Fractales libertarios desde el centro del mundo. Anarquismo en la región ecuatoriana

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Sebastián Endara
Cuenca, región ecuatoriana

  1. LES ANARQUISTAS EN LA HISTORIA DEL ECUADOR

Sabemos que la historia es el legado de los vencedores, por ello es necesario construir otra historia, una historia crítica, que recoja la visión de quienes resistieron y resisten. Desde este punto de vista puedo decir que en la historia oficial del país les anarquistas no han jugado ningún rol protagónico, no obstante, desde la historia de las emancipaciones reales no se puede obviar el impulso determinante y definitivo de los compañeros y compañeras anarquistas. Sin entrar en detalles, a grandes pinceladas se puede decir que la acción y pensamiento anarquista propició una serie de acontecimientos que transformarían la fisonomía política del Ecuador desde inicios del siglo XX.

A propósito, quisiera retrotraer algo que escribí en el 2011:

Queremos abolir radicalmente el dominio y la explotación del hombre por el hombre; queremos que los hombres hermanados por una solidaridad consciente y decidida cooperen todos voluntariamente en el bienestar de todos; queremos que la sociedad humana se constituya con el fin de suministrar a todos los seres humanos, los medios de alcanzar el máximo bienestar posible, tanto moral como material; queremos para todos: pan, libertad, amor y ciencia”. Así se expresaron los miembros de la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros “Tomas Briones” que pertenecían a la Federación de Trabajadores Regional del Ecuador (FTRE), primera central sindical revolucionaria del país, tres meses antes de la masacre de Guayaquil ocurrida el 15 de noviembre de 1922, cuando cerca de 800 personas fueron asesinadas por la fuerza pública, de entre ellas, 200 mujeres, bajo el argumento de que se combatía la delincuencia. Fueron trabajadores y trabajadoras desconocidas, sus nombres no pasaron a la historia, su muerte sigue siendo una muerte vergonzosa depositada en el olvido de lo inconveniente. Sí, eran proletarios, hombres y mujeres cuya conciencia de clase les obligó a ‘luchar’ literalmente por el reconocimiento de sus derechos (recuérdese que la Declaración Universal de los Derechos Humanos recién fue emitida a finales de los años 40), alentados por los sueños de un mundo en donde no exista la explotación entre los seres humanos. Sí, eran anarquistas agrupados en varios grupos sindicales, poseedores de una gran claridad sobre la necesidad de organización para la exigencia de aquellos derechos que con su trabajo estaban ayudando a construir, derechos legítimos que les eran negados. Pero no solo era el voluntarismo lo que les animaba, su permanente estudio, su prospectiva revolucionaria determinaba su acción y sus imaginarios políticos, así nos lo demuestran sus escritos y sus acciones.

La masacre de 1922 que tuvo actores plenamente identificados con el anarquismo, a pesar de que la historia oficial lo ignore o lo oculte, definitivamente caló en la conciencia social, propiciando una serie de hechos políticos posteriores, que si bien no fueron definitivos para concretar los grandes ideales anarquistas, incidieron en el alcance de ciertas conquistas sociales (que de ninguna manera son absolutas y tienen que ser valoradas dentro del contexto social), me refiero a la Revolución Juliana que aportó una serie de elementos como el establecimiento de un control al lucro financiero de la banca privada, la fundación de la caja de pensiones, (ahora el Seguro Social), una mejor atención a la clase trabajadora limitando el inmenso poder la oligarquía y los terratenientes, etc. Esta Revolución desembocó en la expedición de la XIII Constitución del Ecuador que impactaría en todo lo que restaba del siglo, incluyendo gran cantidad de garantías y derechos sociales.

Y aunque no es motivo de celebración el solo hecho de la modernización del Estado en Ecuador, no se puede negar que sin el aporte crítico del pensamiento político anarquista estas conquistas talvez habrían tardado mucho más tiempo en ser generadas. Similar situación ocurre en la actualidad. Pienso que el aporte del pensamiento anarquista es fundamental en la transformación cualitativa de la sociedad al entregar mayor protagonismo en la construcción de lo social a los sujetos y grupos organizados en función de ciertos ideales elementales que en el contexto actual podrían ser sintetizados en la idea del Buen Vivir, idea que sobrepasa la estructura estatal y se ancla en el corazón de la sociedad civil auto-organizada, y coherente con sus particularidades contextuales, históricas y culturales.

  1. LOS GRUPOS ANARQUISTAS EN LA ACTUALIDAD

No creo que exista una única manera de consolidar grupos ácratas, pero estoy seguro que en cualquier caso existen al menos dos elementos que se repiten: 1) la construcción de una agenda de acción colectiva crítica que aporta al mismo tiempo al enriquecimiento vivencial de cada miembro del colectivo, y 2) la capacidad del colectivo de integrar de manera permanente a nuevos actores que nutran y fortalezcan su acción, lo que supone tener procesos de inserción y acogida, así como un plan pedagógico y de reproducción ideológica en el sentido gransciano del término.

  1. GRUPOS O INDIVIDUALIDADES ESPORÁDICAS

La dinámica de organización colectiva está atravesada por las mismas condiciones que determinan la coalición en la “sociedad líquida” de Bauman. Esto no es un problema solo de los colectivos ácratas, sino de cualquier colectivo social, incluyendo aquellos suscitados simplemente como resultado de momentos pre electorales. No se puede hablar ya de grupos sólidos sino de grupos con características coloides. La ventaja de los grupos libertarios, aunque no explícitamente anarquistas es precisamente el desarrollo de esta dimensión coloidal -metáfora extraída de la química para explicar las características “de colar”, “de unir”, de formar coágulos y de generar sistemas de unión no homogéneos-. Además, la acción política anarquista se genera en espacios de acción no tradicionales como el espacio cultural con dispositivos pedagógicos, simbólicos y performáticos generados a partir de los ejes de la agenda de la acción colectiva crítica, que incluye un abigarrado abanico de temas: objeción de conciencia, defensas ecologistas, derechos de la naturaleza, veganismos, derechos humanos, género, autogestión, cooperativas, teoría política, etc.; siempre tratados con una metodología que no establece una distinción entre trabajo manual y trabajo intelectual.

  1. IDEOLOGÍAS, DISCURSOS O PRÁCTICAS

Es claro que el anarquismo no es una corriente homogénea (ni pretende serlo), no obstante, sin caer en las precisiones limitantes, creo que es apropiado establecer algunos de los puntales de la acción ácrata: primeramente la idea de la autogestión, luego del apoyo mutuo y la solidaridad, la idea de la igualdad en la diversidad y la negación de las jerarquías, las ideas de inclusión, las ideas de decolonialidad, las ideas de deconstrucción, las idea de crítica al poder impuesto y el rechazo de los autoritarismos, el rescate de las perspectivas de transformación social y la necesidad de superación de lo establecido y lo instituido; y de manera transversal y permanente, la reflexión política sobre la libertad y la emancipación social e individual.

  1. SOBRE LOS CLÁSICOS DEL ANARQUISMO

Los clásicos juegan un rol muy importante para comprender las perspectivas fundacionales y las ideas originales del movimiento y la acción anarquista, así como las discusiones con otros paradigmas de acción política como el liberalismo y el socialismo estatista. Pero también destacaría la labor de una serie de escritores de los años 60 que no necesariamente se definía como anarquistas, pero que estaban preocupados por analizar los fenómenos nacionalistas extremos, las nuevas condiciones del capitalismo posindustrial, la dominación más mediática y consumista, la organización y el entendimiento del poder, la normalidad, la verdad, etc.

  1. TEORÍA Y PRÁCTICA

Para el anarquismo no debería haber una diferencia sustancial entre la teoría y la práctica. Se rechaza la incoherencia entre aquello que se piensa y aquello que se hace, pero también se comprende que parte importante de la emancipación está en conciliar las condiciones de la teoría con la acción práctica. Por cierto, me parece que el anarquismo no admite dogmas ni verdades inmutables sino solo provisionales; es plenamente materialista, pragmático (aunque no utilitarista), histórico y contextual.

  1. OLD SCHOOL Y NEW SCHOOL

La colaboración intergeneracional, y más entre compañeros anarcos debería ser muy cercana, pero lamentablemente es bastante inusual, quizá porque no existen quienes se definan como explícitamente anarquistas, quizá porque las comunidades ácratas en el país no actúan necesariamente bajo la bandera política del anarquismo. Realmente me falta pensar mejor este tema.

  1. CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS DEL ANARQUISMO LATINOAMERICANO

Creo que sí se puede hablar de características explicitas del anarquismo latinoamericano, devenidas de las condiciones históricas y culturales en las que la perspectiva anarquista tuvo que insertarse, redefiniendo su acción de acuerdo a las diferentes necesidades sociales, la generación de alternativas “realmente” socialistas y cooperativistas y determinados ámbitos. El desarrollo del anarquismo en Latinoamérica se da de manera desigual, quizá como más difusión y fortaleza en el cono sur, pero en Perú, a pesar de no contar con movimientos renombrados, se han expresado escritores de mucha importancia como Manuel González Prada que ya en el siglo XIX proponía integrar las perspectivas libertarias con las matrices simbólicas y culturales andinas. En todo caso la ideología ácrata ha logrado permear la estructura ideológica de muchos movimientos sociales y manifestaciones sociales de nuevo cuño en Latinoamérica, sobre todo a raíz de la crisis de la izquierda estatalista en los 80, en expresiones políticas alternativas que van desde el EZLN en México, el MST en Brasil, y los movimientos indígenas de Ecuador que concretaron el concepto de Buen Vivir, solo para hablar de movimientos grandes; y un sinnúmero de organizaciones locales de variado cuño que se aglutinan entorno a la crítica a la idea del desarrollo, la reivindicación epistemológica de los saberes locales, la equidad de género, y en menor medida, -aunque sea paradójico-, la superación de la estructura político-administrativa del Estado.

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