[Barcelona] Disturbios en el barrio de Gràcia tras el desalojo del Banc Expropiat

ALB Noticias / Gràcia es un barrio donde los movimientos sociales son históricamente fuertes. Su gran número de activistas que viven en el barrio se suma al de toda la gente que realiza algún tipo de militancia social o activismo en los numerosos espacios políticos o sociales o culturales del barrio. Todo esto se pone de manifiesto en momentos puntuales como fueron la manifestación por las detenciones de Pandora de 2014 y 2015 (3000 y 2000 personas respectivamente), las columnas que se hacen desde el barrio en las grandes manifestaciones de la Ciudad (como las huelgas generales) o los sucesos de estos días. [Ver todo el texto]

 

El Banc Expropiat fue okupado en el 2011 a rebufo del 15M. Desde el principio fue un espacio que se puso a disposición de los movimientos sociales que lo han utilizado profusamente durante estos años. Además logró romper la invisible barrera que existe muchas veces entre activismo y población gracias a sus grandes cristaleras que se hacían eco de todo tipo de reivindicación o propuesta, así como de su tienda gratis y de la Xarxa d'Aliments del barrio, una forma autogestionada de conseguir alimentos gratuitos para las personas con menos recursos. Desde el Banc se han impulsado Oficina de Vivienda, puntos de información laboral (que en breve será un "Sindicato de Barrio") y todo tipo de colectivos como la propia Asamblea de la Vila. Y toda esta actividad nunca frenó el espíritu revolucionario y combativo que siempre atravesó el Banc. Su lema de "amb caputxa o sense, el Banc es defensa" es significativo de qué se podía esperar en caso de desalojo.

El local, que era de Caixa Catalunya en un principio fue adquirido por un fondo de inversiones en un pack de varios locales. El dueño es un notorio especulador de estos que están comprando el país a saldo y que no dudan en exigir desahucios de familias por ejemplo. Entonces tuvo lugar el frustrado desalojo de Can Vies en 2014, cuando el barrio de Sants se levantó contra la injusticia y mantuvo una semana de enfrentamientos con los mossos d'esquadra. A raíz de estos hechos el Banc, que tenía orden de desalojo, se salvó. Lo hizo el alcalde Trias (de Convergència) sin que se enterase nadie, pagando 5000 euros mensuales al propietario para que no pidiera la ejecución del desalojo y así ahorrarse el Ayuntamiento unos posibles disturbios, ya que venían elecciones.

Después de éstas, la victoria de En Comú hacía presagiar una época tranquila para muchos centros sociales e iniciativas de los movimientos sociales de Barcelona. Lejos de ello, puesto que este Ayuntamiento, rompiendo con sus orígenes políticos en Miles de Viviendas o el PHRP Magdalenes, no ha podido evitar desalojos o medidas en contra de los trabajadores. Ahí quedan algunos desalojos como el del CSO Transformadors o los conflictos laborales de TMB o la plantilla de socorristas entre otros. El ayuntamiento de izquierdas se encuentra entre la espada y la pared y siempre elige la espada. Los poderosos, la oligarquía de Barcelona, sabe dónde presionar y obliga al consistorio a romper con sus principios. Cosas de la "gran" política.

Volviendo al barrio, desde hace unos 15 años se encuentra afectado por un proceso de gentrificación, es decir, de encarecimiento de los precios de las  viviendas. Este barrio que en los 70 y 80 era eminentemente popular, se volvió un barrio de moda a nivel internacional. Con ello llegaron nuevos habitantes con un alto poder adquisitivo. Abrieron tiendas 'cool' que venden aire y diseño, bares y restaurantes de nuevo estilo. Atrajeron el turismo de masas que iba al Parc Güell a pasear. En definitiva Gracia se convirtió en un lugar al que ir (marcado como tal en las guías turísticas). Esta presión acabó en los 2000 con las okupaciones que tuvieron que refugiarse en los barrios de la Salut y Vallcarca, en las alturas. Pero el 15M (y quizá el ambiente que ya había desde 2010) volvió a hacer de Gracia el barrio que siempre fue.

Los mossos d'esquadra entran en el barrio como una fuerza de ocupación. A modo de legión romana se despliegan y expulsan a la gente de sus plazas y sus calles. Este es el modus operandis desde mediados de los años 2000 cuando cada vez que había Fiestas de Gracia había disturbios. Cumplían las leyes de la modernidad de cerrar todo a las 3. El civismo se imponía a la fuerza. Y desde la reorganización del antagonismo tras el 15M, cuando se realizaban manifestaciones el 30 de abril, el barrio era invadido por cientos de estos individuos perfectamente armados y perfectamente organizados. Una vez incluso en formación con máscaras antigas.

En este caso el desalojo se produjo el lunes 23. No contaban con que el Banc estaba preparado y que dentro de la caja fuerte (por esto era un banco) se encontraban dos personas encerradas que resistieron heroicamente 10 horas dando un tiempo precioso para que todo el barrio se pusiera en pie. Los disturbios siempre han tenido lugar tras cargas policiales. Es cierto que las cargas se produjeron el primer y segundo día después de que las manifestaciones intentaran (y lograran por unos minutos) reokupar el espacio. Pero también es cierto que los mossos se han destacado por su extremada violencia golpeando a diestro y siniestro a quien se les pusiera por delante. De ello hablan los 67 heridos por el momento. El tercer día ni eso. No estaba ocurriendo nada y los mossos avisaron por megafonía que iban a cargar. Las 2400 personas les respondieron con una sonora pitada. La manifestación se desconvocó y alguna gente pudo marchar a casa. Pero una gran parte se quedó a resistir la carga.

De toda esta resistencia hablan los medios de comunicación de masas. Siempre equiparando resistencia a barbarie. Equiparando encapuchados con terroristas. Lamentando cada contenedor ardiendo pero ignorando que hay miles de familias que han tenido que marchar del barrio debido a la especulación. Lo normal es asumir tu impotencia y cumplir las leyes pasivamente. Lo extraordinario es quejarte y resistir. Entonces los medios de comunicación hacen piña con las fuerzas policiales, con la clase política. Durante unos días se da un linchamiento mediático monolítico que en estos tiempos solo rompen algunos medios independientes y la CUP. El ayuntamiento se lava las manos: "es un caso entre dos partes privadas" y condena la violencia. Y la oposición conservadora (PP, Ciutadans o Convergència) exige más mano dura.

El Banc Expropiat necesita la solidaridad de todas. Es necesario que cada conflicto se extienda todo lo posible y que se convoquen marchas o concentraciones solidarias en todas partes, las más posibles. No es un problema de vandalismo. Es una cuestión de dignidad.

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