Comunismo anarquista y territorio. UCADI. IT.

 

Comunismo anarquista y territorio. UCADI. IT

7 Jul 2023.

 

La relación entre comunismo anarquista y territorio constituye uno de los nodos teóricos y estratégicos de la intervención política del comunismo anarquista y de su capacidad de arraigo en el territorio y por tanto en la base social que constituye el punto de referencia para cualquier intervención política de un carácter libertario que involucra a las poblaciones en la gestión de la acción para mejorar las condiciones de vida y de trabajo en una sociedad de orientación liberal. El comunismo anarquista no ha resuelto este dilema y muchas veces se ha refugiado en una intervención política de carácter general encaminada a subvertir las relaciones sociales y productivas, a hacer evolucionar la lucha de clases en dirección a la revolución social, pero luego fracasó, o al menos encontró muchas dificultades operativas en la fase constructiva y de realización de la acción revolucionaria, aun cuando el problema de la transición entre la vieja sociedad contra la que ejercía su función destructiva y la nueva sociedad y las nuevas relaciones sociales que quería construir y que enfrentaba la historia .

Una cuidadosa reflexión crítica sobre los problemas institucionales que hoy presentan las diferentes formas de Estado y de gobierno quizás pueda ayudar a comprender cuál es la solución, en qué dirección debemos movernos y actuar, en qué debe ser la acción táctica y estratégica de los comunistas anarquistas. el territorio para ir en la dirección de dar vida a nuevas formas de relaciones institucionales y sociales más respetuosas de la participación de los habitantes del territorio en la gestión de la vida social, orientadas a la acción directa, a la asunción de la responsabilidad por todos en la vida social colectiva de su economía, relaciones sociales y productivas.

Mirando los diversos sistemas institucionales de gobernabilidad, se observa desde muchos lados que se está produciendo una convergencia en los métodos de los sistemas de gobernabilidad -bajo la presión de la necesidad de acelerar los procesos de toma de decisiones obstaculizados por las formas participativas de gobierno- que también están en crisis debido a la lentitud de los procesos de toma de decisiones, la evidencia crece desafección de los legitimados para votar con motivo de los plazos electorales. No cabe duda de que las instituciones son cada vez menos percibidas como cercanas a las poblaciones y por tanto participadas por ellas, a través de formas de voto delegado, según los llamados sistemas de gobierno occidentales o incluso a través de las democracias populares residuales o incluso en sistemas de gobierno que podríamos definir como democracia, es decir, sistemas caracterizados por una forma de gobierno centralizada y gerencial que tiene la ventaja, al menos en el papel, de permitir tiempos rápidos de toma de decisiones y de reacción a las necesidades que surgen del desarrollo de las relaciones sociales y productivas , de la necesidad de tomar decisiones necesarias para superar los problemas de gestión de la empresa que van surgiendo. En otras palabras, las dificultades de hacer una sistema de gestión de la empresa participada, de democracia delegada, como se defina, que permita una gestión eficaz de las relaciones sociales y productivas y del gobierno de la empresa.

Si esto es cierto, la fase de destrucción y contraste con los actuales sistemas de gobierno puede y debe ser utilizada por el comunismo anarquista, como siempre lo ha sido, como un momento de construcción de la alternativa, y esto puede pasar insertándose en la batalla frente a las instituciones existentes, elementos que de alguna manera presagian la futura gestión de la empresa a construir. Por lo tanto, se deben identificar objetivos y temas de lucha social que permitan, desde el nivel más bajo de funcionamiento de las instituciones en el territorio, establecer una disputa y un choque social que,

intervenir sobre los problemas más inmediatos y tangibles de la gestión de los problemas sociales, permite hipotetizar y prefigurar, persiguiendo estos objetivos, un camino concreto de construcción de una gestión alternativa de las relaciones políticas entre poblaciones e instituciones.

 

La intervención sobre el territorio hoy en Italia

 

El anarquismo se ha caracterizado por la incapacidad de abordar los problemas locales a nivel institucional ya que el trato con el territorio pasaba por la relación con los órganos de gestión territorial más básicos como, por ejemplo, los municipios, o las administraciones locales, como se las denomine. En verdad, fue Camillo Berneri quien abordó estos temas, aunque de forma aproximada y en cierto modo bastante cruda, quien se preguntó qué debía hacer el anarquismo en los municipios y llegó a hipotetizar una participación en la contienda electoral municipal con el fin de establecer, aunque con una serie de complementos participativos a la actividad política electiva, a través de asambleas de verificación en las que los electos se comprometían a respetar las resoluciones, a modo de delegados, una relación directa con los habitantes del territorio. Esta hipótesis de trabajo quedó en estado embrionario, tanto por la coincidencia de la propuesta con el período revolucionario que vivió Berneri en 1936 y cuando la formuló que no permitió ser contrastada, sino sobre todo porque su voz fue silenciada sobre la atroz crimen perpetrado contra él por los estalinistas en España.

El hecho entonces de que estas estructuras de gestión territorial fueran o electivas o, peor aún, la designación del poder central planteó ulteriores problemas al anarquismo, insalvables en la intervención política, pues impuso el paso necesario que constituía el enfrentamiento con el electoralismo y por tanto con la necesidad formar una asociación política que aceptaba la participación delegada, elegida por cualquier sistema electoral; estos conceptos fueron rechazados a nivel teórico como expresión de actividad delegada que negaba el principio de acción directa y participación en primera persona en la dirección de la acción política. Ante las dificultades para realizar la hipótesis de actualización teórica y estratégica, se prefirió por tanto abandonar el problema, esperando enfrentarlo en tiempos mejores y libres de los condicionamientos que representaban la acción insurreccional inmediata y las dificultades de una guerra civil que en ese momento el tiempo desgarraba los territorios en los que el anarquismo buscaba desarrollar su acción social y constructiva.

Por ello, la acción política de los comunistas anarquistas en la zona se caracterizó por iniciativas de disputa disputada, constituidas por la expresión de la autonomía política en la zona y, por tanto, dirigidas más a la actividad de demolición que a la realización y construcción de nuevas instituciones compartidas. , capaz de construir y configurar concretamente una alternativa al orden y a las instituciones políticas existentes, con el único resultado positivo de estimular la participación directa en la vida política para la gestión de sus derechos e intereses, limitándose a utilizar estas experiencias como herramienta pedagógica de educación luchar, sin comprender los muchos otros aspectos positivos.

La única solución al problema se identificó en la autogestión, instrumento ciertamente eficaz en una fase revolucionaria pero destinado a perecer en un contexto social capitalista y por tanto inservible en una fase de transición hacia la búsqueda de nuevas estructuras y equilibrios institucionales de un naturaleza participativa.

Hoy parece haber llegado el momento de utilizar un punto de partida diferente: el litigio que también puede desarrollarse desde el derecho burgués, construyendo acciones de movilización participativa que por un lado hagan crecer y desarrollar la participación y por otro difundan los objetivos que se persiguen y el derecho a perseguirlos, ligado a una estrategia que permita alcanzar el objetivo y por tanto demostrar que la lucha da sus frutos, que la acción en primera persona es cualificante y capaz de producir efectos positivos. De ello se deduce que en apoyo de la acción reivindicativa, cuando

posible, organiza y apoya una disputa legal actuando tanto en los tribunales civiles y administrativos, laborales y, si es necesario, también penales. De ahí el uso de los conflictos jurídicos no sólo como herramienta técnica para la defensa de los derechos, sino también, de manera instrumental, como una oportunidad para que las personas se reúnan, como un medio de organización, para orientarse hacia la acción colectiva.

La recopilación de mandatos para investigar la disputa legal es una oportunidad para producir agregación política. El debate que precede y acompaña a la recogida de firmas para la participación en una acción en el campo jurídico da la posibilidad/necesidad de organizar encuentros de aclaración, de análisis en profundidad de las cuestiones cubiertas por el debate, crecimiento colectivo y consciente. La recogida y posesión de direcciones postales y telemáticas, números de teléfono y su uso, si se gestiona con cuidado, constituye una herramienta formidable para estimular la participación y la militancia, es capaz de producir organización y agregación, confrontación de ideas, movilización.

La discusión de los accionistas antes y después de la redacción de un recurso de apelación sobre el fondo de la controversia, la redacción, antes de la audiencia, de los escritos del caso y de los diversos documentos legales - desde una simple notificación formal hasta una orden de citación y/o convocatoria - constituye una oportunidad de discusión y una herramienta de comprensión de los problemas para un número cada vez mayor de sujetos involucrados, aclara que un derecho debe ser defendido en la lucha, produce un crecimiento colectivo, reforzando la creencia de que la forma institucional de proteger los derechos es posible y capaz de producir efectos positivos bajo la condición de una movilización en primera persona, difunde la convicción del valor retributivo de la movilización, la lucha y el compromiso cívico, reforzando en última instancia el papel y la confianza en la acción colectiva,muestra que la lucha da sus frutos a través de resultados positivos y tangibles, muestra que "la utopía es posible".

 

La elección de los objetivos

 

Para que el camino recién trazado sea factible, es necesario proceder con una elección cuidadosa de los objetivos a perseguir, cuidando la factibilidad de la disputa, ya que la autoconciencia puede crecer por parte de las poblaciones, debe ser remunerativo y factible. Es necesario, por tanto, que los objetivos identificados sean reales, que las necesidades a las que se refieren sean sentidas y compartidas; entonces, el hecho de que estos objetivos sean a menudo limitados y circunscritos no impide la eficacia de perseguirlos y, sobre todo, de realizarlos. Se debe tener cuidado en elegir problemas compartidos que conciernen a la generalidad de los asociados o al menos a fracciones significativas de ellos, para que la participación en la movilización sea unánime y efectiva, visible, porque el poder siente la necesidad de satisfacer los pedidos cuando estos son compartidos y permiten mantener los mínimos consensos necesarios para seguir garantizando su acción de dominación. Este afán de control y gestión por el poder debe ser combatido, pero también utilizado y explotado, revirtiendo sus efectos negativos sobre quienes pretenden utilizarlo como instrumento de dominación.

Para lograr este resultado es necesario proceder principalmente con la indagación, es decir, a través de un cuidadoso censo de las necesidades expresadas por la comunidad, cuidando de establecer un orden en el abordaje de los diversos problemas que tenga al menos dos parámetros de referencia: la urgencia de satisfacer la necesidad que fundamenta la solicitud y la factibilidad de la disputa, calculando las posibilidades de éxito que ésta tiene ante una movilización que involucre a la comunidad, los posibles puntos de fracaso de la iniciativa y las consecuencias en la moral de quienes luchan.

Es necesario privilegiar el momento de participación e involucramiento en la acción reivindicativa, que en ocasiones puede limitarse incluso a sugerir posibles soluciones, demostrando la mayor racionalidad y capacidad de gobernar la comunidad, a través de la participación de los habitantes del territorio que simplemente piden y consiguen obtener la racionalización de la actuación de los poderes públicos que a veces, tontamente, el poder de los políticos, precisamente por distraerse en perseguir intereses colectivos, no vislumbran, aunque no hay coste económico en la intervención.

La capitalización del resultado de las intervenciones sobre problemas reales debe ser uno de los objetivos a perseguir, cuidando de desarrollar una acción progresiva de apropiación de la gestión del territorio, a través de la educación y el ejemplo, constituida por los objetivos identificados y perseguidos, demostrando así la viabilidad concreta de un gobierno del territorio y de su gestión logrado a través de la acción directa y la participación coral y colectiva de los habitantes.

Es por esto que la acción política debe ir acompañada de acciones de solidaridad y cooperación concreta entre los usuarios de los servicios y lo que ofrece el territorio, demostrando así que otra sociedad, que otras relaciones sociales, son posibles y factibles.

Puede ocurrir que al intervenir en el área de esta forma se creen las condiciones para que se reciba la solicitud de los asociados de participar en la gestión institucional del área a través de la participación en las elecciones, evento que no puede ser excluido a priori, dado el desarrollo exitoso de la intervención política que genera la solicitud. En este caso, sin embargo, la organización política que gestiona la intervención en el territorio (colectivo, asamblea ciudadana, militantes de la organización política), no puede agotar su papel trasladando su actividad a la relación delegada y electiva, es decir, delegando todas las recursos de movilización y participación en la representación institucional, pero identificando en ella, en su ámbito, personas, sujetos, territorio que se han dado a sí mismos.

Esta es una forma de acción política y de participación "delegada" que, en perfecta sintonía con los principios y la articulación estratégica y táctica de la actividad política bajo la bandera del comunismo anarquista; no es otra cosa que la participación organizada y responsable de todos en la gestión colectiva del territorio a través de formas de organización no utópicas pero perfectamente factibles, a través y bajo la bandera de la participación responsable y compartida.

 

Instituciones repartidas por el territorio e intervención política

 

El antielectoralismo político del anarquismo lo llevó a considerar la presencia institucional en el territorio como representada por la unidad básica de gestión territorial y que es el municipio, pero la gestión institucional del territorio es algo mucho más complejo que utiliza entidades y estructuras delegados para proporcionar servicios específicos a menudo caracterizados por una gestión que a menudo es el resultado de una acción participativa. En relación con estos órganos, la intervención política no puede limitarse al control y la impugnación de sus actuaciones, sino que puede y debe adoptar la forma de propuesta, especialmente cuando estos órganos recurren a sistemas de gestión de autogobierno a través de órganos electivos.

De ello se deduce que la intervención en el territorio de los comunistas anarquistas no puede prescindir de identificar como objetivo de acción, la intervención sobre los órganos de gestión, por ejemplo, de los servicios de salud, los del servicio escolar, sobre las actividades del consorcio, así como como en la gestión de servicios personales, como los relacionados con el transporte, y a todos los sectores en los que es posible intervenir presentando propuestas, organizando formas de participación, abriendo conflictos con los órganos de gestión, obligando a estos órganos a atender la solicitud para la participación y gestión compartida de las actividades realizadas a favor de los usuarios. Esto significa identificar en los órganos de gestión de la salud, en los del servicio escolar, de los órganos y empresas que gestionan el transporte, intervenir con actividades críticas dirigidas a la gestión de estas estructuras significa desarrollar una gestión territorial participativa que eduque en la acción directa y que permita atender las necesidades de las poblaciones, y más concretamente, las necesidades de climatización, abastecimiento de agua, manejo de residuos, protección ambiental, terrenos en los que se ejerce la participación social de los sujetos que habitan en la zona.

Esta conciencia permite al comunismo anarquista, como propuesta política de participación, organizar la intervención sobre el territorio, permitiendo la más amplia participación posible en la gestión colectiva del mismo.

En intervenciones posteriores desarrollaremos hipótesis sector por sector y métodos de intervención política participativa en los que ojalá puedan participar aquellos que hacen referencia política al comunismo anarquista.

 

El personal editorial

 

 

Enlaces relacionados / Fuente: 
http://www.ucadi.org/2023/05/29/comunismo-anarchico-e-territorio/
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