1 de Mayo: Frente a la derrota. Organización revolucionaria.
Frente a la derrota. Organización revolucionaria.
Nos encontramos y rápido nos reconocimos. En nuestra mirada tristeza y frustración por los palos de ciego que se mezclaba con una esperanza irreductible. Nos encontramos, tras gloriosas derrotas y alguna tenebrosa victoria, y rápido nos reconocimos. Llegamos huérfanos y desarmados, enfangados en una espesa nostalgia. El mal sabor de boca compartido nos unió hasta convertirse en un lema: «Contra la derrota. Contra todo derrotismo». Pero eso no era suficiente.
Combatir la derrota empezó por unirnos. Con los bolsillos llenos de piedras, insignes derrotas y alguna terrible victoria, que no podían seguir siendo lastre sino proyectiles, tienen que ser la munición de nuestros siguientes combates contra el orden establecido, contra la derrota. Buscamos contemplarnos plenamente, acompañados de nuestros miedos comunes, y en la complicidad de la acción y de las ideas. Unirnos fue el primer paso, luego se trató de construir en torno a la experiencia de las luchas pasadas.
Unirnos para combatir la disgregación y el desarme de una clase trabajadora más numerosa, precarizada, diversa y feminizada que en ningún otro periodo de la historia. Unirnos para unir a lo que quieren separado. Unirnos para reconocernos, para encender la chispa que nos permita conocer lo que nos rodea. Unidas sin negar las diferencias, sin pretender la uniformidad. Detectando los privilegios, toda forma de dominio, para combatir la explotación.
Unidas y organizadas. Rearmados contra desvíos y salidas falsas. Haciendo nuestra la responsabilidad de vencer las indiferencias con solidaridad, apoyo mutuo, conciencia y acción directa. Autoorganizadas para tomar la rienda de nuestras vidas y nuestro futuro antes de que se arruine bajo los intereses de unos cuantos y muchos cómplices. Este sistema criminal no se puede reformar, solo cabe destruirlo. Quien diga lo contrario se equivoca y nos aboca a la derrota.
Organizadas para no tragar mentiras que nos animan a luchar entre nosotras. Nuestra clase traspasa sus fronteras. La guerra siempre debe ser contra los de arriba y nunca entre nosotros. Alertados de que pretenden que asumamos sus intereses como propios, como nuestros, cuando sus intereses jamás serán los nuestros. Luchar entre nosotras es una derrota. Hacer la guerra a sus guerras es el comienzo para alcanzar la victoria.
Su codicia es infinita, voraz, es insostenible. Nuestros cuerpos, nuestro mundo, nuestras mentes, no pueden sostenerlo sin quebrarse. Unidas y organizadas, armadas de experiencia y enfocadas a la superación de su avaricia. Sin permitir que extiendan sus garras sobre otros pueblos, en otras latitudes. Con solidaridad internacionalista y de clase. Contra toda campaña imperialista que quiere callarnos y apaciguarnos desangrando más allá de nuestros muros.
Muros levantados para intentar frenar la desesperación que ellos mismos generan. Muros con púas, cámaras y guardias que desgarran una piel y una carne que también es la nuestra. Concertinas, vallas y fronteras. Mecanismos para contener la lucha. Jueces, policías, burócratas y líderes carismáticos. Mecanismo para desviar la fuerza que genera nuestra unión, nuestra organización y nuestro propósito emancipador.
Fuimos, somos y seremos combativos, estaremos en retaguardia o en primera línea, con serenidad y entusiasmo cuando se necesite, pero solo alcanzaremos ese objetivo unidas y organizadas. Jamás renunciaremos a esa victoria, porque será la consecución más hermosa de la Humanidad.
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Embat – Batzac – FEL – Liza – Regeneración
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