Breve análisis de las elecciones a la Comunidad de Madrid del 4 de mayo de 2021
Este pasado martes 4 de mayo se llevaron a cabo las elecciones a la Comunidad de Madrid, después de la ruptura del gobierno del Partido Popular, Ciudadanos y Vox.
En un contexto social de incertidumbre por la pandemia del SaRS-CoV 2 y su enfermedad, la COVID-19, la población ha preferido mantener una cierta estabilidad institucional, en vez de probar otras alternativas institucionales o deslegitimar el poder político mediante la abstención. Ha aumentado considerablemente el apoyo de Isabel Diaz Ayuso y se ha visto reforzado su modelo de gobierno y su discurso positivo. Por tanto, a través del voto y del aumento de la participación en el proceso electoral, se ha legitimado su forma de hacer política. Ayuso sale reforzada como líder carismática de la derecha liberal en la Comunidad de Madrid y se prevé que continúe en su misma línea de privatización y destrucción de los servicios públicos. Así mismo, seguirá la misma línea de retransmisión de la política como espectáculo, como medio de confundir a los trabajadores.
Si la política de gobierno de la Comunidad de Madrid sigue siendo la destrucción de los servicios públicos, o desmantelar el «estado del bienestar» concediendo su gestión a través de conciertos a la Iglesia católica y a las empresas privadas, es más que necesario que los trabajadores hagamos frente a la nueva embestida neoliberal e intentemos frenar el proceso de destrucción sistemático de lo público.
La socialdemocracia ha recibido un gran batacazo en estos comicios. Canalizaron y desmantelaron el descontento social que dio origen al 15M diciendo que eran la alternativa y que cambiarían las políticas neoliberales. Sin embargo, durante estos últimos años no han demostrado que sean alternativa a nada. Su gestión en el gobierno central se ha basado en mantener políticas que son continuistas de la derecha liberal, sin desmantelar la reforma laboral ni la ley mordaza, aplicando esta última sin miramientos para frenar a los activistas sociales y olvidándose de las necesidades de la población más vulnerable, y continuando con el proceso de privatización y desmantelamiento de lo público. Dice mucho que Ángel Gabilondo, quien fuera rector de la UAM y unos de los impulsores del Espacio Europeo de Educación Superior (Plan Bolonia) que ha llevado a la privatización y la elitización de la universidad, haya sido nombrado como candidato a presidir la Comunidad de Madrid. La gestión de la socialdemocracia en el Ayuntamiento de Madrid se puede resumir en realizar políticas continuistas de la derecha liberal en materia de destrucción de patrimonio y especulación en los usos del suelo, siendo su gran logro «Madrid Norte». Las políticas de protección de lo público han sido mínimas y tímidas.
El discurso de la socialdemocracia apenas tiene contenido de clase. Solo hablan para los trabajadores cuando van a dar un mitin en un barrio obrero. Usan mayormente el marketing de crear hype a través de sus mamporreros y bots varios en las redes sociales para crear expectativas que luego no se cumplen. Además, tienen la fea costumbre de tratar a los demás como ineptos, usar el insulto fácil y chantajear para que les votemos.
Comunismo o libertad. Este ha sido el lema del Partido Popular en las elecciones a la Comunidad de Madrid. Parece que el fantasma del comunismo sigue recorriendo Europa. Nos parece muy simpático que, tras la caída del muro de Berlín, los liberales todavía enarbolen la bandera del comunismo como un peligro constante. Pero saben que deben temer a la clase obrera organizada, independiente de partidos políticos y con capacidad política propia. Será entonces cuando no hagan falta parásitos del trabajo ajeno, políticos que vivan del espectáculo ni militares que se dediquen a hacer amenazas veladas de golpes de estado. Será entonces cuando se acaben los privilegios del poder político y económico. Tristemente, el concepto de libertad sigue pisoteado, sacado de contexto y utilizado de forma «cínica e irresponsable». Por ello rechazamos el concepto de libertad mal entendido, como el de hacer lo que te dé la gana, o el de mentalidad de tiburón, y nos quedamos con el concepto de libertad que describió Mijaíl Bakunin, que es el que más se adapta a su definición y sentido, la del desarrollo material e intelectual de las personas para ser consecuentes y responsables de sus actos:
«Soy un fanático amante de la libertad, por considerarla único medio en el que pueden desarrollarse la inteligencia, la dignidad y la felicidad de los hombres; pero no de esa libertad formal, concedida medida y regulada por el estado, cuya existencia es una eterna falsedad que en realidad solo representa el privilegio de unos cuantos sobre la esclavitud del resto; ni tampoco de aquella libertad individualista, egoísta, insatisfactoria para el espíritu y ficticia, proclamada por Jean-Jacques Rousseau y por todas las demás escuelas del liberalismo burgués que considera al llamarlo derecho público representado por el Estado como el límite del derecho de cada uno, lo que desemboca siempre y de forma necesaria en la liquidación del derecho de cada uno.
No; yo tengo presente la única libertad digna de ese nombre, la libertad que consiste en el pleno desarrollo de todos los poderes materiales, intelectuales y morales latentes en cada hombre; una libertad que no reconoce más restricciones que las trazadas por las leyes de nuestra propia naturaleza, lo cual equivale a decir que no hay restricción alguna porque esas leyes no nos son impuestas por ningún legislador exterior situado sobre nosotros o entre nosotros».
Por la anarquía
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