A.4.1 ¿Hay intelectuales afines al anarquismo?
Sí. Hay numerosos intelectuales, tanto de la tradición liberal como la socialista, que son afines al anarquismo. Esto puede parecer sorprendente, pero en el fondo no lo es ya que el anarquismo guarda relación con ambas ideologías. El individualismo es, obviamente, la tendencia más próxima dentro de la tradición liberal, mientras que los socialistas libertarios lo son dentro de la socialista.
Realmente, como escribió Nicholas Walter: “El anarquismo puede ser visto como un desarrollo desde el liberalismo o socialismo. Como liberales, los anarquistas quieren libertad; como socialistas, quieren igualdad”. Sin embargo, también dice: “el anarquismo no es sólo una mezcla de liberalismo y socialismo… Nosotros diferimos fundamentalmente de ellos” (Acerca del anarquismo) En estas afirmaciones Walter se hace eco de los comentarios que Rocker realizó en Anarcosindicalismo. Aunque tales consideraciones pueden ser una herramienta útil para comprobar las relaciones entre el anarquismo y otras teorías, es necesario subrayar que el anarquismo ofrece una crítica anarquista del liberalismo y del socialismo, por lo que no deberíamos situar la originalidad del anarquismo bajo otras ideologías.
La sección A.4.2 trata de aquellos intelectuales liberales que están cercanos al anarquismo, mientras que la sección A.4.3 se centra en aquellos socialistas con simpatías anarquistas. Incluso hay marxistas que inyectan ideas libertarias en sus escritos políticos, de lo que se habla en la sección A.4.4. Tampoco faltan por último pensadores a los que es difícil meterlos en una categoría, y de quienes también trataremos aquí.
El economista David Ellerman ha creado una impresionante obra teórica acerca de la democracia en los puestos de trabajo. Explícitamente, une en sus ideas a los tempranos socialistas ricardianos de Gran Bretaña y a Proudhon, en obras tales como The Democratic Worker-Owned Firm y Property and Contract in Economics, donde él ha fundamentado los derechos al trabajo y la propiedad en la defensa propia contra el capitalismo. Ellerman escribe que: “los demócratas económicos son los nuevos abolicionistas de hoy, intentando suprimir la institución del asalariamiento de las personas en beneficio de una democracia autogestionada en el puesto de trabajo”. Para él “la crítica no es nueva; ya fue desarrollada en la doctrina ilustrada de derechos inalienables. Fue aplicada por los abolicionistas contra el contrato de esclavitud voluntaria y por los políticos democráticos contra la defensa de la contratación voluntaria de gobiernos no democráticos” (The Democratic Worker-Owned Firm). Quienes como los anarquistas estén interesados en crear cooperativas como alternativas a la esclavitud del salario encontrarán sus libros de un enorme interés.
Ellerman no ha sido el único en acentuar los beneficios de la cooperación. Un importante trabajo de Alfie Kohn acerca de este tema aparece construido sobre los estudios de ayuda mutua de Kropotkin por lo que, obviamente, es de interés para los socialistas libertarios. En No Contest: the case against competition y Punished by Rewards, Kohn señala (con bastantes evidencias empíricas) los errores y el impacto negativo de la competición en las cuestiones económicas y sociales, mostrando que ésta no tiene por qué seguir siendo la fractura en que se ha convertido.
Dentro de la teoría feminista, Carole Pateman es quien presenta una mayor influencia libertaria. Independientemente de Ellerman, Pateman ha elaborado un poderoso argumento para la asociación autogestionada en el puesto de trabajo y la sociedad como un todo. Construido desde un análisis libertario de las tesis de Rousseau, su análisis de la teoría contractual ha roto moldes. Si hay que resumir toda la obra de Pateman en un tema, este podría ser el de la libertad y lo que significa ser libre. Para ella, la libertad sólo puede entendida desde la autonomía personal y, consecuentemente, la ausencia de subordinación. De ahí que haya defendido la democracia parcitipativa desde su primer gran trabajo, Participation and Democratic Theory onwards. En este pionero libro, Pateman expuso las limitaciones de la teoría de la democracia liberal, analizando las obras de Rousseau, Mill y Cole, y presentado evidencias empíricas de los beneficios que conlleva la participación de los individuos.
En Problem of Political Obligation, Pateman critica los argumentos liberales sobre la libertad y les encuentra carencias. Según el liberalismo las personas deben consentir ser gobernadas por otras, aunque esto abre el “problema” de que puede que ellas no den dicho consentimiento e, incluso, que nunca lo hayan dado. De acuerdo con lo anterior, el estado liberal carecería de justificación. Pateman profundiza en su análisis para cuestionar por qué la libertad debería ser equiparada a consentir ser gobernado, proponiendo una teoría de la democracia participativa en la cual la gente tome colectivamente sus decisiones (una obligación personalmente más asumida para los conciudadanos que en un estado). Hablando sobre Kropotkin, ella demuestra su conocimiento de la tradición social libertaria, llegando a relacionarla con sus propias ideas.
En su obra El contrato sexual, Pateman disecciona el sexismo del liberalismo clásico y la teoría democrática. La autora analiza la debilidad de lo que llama “teoría contractual” (liberalismo clásico y libertarianismo de derechas) y demuestra cómo ésta no dirige a asociaciones libres de individuos autónomos, sino más bien a relaciones sociales basadas en la autoridad, la jerarquía y el poder ejercidos con unas pocas normas. Sus análisis del estado, el matrimonio y el trabajo asalariado son profundamente libertarios, probando que la libertad debe consistir en algo más que consentir ser gobernado. Ésta es la paradoja del capitalismo liberal, según la cual para que una persona sea libre ha de asumir un compromiso, pero en la realidad ello supone la subordinación a otras decisiones (véase la sección A.4.2 para más información).
Las ideas de Pateman desafían el núcleo de algunas de las creencias de la cultura occidental sobre la libertad individual, y sus ataques a las principales ideas políticas de los filósofos ilustrados son poderosos y convincentes. Sus críticas no se centran únicamente en la tradición liberal y conservadora, sino también en los sesgos de patriarcalismo y jerarquía que se encuentran en la izquierda. En The Disorder of Women están disponibles estas obras, así como una colección de sus ensayos.
Dentro del así llamado movimiento “anti-globalización” (ponemos la coletilla “así llamado” porque sus partidarios son internacionalistas y pretenden una globalización desde abajo, que no sea impuesta desde arriba por y para unos pocos) Naomi Klein exhibe un gran conocimiento de las ideas anarquistas, llegando a tomar su propio trabajo un empuje libertario. En primer lugar Klein sorprende como autora de No Logo, un libro que encuadra el crecimiento del capitalismo consumista, describe la oscura realidad que ocultan sus brillantes marcas de consumo y, lo que es más importante, destaca las formas de resistencia al mismo. En Vallas y ventanas, una colección de ensayos sobre la globalización, de sus consecuencias y de la ola de protestas contra la misma, ella escribe no como una distante académica, sino como participante activa en el movimiento “anti-globalización”.
Los artículos de Klein están muy bien escritos y son atractivos, disimulando la realidad del capitalismo moderno, la brecha, como ella dice, “entre riqueza y poder, pero también entre retórica y realidad, entre lo que es dicho y lo que es hecho. Entre la promesa de globalización y sus efectos reales”. Klein demuestra que nosotros vivimos en un mundo donde el mercado (es decir, el capital) se hace “más libre” mientras que la gente sufre el incremento del poder estatal y la represión subsiguiente. Como un no elegido presidente argentino califica las asambleas populares de su país como “antidemocráticas”. Como la retórica sobre la libertad es utilizada como una herramienta para defender un incremento del poder privado (como ella nos recuerda: “lo que siempre omitimos de la discusión (sobre la globalización) es la distribución del poder. Así que muchos de los debates que tenemos sobre la teoría de la globalización son realmente sobre el poder: quién lo mantiene, quién lo ejerce y quién lo disfraza, pretendiendo que no suscite grandes preocupaciones). (Vallas y ventanas).
Y como la gente está resistiendo a lo largo del mundo. Como ella escribe: “muchos (dentro del movimiento) están cansados de ser representados. Ellos demandan una forma más directa de participación política”. Klein habla de un movimiento del que forma parte, una de cuyas ramas apunta a una globalización desde abajo, una globalización “fundada en los principios de transparencia, responsabilidad y autodeterminación, que libere a las personas en vez de que libere al capital”. Esto significa estar en contra de la “globalización corporativa… que centraliza el poder y la riqueza en poquísimas manos”, mientras presenta como alternativa “descentralizar el poder y construir comunidades fundamentadas en la decisión como creación original, o sea, a través de matrimonios, vecindades, granjas, pueblos, colectividades anarquistas o aborígenes autogestionadas”. Todos ellos son recios principios anarquistas, y como libertarios Klein trata a la gente que administra sus propios asuntos, describiendo ensayos que se han realizado sobre estas ideas por todo el mundo (muchos de los cuales, anota Klein, son anarquistas o están influidos por ideas anarquistas, consciente o inconscientemente). (Op. Cit.)
Otros notables intelectuales libertarios son Henry D. Thoreau, Albert Camus, Aldous Huxley, Lewis Mumford y Oscar Wilde. Son numerosos los pensadores que se aproximan a las conclusiones anarquistas o que tratan temas que resultan de interés a los libertarios. Como Kropotkin notó hace unos cientos de años, ese tipo de escritores, “están llenos de ideas que se presentan íntimamente cercanas al anarquismo, entretejidas con el trabajo que está llevando al pensamiento moderno en la misma dirección de emancipación del hombre tanto de las obligaciones del estado como del capitalismo”. (Anarchism) El único cambio que ha sobrevenido desde entonces es que más nombres pueden ser añadidos a la lista.
Peter Marshall trata de las ideas de muchos, no todos, de los libertarios no-anarquistas que hemos mencionado en ésta y otras secciones en su libro de historia del anarquismo, Demanding the Imposible. El libro de Clifford Harper, Anarchy: A Graphic Guide, resulta también una guía muy útil para conocer más de ellos.