C.2.4 ¿El control obrero no sofocaría esta innovación?
Contrariamente a la apología capitalista, la innovación no es el monopolio de una clase elitista de los humanos. Está dentro de todos nosotros, aunque el necesario ambiente social necesario para hacer crecer y madurarlo en los trabajadores está aplastado por los centros de trabajo autoritarios de los capitalistas. Si los trabajadores realmente fueran incapaces de innovar, cualquier movimiento hacia mayor control de la producción por los trabajadores resultaría en una reducción de la productividad. Lo que uno realmente encuentra, sin embargo, es justo lo contrario: En los pocos ejemplos en donde el control obrero se ha implementado, la productividad se ha incrementado dramáticamente al concederle la oportunidad a la gente corriente, una oportunidad normalmente negada, de aplicar sus técnicas, talento y creatividad.
Como apunta Christopher Eaton Gunn:
"hay una creciente cantidad de literatura empírica que generalmente apoya las afirmaciones de eficacia económica en las empresas bajo control obrero, mucha de esta literatura se centra en la productividad, encontrándola frecuentemente positivamente correlacionada con los crecientes niveles de participación ... Los estudios que tienen en cuenta aspectos más amplios que los puramente económicos también tienden a apoyar las afirmaciones de la eficiencia en las empresas bajo control obrero . . Además, los estudios que comparan las preferencias económicas de grupos de empresas tradicionales y aquellas bajo control obrero apuntan a un mejor desempeño de estas últimas”.
Workers' Self-Management in the United States pp. 42-3
Esto ha sido sorprendentemente confirmado en los estudios de las cooperativas Mondragón en el Estado Español, donde los trabajadores están democráticamente involucrados en las decisiones de producción y se les anima a innovar. Como George Bennello apunta:
"La productividad de Mondragon es muy alta – más alta que sus contrapartidas capitalistas. Eficacia, medida como el ratio de utilización de los recursos – capital y trabajo – con la salida, es mucho mayor que en las fábricas capitalistas comparables."
El desafío de Mondragón p. 216
El ejemplo de los trabajadores de Lucus en Gran Bretaña, durante los años 70, otra vez indica el potencial creativo en espera de ser utilizado. Los trabajadores en Lucus crearon un plan que convertiría la compañía militar Lucus en una empresa que produciría bienes útiles para las personas ordinarias. Los trabajadores de Lucus diseñaron los productos ellos mismos, usando su propia experiencia en el trabajo y en sus vidas. Los gerentes simplemente no estaban interesados.
Durante la Revolución Española de 1936-1939, los trabajadores autogestionaron muchas fábricas siguiendo los principios de la democracia participativa. La productividad y la innovación en las colectividades fueron excepcionalmente altas. La industria metalúrgica es un buen ejemplo de ello. Como Augustine Souchy observa, al inicio de la Guerra Civil la industria metalúrgica en Cataluña estaba “muy poco desarrollada”. Sin embargo en meses, los trabajadores habían reconstruido la industria desde cero, convirtiendo las fábricas en productoras de material de guerra para las tropas antifascistas. Un par de días después de la revolución del 19 de julio de 1936, la compañía de automóviles Hispano-Suiza ya estaba convertida para la producción de coches blindados, ambulancias, armas y munición para el frente. Escribe Souchy:
“Los expertos estaban realmente impresionados de la pericia de los trabajadores en crear esta nueva maquinaria para producción de armas y munición. Muy pocas máquinas fueron importados. En un breve periodo de tiempo, doscientas prensas hidráulicas diferentes prensaba a más de 250 toneladas de presión, se construyeron 178 tornos giratorios, y cientos de máquinas de moler y taladradoras."
Las colectividades Anarquistas: Autogestión Obrera en la Revolución Española, 1936-1939 ed. Sam Dolgoff, p. 96
Similarmente, no había virtualmente ninguna industria óptica en el Estado Español antes de la revolución de julio, sólo unos cuantos talleres esparcidos. Después de la revolución, los pequeños talleres pronto fueron voluntariamente convertidos en centros de producción colectiva. Según Souchy:
“La más grande innovación fue la construcción de nuevas fábricas para aparatos e instrumentos ópticos. Toda la operación estaba financiada por contribuciones voluntarias de los trabajadores. En poco tiempo las fábricas entregaban cristales ópera, telémetros, binoculares, instrumentos estadísticos, gafas de protección de distintos colores y ciertos instrumentos científicos. También producían y reparaban equipo óptico para los frentes de guerra ... ahí donde los capitalistas habían fracasaron, la capacidad creativa de los miembros del Sindicato de Óptica de la CNT lo consiguió"
Op. Cit. pp. 98-9
Por ello, lejos de ser una amenaza a la innovación, el control obrero la incrementaría y, más importante, la dirigiría hacia la mejora de la calidad de vida para todos y no para incrementar los beneficios de unos pocos. Este aspecto en una sociedad anarquista se discutirá más tarde en la sección I. También puedes ver las secciones J.5.10, J.5.11 y J.5.12 para más información en por qué los anarquistas apoyan la autogestión y por qué a pesar de su mayor eficacia y eficiencia, el mercado capitalista juega en su contra.
En breve, más que defender el beneficio capitalista (y las desigualdades que genera) el argumento de que la libertad aumenta la innovación y la productividad realmente apunta hacia el socialismo libertario y la autogestión obrera. Esto no es sorprendente, pues solo la igualdad puede maximizar la libertad y el control obrero (más que el poder capitalista) es la llave a la innovación. Sólo aquellos que confunden la libertad con la opresión del trabajo asalariado se sorprenderían de esto.