Es curioso observar como en la actualidad las organizaciones libertarias de ámbito estatal han llegado contradictoriamente a asumir para su proyecto el marco territorial que les señala el mismo Estado que se aborrece, protagonizando un esperpéntico españolismo. Y es que sólo han querido ver en las ansias independentistas la reivindicación de nuevos Estados, despreciando las luchas populares que se desarrollan en las diferentes comunidades nacionales sometidas al Estado español para preservar su cultura e identidad al margen de la uniformización estatal española y por las ansias naturales de protagonizar la autogestión.
Contrasta la posición actual de la CNT con la que los anarcosindicalistas isleños defendían en mítines obreros y en artículos de la prensa libertaria del Archipiélago en los años treinta, haciendo gala de su organización autónoma y del pacto federal que no los supeditaba a las decisiones de sus compañeros en la Península Ibérica. Y ello incluso mucho antes de que en octubre de 1933 el PCE asumiera la cuestión nacional en su plataforma electoral provisional, acogida posteriormente en el programa electoral del FUR, asunto del que tanto se ha alardeado en los últimos años, presentándolo como la primera declaración por la liberación nacional desde una posición de clase...
Se realizaban los preparativos del I Congreso confederal canario —y único hasta el momento presente— que tuvo lugar entre los días 6 y 9 de abril de 1933 en el derribado Cine La Paz que se alzaba en la plaza homónima de Santa Cruz de Tenerife. En Marcha, el portavoz cenetista canario, publica el 11 de marzo un artículo titulado "Temas para el próximo congreso regional. Canarias ante la gravedad del momento actual". En el mismo, sobre la gravedad de la situación, se concluye: "En una palabra: Canarias es para la Península lo que en otro tiempo fueron Cuba y Filipinas, lo que para Francia y Bélgica son la Guyana y el Congo, unas pobres colonias. ¡Nada más!". Una vez indicado el fracaso de la vía democrática y de diagnosticar la bancarrota del capitalismo, se señala que “la Revolución se aproxima a pasos de gigante". Y se advierte que, si al producirse esa Revolución, los "países imperialistas de Europa" trataran de apoderarse de las Islas, al proletariado del Archipiélago no le quedaría más que un "recurso heróico y supremo: levantar la bandera de la rebeldía para expulsar a los invasores y proclamar la independencia del pueblo canario para que con el apoyo de sus hermanos de la Península pudiera regir libremente sus destinos".
Con respecto a la situación de la organización anarcosindicalista isleña y sus posibilidades revolucionarias, Ricardo Sanz, delegado del comité nacional de la CNT, desplazado desde Madrid para la ocasión, escribirá (En Marcha, 15 de abril de 1933) que "la C.N.T. se encuentra hoy en Canarias, y sobre todo en Tenerife, en condiciones de poder encargarse de todo el sistema de producción y de consumo, con la seguridad de cumplir su misión histórica, sin grandes dificultades y trastornos". Una Revolución que, lamentablemente, el brutal golpe militar fascista de 1936 abortó en las Islas, no sin contar con valientes focos de resistencia por parte del pueblo trabajador, entre los que la acción de los libertarios fue destacada.
Trueno
Datos extraídos de CABRERA ACOSTA, M.A., La II República en las Canarias occidentales, C.C.P.P., 1991.
[Texto publicado en la sección Trapera del nº 5 de El Baifo, diciembre de 1991].
LA CNT POR LA INDEPENDENCIA DE CANARIAS
Re: LA CNT POR LA INDEPENDENCIA DE CANARIAS
Este texto ya ha sido incluido hace tiempo en el foro y arrancado algunas aportaciones:
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