La guerra civil en Ucrania

Antti Rautiainen es un escritor y anarquista finés. Vivió en Rusia desde 1999 a 2012, y durante ese tiempo escribió varias columnas y textos sobre la situación política en Rusia y el movimiento anarquista ruso primero bajo un seudónimo y, en los últimos años, con su propio nombre. En 2012 su permiso de residencia en Rusia fue anulado debido a que el gobierno le categorizó como una amenaza a la seguridad nacional.

Aunque la fecha de publicación del texto es en mayo del año pasado, y muchas cosas han cambiado desde entonces, puede ser un texto interesante para leer e intentar entender los primeros momentos y posicionamientos dentro del intento de revolución en Ucrania, y la posterior guerra, tanto en relación a lxs anarquistas como a otrxs que se hallaron dentro de ella (N.d.T.).

 

La guerra civil en Ucrania

Antti Rautiainen [ 05.05.2014 - 16:50 ]

¿Por qué a la “izquierda” le cuesta entender el conflicto?

El viernes 2 de mayo el edificio de los sindicatos en Odessa, Ucrania, ardió. En los enfrentamientos de ese día murieron en total por lo menos 42 personas, la mayoría en el incendio y el resto en los enfrentamientos en la calle.

Los acontecimientos que culminaron en el incendio empezaron cuando un grupo de prorrusxs armadxs atacó una manifestación organizada por nacionalistas aficionadxs de fútbol. A pesar de provocar algunxs víctimas mortales, al poco tiempo lxs prorrusxs fueron superadxs en número por lxs nacionalistas. Al quedarse en la minoría, lxs prorrusxs huyeron a su campamento de resistencia en el campo de Kulikovo, pero lxs nacionalistas les siguieron y prendieron fuego al campamento. Como resultado lxs prorrusxs huyeron de nuevo y se refugiaron en el edificio de los sindicatos, que al poco tiempo también ardió. Podemos comprobar los primeros momentos del incendio en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=s9AMjLBIliwHYPERLINK "https://www.youtube.com/watch?v=s9AMjLBIliw&feature=youtu.be"&HYPERLINK "https://www.youtube.com/watch?v=s9AMjLBIliw&feature=youtu.be"feature=youtu.be. A los dos minutos también podemos ver el incendio a través de una ventana que está intacta, por lo cual cabe la posibilidad de que el incendio haya sido en parte provocado desde dentro, por ejemplo debido al manejo descuidado de cócteles molotov, medio que fue utilizado por los dos bandos. Sin embargo, el vídeo también muestra cómo lxs nacionalistas tiran cócteles molotov al edificio, por lo que se les puede considerar por lo menos en parte responsables por el incendio.

Se ha especulado sobre la posibilidad de que el núcleo central del grupo que atacó la manifestación con armas de fuego fueran provocadorxs que venían de fuera. En cualquier caso había personas dentro del edificio de los sindicatos que de ninguna manera habían participado en el ataque a la manifestación. En algunas fotos parece que la policía protege el núcleo central de lxs atacantes y más tarde, durante el incendio, actúa de forma muy pasiva y no interfiere en los acontecimientos. Aún si la policía no tomó parte activa en los ataques, por lo menos consiguió mostrar su completa falta de profesionalidad.

Durante el fin de semana hubo enfrentamientos entre el ejército del gobierno central y lxs “federalistas” que lucharon por tener el control sobre la ciudad de Kramatorsk en el este de Ucrania. La situación en Ucrania, por lo tanto, ya se puede describir como una guerra civil, y en las siguientes semanas veremos hasta dónde se extiende el conflicto y si Rusia interfiere en el.

Me considero experto en cuestiones sobre Rusia porque he vivido en el país durante 12 años, pero de ninguna manera soy experto en cuestiones que tienen que ver con Ucrania. He visitado el país solamente tres veces en los últimos ocho años y tengo como mucho una veintena de amigxs y conocidxs allí. Sin embargo, después de conocer el país en seguida me di cuenta de que era posible que estallase una guerra civil. Pero todxs mis amigxs ucranianxs intentaron convencerme de que eso no podía pasar. Decían que a pesar de todas las diferencias que existían entre el este y oeste de Ucrania, nadie estaría preparado para matar por ellas. Estaban convencidos de que Ucrania nunca llegaría a ser el siguiente “Yugoslavia”. Todxs ellxs conocían y tenían amigxs y queridxs a ambos lados del río Dniéper, tanto ruso como ucraniano parlantes. Sin embargo, si pensamos solamente en las personas que conocemos es fácil terminar creyendo en unas proporciones falsas que nos impiden ver los mecanismos que crean odio a gran escala. Para que haya una guerra no hace falta que hayan sentimientos de hostilidad entre individuos: con los motivos geopolíticos o económicos ya es suficiente. Y en Ucrania, para empezar, los intereses geopolíticos son mucho más significativos de lo que fueron en Yugoslavia. Aún así, si existe el deseo de provocar hostilidad étnica o una guerra, basta con que hayan disputas étnicas pequeñas para empezar el proceso. Unos apaleamientos, asesinatos o secuestros, y todo el mundo está preparado para empezar una guerra. En Ucrania esto ha funcionado como en muchos otros sitios.

Durante este año he escrito regularmente sobre los acontecimientos de Ucrania en Fifi1 y en la revista semanal de Kansan Uutiset2. Mi intención ha sido sacar a la luz puntos de vista que no han aparecido en los medios de comunicación mayoritarios, sin posicionarme. Creo que es imposible conseguir un tipo de “periodismo objetivo y neutral”, pero el simple posicionamiento y, por otro lado, la transmisión de información, no se hallan necesariamente en el mismo género, y hasta ahora ha hecho falta más la información que las opiniones relacionado con el conflicto de Ucrania.

Sin embargo, la situación ha cambiado un poco desde que empezó la guerra civil, especialmente porque una cantidad considerable de la “izquierda” del occidente se halla seriamente perdida. Creo que ya es hora de posicionarse en relación a lo qué va a pasar con Ucrania, y de elegir a quiénes se les debería apoyar, si es que hay que apoyar a alguien.

La confusión se debe en gran parte al hecho de que el concepto de la “izquierda” no es muy útil en la zona de la antigua Unión Soviética, porque entabla cualquier cosa desde social-demócratas y anarquistas hasta los estalinistas que apoyan a Putin. Normalmente prefiero utilizar el término solo entre paréntesis. Yo me identifico como anarquista, no como izquierdista. Durante un largo tiempo los anarquistas eran los únicos actores políticos en Rusia, y en su política suelen combinar elementos de anti racismo, anti sexismo, anti homofobia y una filosofía que prioriza el concepto de igualdad social. Ya durante mucho tiempo en Rusia apenas ha existido otro tipo de “neoizquierda”, excepto unos pocos trotskistas.

La división de la “izquierda” alrededor del conflicto de Ucrania es completamente previsible e inevitable. Por ejemplo en el combate callejero en Harkov la organización estalinista “Borotba” (“Lucha”) y los anarquistas lucharon en lados opuestos. En la antigua Unión Soviética el 99,9% de la “izquierda” siempre se posicionará a favor del imperialismo porque quiere estar “con el pueblo”. Ya es hora de que los anarquistas rechacen la identidad “izquierdista” porque no tenemos nada en común con esa gente. Pero es muy fácil manipular a los anarquistas con palabras mágicas como “autogestión”, o “democracia directa”. Por ejemplo Boris Kagarlitski, conocida figura en occidente por su participación en los Foros Sociales Mundiales, ha logrado un seguimiento notable en países occidentales para su periódico que fomenta el movimiento prorruso, el “AntiMaidan”.

Parece que lxs anarquistas ucranianxs y rusxs no previeron la evolución de los acontecimientos que condujo a la guerra civil. Cuando se habla de apoyar o no al movimiento Maidan solo se cuestiona si el movimiento puede ofrecer algo mejor que lo que ofrece el presidente Janukovitš. Parece que lxs anarquistxs no han pensado en la posibilidad de que quizás Rusia esta respondiendo a la victoria de Maidan con una intencionada intensificación del conflicto, que ha acabado provocando una guerra civil. Y mientras Rusia es el principal animador y armador del conflicto, los países del occidente no son mucho mejores, porque solo reconocen los intereses del nuevo gobierno de Kiev y presentan lxs luchadorxs del este de Ucrania solo como marionetas de Rusia. Obviamente, el ala armada “federalista” es precisamente eso, pero no podría haber nacido si no fuera por la insatisfacción ampliamente extendida que existe en el este de Ucrania y por las protestas en contra del nuevo gobierno de Kiev.

No creo que el objetivo del Kremlin haya sido empezar una guerra civil. Creo que solo quería desestabilizar Ucrania el máximo posible para que Kiev aceptara la separación de Crimea del territorio ucraniano. Pero la situación ya no es bajo el control del Kremlin, y puede que el gobierno ruso tenga que mandar su ejército a Ucrania para cumplir con la promesa de apoyo que hicieron a lxs “federalistas”.

Después de tantos “ultimátums”, todos rápidamente olvidados, y las declaraciones sobre las numerosas e inexistentes “operaciones en contra del terrorismo”, ha quedado claro que el gobierno de Kiev no dispone de un ejército armado muy potente. Cuando el ejército del gobierno ha salido a la calle el efecto ha sido a menudo tragicómico. Por lo tanto, el gobierno entiende que salir con éxito de una guerra civil no va a ser tan fácil. Pero entenderá también que bajo el pretexto de una guerra también se pueden subir los niveles de disciplina dentro de una sociedad y consolidar el nuevo régimen para que todas las promesas que en su momento se hicieron al movimiento Maidan puedan ser olvidadas. Así que es probable que ambos lados entienden la posible inevitabilidad de una guerra, aunque ninguno de los dos aspiraba a ella al principio.

Las diferencias dentro del movimiento anarquista

El movimiento anarquista en Ucrania y Rusia se ha dividido en tres bandos durante el conflicto. El primero se centra en hacer comentarios en el internet en contra de ambos lados en el conflicto. Este grupo quiere, por razones de principios, alejarse de los procesos que se están dando, y solo observarlos y evaluarlos. El objetivo de este grupo no es la participación en los movimientos de protesta en la sociedad, sino prefiere mantener sus manos limpias. Debido al hecho de que en todos los procesos siempre están presentes o lxs repugnantes liberales, lxs odiadxs nacionalistas, lxs despreciadxs estalinistas, o una mezcla de los tres, este grupo no ve apetecible la opción de tomar parte en ellos, y por lo tanto prefieren quedarse en casa y publicar comentarios en el internet sobre lo mal que van las cosas. Sin embargo, estos comentarios muchas veces acaban siendo banalidades que todo el mundo ya conoce.

El segundo grupo está compuesto de individuos que se han emocionado por los disturbios de Kiev y la violencia en contra de la policía sin pararse a pensar quiénes son realmente lxs que provocan la violencia y con qué interés. Unxs antifascistas se emocionaron tanto que acabaron defendiendo la "unidad nacional” y hasta amenazaron a lxs anarquistas por criticar a Maidan y por no querer participar en las manifestaciones. La mayor parte de este grupo son simpatizantes de la violencia en contra de la policía, pero con una falta de base referencial, que simplemente querían darle a Maidan un toque antiautoritario imaginario, comparando la asamblea general de Maidan con los soviets obreros del movimiento revolucionario del siglo XX. Utilizan como referencia para apoyar la comparación las demandas sociales presentadas por Maidan, aunque estas nunca llegaron a tener mucha importancia entre todas las demás demandas que salieron de las protestas.

 

Desgraciadamente este grupo presenta la realidad como les da la gana, algo que es peligroso si se extiende la idea equivocada de haber existido un tipo de “democracia directa” en Maidan. Es verdad que los políticos han tenido que retirar algunas de sus decisiones porque Maidan las rechazó, pero lo que había en Maidan estaba lejos de lo que podemos llamar democracia directa. Hace falta más que una masa congregada en una plaza para que sea democracia directa. En la democracia directa el pueblo tiene que tener el control a todos los niveles: en el proceso de la toma de decisiones, su preparación y actualización. Y debido al hecho de que miles de personas no pueden tomar parte a la vez, en una sociedad de este tamaño es necesaria la separación en grupos más pequeños de afinidad , donde los miembros discuten los temas y luego los ponen en común más ampliamente. En cambio en Maidan, la mayoría de las decisiones estratégicas se hicieron escondidos del público, y a muchxs de los participantes solo les correspondía poner las decisiones en práctica y ayudar en general. Las propuestas populistas que salieron de Maidan, como la de exigir que la oligarquía pague “décimos” de sus ganancias, valdrían también para el programa de nacionalistas populistas. Por lo tanto las reivindicaciones de Maidan quedaron lejos de tener ningún impacto real sobre la riqueza de la oligarquía que la había ganado con métodos más que dudosos.

Pero el problema más significativo de Maidan ni siquiera fue la falta de reivindicaciones sociales o de medios democráticos en los procesos de toma de decisiones, sino que al final pareció que la población general ni siquiera quería todo eso. Aunque todo el mundo seguía diciendo que no quería una repetición de la revolución naranja3 de 2004, o del poder de Yulia Timošenko4, en última instancia parece que lo que quería la gente es que el “emperador de chocolate” Poroshenko5 o Klitško fuera presidente, más que seguir un proceso revolucionario por un camino señalizado por lxs nacionalistas del sector de la derecha. La gente quiere volver a la “vida tranquila” que existía antes de Yanukovitš y no esta preparada para afrontar la cantidad de víctimas que habría si se siguiese con una revolución. La democracia representativa es como la “hydra” de la mitología griega a la que cuando le quitas una cabeza siempre le salen dos más.

Los miedos sobre “el poder de lxs fascistas” no se han realizado y parece que el rol que le va a tocar al partido de extrema derecha, el Svoboda, es seguir el camino de reformas marcado por la UE y la FMI, e intentar que se aprueben los recortes de las pensiones y las quintuplicaciones del precio de gas. A pesar de su renombrada fama, lxs fascistas de Ucrania al final no han conseguido avanzar su agenda a través de la revolución. Pero también es cierto que lo mismo podía haber ocurrido cualquier grupo que hubiera decidido engancharse a la revolución, incluidxs lxs anarquistas. Durante las protestas tanto lxs anarquistas como la izquierda miraban los grupos de derecha con envidia por la atención que estaban recibiendo, aunque al final los sacrificios de lxs nacionalistas dentro de los grupos tampoco ayudaron a producir resultados exitosos para avanzar su programa.

Si lxs anarquistas de Kiev se hubiesen posicionado como “observadores neutrales” después de que el gobierno de Janukovitš empezó a disparar a lxs manifestantes, habría acabado en su desacreditación total. Y si después de eso la clase trabajadora (o el “pueblo” en general, compuesto de la clase trabajadora y las capas bajas de la burguesía) no hubiese conseguido crear una revolución, habría perdido todo el auto respeto y caído durante mucho tiempo en un tipo de estado latente donde se encuentra la correspondiente parte de la población en Rusia y Bielorrusia. Así que después de que el gobierno disparó a lxs manifestantes fue imprescindible derrotar a lxs entonces gobernantes, independientemente de quien luego seguiría en sus puestos. Aunque lxs anarquistas de Kiev no estaban en posición de poder tener mucho impacto sobre la situación, la no participación en ese momento ya no era una opción.

Y esta fue la posición del tercer grupo de anarquistas que de alguna manera representaron un termino medio entre un accionismo descabellado y otro que se centraba en hacer comentarios “neutrales” en el internet. Este tercer grupo de anarquistas realistas entendió que, a pesar de que lxs de Maidan apenas tenían puntos positivos en su programa, era imprescindible hacer algo o el futuro sería desalentador.

 

Los límites de participación en la protesta

Lxs anarquistas participaron en la ocupación del Ministerio de Educación en Kiev y en el asalto a la oficina de inmigración de Ucrania el 25 de febrero, donde se buscaba información sobre las conexiones que ésta tenía con agencias de inteligencia de otros países. El efecto más grande de la participación de lxs anarquistas en relación al proceso de Maidan se dio en Harkov, donde Maidan es relativamente débil pero a la vez funciona menos bajo la influencia de lxs nacionalistas.

Sin embargo, este tipo de "entrismo" o infiltración también tiene sus problemas. Para empezar, es fácil acabar ayudando al enemigo a llegar al poder, algo que también desacredita la protesta radical. En segundo lugar, puede que unx acabe luchando en una guerra que no es suya. Cuando el AntiMaidan de Harkov atacó a Maidan en las calles, no se imaginaba estar luchando en contra de anarquistas, sino de OTAN, la UE o lxs fascistas del oeste de Ucrania. Pero lxs anarquistas también estaban en Maidan, y para ellxs huir sin defenderse cuando había un ataque habría sido cobarde. De esta manera lxs anarquistas acabaron luchando en el mismo bando con lxs neoliberales y fascistas. No quiero criticar a lxs anarquistas de Harkov, en su defensa hay que decir que entre todxs lxs anarquistas de Ucrania su intento fue lo más creíble a la hora de tener un impacto en los procesos políticos que se estaban dando. Aún así no creo que las confrontaciones antes mencionados sean la lucha apropiada para lxs anarquistas o lxs aliadxs unxs que a lxs anarquistas les conviene tener.

Pero también existe un punto cuando la deserción ya es una necesidad, y ese punto es cuando comienza la guerra civil. Ahora todavía es pronto para hacer un juicio sobre los intentos de lxs anarquistas de tener un impacto sobre los acontecimientos de Maidan, pero en cuanto empiece la guerra civil Maidan ya no importará. A partir de ese momento las masas se convertirán en ejércitos de guerra, y los fusiles automáticos sustituirán los cócteles molotov. La disciplina militar sustituirá la organización espontánea.

Según la organización ucraniana de izquierdas Borotba y el Frente Izquierda de Rusia, pretenden lo mismo con el AntiMaidan que lxs anarquistas con Maidan, eso es dirigir la protesta para que englobe ciertas exigencias sociales. Pero AntiMaidan no tiene ninguna estructura que se pueda describir como democracia directa ni de lejos, y además ha asumido muy rápidamente un modelo de organización jerárquica de tipo militar. El liderazgo de AntiMaidan está compuesto de ex-policías y oficiales militares de reserva. No pretende tener impacto a través de las masas sino que utiliza el poder militar y las armas para conseguir sus fines. No es de sorprender que, según una encuesta reciente, hasta en Lugansk, donde la actitud hacía lxs “federalistas” es más positiva, solo un 24% de la población apoya las ocupaciones armadas de los edificios del gobierno. Así que AntiMaidan no puede contar con manifestaciones en masa para avanzar su agenda.

Mientras Maidan se puede considerar una protesta de la clase media liberal y nacionalista, apoyado por una parte de la burguesía, el AntiMaidan es pura contrarrevolución. Es verdad que AntiMaidan tiene una parte de organización de base, y por lo tanto se le podría intentar cambiar, pero hay que tener en cuenta que apoyar AntiMaidan significa apoyar un tipo de pensamiento soviético imperialista. Además del partido comunista de la federación rusa, allí están por ejemplo Borotba, el Frente Izquierda de Rusia y Boris Kagarlitski. También la participación en Maidan ha perdido su sentido. Lo tenía solo al principio cuando se utilizaba el espacio para luchar en contra de las unidades especiales de la policía, “Berkut”, y de lxs mercenarixs. Ya no tiene ningún sentido andar apaleando a los desencaminadxs participantes de AntiMaidan.

Se ve una tendencia peligrosa en ambos lados del conflicto, algo que amenaza a todxs lxs anarquistas y antiautoritarixs en el futuro, y es la apropiación de la retórica y terminología antiautoritaria para el servicio de las ideologías jerárquicas. Por un lado están lxs “nacionalistas autónomos” del oeste de Ucrania (a lxs que muchxs de lxs anarquistas simpatizan), y por el otro están lxs intelectuales como Boris Kagarlistski que atribuyen a los grupos en guerra términos como “democracia directa” y “autogestión”. En realidad estos conceptos solo existen de forma distorsionada en los movimientos, si es que existen. Cuando dos tipos diferentes de movimientos nacionalistas se “autogestionan” para apalear y matar lxs unxs a lxs otrxs, no es motivo para alegrarse. Después de lo que ha pasado en Ucrania es imprescindible que lxs anarquistas entiendan la importancia de explicar a lxs demás cuál es la diferencia entre un tipo de autogestión real y otro falso.

Según la antes mencionada encuesta solo el 12% de la población en el este de Ucrania apoya a lxs “federalistas” armadxs, y Kiev por el otro lado tiene el apoyo de unos 30%. Por lo tanto lxs 58% que quedan no apoyan a ninguno de los dos bandos. Desde que empezó la guerra civil hay que contar con esta mayoría. Hay que alentar la deserción y el rechazo hacia la guerra. Si el movimiento anarquista fuera más grande, se podían haber creado módulos anarquistas para luchar en contra de ambos lados del conflicto.

En varios lugares lxs civiles desarmadxs han impedido enfrentamientos posicionándose entre los grupos armados como escudos humanos. Sin este tipo de desobediencia civil la guerra hubiese empezado mucho antes. Hay que apoyar a este movimiento, y alentar la protesta tanto hacia lxs “federalistas” como hacía el ejército del gobierno.

Y en el caso de que Rusia entonces reacciona ocupando todo el este de Ucrania o toda Ucrania, se podría aprender de lxs anarquistas partisanxs de Italia y Francia que lucharon durante la segunda guerra mundial. En casos como éste, el enemigo principal son las fuerzas de ocupación en contra de las que toda la población tiene que centrar sus fuerzas. Pero a la vez hay que separarse el máximo posible de la resistencia nacionalista, porque unirse a ella evita que lxs anarquistas puedan realizar su propio programa dentro de la resistencia.

Lo que pasó en Odessa es una tragedia, y es posible que en el edificio de los sindicatos murieran personas que no tenían nada que ver con los intentos de fomentar la violencia que hubo en la calle. Lxs que tiraron los cócteles molotov contra el edificio tenían que haber entendido las consecuencias de sus acciones. Aunque el edificio no se haya quemado solamente por su culpa, la intención de hacerlo estaba. Si la guerra civil se extiende, estas víctimas serán solo el principio. Seguramente la mayoría en ambos bandos solo quiere lo mejor para sus queridxs y su tierra, y muchxs de ellxs odiarán tanto a la oligarquía como a los gobiernos. Cuanto más personas de intenciones genuinas, pero también ingenuas, mueran, tanto más presión habrá para apoyar a uno de los dos bandos en la guerra, y lo que tenemos que hacer nosotrxs es luchar en contra de aquella presión.

Aunque a veces puede que valga la pena recibir gas o porrazos o hasta balas de goma por una revolución burguesa, en una guerra civil donde ambos bandos son igualmente burgueses y nacionalistas no merece la pena morir. Ya no es Maidan sino otra cosa. No debería derramarse la sangre ni de lxs anarquistas ni de ningún otrx por una tontería como ésta.

 

 

1Fifi es la revista electrónica del periódico finés Voima (“Fortaleza”), cuyos artículos se centran en la crítica social, de la economía y medioambiental. Rautiainen publicó su columna sobre cuestiones políticas rusas en Fifi entre 2008 y 2012 (N. de T.).

2Kansan Uutiset (“Noticias del Pueblo”) es el periódico del partido de izquierda de Finlandia (N. de T.).

3La revolución naranja (desde noviembre 2004 a enero 2005) consistió en una ola de protestas y actos de desobediencia civil, ocurridos en el marco de las elecciones presidenciales, donde hubo acusaciones de corrupción, intimidación de votantes y fraude electoral (N.de T.).

4Una de las líderes más importantes de la revolución naranja y aliada cercano del líder de la oposición Víktor Yúshchenko. Una de las personas más ricas de Ucrania y primera ministra en dos ocasiones (en 2005 y desde 2007 a 2010), en 2010 fue denunciado por abuso de autoridad, por llevar a cabo contratos de gas con Rusia que fueron desventajosos para Ucrania, y condenado a 7 años de cárcel (N. de T.).

5Poroshenko es el fundador y propietario de la empresa de chocolate ucraniana “Roshen”. Desde junio 2014 es presidente de Ucrania (N. de T.).

 

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