¿Se viene otro 15M?

Por Batzarre

Fiel a mi cita anual, y después de mucho tiempo sin escribir, estoy aquí sentado un año más -ya van siete- escribiendo sobre aquel despertar que supuso para muchxs de nosotrxs aquel 15 de mayo de 2011. Pero como ya he escrito sobre mi experiencia personal, sobre las pequeñas -pero dignas- victorias, los defectos o el legado que dejó tras de sí este movimiento, en esta ocasión no voy a rendir homenaje a aquel 15-M que tanto me cambió a mi pero que, después de 7 años, desgraciadamente no consiguió materializar aquella utopía que algunxs soñábamos con alcanzar, al menos durante sus 3 primeros años.

Echando la vista atrás y haciendo un análisis general del panorama global, no parece que tanto el 15-M en el Estado español, como los Movimientos Occupy en países anglosajones o, el más reciente Nuit de bout en la Francia vecina, hayan logrado cambiar un imaginario global dominado por un pensamiento hegemónico capitalista grabado a fuego en la mayoría de la población. No hay más que ver quien rige hoy los destinos de lxs estadounidenses, de lxs francesxs o quien sigue instalado cual garrapata en la Moncloa a pesar de todo. Los índices de pobreza y desigualdad siguen aumentando, las guerras absurdas siguen cobrándose las vidas de millones de inocentes, y la codicia y la devastación del medio ambiente siguen imparables, mientras muchos siguen pensando si podrán irse de vacaciones el próximo verano.

Pero en este texto no voy a hablar de algo de lo que he hablado en muchos otras entradas de este blog. Aunque hasta este momento lo parezca, no es mi intención dejar un halo de pesimismo y menos en este día tan especial para mi. Por el contrario y haciéndolo ya desde la última atalaya que queda en pie de mi debilitado optimismo, quiero plantear una posibilidad que a mi entender podría estar cerca de producirse. Parece mentira, pero a pesar de los pesares y tras grandes decepciones, sigo soñando.

Cuando hablamos de posibles escenarios capaces de sacudirlo todo -no voy a hablar ya de revoluciones, pues me parece un concepto muy lejano- tenemos que remitirnos a aquellos condicionantes y circunstancias que podrían desencadenarlos. Concretamente en el Estado español, vivimos ahora mismo un panorama extraordinariamente complicado y un pulso socio-político tan tenso que podría cortarse con una navaja desafilada: la cuestión catalana, la podredumbre estructural de las instituciones, la vulneración sistemática de libertades y derechos laborales, sociales y civiles, la represión generalizada de la disidencia social y política, un descrédito absoluto de una judicatura patriarcal y corrompida al servicio de un régimen autoritario en clara descomposición, y un claro resurgir de un nacionalismo español de tintes fascistas heredado de ese franquismo sociológico que el reǵimen del 78 se encargó de perpetuar hasta nuestros días. Si comparamos todo esto, con el escenario que dio lugar al 15-M, podríamos decir sin reservas que el de ahora es un contexto incluso más propicio para un estallido social que aquel que se produjo en 2011.

Después de otra crisis representativa -probablemente la definitiva- de una izquierda parlamentaria que se arrogó la etiqueta de “heredera del 15-M”, y viendo que ya no queda nada de aquellos principios que en sus inicios ésta decía defender -si es que los tuvo alguna vez-,  quedan pues pocos motivos para aquellos que dieron por concluido el enorme ciclo de movilizaciones que impulsó el movimiento 15-M, para volver fiarlo todo a la irrupción de Podemos en el panorama electoral y su “asalto a las instituciones”.  Las expectativas que algunos tuvieron en la vía institucional van decayendo poco a poco por varios motivos, entre ellos la poca definición –la llamada “equidistancia”– en varios de los problemas de actualidad y una creciente sensación -que algunos ya teníamos- de que el parlamentarismo y la democracia representativa es inoperante resultando además uno de los mejores instrumentos de dominación y sometimiento de masas en manos del sistema que nos oprime.

Si a una situación socio-política insostenible y a esta nueva crisis representativa, le añadimos la reciente reactivación de un nuevo ciclo de movilizaciones con la lucha de lxs pensionistas por un lado, el aumento del número de huelgas y movilizaciones laborales por otro y sobre todo, la irrupción del enorme tsunami del Movimiento feminista que eclosionó con la Huelga General feminista del pasado 8 de marzo, tenemos los ingredientes idóneos para un nuevo escenario tipo 15-M. Un movimiento que de producirse, obviamente no se llamaría así y que, dicho sea de paso, tampoco querríamos que fuera igual. Si algo hemos aprendido en estos siete años, ha sido de nuestros errores y por qué no, también de los aciertos. A continuación, y como soñar -de momento- es gratis, me aventuraré a enumerar qué características debería tener, caso de darse, este nuevo escenario de agitación permanente para no ser absorbido otra vez por el sistema y que a la vez que nos pudiera servir -ahora sí- para lograr la emancipación anhelada y un cambio radical a todos los niveles:

1. EL NUEVO “15-M” SERÁ FEMINISTA, O NO SERÁ

Si algo ha quedado claro en los últimos meses es la fuerza con la que ha llegado -para quedarse- el movimiento feminista. Siglos de opresión de la mujer por el hombre, han explotado en toda la cara al heteropatriarcado, y aunque queda todavía un largo camino por recorrer, parece que la causa feminista camina imparable hasta lograr erradicar una lacra histórica que aunque es más antigua que el Capitalismo, encontró en este su mejor relación simbiótica. En el Estado español concretamente hemos podido ver cómo el movimiento feminista ha sido capaz de aglutinar a millones de mujeres en una Huelga general feminista sin precedentes, con una movilización que supera en número y legitimidad a cuantas hemos podido vivir durante estos siete años, y eso que han sido muchas y muy potentes. Por tanto, si esta hipótesis que formulo en este post, tiene visos de fructificar, es indudable que va a tener un claro componente de género, hasta el punto en que serán las mujeres quienes deberían estar a la vanguardia en el nuevo contexto revolucionario. IMG_20180517_004826  Los hombres, en esta ocasión y más que probablemente en las que vengan, tendríamos que pasar a un segundo plano y ejercer un papel de gregarios, sin molestar, sin acaparar protagonismos y en un estado continuo y consciente de revisión personal para poder acompañar con garantías a la mujer en este nuevo camino que se abre. Ellas han demostrado más entereza, más resistencia, más imaginación y tienen siglos de experiencia en algo que va a resultar determinante para el futuro tan crudo que nos espera: la RESILIENCIA.

2. EL NUEVO “15-M” SERÁ INTERNACIONALISTA, O FRACASARÁ.

Lo que sea que surja de este nuevo ciclo de movilizaciones y de la actual coyuntura socio-política ha de ser, por naturaleza, internacionalista. Sin adoptar o exaltar identidades nacionales y por supuesto sin vocación de establecer nuevas fronteras o Estados capaces de articular nuevas instituciones  para representar los intereses de las “nuevas” clases pudientes que puedan interferir en las posibilidades de emancipación de las clases populares, especialmente las más vulnerables y con ello, todo atisbo de construcción de una autonomía popular fuerte que sea capaz de generar un discurso y una hegemonía que haga temblar los andamiajes de este capitalismo en fase de corrosión. No se trata de crear nuevas fronteras, sino de demoler las ya existentes.

images.duckduckgo.conobordersmSi seguimos pensando en clave de naciones, Estados o formas de gobierno más o menos “representativas”, estaremos repitiendo los mismos errores que cometimos, a mi entender hace 7 años.  Aunque a priori parezca contradictorio, todo lo aquí expuesto, no excluye que, en tanto en cuanto perdure la cuestión catalana, no podamos seguir arrimando el hombro solidariamente para detener la represión y la tremenda deriva autoritaria para con el pueblo catalán, aunque algunos no participemos de sus aspiraciones soberanistas.

3- EL NUEVO “15-M” SERÁ LIBERTARIO, O SERÁ FAGOCITADO POR OPORTUNISTAS

Si el 15-M que nació en mayo de 2011 me cautivó y a la vez me cambió la vida fue por su espontaneidad, pero sobretodo por las prácticas que al menos, empleó habitualmente durante sus 2 primeros años. El asamblearismo con la toma colectiva y horizontal de decisiones, la ausencia de líderes, el apartidismo y la acción directa como señas de identidad de un movimiento novato que vale, no tenía grandes aspiraciones revolucionarias pero que, para sus demandas de mínimos utilizaba prácticas que nuestros abuelos y bisabuelos  libertarios de los años 20 y 30 ya empleaban para lograr sus objetivos. Se trata de seguir empleando estas prácticas, pero sustituyendo aquellas demandas que a lo sumo aspiraban a recuperar cierto “estado de bienestar” por otras que realmente sean capaces de cambiarlo todo, aunque eso sea casi una quimera. Hoy en día, y en perspectiva, no nos vale simplemente con cambiar la ley electoral, o aprobar una tasa a las transacciones financieras, o hacer desaparecer los paraísos fiscales, o salir del Euro o la UE. Se trata de fijarse objetivos alcanzables, trabajando desde lo local para, en el medio plazo -si es que nos queda ese tiempo- poder conquistar espacios más extensos. Generar espacios autónomos desmercantilizados y despatriarcalizados donde la autogestión sea la única forma de organizarnos. Si algo ha quedado claro, es que no se puede jugar al juego del parlamentarismo, en un tablero, con unas reglas y con unas fichas que controla perfectamente el adversario. Convendría rescatar del baúl de los recuerdos aquella consigna del 15-M que decía “No nos representan” y que ésta no quedara en una simple declaración de intenciones con el fin de hacerla extensible a TODAS las instituciones, partidos y demás estructuras piramidales creadas por y para este sistema.

4- EL NUEVO “15-M” EMPLEARÁ LA AUTODEFENSA, O EL MIEDO LE VENCERÁ

En 7 años desde aquel 15-M -y mucho antes de él- y  tras miles de movilizaciones, en su mayoría pacíficas, hemos recibido más palos que una estera y la consigna fue siempre la resistencia pasiva y la no violencia. Y ¿cuál ha sido en todos los casos el argumentario propagandístico de los Medios propiedad del sistema?: la difamación, la criminalización y la manipulación de los movimientos contestatarios. No parece pues, que haya demasiada diferencia entre que se inventen la noticia de x policias heridos en la manifestacion X o que emitan la noticia siendo verdad por la respuesta legítima de aquellos que se han defendido de disparos de balas de goma, porrazos, patadas o chorros de agua a presión. Con esto, no estoy defendiendo la violencia gratuita. Solo digo que la autodefensa debe ser solo una actitud consciente ejercida desde la libertad individual, como resistencia activa ante la verdadera violencia empleada de forma gratuita e indiscriminada por el Estado contra la disidencia social. Con la autodefensa mandamos un mensaje: aquí hay gente organizada que no se rinde y que no tiene miedo. Y eso sí que hace pensar a los engranajes represivos de este sistema. La autodefensa contra la violencia estatal no se confundirá con los diversos modos de acción directa pensados y organizados con un claro objetivo en forma de sabotajes, boycotts y toda forma de desobediencia civil que a priori no se ejercerán con una vocación violenta. De cualquier forma, es este un debate largo y complicado que convendrá tener, caso de que esta nueva utopía con la que fantaseo en el día de hoy, cristalizase finalmente.

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EL NUEVO 15-M SERÁ ECOLOGISTA Y DECRECENTISTA, O NOS EXTINGUIREMOS COMO ESPECIE

Como última característica de este “nuevo 15-M” con el que sueño en voz alta escribiendo en el día de hoy, no puedo dejar de remitirme a quizás la parte más urgente, junto a la lucha feminista, que nos atañe, no solo a la especie humana, sino a cualquier rastro de vida que queda en este maltratado planeta que un día llamamos Tierra, y es aquella que tiene que ver con el más que posible colapso ecológico, energético y por consiguiente civilizatorio que está en ciernes y que intentaré resumir lo mejor y más brevemente posible aunque con ello me deje en el tintero un montón de cuestiones para un tema tan delicado y a la vez tan necesario del que, desgraciadamente, muy pocos hablan. Dando por hecho que la mayoría de vosotrxs comprendéis que en un sistema basado en la explotación de recursos naturales finitos (no renovables) y el consumo enfermizo de productos fabricados con éstos, es físicamente imposible seguir creciendo hasta el infinito en un planeta que no es capaz de regenerarlos, parece absurdo, imprudente y suicida por nuestra parte, seguir pensando que el actual sistema capitalista que se nutre cual parásito de nuestro planeta, vaya a sacarnos de este cuello de botella evolutivo en el que nos encontramos. Se hace por tanto prioritario, cambiar el imaginario global de que un sistema basado en la codicia, en la explotación y en la desigualdad, a costa de la devastación del medio ambiente, es la única vía posible. Ese cambio es, en primera instancia, individual. Hace 7 años, a mi me lo inyectó el 15-M cuando tomé aquella pastilla roja. Lamentablemente no fue algo extensivo a todos los participantes de aquella explosión de conciencia. Por eso hoy la mayoría, o sigue creyendo con resignación que no hay alternativa a nuestra extinción como especie, o directamente mira hacia otro lado, pensando en que a su generación no le tocará vivir el colapso que se viene y oye, los que vengan después, ya se apañarán… 

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El cambio climático que camina imparable, el pico alcanzado por la mayoría de los combustibles fósiles que la industria capitalista usa para fabricar aquello que consumimos cada día, la deforestación imparable de las pocas zonas verdes que quedan como pulmón del planeta, los mares, ríos y lagos -los que quedan sin secarse- contaminados por la acción imprudente y criminal del homo economicus capitalista y la contaminación atmosférica cada vez más acuciante, nos obligan sí o sí a un cambio radical en nuestra forma de entender la vida. Es urgente borrar de nuestro vocabulario términos como “crecimiento económico”, “shopping”, “índices bursátiles”, “el PIB”, “el barril de Brendt” y demás terminología asociada a un capitalismo en clara fase de corrosión y a un más que posible escenario de colapso energético en un futuro no muy lejano. Es necesario cambiar nuestra forma de consumir, nuestra forma de ver el trabajo, nuestra forma de relacionarnos con el medio ambiente y la natura que nos da la vida.  En definitiva nuestra forma de actuar en el día a día. Vivir mejor y de forma más sencilla, con mucho menos.  Las posibles soluciones a esto, llegarán en otro post. Y seguramente no sean infalibles. El mal que hemos hecho es casi irreversible.

Y hasta aquí hemos llegado. Ese “nuevo 15-M”, no será español, ni francés, ni americano, ni tendrá nacionalidad. Si algún día se da, no se llamará así. El nombre será lo de menos. Durante estas líneas he imaginado como debería ser, bajo mi humilde opinión, un movimiento global cuya única intención y objetivo fuese aquel que con el que soñamos durante un par de años unxs cuantxs –quiero pensar que no fuimos pocos-: la de cambiarlo TODO. Ese “TODO” es superar el capitalismo y toda forma de opresión ligada a él.

Entonces nos iba la vida en ello, y ahora, 7 años más tarde, sigue siendo lo más urgente. Feliz 15-M aquellxs que hace 7 años compartieron mis sueños y utopías y que, a día de hoy, todavía siguen compartiéndolas. Aquel día nos encontramos, y en lo que esté por venir, sea bueno o malo, volveremos a hacerlo.

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