E.1.2 ¿Cuál es la diferencia entre ambientalismo y ecologismo?
Tal y como mencionábamos en la sección A.3.3, los eco-anarquistas contrastan la ecología con el medio ambiente. La diferencia es importante ya que sugiere un diferencia entre ambos análisis acerca de dónde vienen nuestros problemas ecológicos y el mejor camino para resolverlos. Tal y como dice Bookchin:
"Por ambientalismo propongo designar a una perspectiva mecanicista, que ve la naturaleza como un hábitat pasivo compuesto de "objetos", como los animales, plantas, minerales, y otros similares que simplemente deben resultar más útiles para el uso humano [...] En este contexto, muy poco de la naturaleza social es discutido por el vocabulario ambientalista: las ciudades se convierten en "recursos urbanos" y los habitantes en "recursos humanos" [...] El ambientalismo [...] tiende a ver el proyecto ecológico para lograr una relación armoniosa entre la humanidad y la naturaleza como una tregua en lugar de un equilibrio duradero. La "armonía" de los ambientalistas se centra en el desarrollo de nuevas técnicas de saqueo del mundo natural con el mínimo trastorno del "hábitat" humano. El ambientalismo no se cuestiona la más básica premisa de la sociedad actual, particularmente, que la humanidad debe dominar a la naturaleza; más bien, trata de allanar el camino a esa noción mediante la búsqueda de técnicas de desarrollo para reducir los riesgos causados por la imprudente expoliación del medio ambiente."
Murray Bookchin The Ecology of Freedom
Por eso, los eco-anarquistas llaman a esa postura de los que buscan formas de reformar el capitalismo y hacerlo más verde "ambientalistas", más que ecologistas. Las razones son evidentes, ya que los ambientalistas "se centran en cuestiones específicas como la contaminación de aire y agua" mientras que ignoran las raíces sociales de los problemas que intentan resolver. En otras palabras, su perspectiva reposa sobre una aproximación instrumental, casi ingenieril, de resolver los desajustes ecológicos. Al parecer, querían adaptar el mundo natural a las necesidades de la sociedad existente y sus imperativos de explotación capitalista, por medio de reformas que minimicen el daño a la salud humana y el bienestar. Los tan necesarios objetivos de formular un proyecto por un cambio social radical y por cultivar una nueva sensibilidad hacia el mundo natural tiende a caer fuera de la órbita de sus intereses prácticos. " Los Eco-anarquistas, aunque apoyan a tales estructuras parciales, hacen hincapié en que "estos problemas se originan en un sistema jerárquico, clasista y actualmente, competitivo y capitalista que alimenta una visión del mundo natural como una mera aglomeración de "recursos" para la producción y consumo humano."
Esta es la clave. Como el ambientalismo no se cuestiona las bases que subyacen en la presente sociedad de que el ser humano ha de dominar la naturaleza, no puede presentar nada más que soluciones a corto plazo para los varios síntomas que subyacen bajo el problema. Más aún, como no se cuestiona la jerarquía, simplemente se ajusta al status quo. Por eso el ambientalismo liberal es tan "desesperanzadoramente inefectivo", porque "da por sentado el actual orden social" y esta estancado en "la paralizante creencia de que la sociedad de mercado, propiedad privada, y la actual nación-estado burocrática no puede ser cambiada en ningún sentido. Por esto es el orden establecido el que marca los términos de cualquier "compromiso" o "compensación", y así el "mundo natural, incluidas las personas oprimidas, siempre pierde algo pieza a pieza, hasta que todo se pierda al final. Mientras que el ambientalismo liberal se estructure siguiendo el status quo, los derechos privados siempre prevalecerán sobre los públicos, y el poder siempre prevalecerá sobre los no poderosos. Ya sea un bosque, un humedal o un buen suelo agrícola, un desarrollista que posea cualquiera de estos "recursos", normalmente plantea los términos en que cualquier negociación tenga lugar y finalmente triunfa la riqueza sobre las consideraciones ecológicas." (Bookchin, Remaking Society, p. 15)
Esto significa que una auténtica perspectiva ecológica busca acabar con una situación en la cual unos pocos gobiernan a la mayoría, en lugar de intentar que esos pocos mejoren su actitud. Como Chomsky una vez apuntó sobre el tema de la “responsabilidad social corporativa”, él no debatiría el tema como tal porque “no aceptaba algunos de sus puntos de partida, específicamente con respecto a la legitimidad del poder corporativo” ya que no veía otra “justificación para la concentración de poder privado” que no fuera el “dominio político”. Ambos “actúan de forma socialmente responsable –como benevolentes tiranos— cuando la agitación social, el desorden, las protestas, etc, les empujan a hacerlo para su propio beneficio” . Ponía de manifiesto que en una sociedad capitalista “el comportamiento socialmente responsable sería penalizado rápidamente en cuanto los competidores, carentes de tal responsabilidad social, sustituyeran a cualquiera tan descarriado como para preocuparse de algo que no fuera el beneficio privado.” Esto explica porqué los sistemas de capitalismo real han sido siempre “necesarios para salvaguardar la existencia social frente a las fuerzas destructivas del capitalismo privado” mediante un “importante control estatal”. Sin embargo, las “cuestiones centrales [...] no son debatidas, más bien se mendigan” cuando se discute la responsabilidad social corporativa. (Language and Politics, p. 275)
En definitiva, el problema clave con el “ambientalismo” liberal (así como con el liberalismo en general) es que tiende, por definición, a ignorar clases y jerarquías. El mensaje de tipo “todos estamos juntos en esto” ignora que muchas de las decisiones que nos han metido en el actual desbarajuste ecológico y social fueron tomadas por los ricos al tener ellos el control sobre los recursos y las estructuras de poder (tanto públicas como privadas). También sugiere que el sacarnos del desbarajuste implica tomar el poder y la riqueza de manos de la élite –aunque sólo sea porque la clase trabajadora no dispone de los recursos necesarios para solucionar el problema.
Es más, el hecho es que la clase dominante no habita en el mismo planeta contaminado que el resto de la gente. Su riqueza les protege, en alto grado, de los problemas que ellos mismos han creado y a los cuales, de hecho, deben tanto de su riqueza (no es de extrañar, entonces, que nieguen la existencia de un serio problema). Ellos tienen acceso a una mejor calidad de vida, alimentación y medio ambiente local (ni vertidos tóxicos ni autopistas cerca de sus viviendas o lugares de veraneo). Desde luego, es una protección a corto plazo, pero el destino del planeta es una abstracción lejana en el tiempo cuando se compara con los beneficios inmediatos de tus inversiones. Así que no es cierto que la clase dominante al completo niegue la existencia de problemas ecológicos. Unos pocos son conscientes de ellos, pero muchos más muestran un odio total hacia aquellos que piensan que el planeta es más importante que los beneficios.
Esto significa que actividades ambientalistas consideradas clave como la educación y la creación de grupos de presión difícilmente tendrán gran efecto. Aunque pueden producir algunas mejoras en términos de nuestro impacto ambiental, no pueden evitar la destrucción a largo plazo de nuestro planeta "al ser la crisis ecológica sistémica y no una cuestión de desinformación, insensibilidad espiritual, o falta de integridad moral. La presente enfermedad social no se encuentra solo en la perspectiva que empapa la sociedad actual; se encuentra sobre todo en la misma estructura y ley de vida del propio sistema, en su imperativo, que ningún empresario o corporación puede ignorar so pena de afrontar su destrucción: crecimiento, más crecimiento y todavía más crecimiento.” (Murray Bookchin, The Ecological Crisis, Socialism, and the need to remake society, pp. 1-10, Society and Nature, vol. 2, no. 3, pp. 2-3). Esto solo puede detenerse acabando con el capitalismo, no haciendo llamamientos a los consumidores para que compren productos respetuosos con el medio ambiente ni a los capitalistas para que los proporcionen.
“La acumulación no viene determinada por las buenas o malas intenciones del individuo burgués, sino por la propia relación con las mercancías...No es la perversidad del burgués la que produce por producir, sino el mismo nexo de mercado que preside y ante el que sucumbe ... Necesita un grotesco auto-engaño, o peor aún, un acto de falseamiento ideológico social, para alimentar la creencia de que esta sociedad puede desmontar su propia ley de vida en respuesta a argumentos éticos o persuasión intelectual”
Bookchin Toward an Ecological Society
Por desgracia, mucho de lo que pretende ser el movimiento verde está basado en esta clase de perspectiva. En el peor caso, muchos ambientalistas ponen sus esperanzas en el consumo y la educación verdes. En el mejor, buscan crear partidos verdes para trabajar dentro del estado y proponer mejores regulaciones y leyes. Ninguna de estas opciones llega a la raíz del problema, es decir, un sistema en el cual hay “seres humanos opresores que literalmente poseen la sociedad y otros que son sus posesiones. Hasta que la sociedad pueda ser reclamada por una unión de toda la humanidad que usará su sabiduría colectiva, logros culturales, innovaciones tecnológicas, conocimiento científico y creatividad innata en su propio beneficio y en el del mundo natural, todos los problemas ecológicos tendrán su raíz en problemas sociales”. (Bookchin, Remaking Society, p. 39)