Reflexiones libertarias sobre la muerte de Hugo Chávez

En la tarde de hoy Nicolás Maduro, en nombre del gobierno de Venezuela, comunicaba al país y al mundo una noticia no por esperada menos impactante: Hugo Rafael Chávez Frías acababa de morir.

No volveremos a ver a uno de los hombres más importantes para América Latina en la última década. Imposible no sobrecogerse ante semejante hecho. No dudamos de que en Chacao se habrá brindado con el champán más caro. No es desde luego nuestro sentir, como no lo es para las masas populares venezolanas. No podemos más que sentirnos solidarios con ellas en su sentimiento de congoja ante la desaparición física de quien durante los últimos años fuera su líder indiscutido y referente para el movimiento popular de todo el continente.

Un poco de historia

El 27 de febrero pasado se cumplía un nuevo aniversario del "Caracazo", la insurrección popular, la rebelión de los más pobres entre los pobres de la periferia urbana, de los excluidos de siempre, cuya represión a manos del gobierno del (supuestamente) socialdemócrata Carlos Andrés Pérez fue el principio del fin de una Cuarta República que moría ahogada en su propio vómito, tras una borrachera de petrodólares, corrupción, privatizaciones entre amigos, repartija de cargos, servilismo al gran capital transnacional y exclusión política, económica, social y cultural de las grandes mayorías del país.

La represión, que le provocó miles de muertos, hizo que el pueblo saliera temporalmente de las calles. Pero no volvería a salir, no ha vuelto a salir desde entonces, del escenario de la historia venezolana. Por supuesto que la insurrección no nació de la nada. La distancia entre el país oficial y el país real, el país de los de arriba y el país del común, aumentaba más y más. Bullía la organización popular en campos y ciudades, la izquierda avanzaba, los rescoldos de la insurgencia no se olvidaban, crecía el odio hacia todo lo que significaba la Cuarta República. Un odio que, acumulado subterráneamente por mil y una humillaciones, ese día salió a la superficie como un volcán en erupción. 

En los cuarteles, cada vez más hijos del pueblo tenían conciencia de serlo. De su origen, de su clase, del rol que estaban llamados a cumplir en la vida nacional. Cuando el 27 de febrero de 1989 las Fuerzas Armadas fueron convocadas a defender a sangre y fuego un gobierno hambreador, corrupto, hipócrita y que durante esos días se demostraría como asesino sin escrúpulos, sus sectores más avanzados, que habían comenzado a agruparse en el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, vieron que la podredumbre había llegado a un extremo tal que se hacía necesario actuar. Un joven oficial, Hugo Rafael Chávez Frías, zambo, de provincias, de extracción popular, formado en una de las escuelas más igualitarias y menos influidas por la Escuela de las Américas de todo el continente, se convertiría en su líder. 

Tres años después, el 4 de febrero de 1992, tratarían de derribar a un régimen odiado y con las manos manchadas de sangre pero que, con todos los resortes a su disposición, se negaba a morir. Fracasaron. Pero es sabido que hay victorias pírricas que acaban siendo derrotas y fracasos que tan solo son el preludio de futuras victorias. Y este fue el caso. Hugo Chávez, tras ser capturado, aparecía en cadena nacional, vencido pero no derrotado, pronunciando el famoso "... por ahora" que lo convertiría en un referente para miles, transformando una derrota táctica en una victoria estratégica. Sus enemigos querían que las cámaras lo mostraran vencido y humillado, presentando públicamente su rendición, pero él dio la vuelta a la situación, aprovechándola para lanzar un alegato a favor del cambio político y social y dando esperanza a millones de venezolanos. 

Durante sus años en la cárcel su prestigio entre las masas no hizo más que acrecentarse y tras su liberación se convirtió en un factor sobresaliente de reagrupamiento de la izquierda, en torno a su candidatura electoral. Chávez ya no era tan solo un oficial rebelde, era el depositario de las esperanzas de todo un pueblo, un pueblo que, organizado, estimulado y capacitado por los partidos de izquierda, no dejaba de reflexionar y de movilizarse por sus reivindicaciones más sentidas, reivindicaciones que conseguiría plasmar parcialmente en 1999 en la Constitución Bolivariana y en la obra de gobierno desde la fecha hasta la actualidad. No nos extenderemos mucho en este punto, porque hay abundante información al respecto, sobre la mejora sustancial en los índices de desarrollo humano, el incremento de los niveles de acceso de los sectores populares a la educación, el transporte, las pensiones y la salud, la recuperación de la fiscalización pública sobre la economía, el ataque a la burocracia petrolera, los controles sobre los bancos, la preocupación por la soberanía alimentaria, los esfuerzos por salir del modelo rentista y marchar hacia una economía productiva y diversificada. Y, de manera muy sobresaliente, por abrir paso a una nueva arquitectura geopolítica. 

Chávez y Latinoamérica

Venezuela, durante los años en los que Chávez ha estado al frente de su gobierno, no ha escatimado en lo que se refiere a la solidaridad internacionalista. Con Cuba, contribuyendo a romper su aislamiento, esfuerzos que culminarían con su entrada con pleno derecho, como le corresponde, en el concierto de las naciones americanas, con la OEA digitada desde Washington cada vez más irrelevante. Con Haití, siendo ejemplo de colaboración desinteresada y práctica, de carácter técnico, verdaderamente humanitaria, que contrasta con la intervención militar y el interés mezquino y rastrero de otros Estados de la región, incluidos algunos con gobiernos supuestamente progresistas. Con las batallas por la paz con justicia social en Colombia. Con el entendimiento, la integración y la soberanía política, energética, militar, financiera y alimentaria, en suma, de Latinoamérica y su relación de igual a igual con el resto del mundo.

En este campo, como en otros, todas las insuficiencias, omisiones y errores que podamos ver en su labor (por supuesto que las ha habido) quedan empequeñecidos si los comparamos con sus logros, aperturas y aciertos. Visto en perspectiva, el balance global es más que positivo.

El gobierno de Chávez ensanchó los límites de lo posible, a nivel nacional e internacional. ¿Quién imaginaba la CELAC (¡y Cuba presidiéndola!) en 1998, cuando Chávez ganó sus primeras elecciones? ¿la OEA ignorada y puenteada? ¿un eje continental como el ALBA? ¿UNASUR? ¿Medidas económicas a contravía de la ortodoxia neoliberal? ¿soberanía sobre los recursos naturales? ¿regulaciones sobre el sacrosanto mercado no deseadas por sus beneficiarios oligárquicos? ¿el socialismo de nuevo en el vocabulario político? ¿la doctrina militar de Washington más y más arrinconada en los cuarteles?

No somos fetichistas ni creemos en las figuras providenciales en la historia. Somos materialistas y conscientes de que la historia la escriben los pueblos. Pero no podemos pasar por alto ni minusvalorar la importancia que ciertas personas tienen en la marcha de los procesos, sea por su carisma, por su capacidad de trabajo o por ambas. Y la importancia de la labor que Chávez ha desarrollado desde el gobierno de Venezuela en pro de la integración latinoamericana y el empoderamiento de sus pueblos es inocultable.

En lo sucesivo

El pueblo venezolano no es el mismo que el de la Cuarta República. Está más politizado y organizado. Es consciente de lo mucho que ha ganado en los últimos años y, por tanto, de lo que puede perder. El neoliberalismo y sus paladines ya no son el centro político, éste se ha desplazado notoriamente a la izquierda. Los ejes sobre los que pivota la agenda pública ya no son los mismos, muestra de ello es que hasta el candidato de la oposición, un hijo de papá con un pasado derechista patente, tuvo que lucir de socialdemócrata para la ocasión y compararse con Lula para aspirar siquiera a no hacer el ridículo en las urnas. 

Los mejores cuadros del proceso bolivariano se encuentran entre toda esa fuerza de los de abajo que ha contribuido a desencadenar, su mayor activo es ese pueblo mestizo, rebelde, creador, que se expresa multitudinariamente, por dentro y por fuerza de las estructuras "chavistas", en la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, en las barriadas populares, en la comunicación alternativa, en los sindicatos clasistas, en el pueblo en armas, en la lucha por el espacio público, por el excedente petrolero, por la soberanía nacional, por la cultura, por el agua, por la tierra, por la salud, por la vida digna y el Poder Popular. Con o sin Chávez seguirán adelante, porque la lucha del pueblo venezolano no comenzó ni terminará con su desaparición física.

Preocupa sin embargo la excesiva personalización del proceso de cambio. El proceso bolivariano debe consolidar una dirección colectiva si no quiere perecer en la lucha por el legado del difunto. El reto es ser realmente proceso y boliviariano y no únicamente estructura y "chavismo". También preocupa el excesivo amoldamiento a los parámetros del viejo Estado, que no olvidemos que no se destruyó sino que se reformó, y dentro del cual convive lo nuevo y lo viejo: la vieja judicatura, el viejo entramado empresarial, la vieja política, los viejos medios, los viejos académicos e intelectuales, los viejos hábitos, prejuicios y estructuras que si bien algunos van cambiando a mejor, otros se mantienen o incluso avanzan. Dentro y fuera del "chavismo". Y es que hay que ser conscientes de que no es oro todo lo que reluce. De que todo gobierno atrae hacia sí no sólo a personas con vocación de servicio público, sino también a "trepas", chupópteros y aprovechados, en número y grado proporcional a los privilegios y "manos" que puedan conseguir. Y no hay duda de que casi 15 años de gobierno, y más en una sociedad de capitalismo rentista, clientelar, burocrático, tienen sus consecuencias, en forma de desarrollo de negociados, nepotismos y toda clase de favoritismos.

Ojo, que la nuestra no es la crítica que ataca pero que no propone, la que niega y que como toda alternativa propone el aislamiento. La que por exceso de celo acaba desmoralizando y desarmando frente al enemigo. La que falta de intuición y sentido histórico dice que "todos los gobiernos son iguales". No. Sabemos que no se puede pretender ser inmune a lo que te rodea y pasar limpio e inmaculado cuando de disputa de hegemonía se trata y cuando el escenario en el que hay que pelearla no se elige sino que viene dado y es uno que el enemigo ha moldeado con ventaja durante generaciones. 

Pero eso no debe llevar a justificar lo injustificable o al cinismo y a "dejarse llevar por la corriente" en nombre de un supuesto pragmatismo político, sino a trabajar con más ahínco en desarrollar herramientas eficaces para seguir abriendo espacios al mundo plebeyo y conquistarle esa hegemonía a las clases dominantes: organizaciones populares fuertes, vivas e independientes frente a cooptación, cuoteo y clientelismo, debates amplios frente a tendencia a decidir entre cuatro paredes, participación social frente a unilateralidad y ordeno y mando, elección popular de candidatos y cargos frente a nombramientos "a dedo", valores socialistas frente a vicios capitalistas, responsabilidades frente a privilegios, lo nuevo frente a lo viejo... 

Esas mentalidades y prácticas, esas tendencias, son las que tienen que abrirse paso a todos los niveles para que la muerte de Chávez no sea la fiesta de la burguesía sino sólo un episodio más, sin duda doloroso, en la marcha ascendente del pueblo venezolano hacia mayores cotas de soberanía y bienestar.

Manu García

Santiago de Chile, 5 de marzo de 2013

Enlaces relacionados / Fuente: 
http://periodico-solidaridad.blogspot.com/2013/03/reflexiones-libertarias-sobre-la-muerte.html

Comentarios

Imagen de Octavio Alberola

El periódico El Libertario ante la muerte de Hugo Chavez

¡Ni en duelo, ni en celebración!:

¡Llegó la hora de la autonomía de las luchas sociales!

Cuando se suman una gravísima dolencia, atención médica condicionada a miopes decisiones políticas, y un paciente alucinado de poder, solo cabía esperar este final: el caudillo ha muerto, con lo que tenemos un cambio sustancial en la escena política venezolana.

En un instante, lo que fue mayor fortaleza del régimen se convierte en su debilidad esencial: Chávez lo era todo y, al faltar, sólo queda conjurar la fidelidad absoluta hacia su recuerdo con la obediencia a sus disposiciones sucesorales, evidenciando lo endeble de un gobierno que buscó reforzar su supuesto carácter “socialista y popular” con la práctica de un grotesco culto a la personalidad, ahora convertido en vacía invocación a las ánimas. El propio occiso es el principal responsable de este desenlace. El secretismo que rodeó a su enfermedad era movido por los mismos resortes de la centralización extrema del poder, lo que a falta de coherencia ideológica interna deja a sus seguidores enfrentándose entre sí por la herencia del mando, con clara ventaja para los altos  burócratas rojos-rojitos y la casta militar, en labores de negociación asegurando impunidad para sus corruptelas.

En cuanto a la oposición de derecha y socialdemócrata, la nueva situación les encuentra sin haber superado las derrotas en las presidenciales del 7-O y las regionales del 16-D, comicios en los que se habían comprometido con abultadas ilusiones y con la oferta de un “populismo sifrino”, jurando a los votantes mantener y ser eficientes en el uso de los instrumentos clientelares que tanto le valieron a Chávez. Ahora, esta oposición acomodadiza quiere creer que una fortuita metástasis por fin ha puesto a su alcance el  ascenso a ese poder político del que sus ambiciones, errores, pereza e incompetencia los ha alejado por largos años, poder que  ejercerían con similar necedad y afán depredador al que ha practicado la boliburguesía chavista.

Frente a ese cuadro de cálculos mezquinos y oportunistas, que iguala al Gran Polo Patriótico y la oposición de la Mesa de Unidad Democrática, tenemos la grave situación del país: inflación desbocada, creciente desempleo y precariedad ocupacional, devaluación monetaria, espantosa inseguridad personal, crisis en los servicios de agua y electricidad, educación y salud por los suelos, falta de viviendas, obras públicas obsoletas o en ejecución atropellada, atención sólo demagógica para las extremas carencias de los más necesitados, y un etcétera que no por largo es menos nefasto.

Esos problemas no son la preocupación central de los dos bandos en contienda por la Silla de Miraflores y el botín petrolero. Por ello, nuestra respuesta colectiva debe despreciar su chantaje de exigirnos respaldo electoral a cambio de soluciones que nunca llegan o son ridículamente incompletas. Esta es la hora de desbordar a esas cúpulas podridas y construir, desde abajo, una verdadera democracia, con igualdad, justicia social y libertad. Hay que potenciar la indignación generalizada por la situación que padecemos, convirtiéndola en luchas sociales autónomas, extendidas y autogestionadas, diciendo claramente a los políticos del poder que no los necesitamos como intermediarios u otorgantes graciosos de lo que desde abajo y unidos podemos cosechar, sin necesidad de “manos blancas” o “boinas rojas”.

Periódico El Libertario

Hugo Chávez es un demonio. ¿Por qué?

Porque alfabetizó a 2 millones de venezolanos que no sabían leer ni escribir, aunque vivían en un país que tiene la riqueza natural más importante del mundo, que es el petróleo.

Yo viví en ese país algunos años y conocí muy bien lo que era. La llaman la “Venezuela Saudita” por el petróleo. Tenían 2 millones de niños que no podían ir a las escuelas porque no tenían documentos.

Ahí llegó un gobierno, ese gobierno diabólico, demoníaco, que hace cosas elementales, como decir “Los niños deben ser aceptados en las escuelas con o sin documentos”. Y ahí se cayó el mundo: eso es una prueba de que Chávez es un malvado malvadísimo.

Ya que tiene esa riqueza, y gracias a que por la guerra de Iraq el petróleo se cotiza muy alto, él quiere aprovechar eso con fines solidarios. Quiere ayudar a los países suramericanos, principalmente Cuba.

Cuba manda médicos, él paga con petróleo. Pero esos médicos también fueron fuente de escándalos. Están diciendo que los médicos venezolanos estaban furiosos por la presencia de esos intrusos trabajando en esos barrios pobres.

En la época en que yo vivía allá como corresponsal de Prensa Latina, nunca vi un médico. Ahora sí hay médicos. La presencia de los médicos cubanos es otra evidencia de que Chávez está en la Tierra de visita, porque pertenece al infierno.

Entonces, cuando se lee las noticias, se debe traducir todo. El demonismo tiene ese origen, para justificar la máquina diabólica de la muerte.

EDUARDO GALEANO

Imagen de Cipriano Mera

       

Esta mañana, cuando me dirigía al trabajo he escuchado una entrevista que le han hecho en Las Mañanas de Radio Nacional al ministro Alberto Ruiz-Gallardón.  Entre las múltiples sandeces que estamos acostumbrados a escuchar, y que ha dicho, de este señorito snob trasnochado, émulo de Concha Suárez del Otero y personajes afines, y que podría haber inspirado una película de Berlanga en el caso de que este último no hubiera fallecido, al ser preguntado por el periodista, Manolo H. H., creo que se llama, por la muerte de Chávez, ha respondido sin titubear, ni pensar en las consecuencias intrínsecas de lo que dice, porque siempre dice lo que no piensa, "que ahora era el momento de que Venezuela profundizara en la democracia".

Por lo visto, el Sr. Ruiz-Gallardón no sabe, ni ha leído absolutamente nada de la historia contemporánea de Venezuela, cosa que comprendo, porque no le reporta ningún beneficio económico ni político.

Por lo visto, el Sr. Ruiz-Gallardón desconoce totalmente la coyuntura económico-político-social en la que se encontraba Venezuela antes de Chávez y cómo se encuentra ahora.

Por lo visto, el Sr. Ruiz-Gallardón desconoce que Chávez ha sido elegido repetidamente en unas elecciones libres y limpias.

Por lo visto, el Sr. Ruiz-Gallardón desconoce que Venezuela, con Chávez y su Gobierno, elegidos democráticamente, se ha regido por ella misma, por sus propias decisiones, sin haber perdido un ápice de soberanía nacional.

Por lo visto el Sr. Ruiz-Gallardón desconoce que quien sí que tiene que profundizar en la democracia y adoptar amplias reformas estructurales es el país del que él es Ministro, país que ha perdido totalmente su soberanía nacional, país que está regido por el capital financiero y donde su presidente y miembros del gobierno son meros títeres de aquél, sin poder tomar decisión alguna por motu propio, país con la clase política más desprestigiada y con más casos de corrupción del denominado "Mundo Occidental", país en el que se ayuda más a la banca que a los más de seis millones de parados, país en el que se inyectan miles de millones a la banca mientras se desahucia a las familias que no pueden pagar la hipoteca porque están todos sus miembros en paro mientras hay millones de viviendas vacías, país en el que un 60 o 70 % de los jóvenes está en paro, país en el que para ir al trabajo a 40 km. tiene que pasar tres o cuatro controles de policía, país que se niega dar paso a la disolución del terrorismo de ETA, país en el que los trabajadores han perdido prácticamente todos sus derechos quedando en manos de los empresarios, país que niega el derecho a la autodeterminación de grupos de personas o nacionalidades, país en el que manifestarse en contra las tesis y prácticas del gobierno le cuesta a uno ser anatemizado, crucificado...y casi empalado, amén de coercionado, agredido y fustigado por la policía.  En fin, y resumiendo, una MIERDA DE PAIS.

Es muy fácil, para confundir al personal, ver la paja en el ojo ajeno cuando uno tiene la viga incrustada hasta el lóbulo frontal.  Sr. Ruiz-Gallardón, el pueblo no es tonto, y los maestros prestigitadores y tergiversadores de la verdad, serán los que provocarán, a corto o medio plazo, el cambio radical que requiere, de verdad, este país.  Ustedes lo están alentando.

 

Imagen de Octavio Alberola

 

 

 

POR EL RESPETO A LA MEMORIA DE SABINO [1]

 

Me perdonas Roland, respeto tus simpatías y tu posición política, entiendo perfectamente tu situación ante la desaparición de Chávez por los lazos que te unieron y unen a sus ideas. Sin embargo en aras de la verdad histórica, la que al final cuenta, no puedes confundir la victima con el victimario, el Estado defensor del orden existente, con el luchador contra dicho orden. Sabino defendía a su pueblo y luchaba por sus tierras contra el orden vigente. Chávez como el mismo lo reconoció repetidas veces defendía y defendió el orden y Estado contra el cual se enfrentó Sabino

 

No es lo mismo morir asesinado; que morir por causa der una enfermedad. Lo primero supone morir luchando por ser consecuente con sus principios, lo otro es el fruto si se quiere casual de una enfermedad, que la puede padecer cualquier mortal y que de hecho la padecen millones.

Caer ante las balas asesinas de un sistema, no es lo mismo que morir en medio de toda la atención médica. Sabino sabía que lo podían matar y varias veces lo denuncio,  como buen Caribe nunca le temió a la muerte. Chávez, un defensor del “socialismo y revolucionario”, se aferró  a Cristo en busca de la salvación  de su vida. Uno enfrento dignamente a  la muerte como su antepasado Guaicaipuro; el otro se aferró a las oraciones, plegaria y dioses de una iglesia que muchas veces denuncio.

 

Roland  te olvidas, el 31 de marzo de 2005, en Caracas, cuando los Yukpas, con Sabino y Lusbi con sus mujeres, niños, niñas y adolescentes marcharon hasta las puertas del Palacio de Miraflores,  a exigirle al propio presidente que cumpliera con su palabra. Chavez no acepto recibir a la delegación de los Yukpas, en cambio en ese mismo momento  recibía a Maradona. Tú estabas en esa marcha.

 

¿Lo recuerdas, Roland?  Todo un día de marcha y sol estuvimos esperando en la puerta de servicio de Miraflores – porque ni siquiera se nos  permitió marchar hasta el palacio- para que a la medianoche se dignara el poder ejecutivo a enviar a un militar segundón,  a recibir de mala gana la delegación que como siempre volvió con las manos vacías, pero sobre todo llena de promesas. Lusbi  es testigo de toda aquella burla.

 

 El desenlace final  de la historia de esa noche, la conoces muy bien, concluyo el 4 de marzo del 2013, el Estado venezolano y los terratenientes y mineros de carbón de Perijá acabaron con Sabino.

 

En fin Roland, la historia es implacable, la escriben a menudo los vencedores, pero el tiempo y solo el tiempo es quien da su veredicto final. Y cuando la historia emite su sentencia final, en ella queda cada uno de nosotros ubicado del lado que ocupo en las luchas de esos pueblos: Al lado de opresor o al lado del oprimido, al lado del Estado o al lado de quienes luchan contra él. No olvides Roland, que Sabino, el maestro que hoy invocas, murió en una carretera, asesinado vilmente y su mujer herida, en cambio el otro maestro  que invoca muere en circunstancias muy distintas.

 

La muerte de Sabino nos indica el ejemplo a seguir, nadie se está disputando su herencia. En cambio, la muerte de Chávez, al lado de miles de seguidores dentro de este pueblo  que sinceramente sienten su muerte, vemos como los delfines y buitres empiezan a despedazar el cadáver para cubrirse con su mortaja.

Como dice un amigo, el funeral de Sabino, líder del pueblo Caribe, con más de 500 años de lucha, no será televisado y la noticia de su asesinato, es noticia olvidada.

 

Roland, una vez más, respeto tu posición y tus simpatías, pero en honor a Sabino y a su pueblo, te pido respeto a su memoria. No repitas los cuentos de la historia oficial, que colocan a Guaicaipuro en   el mismo bando que Diego de Losada. No te olvides que Sabino desciende de los  Caribes, en cambio los llamados Próceres de la Patria, los Mantuanos con limpieza de sangre, siempre se enorgullecieron de ser legítimos descendientes de los conquistadores.

Pablo Hernández Parra, 06/03/2013

 
Imagen de Octavio Alberola

 

[1] ACLARATORIA

En la página https: //www.facebook.com/sabino.libre., Roland Denis escribe una nota sobre las muertes de Sabino y Chavez, en mi opinión dicha nota no respeta la memoria y luchas de Sabino y su pueblo, pese a que el autor de la misma lo considere su maestro. 

Compañeros ha muerto el mas grande de los maestros libertarios del pueblo venezolano y dos días antes otro maestro por igual…Chávez y Sabino marcan el camino.

¡Somos Chávez!, claro que sí hermano te la recibo con la misma pasión con que millones aceptaron con todo orgullo tu propuesta final. ¡Somos Chavez!, supone ser aquel que asumió con desfrenada pasión y con toda libertad el lugar de vida que la propia vida se ha ofrendado, tanto que es capaz de transgredir cualquier orden de ofensa, indignidad y opresión que se reproduce en el lugar desde el cual construimos nuestra vida. A ti te toco el tuyo, empezando lo reconociste siendo militar y ayudaste a reventar los signos del genocidio que ya estaban inscritos en nuestros cuarteles. No importa si lo lograste o no, y en general poco importa cuan eficiente o no fuiste en la concreción del sueño libertario que te inundó, fuiste un militar y por los recovecos de la insurrección popular ya sembrada, aquello te llevó al poder, fuiste el hijo magnífico de aquella insurrección.
 
Desde él te rodeaste de bufones y reglas inviolables del orden nacional y global y  aún ahogado en aquel meollo y mimetizado en su protocolo, tu grito permanente y desesperado al colectivo fue el de romper todo ese castillo maldito lleno de enemigos internos y escuálidos babeándose el turno por regresar a él. Chávez es la irreverencia apasionada, el amor al sueño, entonces si quiero ser Chávez. Tu mesianismo no lo contiene tu legado ideológico o político en sí, son su contenido mas no su verdad, es decir, no hay en tí “mesías” alguno, mucho menos la estúpida manipulación mediática de tu figura que desde los lugares oficiales o privados de la comunicación ayudaron en la sumisión o el resentimiento a forjarlo, el culto o el odio a la personalidad. Tu mesianismo, tu decisión del acto desde la trascencia y gloria de la palabra que lo inspira, solo es posible entenderlo hoy que te fuiste, su utilidad está contenida toda en la persona Chávez y el maravilloso y loco apasionado maestro que fuiste…gracias hermano, gracias por ayudarme a sentir de nuevo ser hijo de una tierra a la cual cualquiera puede caer en el desamor más completo, más por el contrario me enseñaste a ver en ella algo lleno de una magia insólita, efectivamente mesiánica, incomprensible que cuando estalla es capaz de envolver continentes y mundos enteros, donde nada explica la razón y todo el milagro humano. ¡Carajo que si quiero ser Chávez aunque no lo logre ya lo sé!.
 

Ayer que tu te fuiste me siento como nunca orgulloso de haber vivido esta historia donde sin duda tu jugaste un rol excepcional. No comentemos mucho porque quizás ni siquiera se ha comenzado a desplegar toda la potencia que en ella está contenida como también los inmensos retos y vacíos que se cuelan en nuestro presente, que son tremendos y si nos descuidamos terribles. En todo caso, ser parte de ella y solo por ella me permite construirle un sentido bello al lugar de vida que me ha tocado ocupar, agradezcamos entonces que de una u otra manera somos pedazos protagónicos en ella. Pero sí estemos conscientes que el momento estrictamente chavista de ella es solo “una brizna” para lo que ella ha sembrado. Si Chávez fue un maestro libertario es porque hoy ante su pérdida millones no solo lloran la ocasión terrible de su muerte, de que mas nunca sentiremos su bestial capacidad de envolver en su pasión a pueblos y naciones enteras, sino que además comenzamos una otra historia que es realmente la del pueblo, simple y estrictamente la del pueblo, es decir la de los que nunca tuvieron derecho a la historia pero que hoy están comenzando a ser el lugar principal de ella. Por ello el sentimiento más intenso que nos deja la muerte del compañero Hugo Chávez y que se expresa por todos los lugares que llenos de gentes atiborran plazas y en adelante el cuerpo muerto de quien los inspiró hasta llevarlo al panteón nacional probablemente, es que somos al fin un pueblo libre -le guste o no las datas presupuestarias, las estructuras de poder y desigualdad en el presupuesto y reparto de riquezas, los planes nacionales oficiales, su crasa realidad ante el chantaje globalizado del capitalismo histérico y criminal que sabe vivir sus finales, que se cuela en cada frase y política de gobierno atada a ese orden de explotación mundial, diciéndose “socialista”-. Es decir, somos un pueblo libre y poderoso, envuelto por la ética del alzado y no del pecado.

Claro es cierto aún vivimos entre la debilidad de nuestra condición social y económica todavía en manos de banqueros y transnacionales, burocracias mafiosas, redes de violencia, pero con una dignidad ganada estos años que nadie podrá quitarnos mucho más allá de gobiernos y aún estando llenos de incongruencias que la materialidad de nuestro hilo histórico determina. Es decir somos un pueblo que reinvindica en palabras de millones la causa mas libertaria, igualitaria y justa, leída y desparramada por todos nuestros barrios y comunidades, es el tamunague irreverente mas divino cantado hasta el último cacerío de la más recóndida montaña, en la costa más apartada, en el barrio más sórdido. Allí su maestría comandante, agradecido por siempre.
 

¿Pero quién es la garantía de que esa fuerza conquistada se mantenga?. Olvidémonos de mesianismos entonces, ni siquiera ese mesianismo colectivo que Chávez ayudó a forjar, aunque sea el mejor de los mismos. Por una manera muy misteriosa Sabino Romero cacique de Chaktapa, líder histórico de la resistencia del pueblo Yukpa y de las comunidades indígenas, muere asesinado justo dos días antes de la muerte del comandante Chávez (no pudo, no quizo este universo dejarle el derecho de despedirse a quien reinvindicó y apoyó sin un ápice de duda. Otro gran maestro libertario, pero de choque y acción directa y dándose solo el papel de primera línea de combate en el deseo sin fin de su pueblo de recuperar al menos parte de todo lo que le fue expropiado sangre y fuego por los colonialistas de siempre, hace 500 o diez años no importa, allí están hoy interiorizados en la guardia nacional, ministerios, gobernadores, transnacionales, sicarios, paramilitares o ganaderos para ratificar su vigencia. No hay ningún mesianismo en su causa, es decir, Sabino Romero fue solo un hombre más, posiblemente el que lloró no poder ser el propio Hugo Chávez frente al Arauca en su última pasada por el llano, aunque de igual trascendencia a la del comandante aún siendo infinitamente más pequeño su eco masivo obviamente. Empezando por todo el cerco mediático que le tendieron desde todos los puntos públicos y privados que impidió que millones lo conozcan hoy. Pero esto es lo de menos, mas bien era necesario que sea así, nadie mas “antimediático” y real que Sabino. Precisamente Sabino no estaba para inundar a nadie con su pasión y su pensamiento, eso que el marxismo llama la construcción hegemónica, magia de Hugo Chávez. No Sabino era un luchador indomable, un salvaje sin freno que solo su asesinato descarado y amparado por ganaderos y guardias, derechas e “izquierdas”, gobierno e imperio, pudo contener. Su trascendencia no tiene palabra ni interpretación, para comprenderlo hay que tocar la tierra, sentirla, quererla, desearla, amarla, morir por ella como él lo hizo, hay que desdoblarse por completo y tomar en pleno las armas de la justicia.

¿Quiero ser Sabino Romero, quien fue en vida jefe y cacique de la insurreción Yukpa?. El no pide tal cosa, no se desdobla en el pueblo, somos nosotros los sobrevivientes -por ahora- quien debemos preguntarnos al respecto, él nos deja en libertad el querer o no. Entendamos, “ser Sabino” es enfretar el poder de frente y sin ninguna discriminación “táctica” -a quien debo y a quien no debo enfretar en el momento- esperando sangre como él terca y clarísimamente lo presagió y denunció. Ser Sabino no es ser Chávez es la bala directa del pueblo que vence o es vencida dándolo todo como uno más, jugándose todo en la circunstancia que se vive en la médula del propio combate. ¿Queremos ser Sabino Romero? no respodamos que sí por panfleto que sería pura hipocresía. Pero quizás si ya somos algo de Chávez, podemos ser una partecita igual de Sabino. Entonces seremos invensibles, solo sus dos fuerzas harán de esta revolución algo irreversible, mil veces mas transparente, fuerte, expansiva.
 
Curioso pero a sabiendas que en nuestro “ser ellos” también tenemos que ser mejor y más sabios que ellos, compañeros que en su derrotero cotidiano cometieron mil errores de desenfreno de mando, de voluntarismo innecesario, que hoy no podemos repetir. En fin mi hermano Sabino, sangre mía, ciertamente no podemos saber ni siquiera si habrá atrevimiento a ser algo de tí. pero por igual que nuestro comandante Chávez, tu fuiste un maestro de la libertad del amor absoluto a lo tuyo que fue siempre tu pueblo Yukpa, venezolano nuestramericano. Tu maestría en ese sentido es infinita, tu entrega a tu verdad desde la inmensa verdad que fuiste es una lección que cuando trascienda se absorberá por todas las tierras. Agradecido por siempre, me despido sin lágrimas acatando la orden de Alí Primera.
 
Honor y Gloria a nuestros maestros libertarios
 
Chávez y Sabino marcan el Camino…
 
Hasta la victoria siempre
 
Roland Denís
 
http://laguarura.net/2013/03/06/chavez-y-sabino-marcan-el-camino/
Imagen de Octavio Alberola

 

C H A V E Z V I V E

Por Benjamín Forcano, Sacerdote y teólogo.

A los venezolanos

hermanados en esta hora

por la fe en la vida y en la resurrección

La epopeya del Comandante Hugo Chávez

En la boca y en la pluma de todos los periodistas está la excepcionalidad de la vida del comandante Hugo Chávez. Es impresionante lo que de ejemplar sacudida han supuesto los 14 años de su vida y cómo ahora fluye por las ondas, las páginas y las pantallas de todos los medios de comunicación.

Nadie puede olvidar los estereotipos que, sin real fundamento, se le vinieron colgando de golpista, autócrata, militarote, populista, narcisista, payaso, etc. Junto al fragor de una prensa unilateral y, en ocasiones, servilmente clasista, en Venezuela y Latinoamérica ha emergido la cara más plena y pública de la verdad sobre este hombre, vocacionado para liberar a multitudes relegadas de la vida pública y desenmascarar el egoísmo y la prepotencia del imperialismo.

Ha sido esa explanada inmensa de pobres de todo color, la que ha hecho visible con emoción y llanto incontenido, la aventura emprendida por este sucesor de Bolívar y de otros líderes de la Patria Grande. Ellos son los que lo llevan dentro, lo lloran y no lo olvidarán jamás. Y, por ellos, porque a ellos estuvo dedicado y por ellos se desvivió, ganó en cuatro elecciones democráticas por un porcentaje nunca inferior al 55, 7 %.

Un político que supo amar a su pueblo

Habrá para quienes resultará extraño y hasta deplorable que gente de la Iglesia católica venezolana y de fuera, en especial sacerdotes y religiosos, no ciertamente obispos, compartan con el pueblo los mismos sentimientos de reconocimiento, de aplauso, de cotidiano compromiso y ahora de pesar y dolor por la muerte del Comandante.

No soy chavista ni apologeta de sus andanzas y gestos, ni lo necesita. Pero, sí que, sin descartar errores cometidos, soy enardecido admirador de quien, contra viento y marea, contra prejuicios e intereses descomunales establecidos, supo amar a su pueblo, quererlo libre, orgulloso de su identidad y dignidad nacional, lo que le supuso enfrentarse a los que siempre con falsas promesas gobernaron y no hicieron sino medrar sobre la impotencia de un pueblo pasivamente sometido.

De todo esto nos hablarán durante días en Latinoamerica, en Europa y en otros lares. Y el pueblo, casi sin dar crédito, casi agarrándose a un imposible, seguirá gritando que Chávez vive, que pervivirá en el recuerdo, en el corazón y en la lucha de todos los que experimentaron su ímpetu humanizante y liberador.

La fe que siempre profesó

Junto a todo eso, a mí me ha golpeado la fe del comandante, su religiosidad públicamente expresada y con gran naturalidad compartida con el pueblo que lo rodeaba. Eso, esas manifestaciones espontáneas, vivas, suplicando a Dios que “no se lo llevara todavía, que era mucho lo que tenía que hacer por el pueblo” “que le cargase cuantas cruces quisiera pero que le diera la vida”, todo eso en Europa, en la Europa posilustrada y secularizada, resulta inconcebible, objeto de befa, de lamentable superstición o alienación.

No sé en qué sentido nuestros políticos habrán entendido lo de “Chavez vive”. Aquí, en nuestra Europa, cuando los políticos mueren, -y la política en medio de tantas cosas es también una interpretación silenciosa de la muerte- hay respeto, conmoción y silencio, lágrimas, acaso desesperación, pero nadie habla más del destino después de la muerte.

No interesa. La muerte es el tabú más aterrador, que se opone a ser dilucidado, no sea que su hacha exterminadora ponga al descubierto nuestra finitud y desbarate la ilusión de vivir.

El grito “Chávez vive” un pacto de vida con el pueblo

El grito multitudinario de “Chávez vive” lo oigo yo complacido, pero quiero colocarlo también en la perspectiva de la resurrección según se profesa en la fe cristiana. El Comandante sabía lo que le esperaba y de quién se había fiado. Y, aunque el dolor sea inmenso, el pueblo debe percibir la actitud tan serena con que afrontó el Comandante la visita de la “hermana muerte”. Porque si la muerte no tiene sentido, no sé si lo tiene la vida.

Quienes confiaron en el comandante y de él se beneficiaron, tienen más que razón para asegurarle que sus sueños seguirán y que trabajarán para que se hagan realidad. Esa es la semilla, la savia y el dinamismo que él alentó y que, por sí misma, está llamada a dar vida y se perpetuará, no puede morir. Es el pacto de vida del comandante con su pueblo: te fuiste, pero permaneces vivo en nosotros, tu presencia se multiplicará por los barrios, campos y laderas de un pueblo que vio luz y esperanza, que recuperó voz, dignidad y protagonismo.

Pero, me fortalece y consuela no menos el hecho de que el comandante se acercó a la muerte lleno de vida, desde la fe que recibió en una sociedad y cultura cristianas. Una fe que le llevó a la lucha, al cambio, a la denuncia, a la programación positiva, a amar a los demás, a compartir y a abandonar la fe encerrada en círculos estrechos de egoísmo e insolidaridad.

El Nazareno le enseñó que la igualdad, la fraternidad, la justicia y el amor son el eje de toda revolución auténtica, aprendió la inseparabilidad del amor a Dios del amor al prójimo, del culto de la justicia, del patriota del extranjero, de la mística de la política; una fe unitaria, no relegada a la intimidad o a la sacristía o al monopolio de los dirigentes religiosos.

El Evangelio inspiración y forja de una política socialista

El Comandante Hugo Chávez no se avergonzó de hacer pública su fe en el Nazareno, elegido por él como camino, modelo y meta. Modelo para la vida entera, la privada y la pública y también para la vida ecónomica, social y política, toda ella subordinada a conseguir el bien, los derechos y las necesidades básicas de todos. Muy distinto, por tanto, de una fe intimista, desvinculada de los procesos y deberes sociales. El Comandante la entendió así, no como opio entontecedor, sino como seguimiento de la vida del Nazareno, de su vida, de sus principios, actitudes, valores y opciones.

Y sabía cómo este Nazareno, que marcó la vida e historia de Occidente, no tuvo componendas con los poderes de su tiempo: del imperio romano y del sanedrín judío. Ambos, lo vieron subversivo y peligroso: “Este hombre no nos conviene, hay que eliminarlo”. ¿Por qué? Porque su programa contradecía y negaba la dignidad humana, el bien de todos, los derechos de todos. Jesús no tuvo tiempo para morir tranquilo en la cama por envejecimiento o enfermedad. Lo eliminaron.

Obviamente, esta es una fe que desasosiega a los poderosos y a los ricos, no encaja con la ideología neoliberal ni con la fe de cristianos que se profesan neoliberales, con la fe de muchos que han hecho del dinero el dios de su vida; son puntos que se repelen.

Pues bien, los cristianos continuamos la vida de Jesús, lo somos al menos para eso. Y en muchos pervive como testimonio, profecía y compromiso liberador.

Jesús de Nazaret no se explica sin la resurrección

Pero, hay algo más que quiero compartir con mis hermanos de Venezuela. El Nazareno, el hombre cabal, el profeta radical, el humanísimo enamorado de los pobres, no acabó en la tumba: resucitó. “Nunca, de nadie, en ningún lugar, se dijo lo que de Jesús de Nazaret: ha resucitado”. Nadie esperaba que a un individuo muerto le pudiera ocurrir la resurrección. Ni los mismos discípulos esperaban que esto pudiera sucederle a Jesús. De no haber ocurrido otra cosa inusitada, nadie hubiera dicho que Jesús era el Mesías y el Señor del mundo.

Por eso, afirmamos rotundamente: si el cristianismo no se explica sin Jesús de Nazaret, Jesús de Nazaret no se explica sin la resurrección.

El Comandante Hugo Chávez hizo mucho, vivió intensamente,

proporcionó a muchos dignidad, libertad y esperanza. Y, como al Nazareno, muchos lo señalaron como peligroso y se confabularían para acabar con él.

Pero, en este punto la fe cristiana es de tal novedad inaudita, que rompe los esquemas humanos. Me entusiasma saber que la vida de Chávez va a seguir en el pueblo, pero me entusiasma más aún saber que el Comandante, él mismo, en persona, sigue vivo, está ya con el primogénito resucitado: “Quiero que donde estoy yo estéis también vosotros”.Hay , pues , un singular sentido que se desprende de la vida de Jesús y que se concreta en la resurrección. Y el anuncio consiste en que ese hecho individual se proclama como posibilidad universal para todos, como don gratuito de Dios a la especie humana.

¿Qué significa resucitar?

¿Y qué es lo que significa resucitar? Resucitar significa vencer a la muerte, aunque todos pasemos por el aniquilamiento físico, por la desorganización total que es el morirse. No nos disolveremos en la nada, volveremos a ser lo que fuimos, a tener la misma identidad.

La muerte es un ir hacia Dios, un inmergirse en El para quedar eternamente cabe El. Es una nueva situación , sin los límites de nuestra corporeidad bilógica, traducida en un gozo casi infinito.

Y, al mismo tiempo, nuestra fe nos enseña que ese hecho vivido por Jesús es el adelanto y el prototipo de lo que nos pasará a los demás. “Es ver, saber y estar seguros de que el hecho protagonizado por Jesús es fundador de la condición humana salvada. Salvación plenificada sin la poquedad y vacilaciones de esta fase que la vida desarrolla en el planeta tierra”.

La historia completa de Jesús es ejemplo y garantía de lo que nos espera. Pero, por paradójico que parezca, nosotros no podemos imaginar cómo Dios se las arregla para llevar a cabo esa transformación. Es algo que no podemos descifrar mentalmente, porque no es comparable a nada de este mundo. Aunque sí se atreve a formularlo nuestro querido teólogo Leonardo Boff: “Jesús conoció e inauguró una evolución (sintropia) superior, en virtud de la cual su vida era un nuevo tipo de vida , no amenazada por la enfermedad ni por la muerte. Por eso, la resurrección ha de ser entendida como un saltar a un tipo de orden vital, no sometido ya al desgaste y acabamiento final”.

Para mí, que creo en Jesús de Nazaret, el Resucitado, la muerte no es elemento tétrico que anula mi amor por la vida, sino estímulo y esperanza que lo reaviva y enaltece.

El comandante Hugo Chávez murió para resucitar, cerró los ojos a este mundo para ver más y mejor, se apeó de una vida terrena, limitada y corrupta, para asentarse en la vida misma de Dios, libre ya de todo mal y de toda limitación, y gozar de la vida en plenitud para siempre.

¿Qué le queda al final al Comandante?

Gozar de la vida en plenitud porque, previamente él se dedicó a hacer el bien, a luchar contra todo lo que bloquea, merma y mata la vida y a anticipar a esta tierra la vida del cielo, trabajando minuto a minuto por la justicia y el amor y, sobre todo, por los más pobres. ¿Qué le queda al Comandante , después de todo lo que ha hecho, al final de la vida? Le queda la gente a la que ha levantado, liberado y hecho más felíz: “Venid, benditos de mi Padre, porque cuanto hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños conmigo lo hicisteis”.

La resurrección de Jesús es la anticipación de la plenitud que nos aguarda y no hay otra forma de hace más real esa plenitud que comprometerse con aquellos que más vida, libertad y amor necesitan.

No es de extrañar que los Herodes, los Césares y los saduceos de nuestro tiempo estén deseosos de excluir toda posibilidad de resurrección real. Los tiranos y los matones –incluidos los tiranos intelectuales y culturales- en vano utilizan sus armas de destrucción y de muerte. Nada pueden contra la realidad de la resurrección que se les sobrepone con el comienzo de una nueva creación.

Al historiador no deja de plantearle todo esto una cuestión tremenda: ¿Cómo se explica este movimiento nuevo del cristianismo que aparece de una manera repentina y afirma una única corriente de fe acerca de lo que le ocurre a la gente después de la muerte?

Es esta nuestra fe que nos colma de luz, fuerza, esperanza y serena alegría: Hugo Chávez, persona, ciudadano, compañero, hermano, militar , político, presidente, comandante y creyente cristiano como nosotros vive y continúa a vivir en otra dimensión , invisible a nuestros ojos, pero absolutamente real.

Vivió, venció y resucitó.

Nosotros vivimos, venceremos y resucitaremos.

Alleluia.

Benjamín Forcano

Sacerdote y teólogo

 

POSICIÓN DE LA FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA (FAU)

http://federacionanarquistauruguaya.com.uy/2013/03/07/sobre-venezuela-y-ante-la-muerte-de-hugo-chavez-seguir-creando-un-pueblo-fuerte/

La muerte de Hugo Chavez

Su repercusión en América Latina y el mundo.

Una fuerte conmoción se paseó por el mundo, había muerto un gobernante y militante de características singulares. Bastante controvertido, polémico y polemista, de afirmaciones políticas vigorosas, creativo, incansable en su decir y proponer, de potente carisma. Trajo a la escena social política el nombre de socialismo cuando ya pocos o casi nadie, a nivel de gobiernos en una estructura capitalista, hacía mención a tal nombre, mucho menos después de la caída del llamado socialismo real. Con Marx y Dios en su boca lanzó un original socialismo del siglo XXI. Todavía se discute que contenido tiene tal concepto. Estaba entonces, como sigue estando, en el trono de la infamia el modelo neoliberal. Su hacer político lo marcó con sello muy personal. Gobernante paternalista, personalista, autoritario fueron las definiciones más frecuentes que se usaron para su accionar. Creo mística y esperanza en gran parte de su pueblo y también en parte de otros pueblos de América Latina. Con energía gritó fuerte, con ciertas contradicciones, su antimperialismo, acerca de la Patria Grande latinoamericana, de la Independencia, sobre Poder Popular creado fundamentalmente desde arriba. Tejió desde su gobierno, con bastante de su impronta, relaciones políticas con varios gobiernos del mundo. Hizo efectiva una política solidaria con países latinoamericanos e incluso más allá de esta área: venta de petróleo en condiciones ventajosas, y otras ayudas, a tren de ejemplo, para recuperación de industrias que llevarían adelante obreros, como en nuestro país. De la misma forma propuso y perseveró en la construcción de nuevos organismos a nivel latinoamericano fundamentado que con ello se lograría más independencia que traería mejorías importantes para el nivel de vida del pueblo.

Es un hecho que está a la vista su figura es de dimensión tal que hoy mueve multitudes en su país y expresiones y manifestaciones diversas en nuestra América Latina y varios países del mundo. Sólo a tren de ejemplo diremos que Irán decreta un día de duelo, Argentina, Ecuador y Brasil 3 días de duelo, en Rusia gente del pueblo lleva flores a la puerta de la Embajada de Venezuela. Hay notas manifestando congoja y dolor desde el Vaticano a China. Su muerte se transforma en un acontecimiento nada común.

Dolor de pueblo, dolor que duele.

En ese pueblo multitudinario que sale a la calle en Venezuela hay expresión de dolor, sentimiento de pérdida de algo querido. Al mismo tiempo dentro del dolor marcan que hay un rumbo a seguir, que quedó una línea trazada. Así lo viven, lo sienten y lo dicen. “Nuestro deber hoy es seguir más a fondo con el socialismo, con la lucha del proyecto que nos legó el comandante”, responde a un reportero un entrevistado al paso. Otros dicen cosas parecidas y mencionan lucha y socialismo una y otra vez. ¿Qué subjetividad produjo esta experiencia social en los de abajo? Difícil para responder y menos rápidamente y hoy. Se vive en le dimensión de la emoción, la angustia, el sentimiento aporreado. También la rebeldía. Que trajeron estos vientos tan fluidos, con tanta contradicción, con tanto de esperanza para amplios sectores de los de debajo de verdad. Lugar donde fue más extenso el respaldo a Hugo Chavez. ¿Qué elementos ideológicos se produjeron? ¿Cómo se expresarán estos elementos en el mañana cercano?

Es justamente allí, en el pueblo, en los de abajo propiamente, donde reside, en Venezuela y en todos lados, la esperanza de inicio de procesos hacia un mañana mejor, justo y solidario.

El anarquismo histórico codo a codo con el pueblo

La FAU es fuertemente heredera de aquel anarquismo que trajeron los inmigrantes a estas tierras. De aquellos sembradores de esperanzas que ponían todo para cambiar este sistema brutal, injusto hasta la demencia. Lo decían de manera directa en las publicaciones de la época: nada puede esperarse de esta cruel y explotadora burguesía tenemos que luchar por otra sociedad. Lo que decían lo llevaban a la práctica. Allá se les encontraba metidos hasta el codo en el seno de aquel pueblo al que sentían pertenecer. No tenían dudas ese era su lugar. La sensibilidad social de aquellos militantes libertarios que venían de diferentes lugares de Europa les permitió tomar contacto rápido con el sentimiento, con todo el imaginario de aquellos “nacionales” que nunca habían oído hablar de sindicato, mucho menos de socialismo libertario o anarquismo. Más bien tenían como referentes caudillos políticos y partidos hechos descaradamente para mantener privilegios. En la cotidiana, viviendo los mismos problemas de su pueblo, sufriendo aquella superexplotación, dando, en los hechos, ejemplo de compañerismo, proponiendo aquellas cosas que anidaban como deseo en la estrujada sensibilidad de sus compañeros de trabajo, fueron creando los primeros sindicatos, explicando que podía lograrse un mundo mejor, que se debía luchar para arrancar dignas condiciones de existencia y la preparación de un mañana propio. Después en los Sindicatos se enseñaba a leer y escribir, se daban charlas sobre diversos temas, se formaban cuadros filo dramáticos, se levantan ollas solidarias durante las huelgas. En ese quehacer, en ese amasar sueños, se fue construyendo otro sujeto. No vino solo ni de los libros, vino de la acción cotidiana, de las prácticas que se fueron realizando, de la participación que fueron teniendo aquellos trabajadores que no conocían la palabra sindicato. Claro está aquella militancia estaba inserta profundamente y proponía una orientación en las tareas sociales de todos los días. Propuestas que calzaban con aquellos deseos. Pero bien se sabe el deseo no preña. Aquella labor cotidiana estaba, en los hechos, organizando representaciones, ideas, comportamientos, produciendo al mismo tiempo ciertos cambios en el imaginario de los de debajo de aquel entonces. Esto fue así aquí y por lo menos en casi todos los países de América Latina.

Hoy el imaginario de los de abajo es más rico, contiene muchas y crudas experiencias, su subjetivización es al mismo tiempo más compleja. Contiene elementos de rebeldía y de comprensión general de la injusticia que lo rodea. Y así a veces gana las calles. Por otra parte siempre resulta más fecundo que esté participando en hechos sociales a que esté en estado de resignación y ajeno a su entorno. ¿Cómo estará el imaginario de los de abajo en Venezuela cuando tanto se ha hablado de Poder Popular, cuando se ha hablado tanto de imperialismo, cuando ciertas formas de participación social se han hecho efectivas? Lo que sabemos es que el quietismo y la resignación no producen ningún grado de resistencia, la posibilidad está en la acción social política efectiva, por más contradictoria y confusa que esta sea.

Imperialismo y poder popular

Son conceptos, tanto el de imperialismo como el de poder popular, que estuvieron con frecuencia en las disertaciones de Hugo Chavez. Siguen estando presentes en los discursos de este mismo momento en boca de hombres de estado y de militantes populares. El contenido y su instrumentación son ya harina de otro costal.

Podemos decir que son muchos los que han querido desplazar del horizonte linguístico el término imperialismo. Sugieren, a veces lo dicen, que es algo que pertenece al pasado del capitalismo, se sugiere que en esta época postmoderna las relaciones sociales han cambiado al grado de haber disuelto tal problemática. Si hoy hay algo que queda claro es que la existencia de relaciones de dependencia, todo lo que constituye una política imperial es un componente constitutivo del sistema capitalista.

Quienes dieron por muerto al imperialismo no sirven para sepultureros. El imperialismo vive y oprime como nunca. Al mismo tiempo que los Estados de los países más industrializados han multiplicado sus funciones en diversos campos. No contradice esto que muchos de estos países se encuentran en lo que designan como crisis y que estén arrojando a la desocupación a millones de trabajadores.

Es cierto, la de hoy, es otra forma de estado capitalista, ha dejado de ocuparse de algunas funciones anteriores y ha tomado otras que considera estratégicas para esta etapa. Una etapa donde el feroz capital financiero recorre el mundo dejando el tendal de miseria.

Capital financiero internacional que se entrecruza diariamente con la esfera política e ideológica. Los banqueros no tienen dificultades en hacerse pagar los miles de millones de dólares que ellos mismos robaron. Las estructuras: económicas, jurídico-políticas e ideológicas-culturales revisten hoy una articulación muy específica. A esto hay que sumar el muy importante uso de la informatica a beneficio de los poderosos. Todo esto importa a los efectos de ubicar los temas del presente, los procesos en curso, el estado actual de la estructura imperialista.

Sin duda que debemos seguir hablando de imperialismo. Pero no perdemos la perspectiva, planteos tácticos aparte, que un consecuente antimperialismo debe ser anticapitalista.

El bloque imperial pese a su situación interna no ha dejado en ningún momento de operar. Ni en América Latina ni en otros partes del mundo. Siguen tratando hoy de subordinar a sus proyectos a todo el Sur. Hay ataques y campañas que van desde sutiles a grotescas sobre cada país que intenta algún grado de política de mínima independencia. A nivel de nuestra América Latina la penetración imperial es a varias puntas. En lo económico son por demás conocidos los tratados, tipo ALCA en la etapa anterior y después ante la resistencia ofrecida en lo popular aparecen sustitutos, los TLC y los TIFA. En lo militar son las múltiples políticas del Comando Sur. En lo ideológico, instrumento de primer orden para vertebrar toda la política, hay producción de “teorías” generales y parciales con miras a fundamentar todo su accionar. El pensamiento único está compuesto por una gran variedad de discursos que abarcan campos diversos.

Al contrario de lo que dicen los medios, los EEUU han puesto y siguen poniendo bases en toda América Latina, tienen a la Amazonia y Brasil cercados, financian la represión y de hecho el narcotráfico en el Plan Colombia y últimamente en su penetración en Mejico; latente siempre están los “clásicos” golpes de la CIA y las políticas desestabilizadoras. Sumemos guerras, intervenciones armadas, masacres.

Descontamos la intervención tradicional del FMI, el Banco Mundial, la ex Organización Mundial de Comercio y el BID. Los diseños globales y todos esos mecanismos de encarcelamiento y depredación .

Sabido es que es imposible separar la estructura imperialista y los intereses de las transnacionales con sus matrices. Ya que estamos en un momento histórico donde las 500 mayores empresas del mundo controlan 80% de la circulación de riquezas, bienes y servicios. Y dentro de servicios hemos colocado la informática que bien se sabe, que en la forma que está usada, el singular y despiadado servicio que presta a la toda esta política de dominación, con constante creación de nuevos mecanismos y símbolos.

A propósito de Venezuela, algo sobre América Latina hoy

Ante el despliegue de esta nueva etapa del capitalismo y de sus brutales y sistemáticas prácticas imperiales relacionadas con ello, no puede decirse que los pueblos han estado quietos. Solo mencionaremos de paso y en general la llamada Primavera Arabe, los levantamientos populares, ejemplo, Grecia, Portugal y España y hasta en el mismo EE.UU.

Pero nos interesa poner el acento en nuestra zona. Brevemente recordaremos las resistencias en nuestra América latina en la década anterior donde en el marco de distintas condiciones sociales y económicas, en corto lapso, los pueblos de Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Méjico, Venezuela, han protagonizado duros enfrentamientos, muchas veces desesperados, por romper ese circuito de miseria y brutal injusticia que los aprisionaba a un alto nivel. Situación hija de la feroz política neoliberal en este último periodo. El caracazo fue casi un precursor de estos levantamientos populares.

Con mayor o menor intensidad, el cuestionamiento de tal situación se fue transformando en opción y urgencia de lucha. Una lucha no orientada, en general, por aparatos políticos de la tradicional izquierda sino de tipo acción directa popular. Cayeron gobiernos, otros tuvieron que reformular su diseño continuista para aplacar iras y para tratar de que no cambiara nada de fondo. Así que pese a complicidades de gobiernos de América Latina con la continuidad de los proyectos imperiales, continuidad que ha revestido formas y grados distintos, la escena política del Continente quedó algo revuelta. No obstante puede constatarse que después del recambio “progresista” realizado en varios países, en muchos de ellos, no hay modificaciones relevantes en lo fundamental de su política interna ni de la estructura de dependencia. Por supuesto no queremos decir con esto que todo sigue igual, sería de poco rigor. Hay una serie de elementos que configuran una coyuntura política diferenciada. Es de registrar que hay intentos de crear estructuras e instituciones latinoamericanas que limiten la dependencia y hay reformismo fuerte en países como Bolivia, Venezuela, Ecuador. Al tiempo que un conjunto de factores internacionales han traído algunos efectos favorables para la economía de la mayoría de nuestros países. Sin duda es tema que merece un tratamiento más exhaustivo hoy lo dejamos por acá.

Poder Popular

En estos años, especialmente en los de abajo al mango de Venezuela, se fueron desarrollando una gama de actividades populares. Esto fue tomando formas organizativas: colectivos, consejos comunales, comunas etc. Esto, en su conjunto fue denominado Poder Popular. La burocracia partidaria fue creciendo en injerencia y cada vez más desplazando a los auténticos representantes de estas formaciones populares. Hubo, y sigue habiendo protestas de colectivos y comunas que reclaman autonomía y que se hagan efectivas conquistas logradas. Tenemos la situación dramática reciente de reclamos indígenas por sus tierras y que trajo como consecuencia el asesinato vil del militante Sabino Romero realizado por sicarios.

Digamos de paso, sabemos que el movimiento bolivariano no es algo homogéneo, es fluida su composición. Enfoques políticos e ideológicos distintos no son escasos. En un momento de descontento de los de abajo, de los que actúan en organizaciones sociales comunales, que rechazaban el control creciente de la burocracia partidaria es que en un acto popular Hugo Chavez hace lectura de una carta de Kropotkin a Lenin. Su zona de mayor respaldo estaba siendo afectada por ese comportamiento burocrático. En esta oportunidad apela a poner el acento en una práctica de Poder Popular distinto. Veamos.

Dice Hugo Chavez: “Me parece vital tomar esto como referencia de lo que pasó en la Unión Soviética apenas comenzada la Revolución Rusa”. Comienza a leer la carta:

“Sin la participación de fuerzas locales, sin una organización desde abajo de los trabajadores y campesinos por ellos mismos es imposible construir una nueva vida.

Pareció que los soviets iban a servir precisamente para cumplir la función de crear una organización desde abajo. Pero Rusia se ha convertido en una República Soviética solo de nombre ( comenta: 1920, esto comenzó mal, ¿no?) la influencia dirigente del “partido” sobre la gente ( agrega: “partido entre comillas, partido falso) que está constituido por los recién llegados, pues los ideólogos comunistas, principalmente están en las grandes ciudades, ha destruido ya la influencia y energía constructiva que tenían los soviet, en el momento actual, son los comité del Partido y no los soviet quienes llevan la dirección en Rusia y su organización sufre los efectos de toda organización burocrática. Para poder salir de este desorden mantenido Rusia debe retomar todo el genio creativo de las fuerzas locales de cada comunidad, las que según yo lo veo, pueden ser un factor en la construcción dela nueva vida, y cuanto más pronto la necesidad de retomar ese camino sea comprendida, cuanto mejor será. La gente estará entonces dispuesta y gustosa a aceptar nuevas formas sociales de vida, si la situación presente continua aún la palabra socialismo será convertida en una maldición”. “Nosotros debemos mirar esto”, dice en tono de fuerte reproche a su militancia.

El empoderamiento del pueblo, el Poder Popular es sin duda, con una consecuente práctica un factor político de primer orden. Para un encare adecuado política y teóricamente de este concepto, que rápidamente definimos como la capacidad de una fuerza social-política de realizar su proyecto, hay temas de carácter estratégico y teórico que debemos considerar. Hoy lo haremos de forma breve y ante una situación concreta que es la que convoca.

Distintos enfoques y orientaciones pueden surgir de tal concepto de poder popular. Por ejemplo hay toda una concepción en torno al concepto vanguardia que puede hacer que prácticas opuestas a lo que se intenta se pongan en acción. Concepto de vanguardia que fue todo un paradigma durante casi un siglo. En los hechos este concepto nos indica el criterio de que debe haber una sola dirección: del partido a la clase y la población toda. Hoy sería de, por lo menos en algunos lugares, del Partido al movimiento popular. Contiene la creencia de que la población, el sujeto histórico establecido, ya sea clase, o movimiento popular, debe permanecer subordinado al Partido. De que la “masa” obrera o popular en general sola es incapaz de crear instancias de liberación. También la creencia de que en el seno de la sociedad capitalista no se pueden generar, desde abajo, básicas condiciones para su ruptura. Mucho no importa entonces, a esta concepción, el grado de desarrollo de auto organización, de autogestión, de instancias de participación popular permanente. No se trata, en el fondo, de crear un pueblo fuerte sino un partido fuerte. Reduccionismo político total, hijo, por otra parte de toda una concepción general reduccionista.

Una ideología para el Poder popular

Se trata de apostar a un proceso que produzca una ideología de ruptura. Articulada ella con la práctica política consiguiente.

Y la ideología no viene de afuera, se produce en el seno mismo de las prácticas, en las ideas y comportamientos que el pueblo va realizando a través de sus diversos enfrentamientos. La producción de una tecnología social-política nueva y “discursos de saber” correspondientes a la liberación no pueden producirse sin desplazar a los que hacen a la dominación. Es tarea política de deconstrucción. Son discursos que deben entrar en confrontación y que deben abrevar de todas las instancias de resistencia donde el pueblo protagoniza luchas.

Una estrategia de poder popular no es una entelequia o algo que ante determinado conjuro viene. No es un acto aislado. Exige prácticas modificadoras, de ruptura, de discontinuidad, en campos como el económico, el ideológico, el político-jurídico, el cultural general. Es estar pegando y rompiendo esa vasta red de dominación. Todo ello se concreta en un proceso con activa participación popular. Un pueblo, que lo compondríamos como un amplio espectro de los oprimidos y explotados que designamos en esta etapa histórica como conjunto de Clases Oprimidas. Un pueblo que sufre, dentro de los cambios estructurales ocurridos, una fragmentación de importancia que debe ser superada. Donde nuevas estructuras de dominación se han desarrollado y surgido en otros lugares que los tradicionales. Necesario, imprescindible, tender lazos solidarios que vinculen, que haga que la unidad de sus luchas constituyan un fundamento de primer orden para que conformen una fuerza social capaz de dar confrontaciones efectivas y dar pasos en calidad. No estamos hablando de gradualismo, ni linealidad ni de tomar casetas enemigas una a una. Estamos hablando de oponer sistemáticamente, estratégicamente, un universo que comprenda la nueva realidad histórica, los cambios que fueron surgiendo en complejos procesos. La nueva militancias que esta situación impone.

Nuestra América Latina ha tenido en esta última década, por ejemplo, variadas experiencias de lucha. Ha enriquecido su cantera ideológica.

En determinados momentos históricos se producen con peso un conjunto articulado de ideas, representaciones, nociones en el interior del imaginario de los distintos sujetos sociales. Es este conjunto articulado de carácter imaginario, y que toma la forma de “certezas” el que es defendido por los mismos sujetos sociales. Esto es lo que puede transformar a estos sujetos en protagonistas de su propia historia o en sujetos pasivos y/o disciplinados por las fuerzas dominantes o por estrategias erróneas que le piden quietud, silencio, “disciplina”.

Así, la ideología tiene que ver directamente con la constitución histórica de los sujetos sociales, y, con la forma como estos se expresan en la sociedad. Es algo bien distinto de la noción de que la ideología sea la falsificación de la realidad, justamente porque ella es uno de los componentes fundamentales de cualquier realidad social.

La ideología tiene en su constitución a elementos de naturaleza no científica y que contribuyen para dinamizar la acción, motivándola en base a circunstancias que no derivan en sentido estricto de ellas. La ideología está condicionada por las condiciones históricas, aunque no esté determinada mecánicamente por ellas.

En esta relación entre ideología y producción de sujetos históricos, relación que si no existiera, no habría ni ideología ni sujeto, es que se van conformando los momentos de vigencia ideológicos. Bien como, los sujetos/agentes históricos se expanden y llevan a la hegemonía de los cuerpos sociales, a partir de la vigencia de las ideologías.

Estos momentos pueden expandirse llegando a totalizarse, en otros momentos las ideologías se superponen en la misma sociedad o quedan viviendo en zonas aisladas. Frente al fruto de la fragmentación neoliberal, romper el aislamiento de representaciones ideológicas con potencial emancipador es tarea permanente de una organización política con intenciones de cambio.

En este sentido podemos concluir la importancia de la lucha ideológica, principalmente, en los tiempos históricos actuales en nuestro Continente. Donde la operatividad de la ideología neoliberal con todos los medios informáticos funcionando; donde se da la derechización de las izquierdas institucionales que se van insertando cada vez más al sistema.

En suma, una concepción y una práctica de poder popular tiene su producción específica, tiene su propio universo. Tiene su propia producción. Para que juegue como fuerza transformadora, condicionante de coyunturas, produciendo avances desestructurantes hay una condición necesaria: debe mantener en todo momento su independencia. “Independencia de clase” se decía en otros momentos del desarrollo histórico, hoy diríamos, con ajuste al nuevo contexto: independencia de las clases oprimidas, vale decir, de todos los movimientos populares.

Pero deseamos remarcar que al señalar esta categoría, tenemos especialmente en cuenta las características particulares de cada formación social, su historia, sus transformaciones, sin descuidar lo que tiene de común con otros países, más que nada con los del área y obviamente las condicionantes que las estructuras de poder mundial establecen.

Ya es bien sabido, las mallas del poder dominante trituran, manipulan, moldean. Insertan en su seno, partidos, ideologías, movimientos, historias, los amasan y después los devuelven como buenos seguidores de lo viejo y reproductores de lo actual. El mecanismo se repite una y otra vez. Y se reiteran un montón inconmensurables de fuerzas girando en esa rueda loca. A estos dispositivos es a los que hay que dispararle con propuestas y acción de un contenido diferente. Con una coherencia que permita pisar firme.

Pues de más está remarcar que la circulación al infinito de las mismas dinámicas y lógicas no puedan crear algo nuevo, sólo recrear lo existente, con mayor o menor fantasía.

Para hacer posible otras relaciones sociales, los hechos parecen indicar la necesidad de uso de otros materiales para esa nueva construcción. Otro enfoque, otra perspectiva, otra lógica, otras prácticas, otros mecanismos. Otro punto de partida. Nada original, es la nueva civilización que bosquejaron los viejos socialistas. Ese proceso debe descansar y desplegarse en una férrea independencia de las clases oprimidas. De un pueblo construyendo su destino al ritmo que las condiciones históricas habiliten. Los escollos, las relaciones, las propias alianzas tácitas y explícitas deben hacerse desde esa perspectiva de independencia. Como no puede ni debe aislarse, como debe estar en el medio del pueblo y los complejos y variables acontecimientos sociales ese factor adquiere una importancia de carácter estratégico de primer orden.

Frente a todos estos cambios y pérdidas sociales, frente a la cultura que proclama el fin de las ideologías y de la historia, que declara el capitalismo y sus instituciones como la única realidad posible, es que actualmente la lucha ideológica gana dimensiones estratégicas para la producción de un nuevo sujeto histórico, capaz de confrontar a tales concepciones dominantes en base a la acción directa. A partir de la ideología, del poder de las ideas, es que se puede movilizar a los corazones y las razones, articulándolas colectivamente en una expresión de resistencia y de avance en la medida que convoca distintos sujetos sociales y los convierte en agentes capaces de reescribir la historia y concebir un nuevo mundo. Todo ello articulado en la expresión política consecuente.

Insertos en nuestro pueblo, viviendo sus problemas diarios, con esperanza y herramientas eficaces iremos construyendo espacios crecientes de socialismo y libertad.

Arriba los que luchan, siempre.

6 de marzo de 2013

Imagen de Octavio Alberola

 

Chávez: un espejismo bajo el sol del Caribe

Periódico El Libertario (Venezuela)

Exponer un balance resumido de 14 años de gobierno bolivariano no es sencillo, en especial si debe hacerse siendo consecuentes como anarquistas y anticapitalistas radicales, diferenciándonos de lo que sobre el tema proclaman tanto la izquierda burocrático-autoritaria como la derecha y la socialdemocracia. Este ha sido para nosotr@s un esfuerzo constante, desmontando dos mitos complementarios: por un lado quienes glorifican a Chávez como prototipo del ‘socialismo del Siglo XXI’ y el anti-imperialismo; por el otro, quienes lo denuncian como dictador y enemigo del libre mercado. Frente a ambos, hemos expuesto un enfoque independiente del cual aquí apuntaremos rasgos básicos, que con más detalles y referencias está en www.nodo50.org/ellibertario (textos en alemán en la sección “other languages”).

Entendemos que lo ocurrido desde 1999 en Venezuela ha sido mezcla de militarismo caudillista, demagogia populista y capitalismo de Estado, con base en la abundancia de la renta petrolera. El llamado gobierno bolivariano es una continuación, y no una ruptura, de la democracia representativa en Venezuela –iniciada en 1958 con el acuerdo de las élites de poder que se conoce como Pacto de Punto Fijo- y de su modelo económico basado en la explotación de recursos energéticos para el mercado internacional. Las transformaciones que los anarquistas pretendemos van en rumbo muy diferente al seguido por este ‘proceso’, pleno de autoritarismo, en alianza vergonzante con el capital transnacional en empresas mixtas que controlan las reservas de petróleo y gas del país y con la entrega de recursos mineros como el oro y el carbón (militarizando para ello la Sierra de Perijá y las selvas de Guayana con la excusa de combatir la guerrilla o la minería ilegal, reprimiendo a las comunidades índigenas que allí habitan), un gobierno infectado de corrupción, con orientaciones, personajes y actitudes que no podemos respaldar. Lo afirmamos porque hemos investigado, documentado y denunciado sobre el rol asignado a Venezuela en la globalización económica, como proveedor seguro, barato y confiable de recursos energéticos al mercado mundial; buena parte de esa investigación y denuncia se recoge también en Venezuela: la revolución como espectáculo, libro publicado en varios idiomas y escrito por Rafael Uzcátegui –integrante de El Libertario.

Como ningún otro en el pasado, este gobierno de retórica nacionalista y populista fue muy eficaz para aleccionar al país en someterse al negocio petrolero global, y agradecer servilmente las migajas recibidas mientras se mantiene una de las distribuciones de riqueza más injustas en Latinoamérica. Al mismo tiempo, los cuestionamientos ambientales y sociales acerca de los efectos de la explotación de hidrocarburos y minerales se han convertido en tabú y políticamente incorrectos, tanto para la seudo-izquierda en el gobierno como para los opositores de derecha y socialdemócratas, a quienes sin duda enfurece que las políticas petroleras de Chávez fuesen tan sumisas al capital transnacional como a ellos les correspondería hacerlas de estar en el gobierno. Gracias a su tramposo discurso, ‘el Comandante’ pudo tomar decisiones que dos décadas atrás hubieran tenido un alto costo social y político, por ejemplo otorgar lucrativos contratos de extracción de hasta 40 años a favor de transnacionales como Chevron, BP, ENI y Repsol.

El régimen bolivariano desarrolló un gran aparato de propaganda para vender las bondades de su líder y de las políticas sociales que creó, pero los datos y la propia realidad demuestran que si acaso hubo mejoras –pretexto de la acción estatal para atribuirse legitimidad en cualquier parte del mundo- la situación popular no ha mejorado significativamente, pese a contar en este período con los ingresos fiscales y petroleros más altos de la historia nacional para un lapso similar, que si han servido para encumbrar a la ‘boliburguesía’ o burguesía bolivariana crecida a expensas del poder oficial. Mucho de esto lo hemos descrito con pormenores en El Libertario, procurando citar fuentes y datos del propio gobierno. Tal vez el mejor testimonio de cómo se ha agudizado la crisis para los de abajo es ver la terrible alza en la cifra de homicidios en Venezuela, con más de 21.000 muertes por dicha causa para el año 2012 (en 1998 hubo unos 4.400 homicidios). Esto señala la creciente extensión de un clima de violencia delictiva que refleja la desintegración social, pues tal tendencia se habría revertido, o al menos contenido, si la pobreza, la falta de educación y la desorganización colectiva estuvieran realmente en retroceso, según proclaman los voceros del chavismo en todo el mundo.

No menos importante ha sido la anulación y domesticación de los movimientos sociales que resistieron al modelo neoliberal en la década de 1990. Los asesinatos en años recientes de luchadores populares como Mijaíl Martínez, Luis Hernández, Richard Gallardo, Carlos Requena y Sabino Romero, cuya impunidad ha sido avalada por el silencio cómplice de los seguidores del gobierno, demuestra que en 13 años los únicos lazos de solidaridad construidos fueron de tipo vertical con la figura mitificada del ‘Comandante Chávez’.

La esencia militarista -y por consiguiente autoritaria, chauvinista y burocrática- de este régimen es evidente, tanto porque la mayoría de sus cuadros dirigentes vienen de los cuarteles, como por imponer una cultura política que copia rasgos detestables y peligrosos del oficio castrense, entre ellos el principio de obediencia ciega al líder con el resultante culto a la personalidad, del cual tuvimos una muestra reciente y grotesca en los rituales fúnebres del caudillo. Además, siguiendo una regla bien conocida en este continente cuando los militares están al mando, los gastos de las Fuerzas Armadas han tenido un crecimiento desenfrenado, lo que se confirma en hechos como que en años recientes el Estado venezolano ha sido el principal comprador de armamentos en América Latina. Para una reseña amplia en referencia a la militarización de la política y la sociedad venezolana, ver http://www.wri-irg.org/search/node/Venezuela.

Hugo Chávez entra en los libros de historia dejando una herencia visible en la vida diaria de este país: inflación desbocada, creciente desempleo y precariedad ocupacional, sucesivas devaluaciones monetarias, espantosa inseguridad personal, crisis en los servicios públicos, educación y salud por los suelos, falta de viviendas, obras públicas obsoletas o en ejecución atropellada, atención sólo demagógica para las extremas carencias de los más necesitados, y un etcétera que no por largo es menos nefasto. Por obra de sus 14 años de gobierno corrupto, inepto y derrochador, los venezolanos no tuvimos que esperar un bajón de precios en el mercado petrolero para que hoy estemos tan mal, pese a lo que quieran creer –y hacernos creer- quienes ahora lo veneran como ejemplo revolucionario a seguir.

El hijo del pueblo libertario ya no está físicamente con nosotrxs. En esta hora triste de profundo dolor, lxs anarquistas revolucionarios de Venezuela llamamos a colorear el oscuro luto de la muerte para convertirlo en el coraje, que éste profundo dolor que sentimos sirva de alimento para afilar las armas y pulir el temple para defender y seguir avanzando, consolidando y profundizando este proceso que ahora, más que nunca, está en las manos de su legítimo dueño: EL PUEBLO. Llamamos a tomar las calles, a desplegarnos, a tejer y consolidar las redes continentales de nuestras resistencias y luchas libertarias.

Como anarquistas, siempre consideramos a Chávez un compañero, un hermano, uno más en nuestras trincheras de lucha. A pesar de nuestras diferencias y de nuestras críticas mutuas, siempre fue la unidad del pueblo y la potencialidad de su organización las consignas que mantuvieron articuladas nuestras acciones. Son tiempos de continuar la lucha iniciada el 27F de 1989. Son tiempos de reivindicar el sendero de la lucha por la vida, por el comunismo libertario, por la revolución, por la verdadera revolución.

Que nuestros sueños eleven al cielo nuestro temple y coraje. Que nuestro coraje grite a los burgueses (viejos y nuevos), oligarcas e imperialistas: ¡Aquí nadie se rinde, todxs avanzamos!. Porque sepan los buitres que gozan con dolor ajeno (si ajeno a ellos que no merecen llamarse pueblo), que haremos respetar nuestro luto colorido y defenderemos con todas nuestras herramientas, armas y vidas mismas este proceso que cada vez será más libertario. Defenderemos el legado de los que no merecen llamarse muertos por que han muerto por la vida. Que somos millones y que Chávez y Sabino viven y la lucha sigue. Repetimos, hoy más que nunca: ¡Aquí nadie se rinde, todxs avanzamos!.

¡Que florezca la anarquía!
¡Viva el pueblo de Venezuela!

Federación Anarquista Revolucionaria de Venezuela

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