Las mujeres en la Primavera de los pueblos en 1848
Silvio Costa
En general, la participación femenina en las revoluciones de 1848, durante la primavera de los pueblos, manifiesta un contenido algo distinto de la fase anterior, ya que es destacada la presencia de las trabajadoras y la aparición de las ideas socialistas y comunistas, que defienden la igualdad para las mujeres y la asocian con la emancipación de clase, con la superación del orden existente.
Al igual que en otros momentos revolucionarios, en la Revolución de 1848, en Francia, París destaca como la localidad donde sucedieron el mayor número de manifestaciones proletarias y donde las mujeres participaron más activamente, incluso de forma independiente, tanto en la organización de huelgas y asociaciones gremiales, como reivindicando que el Plan Nacional de Talleres no fuera excluyente para las mujeres y restringido a aminorar sólo las consecuencias del paro masculino. Incluso consiguen que representantes de los gremios de mujeres formen parte de la Comisión Luxemburgo, responsable de analizar y presentar al gobierno provisional, sugerencias relativas a las condiciones de los trabajadores y a sus salarios.
Entre las organizaciones especificas fundadas en este periodo destaca las Vésuviennes, que, en su lucha por las reivindicaciones femeninas, organizaba grupos de mujeres para entrenamientos de contenido militar. El Club para la Emancipación de las Mujeres, la Unión de las Mujeres y la Asociación Fraternal de Demócratas de Ambos os Sexos reivindicaban la igualdad de derechos para las mujeres, el derecho al divorcio y al voto. Se sabe también que muchas mujeres asistieron a las reuniones de la Sociedad Republicana Central dirigida por Blanqui y que, en algunas ciudades de las provincias, surgieron clubes femeninos (TODD, 2000: 135).
“Los defensores de los derechos de la mujer también imprimieron miles de carteles, boletines y proclamas, además de fundar revistas y periódicos, el más importante de los cuales, La Voix des Femmes (La Voz de las Mujeres), abogaba por el divorcio y las guarderías infantiles para las mujeres trabajadoras. Fuera de París, sus esfuerzos tendían a limitarse a exhortar a sus maridos para que pasaran a la acción(...) sin embargo, a medida que el proceso de politización característico de las revoluciones de 1848 se extendía, la participación política de las mujeres tendía a aumentar. Algunas lucharon en las barricadas durante la revolución de febrero, pero fueron muchas más las que participaron en la enconada lucha callejera de junio de 1848. Las mujeres de París lucharon con tanta fiereza como los hombres y constituyeron un pequeño porcentaje del total de muertos, heridos o arrestados. Aunque algunas se limitaron a cargar y limpiar las armas, otras dirigieron grupos de combate integrados sólo por hombres. La actividad política de las mujeres se restringió después de que se reprimiera el levantamiento de los “días de junio”, pero muchas habían aumentado su conciencia social y política.”
TODD, 2000: 135.
Muchas de las activistas femeninas, o mejor, feministas, lucharon no sólo en los acontecimientos de la Revolución de 1848 en Francia, sino que tuvieron un papel político importante en las luchas feministas posteriores, de entre las cuales se destacan: Eugénie Niboyet, responsable de la publicación del periódico parisino Voz de las Mujeres, dedicado a la defensa de los derechos específicos de las mujeres; Jeanne Déroin , fundadora del Club para la Emancipación de las Mujeres; Joséphine Courbois, conocida como la reina de las barricadas, por su actuación destacada en las barricadas en Lyón, y posteriormente en 1871, continuando a su militancia, por su lucha en las barricadas de la Comuna de Paris; Amadine Lucile Aurore Dudevant, conocida como George Sand , intelectual y escritora conocida por sus ideas republicanas y revolucionarias.
En otros países de Europa, la presencia y participación femenina en las luchas revolucionarias de 1848 no alcanzaron el nivel y la intensidad que tuvieron en Francia.
En el Imperio Austro-Húngaro, en Viena y Praga, las mujeres, aunque no haya quedado constancia de que presentaran reivindicaciones especificas, se reunían para tratar de asuntos políticos y publicar periódicos. Hay constancia de que en Praga, en junio de 1848, participaron en las luchas, y en Viena, en octubre, colaboraron en la construcción de barricadas. En Hungría se llegaron a formar dos regimientos femeninos y algunas mujeres, disfrazadas de hombres, se alistaron en las tropas, dándose incluso el caso de dos que alcanzaron el puesto de capitán antes de ser descubiertas. La existencia de organizaciones femeninas se restringe prácticamente a Praga y Viena, dedicándose a apoyar los refugiados políticos e insurgentes encarcelados. El Club de las Mujeres Eslavas, organizado en Praga, se dedicaba a la educación de las mujeres en su lengua patria.
En los Estados Alemanes, en la ciudad textil de Elberfeld, las mujeres participaron en el 31 de marzo de 1848 en una manifestación de apoyo a los trabajadores y a favor de la unificación de Alemania, proponiendo que se usasen solamente ropas confeccionadas en el país. En otras localidades y eventos la participación se limitó a actividades de apoyo. Los hombres en sus clubes políticos, incluidos los burgueses radicales, con excepción de los socialistas y comunistas, no permitían la participación femenina. En Berlín, el pequeño Congreso de Trabajadores, que congregaba treinta y una (31) organizaciones, apoyaba la reivindicación de igualdad para las mujeres, e igualmente tenemos constancia de la existencia del Club Democrático de Mujeres. Entre las mujeres se destacan las feministas Matilde Franziska Anneke y Luise Otto-Peters, responsables de la publicación de periódicos.
En los Estados Italianos antes de 1848, pese sus ideas nacionalistas y liberales, la participación de las mujeres se limitó, salvo algunas pocas excepciones, a apoyar las actividades revolucionarias de los hombres. En general, las mujeres italianas, en este período, no fueron más allá del apoyo a sus esposos y familiares. En los Estados Italianos destacó la brasileña Anita Garibaldi, considerada la verdadera heroína italiana, por su participación al lado de Garibaldi, su esposo, en las luchas por la unificación de Italia.