cuando las plantas de los cultivos son capaces de tolerar el stress y la adversidad. No está centrada sólo en la producción sino también en la sostenibilidad ecológica del sistema de producción.
Se entiende la agroecología más como un enfoque que integra ideas y métodos de varios sub-campos, más que como una disciplina específica. Tiene sus raíces en:
a)La Ciencias agrícolas: En 1928 Klages sugirió que para un mejor estudio del agroecosistema se tomaran en cuenta los factores fisiológicos y agronómicos que influían en la distribución y adaptación de especies específicas de cultivos, para comprender la compleja relación existente entre una planta de cultivo y su medio ambiente. Más adelante, expandió su definición e incluyó en ella factores históricos, tecnológicos y socioeconómicos que determinaban qué cultivos podían producirse en una región dada y en qué cantidad.
Las obras de Azzi (1956), Wilsie (1962), Tischler (1965), Chang (1968) y Loucks (1977) representan un cambio de enfoque gradual hacia un enfoque ecosistémico de la agricultura. En particular fue Azzi (1956) quien acentuó que mientras la meteorología, la ciencia del suelo y la entomología son disciplinas diferentes, su estudio en relación con la respuesta potencial de plantas de cultivos converge en una ciencia agroecológica . A fines de la década de los 70 y a comienzos de la de los 80 un componente social cada vez mayor comenzó a aparecer en la literatura agrícola(Buttel 1980).
b) Ambientalismo: El movimiento ambiental de los años 60-70 ha hecho una gran contribución intelectual a la agroecología. Ellos infundieron al discurso agroecológico una actitud crítica de la agronomía orientada hacia la producción, e hicieron crecer la sensibilidad hacia un gran número de asuntos relacionados con los recursos, principalmente, un mínimo de disrupción ecológica y un máximo de conservación de energía y materiales. El santo y seña era autosuficiencia y sostenibilidad.
c) Ecología: Es el marco conceptual y epistemológico de la agroecología. A partir de la ecología los investigadores comienzan a analizar los sistemas campesinos y nativos en equipos multi-disciplinarios y desde una perspectiva más holística haciendo especial hincapié en las dinámicas ecológicas de los sistemas agrícolas tradicionales. . d) Sistemas nativos de producción: Tres procesos históricos han contribuido en un alto grado a oscurecer y restar importancia al conocimiento agronómico que fue desarrollado por grupos étnicos locales y sociedades no occidentales:
(1) la destrucción de los medios de codificación, regulación y trasmisión de las prácticas agrícolas utilizados por los indígenas y pueblos analfabetos, por parte de las actividades evangelizadoras y los colonizadores de occidente; (2) la dramática transformación de muchas sociedades indígenas no occidentales y los sistemas de producción en que se basaban como resultado del colonialismo, del colapso demográfico (enfermedades, esclavitud) y la transformación de los sistemas de producción para satisfacer las necesidades de los centros burocráticos locales y el comercio internacional. (3) el surgimiento de la ciencia positivista: el movimiento del pensamiento occidental hacia perspectivas atomistas y mecanicistas (iluminismo del siglo) XVIII, alteraron dramáticamente el diálogo sobre el mundo natural.
Todo este conocimiento se está recuperando, o por lo menos manteniendo sin que descienda muy rápidamente gracias a los esfuerzos de la investigación de antropólogos y geógrafos dedicados a describir y analizar las prácticas agrícolas y la lógica de los pueblos nativos y campesinos. Típicamente, estos estudios se han preocupado del uso de recursos y del manejo no sólo del predio agrícola sino de toda la base de subsistencia. De hecho, el estudio de sistemas agrícolas nativos ha proporcionado gran parte de la materia prima para el desarrollo de hipótesis y sistemas de producción alternativos para la agroecología.
e) Estudios del desarrollo: El estudio del desarrollo rural del Tercer Mundo también ha sido una gran contribución a la evolución del pensamiento agroecológico. El análisis rural ha ayudado a clasificar la lógica de las estrategias locales de producción en comunidades que están sufriendo grandes transformaciones, a medida que las áreas rurales se integran a economías regionales, nacionales y globales. Los estudios sobre el desarrollo rural han documentado la relación que existe entre los factores socieconómicos y la estructura y organización social de la agricultura.
Una vez definidas, en su origen, las que son las dos principales corrientes (la Revolución Verde y la Agroecología) para el desarrollo de una agricultura que ofrezca recursos alimenticios a las sociedades del mundo actual y futuro el objetivo del trabajo se centra en el estudio de cada una de ellas por separado y en la evaluación de los pros y los contras que, en mi opinión, implican.
2.- DETERMINANTES DEL AGROECOSISTEMA QUE INFLUYEN EN LA AGRICULTURA DE CADA REGIÓN.
A.- Factores Físicos: Radiación, temperatura, lluvia, suministro de agua,… B.- Condiciones del suelo: Declive, disponibilidad de tierra,… C.- Biológicos: Plagas de insectos y enemigos naturales, comunidades de malezas, enfermedades de plantas y animales, biota del suelo, entorno de vegetación natural,… C.- Modelos de cultivos: Rotación de cultivos, monocultivo, policultivo,… D.- Socioeconómicos: Densidad de población, organización social, economía, asesoría técnica, herramientas de cultivo, grado de comercialización, disponibilidad mano obra,… E.- Culturales: Conocimiento tradicional, creencias, Ideología, división sexual del trabajo, hechos históricos,…
Teniendo en cuenta los determinantes que afectan al ecosistema los agricultores de distintas épocas y regiones del mundo han usado diversos métodos para el desarrollo de su agricultura. Podemos trazar tres líneas generales de actuación: ninguna acción, acción preventiva (usos de variedades de cultivos adaptados al lugar, manipulación de fechas de siembra,…) o la acción sucesiva (pesticidas químicos, control biológico,…). A continuación se exponen las características principales de las dos estrategias más extendidas, que como hemos visto en la introducción, se siguen en la actualidad: la Revolución Verde y la Agroecología.
A.- LA REVOLUCIÓN VERDE
1.- AUMENTAR LA PRODUCCIÓN: El principal objetivo de la Revolución Verde es aumentar la producción de los cultivos cada vez más, para así acabar con el hambre en el mundo.
2.- LEY DEL MÍNIMO DE LIEBZIG: En un momento determinado hay un solo factor que limita el incremento del rendimiento, y ese factor puede ser superado mediante un insumo externo apropiado. Una vez que se ha superado la barrera del un primer factor limitante los rendimientos de un determinado cultivo vuelven a elevarse hasta que otro factor se vuelve limitante. Es importante encontrar los factores que son limitantes para el crecimiento de los cultivos. A partir de aquí el aumento en el rendimiento pasará por superar esa limitación.
3.- INGIENERÍA GENÉTICA E HIBRIDACIÓN: Para ampliar el ámbito ecológico de la especies cultivadas se utilizan las variedades de altos rendimientos, las semillas VAR. Características: • Semillas modificadas genéticamente para dar un rendimiento mayor en cualquier sistema ecológico Cultivos transgénicos. • Son semillas de ciclo corto y poco sensibles al fotoperiodo. • Necesitan la aplicación de insumos característicos para crecer: abonos especiales (químicos), agua y pesticidas.
4.- MECANIZACIÓN: La división del capital total que se debe mantener, dentro de cada generación y entre generaciones, se divide en cuatro componentes distintos: capital de la naturaleza, capital humano, capital institucional y capital social. Este concepto supone que los componentes pueden cambiar de magnitud, lo que significa que puede ser legítimo (si se actúa con prudencia) dejar que se reduzca el capital de la naturaleza a fin de incrementar, por ejemplo, el capital humano o el institucional(FAO). Es posible aumentar la productividad de la mano de obra a través de la introducción de animales de tiro y maquinaria agraria. Al utilizar menos mano de obra se aumentan los ingresos obtenidos en la cosecha. La ordenación acertada de los recursos hídricos es otra de las claves para aumentar la productividad en muchos sistemas agrícolas tropicales y sub-tropicales.
5.- UTILIZACIÓN DE INSUMOS EXTERNOS: Las nuevas tecnologías para aumentar la producción necesitan de la aplicación de insumos químicos externos como los fertilizantes y los plaguicidas. Es lo que se ha dado en llamar la sustitución de insumos.
Debido al problema de contaminación que estos generaban el énfasis ha pasado ahora a los insumos de composición biológica que pueden ser adquiridos, como el Bacillus thuringiensis, a través de grandes laboratorios químicos con marcas como Dipel® y Javelin®.
6.- MONOCULTIVO: La estructura del campo de cultivo es simple, la biomasa vegetal está compuesta por stands de cultivos, generalmente con predominio de un cultivo principal dentro de límites bien definidos. El objetivo de esta simplificación es el de aumentar la proporción de energía solar fijada por las comunidades de plantas. Además también permite un uso óptimo de la maquinaria agrícola.
7.- NO PARTICIPACIÓN DE LOS AGRICULTORES EN EL PROCESO: Las tecnologías de la Revolución Verde son muy intensivas científicamente hablando. El conocimiento agrícola es generado por expertos especializados, que dirigen investigaciones de experimentos controlados en laboratorios y en estaciones experimentales. 8.- ENTRADA EN EL MERCADO MUNDIAL: La revolución verde ha enseñado que los avances científicos no pueden por sí solos resolver los problemas de la seguridad alimentaria de los países en desarrollo. Los dirigentes políticos deben crear un entorno socioeconómico o institucional propicio. Por otra parte, el acceso al crédito y a los mercados contribuye en forma decisiva a aumentar la productividad.
B.- LA AGROECOLOGÍA
1.- EL AGROECOSISTEMA ES LA UNIDAD ECOLÓGICA PRINCIPAL: Contiene componentes abióticos y bióticos que son interdependientes e interactivos, y por medio de los cuales se procesan los nutrientes y el flujo de energía.
2.- LOS RECURSOS DEL AGROECOSISTEMA: Podemos agrupar los recursos encontrados en un agroecosistema en cuatro categorías (Norman, 1979).
• Recursos naturales: Elementos que provienen de la tierra, del agua, del clima y de la vegetación natural (topografía, profundidad del suelo, pluviosidad, vegetación,…).
• Recursos humanos: Gente que vive y trabaja dentro de un predio y explota sus recursos para la producción, basándose en sus incentivos tradicionales o económicos.
• Recursos de capital: Los recursos de capital son los bienes y servicios creados, comprados o prestados por las personas asociadas con el predio para facilitar la explotación de los recursos naturales para la producción agrícola. Se trata de los graneros, cercas, animales de tiro, herramientas, fertilizantes, abonos, semillas,…
• Recursos de producción: Los recursos de producción comprenden la producción agrícola del predio como de los cultivos y el ganado. Estos se transforman en recursos de capital si se venden o son utilizados para el autoconsumo.
3.- ESTRUCTURA Y PRESERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD: La cantidad y tipo de diversidad, como también la organización espacial y temporal (diversidad estructural) afectan a la estabilidad y elasticidad de los agroecosistemas.
4.- IMPORTANCIA DE LOS AGRICULTORES EN EL MANTENIMIENTO DEL AGROECOSISTEMA: La agroecología toma en cuenta tanto el sistema agroecológico como el social en el que trabajan los agricultores, pone un énfasis relativamente bajo a las investigaciones realizadas en los centros experimentales y en los laboratorios y enfatiza fuertemente los experimentos de campo y en los conocimientos proporcionados por los agricultores específicos de cada zona, permitiendo así una mayor participación de los agricultores en el proceso de investigación.
5.- INVESTIGACIÓN MULTIDISCIPLINAR: Desde la agroecología se busca la realización de estudios que incluyan todos los factores que afectan al desarrollo del ecosistema. Las investigaciones tienden a ser cada vez más multidisciplinarias y analizan, no sólo los factores ecológicos sino también los aspectos sociales, económicos y técnicos. Así se puede obtener una importante retroalimentación acerca de las prácticas de manejo, condiciones y necesidades agrícolas.
6.- SOSTENIBILIDAD EN EL PROCESO: La sostenibilidad se refiere a la capacidad de un agroecosistema para mantener la producción a lo largo del tiempo, a pesar de las restricciones ecológicas y socioeconómicas a largo plazo. Por ello, un principio directriz es que la tecnología componente debe estar acorde con los límites de recursos de la mayoría de los agricultores de la región, y por lo tanto, debe ser ambientalmente apta, socialmente aceptable y económicamente viable. Cuando una población alcanza los límites impuestos por el ecosistema, su número debe estabilizarse o, si esto no ocurre, debe declinar (a menudo bruscamente) debido a enfermedades, depredación, competencia, poca reproducción, etc. La mayoría de los agricultores consideran más importante reducir el riesgo a la pérdida de estabilidad que aumentar al máximo la producción.
7.- UNA PERSPECTIVA COEVOLUCIONISTA DEL DESARROLLO: Se plantea el desarrollo como un proceso coevolucionista entre el sistema social y el sistema ambiental. Aún más, se plantea el sistema social como si estuviera hecho de sistemas de conocimiento, valores tecnológicos y organizacionales. Cada uno de estos sistemas se relaciona con cada uno de los otros, y cada uno ejerce una presión selectiva en la evolución de los otros. Mediante la presión selectiva sobre cada uno, todos coevolucionan en conjunto.
La perspectiva coevolucionista pone en relieve que los sistemas agrícolas se deben considerar como sistemas integrales, en los que todo se conecta. Enfatiza también que los sistemas agrícolas tradicionales no son estáticos. Ellos han estado evolucionando por milenios y a veces incluso han mejorado. La perspectiva coevolucionista pone a las personas y a su forma de pensar dentro del proceso.
8.- CONTINUIDAD Y DIVERSIDAD ESPACIAL Y TEMPORAL: Los agroecosistemas buscan adoptar diseños múltiples de cultivo para asegurar una producción constante de alimentos y una cubierta vegetal para la protección del suelo.
Los agroecosistemas tienden hacia la maduración a través de sus procesos sucesionales. La estrategia agrícola acompaña la tendencia natural hacia la complejidad; el incremento de la biodiversidad del cultivo tanto sobre como debajo del suelo imita la sucesión natural y así se requieren menos insumos externos para mantener la comunidad del cultivo.
Tres aspectos principales hacen posible la el control de la sucesión y la protección de los cultivos. En primer lugar, nos referimos a los policultivos que permiten un mayor aprovechamiento de nutrientes, protegen el predio contra las enfermedades y plagas e inhiben el crecimiento de malezas. En segundo lugar, es muy importante mantener cerrados los ciclos de nutrientes, agua y desechos para, principalmente, reducir al máximo todos aquellos insumos que provengan de fuera del agroecosistema. Por último se hace muy importante el tema de la conservación del agua y esto se consigue, sobre todo, a través de la existencia de una cubierta vegetal continua y estable en el tiempo.
3.- Discusión y conclusiones.
Con el objetivo de aumentar la producción en los campos de cultivo, desde la Revolución Verde se tomaron una serie de medidas que han sido implantadas en muchos lugares del mundo. Algunas de estas medidas ya han sido citadas anteriormente, se trata de, la investigación y utilización de las semillas VAR y de los insumos externos químicos, el aumento en el uso de maquinaría agrícola, monocultivo…
Cuando se analizan los patrones de producción utilizando relaciones de energía, resulta claro que los sistemas tradicionales producen más por unidad de área que los monocultivos de semillas VAR. Las plantaciones de monocultivo en un terreno grande tienen mayor rendimiento, por regla general, que los monocultivos en terrenos pequeños. Sin embargo, los policultivos en terrenos pequeños tienen mayor productividad que los monocultivos de los grandes terrenos. Esto se debe, principalmente, a que los policultivos son sistemas multifuncionales, donde crecen una docena de cultivos y varios productos animales. Además de que la productividad es mayor debida la suma de las producciones de las distintas variedades de cultivo y animales, el ecosistema te está proporcionando una gran variedad de servicios ecológicos, se trata de un sistema muy eficiente en el uso de la tierra. Esto se comporta así ya sea si se trata de un país industrializado como los Estados Unidos o cualquier otro país del Tercer Mundo. Lo anterior es ampliamente reconocido hoy en día por economistas agrícolas de todo el espectro político como la "relación inversa entre el tamaño de la finca y la producción" (Barret, 1993; Ellis, 1993; Tomich et al., 1995; Berry y Cline, 1979; Feder, 1985; Prosterman y Riedinger, 1987; Cornia, 1985; Pimentel y Pimentel 1979; por solo mencionar algunos). Incluso, los economistas que guían las políticas de desarrollo del Banco Mundial han arribado a esta opinión,… (Deininger, 1999; Binswanger et al., 1995), una conclusión a la que arribaron otros desde hace tiempo (ver Sobhan, 1993; Lappé et al., 1998).
Según datos de la FAO, durante los años exitosos de la revolución verde, de 1950 a 1990, la producción mundial de alimentos per capita creció drásticamente. La producción de grano, por ejemplo, se incrementó anualmente una media del 2.1% entre 1950 y 1990 lo que supuso triplicar las cosechas. La tasa de incremento de productividad se ha frenado en los últimos tiempos, de modo que en el periodo 1989-1990 fue de sólo 0.5% (o de 1.5% si se descuenta que ese fue un mal año para la entonces convulsa URSS).
A pesar del aumento de producción, hoy día la malnutrición afecta a 2000 millones de personas, y hay 800 millones que pasan realmente hambre (FAO). La revolución verde origina lo que llamamos la paradoja de la abundancia, o el hambre dentro de la abundancia. El aumento de producción no ha acabado con el hambre en el mundo. Muchos autores sostienen que la mayoría de los problemas presentes y futuros de desnutrición y hambre se deben a los patrones de distribución de alimentos y poco acceso a éstos debido a la pobreza, más que a los límites agrícolas o al tipo de tecnología utilizada en la producción de alimentos. Existe una mala distribución de la tierra y de su uso. En países africanos netamente exportadores de alimentos la gente muere de hambre. El 70% del grano que se produce en Argentina, en el Cono Sur, es para alimentar ganado.
El incremento de producción incentivado desde la Revolución Verde requiere de la utilización una gran cantidad de recursos, lo que está provocando una sobreexplotación en todos los campos. Un ejemplo claro sería que las reservas de fosfatos del mundo, al ritmo actual de utilización y con la tecnología actual de extracción, tienen una vida estimada de 50 años (algo más de 100 años con el triple de costos de extracción).
Desde la Agroecología se insiste en la necesidad de que las prácticas agrícolas sean sostenibles. La problemática principal de la agricultura sostenible no es lograr el rendimiento máximo, sino más bien lograr una estabilización a largo plazo. Se puede alcanzar una mayor sostenibilidad del sistema a través de: aumento de la capacidad multiuso del paisaje, producción sostenida de cultivos, sin usar insumos químicos degradantes del medio ambiente, manejo de microclimas, manejo de aguas y control de la erosión, complementariedad y el sinergismo en el uso de recursos genéticos, equidad en el reparto de productos del agroecositema, uso óptimo del espacio y los recursos del conjunto de plantas con diferentes hábitos de crecimiento, doseles y estructuras radiculares. Por último, la motivación de una agricultura sostenible requiere de cambios en las agendas de investigación, las políticas agrarias y los sistemas económicos, incluyendo mercados y precios justos.
El enfoque del factor limitante de la Revolución Verde lleva intrínsecamente unidas las premisas filosóficas de atomismo, mecanismo y reduccionismo. De este modo, niega la importancia que la ciencia agroecológica le da a los niveles más altos de interacción (la sinergía, el antagonismo, interacción directa o indirecta de múltiples especies). Para la agroecología los sistemas sociales y ambientales coevolucionan constantemente, esto indica que al estar alerta de proceso de cambio, podemos intervenir más efectivamente en el agroecosistema, facilitando cambios coevolucionistas que favorecen a las personas y la sostenibilidad ambiental. Además, una exploración holística del diseño, manejo y estructura del agroecosistema tiende a romper las limitaciones disciplinarias, permite descubrir las relaciones entre las diferentes partes y conoce al detalle la complejidad ambiental de cada sistema agrícola.
Se considera que durante el periodo de 1986-1997, aproximadamente 25.000 cultivos transgénicos fueron probados en el campo a nivel mundial en más de 60 cultivos con 10 traits en 45 países. Para 1997 el área global dedicada a los cultivos transgénicos alcanzó 12.8 millones de hectáreas. El 72% de todas las pruebas de campo de cultivos transgénicos fueron conducidas en los Estados Unidos y Canadá, aunque algunas fueron también conducidas en orden descendente en Europa, América Latina y Asia (FAO).
La FAO reconoce que existe preocupación debido a los riesgos potenciales que plantean algunos aspectos de la biotecnología (marzo, 2003). Otros autores como Rissler y Mellon, 1996, también han estudiado las consecuencias negativas de los productos transgénicos. • Uniformidad genética en el paisaje rural, lo que aumenta la vulnerabilidad a nuevos patógenos y plagas. Las plagas de insectos desarrollan resistencia rápidamente hacia los cultivos cultivos modificados genéticamente (Lepidoptera a la toxina Bt). • Agricultores y campesinos podrían perder el acceso al material vegetal: el sector privado predomina en la investigación biotecnológica y proporciona las semillas VAR. Además, las nuevas variedades de semillas transgénicas no pueden reproducirse a partir de su propia semilla al año siguiente, hay que comprarlas otra vez. • Potencial de una transferencia no intencional de transgenes hacia plantas de la misma familia, aves, insectos y la biota del suelo con efectos ecológicos impredecibles. • Transferencia de genes de los cultivos resistentes a los herbicidas hacia sus familiares silvestres o semidomesticados puede llevar a la creación de supermalezas. • Toxinas puede ser incorporada al suelo a través de los residuos orgánicos, afectando negativamente a los invertebrados y al ciclo de nutrientes. De hecho, los productos modificados genéticamente ya se han manifestado en la cadena alimenticia. • Los genes pueden sufrir mutaciones que provoquen efectos perniciosos: Todavía no existen conclusiones definitivas sobre este tema. • Los genes «dormidos» podrían activarse accidentalmente y los genes activos podrían dejar de expresarse. Cuando se introduce un gen nuevo, también se introduce un gen "promotor" para activarlo, el cual podría activar un gen "dormido". • Transferencia de genes alergénicos: estos genes podrían transmitirse accidentalmente a otras especies y producir reacciones peligrosas en las personas alérgicas.
Como hemos visto anteriormente, las semillas VAR requieren de la aplicación de insumos externos químicos para que e crecimiento del cultivo se desarrolle de una manera satisfactoria. De hecho, las grandes compañías del desarrollo biotecnológico ponen el énfasis en los «paquetes» de semilla/producto químico, los agricultores se están haciendo automáticamente dependientes de los elementos químicos necesarios para sembrar las semillas (Buttel 1980b). En los primeros 30 años del período de la posguerra, el uso de plaguicidas y fertilizantes en los EE.UU. aumentó 10 veces (Botrell, 1979 y McGuiness, 1993). Las consecuencias del uso de los agroquímicos son: • Los plaguicidas químicos reemplazan los controles naturales sobre las poblaciones de malezas, plagas y agentes patógenos, reduciendo la biodiversidad funcional de los agroecosistemas. El resultado neto es un ecosistema artificial que requiere de la intervención humana constantemente. • Enfermedades del ecotope: erosión, disminució de nutrientes, salinización y alcalinización, polución de los sistemas de aguas, deterioro de la capa de ozono,… • Enfermedades del biocoenosis: pérdida de cultivos, plantas silvestres y recursos genéticos animales, eliminación de los enemigos naturales, reaparición de plagas y resistencia genética a los pesticidas, contaminación química y destrucción de los mecanismos de control natural. • Problemas para la salud humana: cánceres gástricos, cáncer a la vejiga y óseos en adultos (Conway y Pretty,1991), efectos sobre el sistema inmunitario y endocrino, lesiones cerebrales, lesiones al sistema nervioso, hígado, defectos de nacimiento, esterilidad, abortos espontáneos y muerte del feto (Moses, M. 1992). • La pérdida de cultivos debido a las plagas que se hacen resitentes a las nuevas variedades e insumos químicos (que alcanza entre a un 20% al 30% en la mayoría de los cultivos) requiere de un incremento en el uso de pesticidas y biocidas hasta tal punto que, en algunos sistemas agrícolas, la cantidad de energía invertida para producir un rendimiento deseado sobrepasa la energía cosechada (Gliessman 1977). Al depender de las empresas para la compra de la gran cantidad de agroquímicos los agricultores pierden su autonomía y sus sistemas de producción resultan gobernados por instituciones distantes sobre las que las comunidades rurales tienen poco control.
La introducción de la maquinaria agrícola ha sido otra de las estrategias utilizadas por la Revolución Verde para aumentar la productividad. La mecanización temprana de las prácticas agrícolas ha traído las siguientes consecuencias: • Se hace necesaria una estructura del campo de cultivo simple, grande y con una sola variedad plantada para la realización de un trabajo óptimo por parte de la maquinaria agrícola. Así, se ha tendido hacia la concentración parcelaria y el monocultivo. • Altos costos de la maquinaria e hidrocarburos fósiles adquiridos a través de las grandes empresas, lo que supone la penetración de capital extranjero en la vida de los aricultores (Perelman, 1997; Wright, 1990; Goodman y Redclift, 1991; Shiva, 1991;Vandermeer y Perfecto, 1995; Altieri, 1995). Los ingresos obtenidos en la agricultura se trasladan hacia las grandes ciudades para pagar a las empresas distantes. • Disminuir el número de las familias rurales. Existe una enorme migración campo-ciudad, con sus consiguientes problemas sociales. De hecho, donde las fincas familiares predominaban había más negocios locales, calles pavimentadas y aceras, escuelas, parques, iglesias, clubes y periódicos, mejores servicios, mayor empleo y más participación cívica( Fujimoto, 1977; MacCannell, 1988; Durrenberger, 1996).
Las tecnologías mencionadas hasta ahora (semillas VAR, uso de agroquímicos y mecanización) han producido la transición hacia los monocultivos. Las consecuencias desde una perspectiva ecológicas son: • Pobre estructura del ensamblaje de los componentes de la granja, con casi ninguna complementariedad entre la empresa comercial y el suelo, los cultivos y los animales. • Los ciclos de nutrientes, energía, agua y desperdicios se han vuelto más abiertos debido a que en el reciclaje los sistemas de producción cada vez están más lejanos unos de otros y, a que desde los centros urbanos se hace cada vez más difícil el retorno de la materia orgánica sobrante. • La necesidad de subsidiar los monocultivos requiere incrementos en el uso de pesticidas y fertilizantes, pero la eficiencia del uso de insumos aplicados es decreciente y los rendimientos en la mayoría de los cultivos importantes se están estancando. Esto puede deberse a la continua erosión de la base productiva y biodiversidad de la agricultura a través de practicas no sostenibles (Altieri y Rosset 1995).
Parece que las estrategias de la Revolución Verde se caen por su propio peso y que los principios de la Agroecología serían algunas de las alternativas que podrían solucionar, o por los menos frenar, los problemas que se han analizado anteriormente. A continuación, se rescatan brevemente algunas ideas.
Es muy importante mantener, restituir y/o aumentar la biodiversidad en los agroecosistemas ya que esta, presta una gran variedad de servicios ecológicos (reciclaje de nutrientes, control de microclimas locales, regulación de procesos hidrológicos locales, regulación de plagas y la destoxificación de sustancias químicas nocivas), ayuda a la gran cantidad de agricultores pobres en recursos para que logren una autosuficiencia alimentaria durante todo el año, reduzcan su dependencia de insumos agrícolas químicos, caros y escasos y desarrollen sistemas de producción que reconstruyan las capacidades productivas de sus pequeñas propiedades (Altieri 1987).
Las poblaciones de variedades nativas consisten en combinaciones de líneas genéticas, todas las cuales están razonablemente adaptadas a la región en la cual se desarrollaron, pero que difieren en cuanto a la reacción frente a las enfermedades y a los insectos plaga (Harlan 1976). La diversidad genética resultante permite que los agricultores exploten diferentes microclimas y hace posibles los equilibrios medianamente estables entre los cultivos, las malezas, las enfermedades, las prácticas culturales y los hábitos humanos (Bartlett 1980). Por ejemplo, en la región de Uxpanapa de Veracruz, México, los campesinos locales explotan alrededor de 435 especies de plantas silvestres y animales, de las cuales 229 se utilizan como alimento (Toledo et al. 1985).
La continuidad y diversidad espacial y temporal característicos de un estado sucesional avanzado son un factor clave en el desarrollo de los agroecosistemas. Mientras que en la agricultura moderna el cambio direccional es inhibido al mantener monocultivos caracterizados por la baja diversidad y maduración, en la agroecología y agricultura convencional se busca una tendencia cada vez mayor hacia la complejidad.
Un buen control de la sucesión se consigue, sobre todo, a través de la práctica de los policultivos. El uso de esta estrategia proporciona una utilización eficaz de los recursos, estabilidad en la producción, reducción de los riesgos al mínimo, disponibilidad de nitrógeno, disminución de malezas, cubierta vegetal del suelo, disminución de la incidencia de insectos y enfermedades, uso eficaz de la mano de obra, generación de una dieta diversa, aumento de las oportunidades para la comercialización, intensificación de la producción con recurso limitados y aumento máximo de la rentabilidad con bajos niveles en tecnología. (Francis et al. 1976, Harwood 1979a). (Ruthenberg 1971; Altieri 1983; Francis 1986).En las zonas tropicales de América Latina, el 60% del maíz se cultiva junto con otras especies. Por ejemplo, en las regiones montañosas de Tlaxcala, México, los agricultores cultivan el maíz en con habas, ya que el haba sobrevive a las heladas, mientras que el maíz no lo hace.
Otras estrategias muy importantes también son, por un lado, el reciclaje de nutrientes, que permite una utilización mínima de los insumos que provienen del exterior del agroecosistema y, por otro, la conservación del agua que es posible, sobre todo, gracias a la cubierta vegetal. Los niveles freáticos están disminuyendo en todos lados, principalmente el medio oeste y suroeste americano, cuenca mediterránea, India y parte de China. En 2025 podrían ser 3000 millones de personas las que carecieran de agua para usos esenciales, por lo que es iluso pensar que se puedan seguir ampliando indefinidamente los regadíos.
Por otro lado es muy importante aprender del conocimiento agrícola tradicional. Este conocimiento tiene muchas dimensiones y proviene de la interacción directa entre los seres humanos y el medio ambiente. Los agricultores tradicionales tienen conocimiento acerca del ambiente físico (suelos, clima, etc.), los sistemas de clasificación popular, los calendarios tradicionales para controlar los programas de las actividades agrícolas, los indicadores meteorológicos basados en la fenología de la vegetación local,…
La mayoría de los pequeños agricultores han empleado prácticas diseñadas para optimizar la productividad en el largo plazo, en vez de aumentarla al máximo en un corto plazo (Gliessman et al. 1981). Los insumos, por lo general, se originan en la región inmediata y el trabajo agrícola es realizado por seres humanos o animales que se abastecen de energía proveniente de fuentes locales(Wilken 1977).
La propiedad descentralizada de la tierra produce, además, oportunidades más equitativas para la población de áreas rurales: responsabilidad e interés por el bien de la comunidad y sus ciudadanos, las fincas familiares pueden ser lugares donde los niños crezcan y adquieran valores, las habilidades agrícolas son transmitidas de generación en generación, se alcanzan con regularidad producciones mayores y que en las grandes fincas (Netting, 1993).
Alrededor del 60% de la tierra cultivada del mundo todavía se explota mediante métodos tradicionales y de subsistencia (Ruthenberg 1971). Este tipo de agricultura se ha beneficiado gracias a siglos de evolución cultural y biológica, mediante lo cual se ha adaptado a las condiciones locales (Egger 1981). Las familias campesinas aún persisten en los Estados Unidos y en el Tercer Mundo son el eje central para la producción de los alimentos de primera necesidad. Señalar que las pequeñas fincas existen en todos los ambientes, en todos los contextos políticos y económicos, en todos los períodos históricos desde los últimos 5 000 años, y en cada área cultural conocida donde los cultivos puedan crecer (Netting, 1993).
Sin embargo, a través de la participación en el GATT, NAFTA, el Banco Mundial, el FMI y la OMC), se ha producido la liberalización del comercio en el sector agrario (Bello et al., 1999). Esto supone una grave amenaza para la futura existencia de las pequeñas fincas en todo el mundo. Las típicas economías del tercer Mundo han sido inundadas con alimentos baratos procedentes de los mayores países exportadores de granos. Por múltiples razones estos alimentos se ponen a menudo en el mercado internacional a precios inferiores a su costo local de producción. (Lappé et al., 1998). Esto provoca una disminución en el precio de los productos locales lo que hace que el número mínimo de hectáreas necesarias para mantener a una familia se incrementa. Esto está generando que los productores más pequeños y pobres abandonen la tierra, que va a parar a manos de productores mayores y más acomodados que pueden competir en un ambiente de bajos precios con la ventaja de contar con muchas hectáreas. El resultado final es la posterior concentración de las tierras de fincas en las manos de los grandes productores, que son cada vez menos (Lappé et al., 1998).
En resumen, la agricultura moderna incrementa el distanciamiento entre los productores y consumidores, proyectistas y beneficiarios, investigadores y los que practican la agricultura. Las prácticas agrícolas desplazan los procesos en el sistema ecológico en vez de trabajar con ellos, perjudicando al medio ambiente. Bajo la presión selectiva de las prácticas agrícolas modernas convencionales, los agroecosistemas y las estrategias agrícolas que eran únicas a ciertas culturas y ecosistemas, se homogeneizan en el proceso de globalización. En la medida que los países en desarrollo son introducidos a las disposiciones internacionales existentes estos cambian sus políticas para cumplir con una deuda sin precedentes, y los gobiernos adoptan cada vez más modelos económicos neoliberales que promueven la agro-exportación, que sin duda, conduce a un aumento del hambre en la población de sus propios países.
Agroecologia y Revolución Verde
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"¡Terruño armado, terruño respetado!"
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CON LA COMIDA NO SE JUEGA. Alternativas autogestionarias a la globalización capitalista desde la agroecología y el consumo.
http://www.nodo50.org/ts/editorial/completo.pdf
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