H.1 ¿Se han opuesto siempre los anarquistas al socialismo de estado?

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Si. Los anarquistas siempre han argumentado que el socialismo real no puede ser creado usando un estado. El núcleo básico del argumento es simple. El socialismo implica igualdad, no obstante el estado significa desigualdad, desigualdad en términos de poder. Como discutimos en la sección B.2, los anarquistas consideran uno de los aspectos que definen al estado a su naturaleza jerárquica. En otras palabras, la delegación de poder en manos de unos pocos. Por ello, esto viola la idea principal del socialismo, la llamada igualdad social. Aquellos que construyen los organismos de gobierno en un estado tienen mayor poder que los que los han elegido.

Por ello estos comentarios de Malatesta y Hamon:

“Puede ser argumentado con muchas más razones que somos los más lógicos y completos socialistas, desde que exigimos para toda persona no solo su parte de riqueza de la sociedad, sino también su porción de poder social.”

Ni Dioses, Ni amos , vol 2, p.20

Es con esta perspectiva que los anarquistas han combatido la idea del socialismo de estado y el marxismo (aunque debemos remarcar que las formas libertarias del marxismo, como el comunismo consejista, tienen fuertes similitudes con el anarquismo). Esta oposición al socialismo autoritario son un aspecto base del anarquismo, una oposición que ha sido consistente y fuerte. Mientras que algunos que dicen tener razón, plantean que los socialistas libertarios y anarquistas solo comenzaron a denunciar su oposición al marxismo y al leninismo después de que la Unión Soviética se colapsara, la verdad es totalmente diferente. Los anarquistas, debemos señalar, se han opuesto a todas las formas de socialismo de estado desde el principio (en el caso de la revolución rusa, los anarquistas fueron de los primeros en ser reprimidos por los bolcheviques). Ciertamente, la historia del marxismo es, en parte, una historia de luchas contra los anarquistas, como la historia del anarquismo es también, en parte, la historia de su lucha contra varias formas de marxismo y sus ramas. Por lo que hay que señalar, que es falso que los anarquistas se hayan opuesto solo últimamente al marxismo, hemos estado contendiendo contra el marxismo desde el principio.

Mientras ambos Stirner y Proudhon escribieron muchas páginas contra las maldades y contradicciones del socialismo de estado, los anarquistas han estado realmente luchando contra la forma marxista del socialismo de estado desde Bakunin. Esto es porque, hasta la Primera Internacional, Marx y Engels eran pensadores socialistas relativamente desconocidos. Proudhon sabía de Marx (ellos trataron de comunicarse y se escribieron en Francia en los 1840s) pero el marxismo no conoció Francia durante su período de vida y por eso Proudhon no discutió directamente contra el marxismo (lo hizo, sin embargo, criticó a Luis Blanc y a otros socialistas de estado). Similarmente, cuando Stirner escribió El Único y su Propiedad el marxismo no existía excepto por algunos trabajos de Marx y Engels. Ciertamente, podía ser argumentado que el marxismo finalmente tomó forma después de que Marx hubiera leído los clásicos de Stirner y produjese su notablemente equivocada crítica La Ideología Alemana contra él. Sin embargo, Stirner atacó a otros socialistas de estado y comunistas.

Antes de hablar de la oposición y crítica de Bakunin al Marxismo en la próxima sección, deberíamos considerar los pensamientos de Stirner y Proudhon sobre el socialismo de estado. Estas críticas pueden contener importantes ideas y son un valor sumable. Sin embargo, se debe observar el mérito de que cuando Stirner y Proudhon estaban escribiendo, las ideas comunistas eran todas autoritarias en su naturaleza. El comunismo libertario solo se desarrolló después del la muerte de Bakunin en 1876. Esto significa que cuando Proudhon y Stirner estaban criticando al “comunismo”, ellos estaban atacando a una forma específica del comunismo, la forma que subordinaba el individuo a la comunidad. Los anarquistas comunistas como Kropotkin y Malatesta también se opusieron a tales formas de “comunismo” (como Kropotkin manifestó en su obra, “antes y en 1848” el comunismo “fue planteado tanto como una forma de dar cuenta plenamente de la desconfianza de Proudhon como de su efecto sobre la libertad. La vieja idea del Comunismo fue la idea de las comunidades monasticas (...). Los últimos vestigios de libertad y energía individual serían destruidos, si la humanidad tuviera que pasar por dicho comunismo.” Act for Yourselves, p. 98. Por supuesto, puede ser que Proudhon y Stirner hubieran rechazado el comunismo libertario también, pero hay que tener en mente que no todas las formas de “comunismo” son idénticas.

Para Stirner, la cuestión crucial era que el comunismo (o socialismo), como el liberalismo, miraban al “humano” antes que al único. “Al ser mirado por encima como un miembro de una parte, parte de una sociedad,” sostenía Stirner, “el individuo no puede soportar, porque el es más; su singularidad coloca desde ella misma esta concepción limitada” El Único y su Propiedad, p. 265. Tal así, su protesta contra el comunismo fue similar a su protesta contra el liberalismo (ciertamente, el llamó la atención sobre su similitud llamando al socialismo y comunismo “liberalismo social”).

Stirner fue consciente de que el capitalismo no era el gran defensor de la libertad como era clamado desde sus defensores. “La alterada adquisición” argumentaba, “no hace que respiremos, que disfrutemos: no conseguimos el bienestar de nuestras posesiones.” El comunismo, como la “organización del trabajo,” puede “dar sus frutos” a fin de que “lleguemos a un acuerdo sobre el trabajo humano, que puede que no, como una competición, reclamando todo nuestro tiempo y afán.” Sin embargo, el comunismo “mantiene silencio” sobre “para quíen es ganado el tiempo.” Él, en contraste, acentuaba que eso debe ser para el individuo. “Para lograr el bienestar en él mismo como el único” Op. Cit., pp. 268-9. Así, el socialismo de estado no reconoce que el principio de asociación es para liberar al individuo y en lugar de eso subordina al individuo en una nueva tiranía:

“No es otro estado (como un “estado de la gente”) al que los hombres apuntan, pero sí su unión, uniendose, esta unión siempre fluida de todo en pie. Un estado existe incluso sin mi cooperación...el establecimiento independiente del estado se encuentra en mi falta de independencia; su condición como un 'crecimiento natural', su organismo, implica que mi naturaleza no crezca libre, pero ser cortada para acomodarle”

Op. Cit. , p.224

De modo semejante, Stirner argumentaba que “el comunismo, mediante la abolición de toda propiedad personal, solo me presiona a calmarme en una dependencia del otro, es decir, en la generalidad o la colectividad...que es una condición que impide mi libre movimiento, un poder reinante sobre mí... El comunismo se rebela correctamente contra la presión que yo experimento desde los propietarios individuales; pero aun así es más horrible el hecho de ponerla en manos de la colectividad.” El Único y la Propiedad, p.257.

La historia ha confirmado esto definitivamente. Nacionalizando la propiedad, los varios estádos bajo regímenes socialistas volvieron al trabajador desde un sirviente del capitaLista a un siervo del estado. En contraste, los anarquistas (comunistas libertarios) apoyan la libre asociación y la autogestión de los trabajadores como medios garantizadores de que la propiedad socializada no se convierte en la denegación de la libertad sino en la seguridad de la misma. Tal es así, que el ataque de Stirner sobre lo que Marx llamaba “comunismo vulgar” es a pesar de ello importante y encuentra ecos en escritos anarquistas así igualmente como en los mejores trabajos de Marx y sus más libertarios seguidores.

Podemos mostrar que Kropotkin no mantuvo “silencio” del porqué organizar la producción es esencial. Como Stirner, el pensaba que bajo el comunismo libertario el individuo “desempeñaría su tarea en el campo, la fábrica, etc, que el debe a la sociedad como contribución a la producción general. Y el emplearía la segunda mitad de su día, su semana, o su año, a satisfacer sus necesidades artísticas, científicas o sus aficiones.” La Conquista del Pan, p.111. En otras palabras, el consideraba a la totalidad del punto de la organización del trabajo como el medio de proveer al individuo el tiempo y recursos requeridos para expresar su individualidad. Tal así, el anarco-comunismo incorpora las preocupaciones y argumentos legítimos de Stirner.

Similares argumentos a los de Stirner pueden ser encontrados en los trabajos de Proudhon contra varios esquemas del socialismo de estado que existían en Francia a mediados del s.XIX. Él particularmente atacó las ideas de Louis Blanc. Blanc, cuyo libro más famoso fue La Organización del Trabajo, publicado en 1840, argumentaba que los males sociales podían ser solventados por medios de gobierno e iniciadas y financiadas reformas. Más específicamente, dijo que era “necesario usar todo el poder del estado” para asegurar la creación y éxito de asociaciones de trabajadores (o talleres sociales). Hasta que “los proletarios no puedan liberarse son herramientas de trabajo,” el gobierno “debe proveerlos” de estas. “El estado,” en conclusión, “debería situarse a sí mismo resueltamente a la cabeza de la industria.” Los capitalistas serían alentados a invertir dinero en estos talleres, para los que estarían garantizados intereses. Como el estado inició estos talleres forzaría pronto a la industria privada a cambiarse a sí misma por talleres sociales, eliminando así la competición. (Citado por K. Steven Vincent, Pierre-Joseph Proudhon y el ascenso del Socialismo Republicano Francés, p. 139)

Proudhon se oponía a esta planificación en varios niveles. Primeramente, el decía que el esquema de Blanc apelaba “al estado para su silenciosa participación; esto es, que el caería sobre sus rodillas antes de que los capitalistas y reconocería la soberanía del monopolio.” Dado que Proudhon vió el estado como un instrumento de la clase capitalista, preguntar por el estado para aboler el capitalismo era ilógico e imposible. Además, tomando los fondos para el “taller social” de los capitalistas, el plan de Blanc apenas derrumbó su poder. “El capital y el poder,” señalaba Proudhon, “organos secundarios de la sociedad, son siempre los dioses a los que el socialismo adora; si el capital y el poder no existiera, lo invetarían.” (Citado por Vincent, Op. Cit., p 157). El reseñó la naturaleza autoritaria de el esquema de Blanc: “M. Blanc nunca se cansa de apelar a la autoridad, y el socialismo se declara ruidosamente a así mismo anarquico; M. Blanc sitúa el poder por encima de la sociedad, y el socialismo tiende a subordinarlo a la sociedad; M.Blanc hace que la vida social descienda desde arriba, y el socialismo mantiene que esta brota y crece desde abajo; M. Blanc corre detrás de la política y el socialismo está en busqueda de la ciencia. No más hipocresía, dejenme decirle a M. Blanc: Ud. no desea ni el catolicismo ni la monarquía ni la aristocracia, pero ha de tener un Dios, una religión, una dictadura, una censura, una jerarquía, distinciones y categorías. Por mi parte, niego su dios, su autoridad, su soberanía, su estado judicial, y todas sus mistificaciones representativas.” (Sistema de Contradicciones Económicas)

Igualmente, Proudhon se opuso a la naturaleza de “arriba a abajo” de las ideas de Blanc. En lugar de reformar desde arriba, Proudhon señaló la necesidad para la clase trabajadora de organizarse para su propia liberación. Como el expuso, el “problema antes de las clases trabajadoras (...) no está en tomar, sino en sobreponerse a ambos, el poder y el monopolio tratan de generar desde las entrañas del pueblo, desde las profundidades del trabajo, una colosal autoridad, una realidad más poderosa, que envolverá capital y estado y subyugará al pueblo.” Para “combatir y reducir el poder, para situarlo en su lugar correcto en la sociedad, no se trata de cambiar los detentores del poder o introducir algunas variaciones en su funcionamiento: una combinación agrícola e industrial debe ser hallada mediante medios en los que el poder, soberano hoy de la sociedad, se transforme en su esclavo.” (Sistema de Contradicciones económicas, p. 398 y p. 397). Proudhon destacó en 1848 que “el proletariado debe emanciparse a sí mismo sin la ayuda del gobierno.” (citado por George Woodcock, Pierre-Joseph Proudhon: Biografía, p. 125) Esto fue porque el estado “se encuentra así mismo inevitablemente encadenado al capital y dirigido contra el proletariado”. (Proudhon, Sistema de Contradicciones Económicas, p. 399) Además, mediante la garantía de los pagos de interés, el esquema de Blanc aseguró la continuada explotación del trabajo por el capital.

Proudhon, en contraste, sostuvo un método en doble sentido para socavar el capitalismo desde abajo: la creación de asociaciones de trabajadores y la organización de la financiación. Creando bancos mutuos, que suministraran el crédito a costo, los trabajadores podrían crear asociaciones para competir con las firmas capitalistas, conduciras a la ruina y eliminar la explotación de una vez gracias a la autogestión de los trabajadores. En este sentido, la clase trabajadora se autoemanciparía del capitalismo y construiría una sociedad socialista de abajo a arriba mediante sus propios esfuerzos y actividades. Proudhon, como Paul Thomas señala, “creía fervientemente (...) en la salvación de los trabajadores, mediante sus propios esfuerzos, a través de una acción económica y social aislada (...) Proudhon abogó por, junto a una extensión considerable inspirada, el menoscabo de este terreno (el del estado) desde los medios de asociaciones autónomas de la clase trabajadora.” (Karl Marx y los Anarquistas, pp. 177-8)

Rechazando una revolución violenta (y, por supuesto, las huelgas por ser contra-productivas) el abogaba por los medios económicos para finalizar con la explotación económica y, tal así, el contempló el anarquismo mediante una via de competición por asociaciones de trabajadores desplazando a la industria capitalista (no como los anarquistas posteriores, que fueron revolucionarios que sostenían que el capitalismo no ha de ser reformado y apoyaban huelgas y otras formas de acción directa de la clase trabajadora, la lucha y la organización combativa). Dado que la mayoría de la clase trabajadora francesa estaba constituida por artesanos y campesinos, este sería un método reflejado por el contexto social en el que fue propuesto.

Fue este contexo social, este predominio de campesinos y artesanos en la sociedad francesa el que documentó las ideas de Proudhon. El nunca faltó en señalar que la asocación sería una tiranía si fuera impuesta a los campesinos y artesanos. (en cambio, el pensaba que las asociaciones de trabajadores serían libremente aceptadas por estos trabajadores si estos llegaban a pensar que estas surgían por sus intereses). El además señaló que el estado propietario de los medios de producción era un peligro para la libertad del trabajador industrial y, aún más, la continuación del capitalismo con el estado como nuevo jefe. Como expuso en 1848, el “no quería ver al estado confiscar las minas, canales y ferrocarriles; eso añadiría la monarquía, y la esclavitud del salario. Queremos las minas, canales y ferrocarriles en manos de las asociaciones de trabajadores democráticamente organizadas (...) estas asociaciones serán modelos para la agricultura, la industria y el comercio, el alma pionera de una vasta federación de compañías y sociedades tejidas en la misma ropa de una república democrático-social.” (Ni dioses, Ni Amos, vol. 1, p62) Las asociaciones de trabajadores serían aplicadas para estas industrias que objetivamente las necesitaban (i.e. Industria capitalista) y para esos otros trabajadores que lo desearan.

Marx, por supuesto, había respondido al trabajo de Proudhon Sistema de Contradicciones Económicas con su La Pobreza de la Filosofía. El trabajo de Marx despertó poco interés cuando fue publicado, aunque Proudhon hizo una lectura cuidadosa y tomó notas de su copia de la obra, clamandola a ser “una difamación” y un “tejido de abuso, calumnia, falsificación y plagio” (él incluso llamó a Marx “la tenia del Socialismo.”) (citado por George Woodcock, Proudhon, p. 102). Tristemente, Proudhon no respondió al trabajo de Marx debido a una aguda crisis familiar y después al comienzo de la revolución de 1848 en Francia. Sin embargo, dio sus puntos de vista de Louis Blanc y otros socialistas que veian al socialismo siendo introducido después de la toma del poder del estado, él apenas habría apoyado las ideas de Marx.

De tal modo, pese a que ninguno de los argumentos de Stirner y Proudhon están directamente dirigidos al marxismo, muchas de sus ideas son aplicables a la corriente principal marxista al heredar muchas de las ideas del socialismo de estado que ellos atacaron. De ese modo, hicieron críticas contundentes de las ideas del socialismo y del comunismo que existió durante sus vidas. Muchos de sus análisis fueron incorporados en las ideas colectivistas y comunistas de los anarquistas que los siguieron (algunos directamente, como desde Proudhon, algunos a través de concidencias como el trabajo de Striner, que fue rápidamente olvidado y solo tuvieron impacto en el movimiento anarquista cuando George Henry Mackay las redescubrió en la década de 1890). Se puede observar el hecho de que las ideas de Proudhon sobre la administración de la produción por asociaciones de trabajadores, en oposición a la nacionalización (y al capitalismo de estado) y la necesidad de la acción desde abajo, encontrarían su lugar en el anarquismo-comunista y el anarcosindicalismo y en su crítica del flujo central del marxismo (tanto como a la socialdemocracia) y al leninismo.

Haciendo eco de estas críticas pueden encontrarse comentarios de Bakunin en 1868:

“Odio el Comunismo porque es la negación de la libertad y porque para mí, la humanidad es impensable sin libertad. Nos soy Comunista, porque el Comunismo concentra y engulle en sí mismo para el beneficio del Estado todas las fuerzas de la sociedad, porque inevitablemente lidera la concentración de propiedad en manos del Estado...Quiero ver la sociedad y la propiedad colectiva o social organizada de abajo a arriba, mediante asociaciones libres, no de arriba a abajo, mediante cualquier tipo de autoridad (...) Ese es el porqué soy Colectivista y no Comunista.”

citado por K.J. Kenafick, Michael Bakunin y Karl Marx, pp. 67-8

Es con Bakunin cuando el marxismo y el anarquismo entraron en conflicto directo. Fue Bakunin quien encabezó la lucha contra Marx en la Asociación Internacional de los Trabajadores entre 1868 y 1872. Fue en estos intercambios cuando las dos escuelas del socialismo (la libertaria y la autoritaria) se aclararon. Con Bakunin, la crítica anarquista al marxismo (y al socialismo de estado en general) comenzó para alcanzar su forma final. Ni qué decir que, esta crítica continuó y se desarrolló después de la muerte de Bakunin (particularmente después de las experiencias de los movimientos y revoluciones marxistas actuales). No obstante, esta concierne a la expansión de muchas de las predicciones y análisis originales de Bakunin.

Discutiremos la crítica de Bakunin en la siguiente sección.