[Suecia] Sindicatos suecos en crisis: ¿qué soluciones ofrecen los sindicalistas?

Traducido por Libertame

Los sindicatos suecos están gobernados de arriba abajo y, por tanto, no sirven a los intereses de los trabajadores. Así lo afirma Rasmus Hästbacka, del sindicato sindicalista SAC. Basándose en su nuevo libro, sugiere cómo se pueden reconstruir los sindicatos dirigidos por los trabajadores.

Es una perogrullada que el capitalismo no es una democracia; el capitalismo significa dictadura económica, que es más evidente en nuestros lugares de trabajo. Pero las verdades de Perogrullo tienen el mérito de ser ciertas y mientras los trabajadores vivan bajo la dictadura de la patronal, hay muchas razones para repetir esta verdad y luchar por la democracia. Otra verdad de Perogrullo es que la lucha debe llevarse a cabo principalmente en el lugar de trabajo a través de los sindicatos. Pero no vale cualquier sindicato.

Mucha gente fuera de Suecia mira a nuestro país y cree ver un movimiento sindical ejemplar. Siento darles la noticia, pero hoy en día los sindicatos suecos apestan. Tres pruebas deberían bastar. En primer lugar, los líderes de los sindicatos más grandes de Suecia apoyaron la introducción de una ley antihuelga en 2019. Que yo sepa, el único sindicato que ha desarrollado una estrategia para hacer frente a esta ley es el sindicato sindicalista SAC.

En segundo lugar, los mismos dirigentes que apoyaron la ley antihuelga también apoyaron el debilitamiento de la ley sueca de protección del empleo en 2022. En tercer lugar, está creciendo una barriada del mercado laboral en la que se explota brutalmente a los inmigrantes, lo que podría dar al traste con las condiciones laborales en general. El sindicato sindicalista SAC es el único que ofrece un contrafuego eficaz.

Ahora, alguien podría preguntarse: ¿Qué exigieron los líderes sindicales suecos a cambio de apoyar la ley antihuelga de 2019? Prepárense: nada. Literalmente nada.

Para ser sincero, solo se me ocurre un sindicato sueco que funcione bien: El Sindicato de Trabajadores Portuarios. Nuestro sindicato sindicalista SAC se ha reducido de casi 40 mil miembros, en la década de 1930, a poco más de 3 mil en la actualidad. Nuestro sindicato alberga un gran potencial y puede demostrar algunos avances aquí y allá, pero aún queda trabajo por hacer para reconstruir un movimiento poderoso.

Entonces, ¿qué recetas para construir un movimiento proponen los sindicalistas suecos? El primer paso es reconocer la realidad. Tenemos que entender la situación para poder cambiarla en una dirección razonable. Así que permítanme ampliar un poco los tópicos.

La dictadura actual en nuestros lugares de trabajo divide a la población aproximadamente en dos clases: por un lado la mayoría que vende su fuerza de trabajo, por otro lado los propietarios de las empresas, los jefes privados y públicos que mandan sobre todos. Los trabajadores no tienen derecho a participar en las decisiones importantes en el trabajo, ni siquiera el derecho a votar a los jefes adecuados o a destituir a los jefes inadecuados.

Si se compara esta dictadura con una enfermedad, los síntomas son claros. La parte patronal se beneficia de ordenar a una mano de obra mínima que trabaje al máximo por un salario mínimo. Las consecuencias para los trabajadores son falta de personal, estrés y salarios bajos. El resultado para los empresarios y directivos son grandes beneficios y primas.

Bajo el dominio sin trabas de los empresarios, la salud y la seguridad no son una prioridad. El año pasado murieron 65 suecos en accidentes laborales. Más de 770 trabajadores mueren cada año por estrés laboral. Unos 3.000 suecos mueren prematuramente cada año por problemas en el trabajo (y recuérdese que Suecia es un país pequeño con menos de 6 millones de asalariados). Son síntomas de una vida laboral fundamentalmente enferma.

La dictadura económica también pone límites estrictos a la democracia política.Como dijo el liberal estadounidense John Dewey: «la política es la sombra proyectada sobre la sociedad por las grandes empresas».

La principal forma de combatir los síntomas de la dictadura económica es la organización sindical. Aunque esta lucha sea necesaria, es insuficiente mientras subsista la propia enfermedad.

Imaginemos por un momento que en lugar de eso tuviéramos democracia en el trabajo, es decir, centros de trabajo gestionados por los trabajadores. Entonces podríamos poner las necesidades humanas en el centro, en lugar de la codicia y el ansia de poder de los empresarios. Entonces el trabajo podría ser un lugar en el que nos desarrolláramos y prosperáramos, en lugar de ser mangoneados y despojados de la riqueza que producimos. Todos los trabajadores deberían poder sentir alegría el lunes por la mañana en lugar de ansiedad el domingo por la noche.

¿Cómo introducir la democracia en el trabajo? Existe una estrategia casi tan antigua como la propia sociedad de clases. La estrategia consiste en que los trabajadores intensifiquen la labor sindical para hacerse con el poder sobre sus lugares de trabajo. Así, el propósito es conquistar no sólo un trozo mayor del pan, sino la panadería entera. Sindicalismo significa precisamente esto, intensificar el trabajo para tomar el poder. Para los lectores de ZNetwork, puede ser interesante observar que el sindicalismo europeo es en gran medida idéntico al sindicalismo industrial de la IWW en Norteamérica.

Para que un sindicato funcione para los trabajadores, debe estar dirigido por los trabajadores. Por lo tanto, los sindicalistas creen que los sindicatos deben ser controlados por los trabajadores en la planta, no por los magnates sindicales en la cima. Suecia es un país atrasado en este sentido. A diferencia de nuestros países vecinos, aquí casi no hay sindicatos dirigidos por sus afiliados. Por lo tanto, necesitamos construir sindicatos en los que la base de afiliados decida qué reivindicaciones perseguir, qué tipo de presión ejercer sobre los empresarios y qué acuerdos aprobar.

Todo el mundo sabe que la unión hace la fuerza. Por lo tanto, los trabajadores tienen que unirse por encima de las fronteras profesionales y no dividirse en diferentes sindicatos artesanales, como los sindicatos suecos de Saco. Además, los trabajadores deben crear el máximo espacio para la acción colectiva. Así, los sindicatos deben ser independientes de los partidos políticos y no ser órganos de apoyo de, por ejemplo, los socialdemócratas, como lo son muchos sindicatos suecos LO y TCO. Del mismo modo, los sindicatos deben ser independientes de todas las religiones, pero respetando la libertad religiosa de cada trabajador.

En resumen, el punto de vista sindicalista es que los sindicatos deben basarse en la democracia, la solidaridad y la independencia.Los sindicalistas forman ramas locales de trabajo que se denominan secciones operativas, ya que la visión a largo plazo es que los trabajadores se hagan cargo y operen la producción de bienes y servicios.

Pero, ¿es realmente tan sencillo? Un resumen de las recetas sindicalistas puede parecer sencillo, pero construir sindicatos dirigidos por sus miembros requiere un trabajo duro y paciente. En cuanto relacionamos las recetas con la práctica sindical, es fácil llenar un libro de comentarios. Y eso es justo lo que he hecho. El título del libro es Sindicalismo sueco – Un esbozo de su ideología y práctica. El libro ha sido publicado por la SAC en colaboración con la editorial Federativ. También puede descargarse gratuitamente en formato PDF.

Mediante la creación de sindicatos gestionados por sus miembros, los trabajadores pueden desarrollar la fuerza y la competencia colectivas necesarias para implantar centros de trabajo gestionados por los trabajadores en toda la economía. Así, organizarse en el trabajo es sembrar las semillas del futuro: una sociedad de personas libres e iguales.

Ese futuro sería un socialismo digno de ese nombre o, si se prefiere, un liberalismo digno de ese nombre. El liberal John Dewey rechazó el capitalismo como una especie de «feudalismo industrial». Quería que su lugar lo ocupara la «democracia industrial».Incluso los conservadores del Grand Old Party de Abraham Lincoln entendían que la «esclavitud asalariada» (como se llamaba entonces) es una abominación.

Rasmus Hästbacka

Hästbacka es abogado y miembro del Local de Umeå de la SAC desde 1997. Terminó una tesis de licenciatura en ciencias jurídicas en 2017 con el título Europeiska företagsråd i svenska koncerner (Los comités de empresa europeos en las corporaciones suecas). Más artículos del autor en esta biblioteca aquí.

 

Enlaces relacionados / Fuente: 
https://theanarchistlibrary.org/library/rasmus-hastbacka-swedish-unions-in-crisis-what-solutions-do-syndicalists-offer
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