San Juanote, alcalde y mártir
Enviado por anonerror (no verificado) en Dom, 25/12/2011 - 19:54
Año publicación:
diciembre 2011
Autor / es:
J. M. Boix
Editorial:
El Grillo Libertario
ISBN:
978-84-615-4554-4
Páginas:
254
Tamaño del libro:
13x20cm
Web:
www.nodo50.org/elgrillolibertario
No puedo decir nada bueno de una democracia donde políticos, banqueros y miembros de la casa real roban hasta con los sobacos.
Al final escribí este execrable libro por el que no pido disculpas a nadie.
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Comentarios
San Juanote
Os transcribo la presentación de la novela, la recomiendo encrecidamente.
Presentación.
José Manuel Boix es un hombre que no ha encajado en el mundo de la política, ya que ha carecido de las dotes necesarias para establecer como eje de su vida los cuatro objetivos que ha de tener un buen político: el dinero, la droga, el sexo y el poder, en este orden. El ejercicio del poder es secundario en esos ámbitos, ya que se ejerce únicamente para satisfacer los mencionados instintos primarios. Una lección que nos enseña el Boix con su novela (y no es la más importante) es ésta: si no te interesa la pasta, la coca y el adulterio sucesivo, no vales para político.
Así que como fruto de su experiencia, nos presenta el autor a «San Juanote, alcalde y mártir». La novela, escrita de manera ágil, amena y con un lenguaje rico en imágenes y sugerencias, toca el palo del esperpento, estilo literario en el que se deforma de manera grotesca la realidad con objeto de realizar una crítica social. Pero, aunque deformada en el espejo cóncavo o convexo, la realidad se nos muestra en todo su esplendor. José Manuel Boix nos traza en líneas gruesas, negras, amargas y mortuorias, la caricatura de lo que es un alcalde moderno, un tipo al que no le falta el detalle: holgazán, inútil, carente de escrúpulos, traicionero, enganchado…, pero con la suficiente habilidad para estar donde hay que estar, en el momento adecuado, y así dar el pelotazo.
La caricatura, recordémoslo, permite identificar al retratado a pesar de la deformación de los rasgos que se le aplican. La caricatura, cuando es buena, intensifica el parecido con la persona que se describe al exagerar sus cualidades. Y de camino, lo hace de manera cómica, humorística. No se puede dejar de leer San Juantote sin esbozar con frecuencia la sonrisa, la risa y la carcajada.
La crítica social se hace así a un amplio grupo de personajes que representan a dominantes y a dominados, y al juego de pactos, abusos y enjuagues en los que caen los diversos actores de la comedia humana. El empresario, la mujer de conveniencia, el parricida, el sindicalista, el concejal de oposición, el secretario del ayuntamiento, el jefe del partido, el traficante, el cardenal putero, la vidente de barrio, el conosío, el terrateniente, el pueblo que todo lo traga… El lector sabe quiénes son, porque cada cual, en su fuero interno va a ponerles la cara, y a quitarles el nombre y apellido de ficción a los personajes, para colocarles la partida de bautismo de ese cabrón precisamente, o la de aquél gilipollas de mierda…, o incluso para reconocer que uno mismo es, ay, como ese tipo despreciable que sale a escena a cumplir con su lamentable papel.
La crítica realizada a través de la caricatura y el esperpento, no se queda en una mera queja al viento que nos sirva para reír. En cierto modo, esa sucesión de escenas burras, bizarras y macabras con que José Manuel nos deleita, nos dan una lección moral y nos permiten realizar nuestra propia catarsis, al margen de la ñoñería vigente en el discurso ciudadano, que ya se tira uno un pedo delante de un agente, y te acusan de terrorismo. Disfrutemos pues de la catarsis, que buena falta nos hace.
Fernando Ventura.