Paul Roussenq
Trotamundos desde los 16 años, fue detenido y condenado a 3 meses de prisión por vagabundería. En el tribunal de apelación, el 5 de marzo de 1903, lanzó un currusco de pan a la cabeza del procurador, que lo envió 5 años a Biribi, a los batallones disciplinarios africanos (Bat' d'Af).
Encarcelado por insultar a los superiores, prendió fuego a su uniforme de terliz. El 5 de mayo de 1908, el tribunal militar lo condenó a 20 años de trabajos forzados por «destrucción voluntaria de bienes del Ejército y del Estado». El 13 de enero de 1909 llegó a bordo del barco Loire al presidio de Caiena (Guayana Francesa) con el número de matrícula 37.664. A pesar de todo lo que hicieron por abatirle (palizas, humillaciones, hambre...), mantuvo una actitud fuerte y rebelde, salvaguardando la dignidad de cara a la chusma de guardas y a los otros condenados, y rechazando doblegarse a los reglamentos del presidio. El Inco, de El Incorregible, nombre que le pusieron sus carceleros, pagó un alto precio: 3.779 días de incomunicación en una mazmorra a pan y agua. Después de una campaña de prensa, la publicación del libro de Albert Londres sobre el presidio y la movilización del Socorro Rojo Internacional (SRI), Roussenq fue finalmente amnistiado en 1932.
A cubierto del comunista SRI, hizo giras de conferencias al sur de Francia y permaneció durante cuatro meses en la URSS, pero el relato de su viaje en la Rusia soviética, la denuncia de la impostura bolchevique y la censura de sus escritos en los medios marxistas provocó la ruptura con los comunistas y su retorno al lado de lxs anarquistas, militando en la Alianza Libre de lxs Anarquistas de la Región del Midi (ALARM).
En Nimes fue gerente, entre 1934 y 1936, del periódico anarquista fundado por André Prudhommeaux Terre Libre. Después decidirá viajar y hará mercados, distribuyendo al mismo tiempo propaganda anarquista por todas partes.
Fichado como «sospechoso» durante la guerra, fue internado en un campo en Sisteron por el gobierno de Vichy, momento que aprovechará para escribir las memorias, L'enfer du bagne, editadas en 1950. Después de la Liberación, retomará la actividad de vendedor ambulante. Apoyó la huelga de vendimiantes libertarixs en Aimargues en 1948. Pero, envejecido prematuramente y enfermo, se suicidó, el 3 de agosto de 1949, lanzándose al río Ador de Bayona. En 1998 Daniel Vidal publicó Paul Roussenq: le bagnard de Saint-Gilles.