C.9.1 ¿Recortar los salarios reduciría el desempleo?

De Ateneo Virtual
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El argumento de los capitalistas de "libre-mercado" (los neoclásicos, los neoliberales o los austriacos) es que el desempleo está causado porque el salario real de los trabajadores está por encima del nivel que marca el mercado. Los trabajadores, se dice, están más interesados en el valor monetario de sus salario que en su valor real (que es la cantidad de bienes que pueden comprar con ese salario). Esto les lleva a resistirse a los recortes salariales incluso si los precios están cayendo, llevando a un aumento en sus salarios reales. En otras palabras, se están poniendo un precio que les saca del trabajo sin darse cuenta (el que el desempleo esté causado por los altos salarios se discutirá en la siguiente sección).

De este análisis viene el argumento de que si a los trabajadores se les dejara competir 'libremente' entre ellos por los puestos de trabajo, los salarios reales decrecerían. Esto reduciría los costes de producción y esto producirían una expansión de la producción que daría empleo a los que están en paro. Por tanto el desempleo se vería reducido. La intervención del Estado (por ejemplo, ayudas al desempleo, programas sociales, derechos para organizarse, salarios mínimos, etc...) y la activdad de los sindicatos, según esta teoría, es la causa del desempleo, porque dichas intervenciones y actividades fuerzan los salarios por encima del nivel del mercado, y por lo tanteo aumentan los costes de producción 'forzando' a los empleadores a 'dejar que la gente se vaya'.

Por lo tanto, segúm la teoría económica neo-clásica , las empresas ajustan la producción para igualar el coste marginal de sus productos (el coste de producir 'una unidad más') a el precio del producto determinado por el mercado. Por lo que una reducción de los costes en teoría llevaría a una expansión de la producción, produciendo trabajo para los temporalmente desempleados y moviendo a la economía hacia el equilibrio del pleno desempleo.

Por lo tanto, en la teoría neo-clásica, el desempleo se puede reducir reduciendo los salarios reales de los trabajadores en activo. Sin embargo, este argumento es erróneo. Mientras el reducir los salarios tiene sentido para una empresa, no tendría este efecto a través de toda la economía en conjunto (lo que sería necesario para reducir el desempleo en un país). Esto es porque en todas las versiones de la teoría neo-clásica, se asume que los precios dependen (al menos en parte) de los salarios. Si todos los trabajadores aceptan recortes en sus salarios, todos los precios caerían y habría poca reducción en el poder adquisitivo de los trabajadores. En otras palabras, la caida de los salarios reduciría los precios y dejaría los salarios reales casi igual y el desempleo continuaría.

Sin embargo, si los precios se mantienen o se ven sólo ligeramente reducidos (la riqueza se ha distribuido de los trabajadores a sus empleadores), entonces el efecto de este recorte de salarios reales no aumentaría el empleo, lo disminuiría. Pues el consumo de las personas dependen de sus ingresos, y si sus ingresos han caido, en términos reales, así caerá también su consumo. Como Proudhon apuntaba en 1846, 'si los productores ganan menos, comprarán menos ... [lo que llevará a] crear ... sobre-producción y destitución 'porque' aunque los trabajadores os cuestan [a vosostros los capitalistas], también son vuestros consumidores: ¿qué haréis con vuestros productos si, rechazados los jornaleros por vosotros, no los consumiesen? Así las máquinas, después de haber aplastado a los trabajadores, no tardan en herrir de rechazo a los patronos; porque si la producción exluye el consumo, se ve pronto obligada a pararse' [Sistema de las Contradicciones Económicas, Vol I p.172]

Pero en la teoría de 'libre-mercado' capitalista, tal posibilidad de equilibrio de mercado con desempleo es imposible. Los neo-liberales rechazan la afirmación de que recortar los salarios no reduciría la demanda de consumo de bienes sin automáticamente aumentaar la inversión suficiente que la compense. Los neo-clásicos argumentan que la inversión aumentará para ocupar el descenso del consumo de la clase trabajadora.

Sin embargo, para poder hacer esta afirmación, la teoría depende de tres suposiciones críticas: que las empresas pueden expandir la producción, que lo hará, y que, si lo hacen, puedan vender su mayor producción. Sin embargo esta teoría y estas suposiciones pueden ser cuestionadas.

El primer supuesto expone que siempre es posible para una empresa el contratar nuevos trabajadores. Pero incrementar la producción requiere algo más que mano de obra. Si los medios de producción no están disponible, el empleo no crecerá. Por tanto, la suposición de que la mano de obra puede ser siempre absorbida para producir un aumento en las salidas en plenamente irrealista.

Después, ¿aumentarán la producción las empresas cuando el coste de la mano de obra se reduzca? Apenas. El aumento de producción creará un aumento de la oferta y se comerá parte de los beneficios extra de la reducción de los salarios. Si el desempleo resulta en una bajada general de los salarios, las empresas pueden aprovechar la ocasión para reemplazar a los trabajadores o forzarles a aceptar recortes salariales. Si esto pasara, ni la producción ni el empleo aumentarían. Sin embargo, se puede argumentar que el exceso de beneficios aumentaría la inversión en la economía (una suposición clave en la economía neo-clásica). La respuesta es obvia: puede que sí, y puede que no. Una economía débil puede que aconseje precaución financiera y haría que los capitalistas retuvieran la inversión hasta que estuvieran convencidos de que los beneficios pueden durar.

Esto nos lleva directamente a la tercera suposición, la que se refiere a que los productos puedan ser vendidos. Pero cuando los salarios bajan, baja con ellos el poder adquisitivo de los trabajadores, y si esto no se ve nivelado con el aumento de gasto en otra parte, la demanda agregada total se verá reducida. Por lo tanto una caida de los sueldos puede llevar al mismo desempleo o a incluso más al caer la demanda agregada haciendo que las empresas no encuentren un mercado para sus bienes. Sin embargo, las empresas no hacen (no pueden hacer) un uso instantáneo de inversión del aumento de fondos debido al traspaso de los sueldos a los beneficios (bien por precaución financier bien por falta de facilidades). Esto lleva a una reducción de la demanda agregada mientras los beneficios se acumulan pero no se usa, llevando a la producción de stocks de mercancías no vendibles y reducción de precios. Esto significa que la reducción real de la bajada de precios se verá cancelada por la reducción de precios con el objetivo de vender los stocks, y el paro permanece.

Así pues, la respuesta neo-clásica de que la inversión aumentará debido a los menores costes creando mayores beneficios, llevando a un mayor ahorro y, finalmente, a una mayor inversión, es una respuesta débil. Los menores costes significarán mayores beneficios sólo si los productos se venden, lo que puede que no se realice si la demanda se ve negativamente afectada. En otras palabras, unos mayores márgenes de beneficios no resultan en mayores beneficios debido al descenso del consumo creado por la reducción del poder de compra de los trabvajadores. Y, como Michael Kalecki lo expone, el recorte de salarios en una crisis puede ser inefectivo porque las ganancias en los beneficios no son aplicables inmediatamente en aumentar la inversión y la reducción del poder de compra en los salarios puede causar un descenso en las ventas, lo que significa que mayores márgenes de beneficios no resultan en mayores beneficios. Más aún, como Keynes señalaba hace ya mucho tiempo, las fuerzas y las motivaciones que gobiernan el ahorro, son bastante distintas de aquellas que gobiernan la inversión. Por tanto, no hay necesidad de que esas dos cantidades coincidan siempre. Por tanto, las empresas que han reducido sus salarios puede que no sean capaces de vender tanto como antes, no digamos el que vendan más. En ese caso, recortarán la producción, añadiendo más desempleo y bajando aún más la demanda. Esto puede llevar a una espiral viciosa de una demanda en reducción llevando a la producción a la depresión (el resultado política de tal proceso sería peligrosos para la supervivencia del capitalismo). Esta espiral es descrita por Kropotkin (casi 40 años antes de que Keynes dijiera los mismo en su Teoría General del Desempleo, el Interés y el Dinero):

"Siendo los beneficios la base de la industria capitalista, los bajos beneficios explican todas las ulteriores consecuencias. Los bajos beneficios inducen a los patrones a reducir los salarios, o el número de trabajadores, o el número de días de trabajo durante la semana ... los bajos beneficios en última instancia quieren decir una reducción de los salarios, y bajos salarios quiere decir bajo consumo. Los bajos salarios también significan de algún modo una reducción de consumo por el patrono; y ambos juntos significan menos beneficios y un consumo reducido para esa gran clase media que ha crecido en los paises industrializados, y eso, otra vez, significa una reducción del beneficio para los patronos."

Campos, Fábricas y Talleres Mañana p. 33

Por tanto, un recorte en los salarios empeorará cualquier recesión, haciéndola más honda y duradera de lo que sería. Más que ser la solución al desempleo, cortar los salarios hará las cosas peor (más abajo trataremos la cuestión de si los salarios demasiado altos causan desempleo en primer lugar, como afirma la economía neo-clásica). Dado esto, como argumentamos en la sección C.7.1, la inflación está causada por insufientes beneficios para los capitalistas (intentan mantener sus márgenes de beneficio aumentando el precio) este efecto en espiral de recorte de salarios ayuda a obtener lo que los economistas denominanan un "estancamiento" -- aumento de desempleo combinado con un aumento de la inflación (como se vió en los años 70). Al despedir a los trabajadores y volverse estos desempleados, la demanda agregada decae, cortando aún más los márgenes de beneficios y en respuesta los capitalistas aumentan los precios en un intento de recuperar las pérdidas. Sólo una gran depresión puede romper este ciclo (junto con la militancia de los trabajadores). Los y las trabajadoras pagando, una vez más, por las contradicciones del capitalismo.

Esto significa que la clase trabajadora tiene dos opciones en una recesión -- aceptar una depresión aún mayor para que el ciclo de auge y recesión o deshacerse del capitalismo y con el de la naturaleza contradictoria de la producción capitalista que produce los ciclos económicos en primer lugar (sin mencionar otras lindezas como la jerarquía o la desigualdad).

El efecto "Pigou" o el efecto del "balance real" es otro argumentop de la teoría neo-clásica que tiene como objetivo probar que (al final) el capitalismo pasará de la recesión al auge. Esta teoría argumenta que cuando el desempleo es suficientemente alta, llevará a una caida de precios que llevará aun auge del valor real del suministro de dinero y por lo tanto incrementar el valor real de los ahorros. Las personas que tienen tales ahorros se harán más ricos y este incremento en la riqueza permitirá a la gente comprar más y por lo tanto la inversión vovlerá a comenzar. De esta manera, la recesión pasa al auge de una forma natural.

Sin embargo este argumento es erróneo en muchos sentidos. Como resupuesta, Michal Kalecki argumentaba que, primeramente, Pigou ha "asumido que el sistema bancario mantendría el stock de dinero constante ante los ingresos en descenso, aunque no tuvieran ninguna razón en particular para hacerlo." Si la cantidad de dinero en stock cambia, también cambia el valor del dinero. Segundo, que "las ganacias en los ahorradores cuando bajan los precios sea compensada exáctamente por la pérdida de los proveedores de dinero. Por tanto, mientras el valor real de los depósitos en los bancos aumentan para el depositante cuando caen los precios, el pasivo representado por ese depósito para el banco también aumenta en tamaño.". Y tercero, "que la caida de precios y de salarios siginificaría que el valor real de los depósitos aumentarían, y los deudores se econtrarían cada vez con más dificultades para pagar ya que su ingreso real no consigue alcanzar el aumento del valor real de la deuda. Así es, cuando la caida de precios y de salarios es generada por bajos niveles de demanda, el ingreso real agregado será bajo. Las bancarrota se harán presentes, no se pueden pagar las deudas y seguramente seguirá una crisis de confianza." En otras palabras, los deudores cortarán sus gastos en una cantidad mayor a lo que lo aumentarán los acreedores y por lo tanto la crisis continuará ya que la demanda no ha aumentado. [Malcolm C. Sawyer, La Economía de Michal Kalecki, p. 90]

Así que como Schweickart, Kalecki y otros observan correctamente, tales observaciones socavan la afirmación neo-clásica de que los sindicatos y la intervención estatal es la responsable del desempleo (o que la depresión de una forma fácil o natural termina gracias al funcionamiento del mercado). Al contrario, en la medida en que los sindicatos y varias provisiones del estado del bienestar previenen que la demanda descienda más allá de lo que lo harían durante una recesión, aplican el freno a la espiral descendiente. Lejos de ser los responsables del desempleo, realmente lo mitigan. Esto debería ser obvio, ya que los salarios (y los beneficios) son costes para unas empresas pero son ingresos para otras muchas.