L. L. Zamenhof
Orígenes
Zamenhof procedía de una familia judía, según se dice expulsada de España en 1492, que emigró a principios del siglo XIX de Baviera (posiblemente de la ciudad Samhof) a Tykocin (Polonia rusa) y más tarde a Bialystok, donde nació el 15 de diciembre de 1859 y recibió el nombre hebreo de El'azar, transcrito en los documentos rusos como Lázaro; siguiendo la costumbre, se le dio también un segundo nombre cristiano con la misma inicial, Luis. El muchacho fue a la escuela de Bialystok entre 1869 y 1873, y desde diciembre de 1873 hasta julio de 1879 al "Instituto Alemán" de Varsovia. Después de dos años de estudio en la Facultad de Medicina de Moscú y cuatro en la de Varsovia, recibió su título de médico en la especialidad de oftalmología, que terminó de cursar en Viena (1886).
Se casó en 1887 y hasta 1897 buscó, primero en Varsovia, luego en otros lugares como Ĥerson y Grodno, clientela suficiente de la que vivir. A principios de 1898 se instaló definitivamente en el barrio judío de Varsovia, donde ejerció hasta su muerte, el 14 de abril de 1917. La profesión médica le proporcionó muchos más sinsabores que beneficios; debido a la pobreza de sus clientes tenía que visitar diariamente entre 30 y 40 pacientes, a pesar de lo cual ganaba sólo lo justo para garantizar una vida modesta a su familia. Los primeros intentos
El joven Zamenhof tenía un talento especial para las lenguas; hablaba tres de forma fluida: ruso, polaco y alemán; podía leer tres sin dificultad: latín, hebreo y francés, por no hablar del judealemán, que estudió durante dos años y sobre el que elaboró una gramática completa. De griego, inglés, italiano y algunas otras lenguas, tenía sólo conocimiento básico. Pero siempre consideró el ruso como su lengua materna (sólo en ella y en esperanto escribió poesía).
Este poliglotismo era sólo el reflejo de las condiciones en que vivía y que no pudieron dejar de influir en el pensamiento de un joven sensible. En Bialystok vivían en 1897 un 66% de judíos, un 18% de polacos, un 8% de rusos, un 6% de alemanes y un 2% de bielorrusos. Tanto las lenguas como las costumbres y las religiones eran distintas y los prejuicios dividían a las gentes. El muchacho tenía la impresión de que el desconocimiento y la incomprensión eran el origen de las disputas más crudas, y opinaba que una lengua común eliminaría parte de las barreras y posibilitaría al menos la comunicación entre los distintos pueblos. Educado según el principio de que todos los hombres son hermanos, su idealismo innato le llevó a identificar su deseo de una humanidad armónicamente unida con la idea de una lengua universal, que sin pertenecer a ninguna nación y por ser neutral permitiría a los grupos humanos comprenderse mejor.
Todo esto lo consideró Zamenhof seriamente ya en sus años de instituto. Siguiendo el desarrollo natural de las ideas, pensó primero en la renovación de una lengua muerta, el latín; después en una lengua completamente apriorística cuyas palabras consistieran en la serie matemática de todas las combinaciones posibles de sonidos articulables (a, aa, ab, ac,..., ba, ca, da, etc.). Sometió a la práctica cada nuevo sistema y, comprobando sus defectos, seguía buscando tenazmente las mejores soluciones.
Su estudio del inglés le enseñó que las ricas declinaciones y conjugaciones de las lenguas antiguas y eslavas son completamente innecesarias; la profunda investigación del ruso y del alemán le demostró en qué medida una elección apropiada de afijos puede rentabilizar el léxico; el polaco y el alemán le descubrieron la existencia de un tesoro ya disponible de palabras internacionales; el alemán y el francés probaron la utilidad del artículo definido, desconocido en las lenguas eslavas; etc., etc.
De todo lo aprendido, él sacó conclusiones para su propio proyecto, que terminó en 1878, al que llamó "Lingwe Uniwersala", y que consistía en una gramática, un diccionario, varias traducciones e incluso algunos versos originales. Pero eso que él creía definitivo, resultó ser sólo el primer escalón que debía conducirle al esperanto.
De ese "pre-esperanto" se conserva muy poco: sólo dos estadios son algo conocidos, el del proyecto estudiantil de 1878 y el del nuevo proyecto elaborado entre 1881 y 1882, siendo ya universitario en Varsovia. El primero muestra al joven lingüista atento sobre todo a la internacionalidad de las raíces y las terminaciones (plural en -s, infinitivo en -are, etc.) y a la simplicidad de la gramática (sin casos). En el segundo se constata que, sometiendo la lengua a sucesivas pruebas y después de usarla de forma hablada, fue consciente de otras necesidades como de que sonara bien (renuncia entonces al plural terminado en -s) y de que fuera clara (adoptando el acusativo); pero fue demasiado lejos en su afán de facilitar el uso hablado, decidiendo, por ejemplo, hacer monosilábicas las raíces más frecuentes, lo que ocasionó muchas carencias inaceptables que hacían la lengua incomprensible a primera vista. Entre los años 1882 y 1885, evidentemente, comprendió estos excesos e intentó encontrar una solución de compromiso que satisficiera, al menos en parte, las exigencias de una lengua destinada a todas las personas y a todos los usos.
En el año 1885, en que también se doctoró, fijó el esperanto ya tal y como hoy se conoce, en su diccionario y su gramática.
Los dos años que transcurrieron en la búsqueda vana de un editor hasta que decidió editar él mismo su obra, el 26 de julio de 1887, le mostraron las dificultades que le aguardaban en la tarea de divulgación. Por eso renunció al tiempo imperfecto (terminado en -es) y a algunos sufijos que no parecían absolutamente necesarios. Era consciente de la necesidad de que la lengua se mostrara lo más sencilla posible. Nacimiento del esperanto
Mediante los cuatro folletos que aparecieron respectivamente en ruso, polaco, francés y alemán, y firmados con el pseudónimo "Dr. Esperanto", sometió su proyecto de "lengua internacional" a la crítica de los expertos, con la promesa de que, al cabo de un año, la perfeccionaría con las mejoras propuestas. Envió esos folletos a multitud de revistas, gacetas, sociedades y periódicos europeos. Puso anuncios en periódicos rusos y polacos. Empleó, con el consentimiento de ella, la dote de su esposa para lanzar, entre los años 1888-1889, una serie completa de libros: "Dua Libro" [Segundo Libro]; "Aldono al la Dua Libro" [Suplemento del Segundo Libro]; "Negxa blovado" [Tormenta de nieve] y "Gefratoj" [Hermanos], traducidos por A. Grabowski; las traducciones del Segundo Libro y del Suplemento; "Meza Vortaro Germana" [Diccionario Medio Alemán]; "Plena Vortaro Rusa" [Diccionario Completo Ruso]; manuales en inglés y sueco; "Princino Mary" [Princesa Mary], traducido por E. von Wahl; "Adresaro" [Directorio]; y proporcionó el dinero necesario para editar las obras divulgativas de L. Einstein y H. Phillips. A finales de 1889, debido, sobre todo, a tan grande actividad editorial estaba completamente arruinado. A partir de ese momento, aunque siguió siendo hasta 1905 el motor principal del movimiento, la divulgación dependió materialmente de los recursos económicos de los primeros seguidores.
¿Qué características presentaba, pues, la nueva lengua? Tres, a primera vista, llamaban la atención del observador: en primer lugar era, por la elección de las raíces y los afijos, procedentes sobre todo de las lenguas latinas y del alemán, verdaderamente internacional y fácil de entender para las personas cultas; en segundo lugar, todas las raíces eran invariables, todas las distinciones gramaticales se expresaban mediante elementos fonéticos separables, y las palabras consistían sólo en la combinación de esas raíces y esos elementos -así la lengua toda, tanto su gramática como su léxico, se encontraba en el diccionario y podía entenderla alguien que no la hubiera aprendido antes; por último, la lengua, aunque consistente en elementos procedentes de lenguas nacionales, era plenamente autónoma y tenía individualidad propia. Zamenhof como lingüista
La segunda parte de la actividad de Zamenhof en el campo de la lengua internacional duró desde 1905 hasta su muerte en 1917. Fue posible gracias al tiempo libre que le proporcionaron los ya crecientes beneficios de sus publicaciones y sobre todo los ingresos por sus contribuciones a "La Revuo" (La Revista) creada por la firma Hachette gracias a la intervención de C. Bourlet. Esta actividad se manifestó de tres maneras: trabajos de lingüística, traducciones y ensayos ideológicos.
En los trabajos de lingüística hay que destacar la prudencia y tolerancia del autor. Zamenhof proporcionó al comienzo sólo lo mínimo, una gramática de 16 reglas y un pequeño diccionario con 917 raíces, dejando todo lo demás a la paulatina evolución de la lengua. Evitó siempre añadir a ese primitivo fundamento nuevas imposiciones, temía todas las precisiones que pudieran convertirse en ataduras. Casi en cada página de "Lingvaj Respondoj" [Respuestas sobre la lengua] (recogidas en un libro en 1912), se encuentra la misma actitud: "Sólo el uso poco a poco irá elaborando las reglas definitivas... Aún no ha llegado el momento de ser excesivamente minuciosos... No debemos afanarnos en que nuestra lengua sea demasiado precisa, porque sólo conseguiríamos inmovilizarnos a nosotros mismos... En esas ocasiones, en las que algo de libertad no nos aporta ningún perjuicio, ¿por qué debemos sin necesidad encadenarnos?..." etc., etc.
Pero esa tolerancia, cuyo objetivo era permitir que la evolución del esperanto fuera realmente una tarea colectiva, fue posible sólo porque las bases de la lengua estaban firmemente asentadas ante cualquier cambio. Esto lo consiguió haciendo que no pudieran modificarse las tres obras "Plena Gramatiko" [Gramática Completa], "Ekzercaro" [Ejercicios] y "Universala Vortaro" [Diccionario Universal], que recopiló en 1905 bajo el título de "Fundamento de Esperanto". Para que cualquier lengua pueda crecer de forma regular y desarrollarse, es necesario que posea la inercia interna suficiente para que los elementos de esa lengua dispongan de la invariabilidad y la estabilidad oportunas, condiciones imprescindibles para que la comprensión entre hablantes sea posible. En las lenguas nacionales, esa inercia la proporciona una tradición de siglos; en esperanto, en que esa tradición no existía, Zamenhof la sustituyó por el Fundamento y su imposibilidad de modificación. Ese tabú lingüístico es, después de la creación misma del esperanto, la idea más genial de su autor. Aseguró a la lengua la posibilidad de evolucionar sin riesgo, de forma que en la "Antologio (de la originalaj esperantaj poemoj) 1887-1957" [Antología (de poemas originales en esperanto) 1887-1957], el lector no encuentra ninguna dificultad debida a la época en que cada pieza fue escrita. Zamenhof como traductor
Las traducciones representan la parte más amplia e importante de la obra de Zamenhof. Su primera traducción ("La Batalo de l'Vivo" [Battle of life], de Dickens) no tuvo mucha influencia porque no apareció en forma de libro hasta 1911, aunque se había publicado por entregas en 1891. Sin embargo la segunda, ("Hamleto" [Hamlet], de Shakespeare), editada en 1984 y reeditada en 1902 en París, ejerció una influencia incomparable y su efecto en la difusión de la lengua fue mayor que cualquier disquisición teórica. En respuesta a las críticas de los reformistas, probó brillantemente la idoneidad del esperanto incluso para tareas literarias. Reinició esta fecunda labor después de la fundación de "La Revuo", para la que emprendió la traducción sistemática de importantes obras literarias. De ese modo, aparecieron de forma consecutiva: "La Revizoro" [El inspector] de Gogol (1907), "La Predikanto" [El Eclesiastés], de la Biblia (1907), "Georgo Dandin" [George Dandin] de Molière (1908), "Ifigenio en Taŭrido" [Ifigenia en Táuride] de Goethe (1908), "La Rabistoj" [Los bandidos] de Schiller (1908), "La Psalmaro" [Los Salmos], de la Biblia (1908), "La Rabeno de Bahxarahx" [El rabino de Bajaraj] de H. Heine, "La Gimnazio" [El colegio] de Aleijem (1909), "Marta" de E. Orzesko (1911), "La Proverbaro" [Proverbios] (1910), "Eliro" [Éxodo], "Levidoj" [Levítico] (1912), "Nombroj" [Números] y "Readmono" [Deuteronomio] (1914), los cinco últimos de la Biblia.
A su muerte dejó en forma de manuscrito la traducción completa de los cuentos de Andersen (tres volúmenes aparecidos entre 1923 y 1932), y la totalidad del Antiguo Testamento (editado en Londres en 1926 por la Brita Biblia Societo [Sociedad Bíblica Británica]).
Es asombroso el número y la amplitud de estas traducciones, sobre todo entre los años 1907 y 1909; probablemente algunas de ellas ya estuvieran previamente preparadas, pero su rapidez en el trabajo sigue siendo extraordinaria. Si recordamos que podía trabajar sólo por la noche, después de un largo y agotador día, uno se pregunta cómo pudo efectuar, por ejemplo, la traducción en verso de "Ifigenio en Taŭrido" en cuatro meses (de marzo a junio de 1908). Evidentemente, esa rapidez no estaba exenta de defectos, pero tenía también sus ventajas: las traducciones conservaban un estilo vivo y fluido, sin ninguna rigidez de gabinete. Y de especial interés es su valor para la evolución de la lengua. Demostraron efectivamente a todos sus detractores que "el esperanto puede servir como lengua para la libre expresión de todas las geniales obras de la literatura universal", contribuyeron al enriquecimiento del léxico por la necesidad de interpretar los, en ocasiones, sutiles matices de las obras maestras; ayudaron a la depuración del estilo, forzando a "obligatoriamente buscar la manera de traducir aquellas expresiones que inevitablemente cada lengua posee"; hicieron progresar al esperanto hacia una "creciente elasticidad" y flexibilidad, recordando siempre a los escritores que "nuestra lengua debe servir no sólo para documentos y contratos, sino también para la vida"; finalmente estabilizaron y fijaron los modismos y locuciones, presentando una enorme cantidad de palabras compuestas, metáforas y proverbios, tesoro común de giros lingüísticos disponibles, que los lexicólogos recopilaron en sus diccionarios y los escritores utilizaron para aumentar la unidad y la coherencia de la lengua. No se exagera el papel desempeñado por las traducciones de Zamenhof diciendo que, sin ellas, el esperanto no existiría realmente: sería un pálido fantasma teórico, como lo fueron otros proyectos. Mediante sus obras sobre gramática y lexicográficas, Zamenhof construyó el esqueleto de la lengua; mediante su perseverante traducción, lo vistió con una rica musculatura. El alma hay que buscarla en sus obras originales. Ideas sobre ética
Gracias al espíritu emprendedor de algunos franceses, entre ellos Michaŭ y Bourlet, se pudo por primera vez en la historia celebrar en Boulogne-sur-Mer, en 1905, el primer congreso internacional de esperanto. Fue para Zamenhof la ocasión de insistir en el valor social y moral de esta adquisición humana. El segundo congreso internacional tuvo lugar en 1906 en Ginebra, y allí expresó su dolor por la matanza de judíos que acababa de ensangrentar las calles de su Bialystok natal. El tercero se celebró en Cambridge en 1907, después del cual el alcalde de Londres, Sir Vezey Strong, lo recibió públicamente en el "Guildhall", donde Zamenhof respondió, mediante una notable alocución, acerca de la diferencia entre el amor a la patria y el chovinismo. Todos los años tenían lugar estos congresos y Zamenhof siempre explicaba abiertamente sus ideas sobre la tolerancia y los derechos humanos.
En 1909 Zamenhof participó en el 5º congreso internacional, en Barcelona, y el el post-congreso en Valencia. Fue condecorado por el rey Alfonso XIII con la orden de Isabel la católica.
Después de 1912 decidió dejar cualquier clase de lugar de honor en los congresos para recuperar plenamente su libertad privada. Le preocupaban los problemas éticos de la humanidad y deseaba dejar los aspectos puramente lingüísticos en manos de las organizaciones fundadas a tal efecto, como la "Academia de escritores y lingüistas", que controlaban la normal evolución de la lengua y daban carácter oficial a las palabras nuevas introducidas por el uso y la vida internacional.
Durante el congreso celebrado en Londres en 1911, presentó un informe en el que apoyaba la opinión, defendida por algunos científicos, de que las diferencias físicas entre las distintas razas eran menos relevantes que las derivadas de la moral y la tradición. Según él, sobre todo las lenguas y las costumbres religiosas separan a los pueblos. Por eso propuso la adopción de una lengua y de una ética neutrales para toda la humanidad. Que cada persona sea fiel a su lengua materna y a su propia religión, pero que se relacione con los extranjeros mediante una lengua neutral y una ética común según el consejo: "No hagas a los demás lo que no quisieras que te hicieran a ti".
La primera guerra mundial fue un duro golpe para Zamenhof. El ejército ruso, y después el alemán, ocuparon Varsovia cuando ya padecía una grave enfermedad cardiaca. En 1916 escribió sus "Cartas a los diplomáticos" para recomendarles que no sólo deliberasen acerca de los cambios fronterizos, sino que garantizasen los derechos lingüísticos y religiosos de las minorías. Les aconsejó también dar nombres neutrales, preferentemente geográficos, a las provincias o naciones que tuvieran una población plurilingüe para evitar que parte de ella se sintiera extranjera en su propio país, si a éste se le denomina con el nombre derivado del pueblo dominante. De ese modo elogió topónimos como "Estados Unidos" o "Suiza", que no contienen el nombre de un pueblo sobre los demás. ¿Cómo podría existir armonía si se llamase a Suiza "Alemania" o "País Romanche" y a Bélgica, "Flandes" o "Valonia"?
Zamenhof murió en abril de 1917. Su lengua internacional perdió dos veces, a consecuencia de las guerras mundiales, gran parte de sus adeptos y bibliotecas, pero otras tantas resurgió y pudo de nuevo difundirse por todo el mundo. Desde un punto de vista puramente lingüístico, evoluciona y crece según del modo natural previsto por su autor.
La obra impresa de Zamenhof consiste no sólo en sus poemas, conferencias y artículos, sino en las traducciones y textos acerca de la lengua que ya se han mencionado anteriormente. Era un escritor de talento cuyo estilo estaba marcado por un fuerte sentido rítmico y musical. Zamenhof como persona
Zamenhof era de baja estatura, con barba entrecana y tempranamente calvo. Usaba gafas de miope. No era un orador y pronunciaba mal las consonantes silbantes. Fumaba mucho. Desde alrededor de 1900 padecía del corazón, por eso, cuando sus ingresos se lo permitían, visitaba balnearios alemanes.
Era minuciosamente ordenado en su vida diaria, ingenuo para la actividad comercial, tímido ante el público, poco amigo de ceremonias oficiales. Modesto y pacífico por naturaleza, fue una de esas personas poco frecuentes que desempeñó un papel internacional importante y que, sin embargo, no tenía nada que temer de la publicación de su correspondencia completa: ésta revela su amabilidad innata y su elevado sentido de la justicia.
Los rasgos más importantes de su carácter fueron la voluntad con la que lo sacrificó todo por sus ideales, y la obstinada paciencia con la que superó los obstáculos que le impedían su realización.