[Documental] Criptopunks (2012) y Un llamamiento a las armas criptográficas

Enviado por anonerror (no verificado) en Sáb, 06/07/2013 - 17:08

Este documental es de el canal ruso RT, que el año pasado presento este programa grabado en la embajada de Ecuador en Londres donde esta asilado Julian Assange quien junto a los especialistas Jacob Appelbaum, Andy Müller-Maguhn y Jérémie Zimmermann quienes debaten en torno a la vigilancia a traves de internet y las posibilidades de crear espacios libres de la vigilancia por medio de la encriptación virtual de la información. Aunque este debate se da antes que se filtraran los documentos que confirman el programa de vigilancia masiva por parte de EEUU en todo el mundo a traves de internet, desde hace años ya existe preocupación por el tema.

La infraestructura de internet dirige gran parte del tráfico desde y hacia América Latina a través de cables de fibra óptica que físicamente atraviesan las fronteras de Estados Unidos. El Gobierno de Estados Unidos no ha mostrado escrúpulos en transgredir su propia ley al interceptar estas líneas para espiar a sus propios ciudadanos. Y no existen las leyes que impidan espiar a ciudadanos extranjeros. Cada día, cientos de millones de mensajes de toda América Latina son devorados por las agencias de espionaje de Estados Unidos y almacenados para siempre en depósitos del tamaño de ciudades.
El mundo debe ser consciente del riesgo que la vigilancia —para controlar y reprimir— significa para América Latina y para el antiguo Tercer Mundo. No solo es un problema para la democracia o para la gobernabilidad, sino que es un problema geopolítico. El control de toda una población por parte de poderes internacionales naturalmente amenaza la soberanía.
Internet, nuestro mayor instrumento de emancipación, ha sido transformado en la más peligrosa herramienta del totalitarismo que hayamos visto

Julian Assange, Prefacio del libro sobre criptopunk editado para América Latina.

Un llamamiento a las armas criptográficas

Este libro no es un manifiesto. No hay tiempo para eso. Este libro es una advertencia.
El mundo se está convirtiendo rapida e incontroladamente en una nueva distopía transnacional. Este desarrollo no ha sido debidamente reconocido más allá de los círculos de la seguridad nacional. Ha estado oculto por el secreto, la complejidad y la escala. Internet, nuestra mayor herramienta de emancipación, se ha transformado en la más peligrosa facilitadora de totalitarismo que hemos visto jamás. Internet es una amenaza para la civilización humana.

Estas transformaciones han ocurrido en silencio, porque los que saben lo que está pasando trabajan en la industria de la vigilancia global y no tienen motivos para hablar con franqueza. Abandonada a su propia trayectoria, la civilización global será dentro de unos años una distopía de vigilancia posmoderna, donde escapar, aún para los individuos más cualificados será imposible. De hecho, puede que ya estémos así.

A pesar de que muchos escritores han tenido en cuenta lo que significa Internet para la civilización global, están equivocados. Se equivocan porque no tienen el sentido de la perspectiva que da la experiencia directa. Se equivocan porque nunca han conocido al enemigo.

No hay descripción del mundo que supere el primer contacto con el enemigo.
Hemos conocido al enemigo.

Durante los últimos seis años, WikiLeaks ha tenido conflictos con casi todos los estados poderosos. Conocemos la nueva vigilancia estatal desde la perspectiva de un privilegiado, porque hemos explorado sus secretos. Lo sabemos desde la perspectiva de un combatiente, porque hemos tenido que proteger a nuestra gente, a nuestras finanzas y a nuestras fuentes de ella. Lo sabemos desde una perspectiva global, ya que tenemos personas, bienes e información en casi todos los países. Lo sabemos desde la perspectiva del tiempo, porque hemos estado luchando contra este fenómeno durante años y hemos visto su multiplicación y propagación una y otra vez. Es un parásito invasivo, que va engordando las sociedades que se fusiona con Internet. Se está extendiendo por todo el planeta, infectando a todos los Estados y pueblos con ella.

¿Qué hay que hacer?

Hubo un momento en un lugar que no era ni aquí ni allá donde, nosotros, los constructores y los ciudadanos de la joven internet discutíamos el futuro de nuestro nuevo mundo.

Vimos que las relaciones entre todas las personas estarían mediadas por nuestro nuevo mundo y que la naturaleza de los estados, que se definen por como las personas intercambian información, valor económico y fuerza de trabajo, también cambiaría.
Vimos que la fusión entre las estructuras estatales existentes e Internet crearon una oportunidad para cambiar la naturaleza de los estados.

En primer lugar, recordemos que los Estados son los sistemas a través de los cuales fluyen las fuerzas coercitivas. Las facciones dentro de un estado pueden competir por el apoyo, dando lugar a fenómenos superficialmente democráticos, pero los fundamentos de los estados son la aplicación sistemática y la evitación de la violencia. La posesión de la tierra, la propiedad, los bienes, las rentas, los dividendos, los impuestos, las multas, la censura, los derechos de autor y las marcas registradas, están todos impuestos bajo la amenaza de la aplicación de la violencia estatal.

La mayoría de las veces ni siquiera somos conscientes de lo cerca que estamos de la violencia, ya que todos hacemos concesiones para evitarla. Al igual que los marineros oliendo la brisa, rara vez contemplamos cómo la la superficie de nuestro mundo se sostiene desde abajo por la oscuridad.

En el nuevo espacio de la Internet cual sería el mediador de la fuerza coercitiva?

¿Tiene siquiera sentido hacer esta pregunta? En este espacio de otro mundo, en este reino aparentemente platónico de ideas y flujo de información, podría haber una noción de fuerza coercitiva? Una fuerza que pudiera modificar registros históricos, espiar teléfonos, separar personas, transformar la complejidad en escombros y construir muros, como un ejército de ocupación?

La naturaleza platónica de la Internet, ideas y flujos de información, está envilecida por sus orígenes físicos. Sus fundamentos son cables de fibra óptica que se extienden a través de los fondos oceánicos, satélites que giran sobre nuestras cabezas, servidores alojados en edificios en ciudades, de Nueva York a Nairobi. Al igual que el soldado que mató a Arquímedes con una simple espada, también una milicia armada podría tomar el control del desarrollo de la civilización occidental, nuestro reino platónico.

El nuevo mundo de la Internet, abstraído del viejo mundo de los átomos irracionales ansiaba independencia. Pero los estados y sus amigos pasaron a controlar nuestro nuevo mundo(mediante el control de sus bases físicas). El Estado, como un ejército alrededor de un pozo de petróleo, o un agente de aduanas recibiendo sobornos en la frontera, no tardaría en aprender a aprovechar su control del espacio físico para ganar control sobre nuestro reino platónico. Se evitaría la independencia que habíamos soñado, y luego, apoyados en líneas de fibra óptica y a través de estaciones satélitales terrestres, pasarían a interceptar masivamente el flujo de información de nuestro nuevo mundo (su esencia misma, incluso como toda relación humana, económica, política aceptada embraced it). El estado, succionaría las venas y arterias de nuestras nuevas sociedades, devorando toda relación expresada o comunicada, cada página web leída, cada mensaje enviado , cada pensamiento googleado y luego almacenaría para siempre estos conocimientos en grandes almacenes de datos ultrasecretos, miles de millones de interceptaciones por día, un poder inimaginable. Seguiría extrayendo una y otra vez este tesoro, la producción intelectual colectiva privada de la humanidad, con cada vez más sofisticados algoritmos de búsqueda de patrones, enriqueciendo el tesoro e incrementando el desequilibrio de poder entre los interceptores y el mundo de la interceptados. Y entonces el Estado podría reflejar lo que había aprendido de nuevo en el mundo físico, para iniciar guerras, para dirigir drones, para manipular comités de la ONU y acuerdos comerciales, y para hacer favores a su amplia red interconectada de industrias, infiltrados y colaboradores.

Pero descubrimos algo. Nuestra única esperanza contra la dominación total. Una esperanza que, con valentía, la inteligencia y solidaridad podríamos utilizar para resistir. Una extraña característica del universo físico en que vivimos

El universo cree en la encriptación.

Es más fácil encriptar información que desencriptarla.

Vimos que podíamos usar esta extraña propiedad para crear las leyes de un mundo nuevo. Para abstraer nuestro nuevo reino platónico de sus fundamentos básicos de satélites, cables submarinos y sus controladores. Para fortalecer nuestro espacio detrás de una capa de encriptación. Para crear nuevas tierras restringidas a los que controlan la realidad física, porque seguirnos nuestros pasos hacia ellas requeriría recursos infinitos.

Y de esta manera declarar la independencia.

Los científicos del Proyecto Manhattan descubrieron que el universo permitió la construcción de una bomba nuclear. Esta no fue una conclusión obvia. Tal vez las armas nucleares no estaban dentro de las leyes de la física. Sin embargo, el universo cree en bombas atómicas y reactores nucleares. Ellos son fenómenos que el universo bendice, como la sal, el mar o las estrellas.
Del mismo modo, el universo, nuestro universo físico, tiene la propiedad que hace posible que un individuo o un grupo de personas de manera fiable, de forma automática, incluso sin saberlo, encripte algo, de modo que ni todos los recursos ni toda la voluntad política de la mayor superpotencia en la tierra pueda desencriptarlo. Y los caminos de la encriptación entre las personas pueden interconectarse entre sí para crear zonas libres de la fuerza coercitiva del estado exterior. Libres de la interceptación masiva. Libres del control estatal.

De esta manera, las personas pueden oponer su voluntad a la de una superpotencia movilizada y ganar. La encriptación es una encarnación de las leyes de la física, y no hace caso a las agresiones de los estados ni a las distopías de vigilancia transnacionales.

No es obvio que el mundo tenía que funcionar de esta manera. Pero de alguna manera el universo le sonríe a la encriptación.

La criptografía es la mejor forma de acción directa no violenta. Mientras que las armas nucleares de los Estados pueden ejercer la violencia ilimitada sobre millones de personas, la criptografía fuerte significa que un Estado, aún ejerciciendo violencia ilimitada, no puede violar la intención de los individuos de mantener sus secretos de el.

La criptografía fuerte puede resistir una aplicación ilimitada de la violencia. Ninguna cantidad de fuerza coercitiva alguna vez va a resolver un problema de matemáticas.

Pero, ¿podríamos tomar este extraño hecho del mundo y construirlo como un bloque básico de construcción emancipadora por la independencia de la humanidad en el reino platónico de Internet? Y a medida que las sociedades se fusionaron con Internet podría luego esa libertad verse reflejada de vuelta a la realidad física para redefinir el Estado?

Recordemos que los Estados son los sistemas que determinan dónde y cómo la fuerza coercitiva se aplica sistemáticamente.

La cuestión de la cantidad de fuerza coercitiva que puede filtrarse en el reino platónico de Internet desde el mundo físico es contestada por la criptografía y los ideales cypherpunks.

Como los estados se fusionan con Internet y el futuro de nuestra civilización se convierte en el futuro de Internet, debemos redefinir las relaciones de fuerza.

Si no lo hacemos, la universalidad de Internet se convertirá en una red gigante de vigilancia masiva y control de masas de la humanidad.

Debemos levantar una alarma. Este libro es un grito vigilante en la noche.

El 20 de marzo de 2012, mientras estaba bajo arresto domiciliario en el Reino Unido esperando mi extradición, me reuní con tres amigos y compañeros vigilantes sobre el principio de que tal vez nuestras voces al unísono puedan despertar a la ciudad. Debemos comunicar lo que hemos aprendido mientras todavía haya una oportunidad para que usted, el lector, pueda entender y actuar sobre lo que está sucediendo.

Es hora de tomar las armas de nuestro nuevo mundo, de luchar por nosotros mismos y por nuestros seres queridos.

Nuestra tarea es asegurar la libre auto-determinación donde podemos y contener la distopía que viene donde no podemos, y si todo esto falla, acelerar su autodestrucción.