Diversidad social, coexistencia y autoprotección popular

Notas de un anarquista social para la construcción de un cambio integral

El Rincón de Martinico

Ya lo decía Chomsky en su libro “Razones para la Anarquía”, es una quimera o más bien un disparate considerar que los y las libertarias podemos tener la solución a todos los problemas humanos y el guión de como solucionar los mismos con todos sus puntos y comas, ahora bien, en este texto intentaré analizar una serie de aspectos sobre los que apenas hemos teorizado en el mundo anarquista desde la practicidad y la realidad social-todo ello desde mi punto de vista-, los mismos son los siguientes;diversidad social, coexistencia y autoprotección popular.

No podemos olvidar cuando construimos una historiografía común la diversidad que existe en nuestra sociedad de sociedades, ya que la misma, no deja de ser fruto de una amalgama de etnias, culturas e ideologías, en definitiva, de formas distintas de ver y entender el mundo; esta situación nos emplaza a que cuando planteemos una alternativa seamos conscientes de que la misma tendrá seguidores y detractores, por ello nuestra propuesta futura, debe ir provista de una serie de herramientas sociopolíticas que nos permitan convivir a los unos con las otras en un ambiente pacífico y armónico. Claro esta y lo abordaré en otro punto de este mismo escrito, que la autoprotección popular siempre es legítima cuando la agresión a un individuo o a un colectivo social es flagrante,evidente y continuada en el tiempo; eso sí, una cosa es la autoprotección y la respuesta equitativa a una agresión concreta y otra el insureccionalismo salvaje de convencer mediante fuego y gasolina. Por lo que a mi respecta, no veo posibilidad alguna de construir una sociedad no autoritaria mediante la práctica autoritaria de la violencia sistemática y sistematizada en todas las sociedades del mundo.

Cuando analizamos todo el mapa social somos conscientes de que un anarquismo serio tiene que poner sobre la mesa una propuesta que transcienda y vaya más allá de las casas okupadas, los ateneos o las asambleas libertarias, es decir, el anarquismo ha de ser visto por los y las vecinas de cada barrio como una corriente ideológica más a la que se adscriben un grupo de personas con las que comparten su día a día; uno de los principales problemas del ideal libertario frente al parlamentarista, es que el ideal parlamentarista ,a día de hoy, ofrece a la sociedad una “propuesta integral” provista de sus estructuras educativas, sanitarias, de elección de representantes, de “seguridad civil”, etc; por el contrario y muy a mi pesar, el ambiente libertario a nivel generalista casi siempre, y más en la actualidad, se ha dedicado:

1) generar nuevas corrientes dentro del anarquismo que más que acercarnos nos separan

2)divagar sobre ciertos aspectos concretos que siempre gravitan sobre un mismo abanico teórico

3) construir esteriotipos estéticos y de gustos con todo tipo de pelos y señales

4) separarse de la realidad social y aislarse al fuego de la comodidad que supone el pensamiento único y estandarizado que se da en un grupo de amigos/as-militantes

En definitiva y desgraciadamente, el anarquismo  mayoritariamente se ha convertido a grosso modo en una subcultura alejada de la diversidad social que existe en nuestros pueblos, ciudades y comarcas. Este hecho más que grave es hiriente, ya que si analizamos desde una perspectiva sociológica nuestras sociedades, entenderemos, que la única posibilidad que tiene el anarquismo en el siglo XXI es apostar por la teoría de la coexistencia; con el objetivo de construir un relato colectivo que traspase a unos cientos de personas o a un puñado de ecoaldeas.

Mohamed Öcalan es un pensador y activista kurdo que tras beber del anarquista y ecologista social Murray Bookchin nos presentó la teoría de la coexistencia como una alternativa para la independencia total del pueblo kurdo, esta teoría política, esta fuertemente vinculada con una idea que ya he tratado en muchos de mis textos, el Confederalismo Ecosocial o en su versión kurda, el Confederalismo Democrático. Pues bien, cuando Öcalan nos habla de coexistencia lo hace desde el prisma de que para que toda idea o sociedad perviva a lo largo del tiempo, esta no puede desarrollarse en un escenario de guerra total y constante, es decir, si realmente queremos construir una sociedad libertaria tenemos que ganarnos el respeto de los pueblos circundantes al nuestro mediante la pedagogía, al igual, que construir una propuesta holítstica lo suficientemente agradable e inteligente para poder desenmascarar la violencia sistémica de la que hacen gala los Estados- Naciones.

Ahora bien, sería un error no tener en cuenta que la propuesta del pensador e ideologo kurdo no marca sus líneas vitales sobre la realidad que vive el pueblo kurdo- una nación separada por varios Estados-naciones-. Dicho lo cual y poniendo sobre la mesa esta idiosincrasia, la teoría de la coexistencia es completamente aplicable a otros pueblos del mundo, que también y muy seguramente, una de las únicas herramientas que nos quedan a los y las ácratas para romper esa lógica distópica de anarquía total o caos global.

Una vez relatado todo lo anterior en este punto del escrito me dispongo a tratar el tercer elemento a analizar y el cual ya he tratado por encima en este trabajo, el de la autoprotección popular. Este es un punto que no podemos pasar por alto y del que debemos hablar y debatir desde la más pulcra honestidad y el más alto sentido común, teniendo en cuenta que la violencia nunca es la solución a nada, en ocasiones y desgraciadamente, la misma se nos presenta como la única solución frente a una agresión flagrante.

En este sentido y siendo conscientes de la situación actual, donde desgraciadamente convivimos con agresiones machistas, violencia fascista o invasiones y guerras imperialistas, el pensamiento libertario y siempre desde mi punto de vista, debe enfocar cada problema desde la diversidad que existe en cada conflicto y optar por diferentes vías en cada uno de ellos; por ejemplo, no es lo mismo y que duda cabe, la estrategia a seguir en lugares como el Kurdistán en un contexto de guerra abierta, que la que se debe de aplicar a día de hoy en Euskal Herriak, territorio este último, que ha arrastrado un conflicto armado por más de 30 años con heridas y cicatrices aún a flor de piel en la sociedad vasca.

La autoprotección popular no se ha de presentar solo desde una perspectiva de autodefensa  frente a un conflicto violento, la misma, es aplicable también al ámbito laboral, al ambiental o al societal, me explico, del mismo modo que deben de existir grupos humanos que defiendan nuestros derechos laborales y se encaminen hacia la construcción de redes laborales no capitalistas, también son necesarios, los grupos de resolución de conflictos o de autoprotección popular frente a las agresiones machistas; si no queremos ni jueces ni fiscales ya que consideramos una desfachatez los sistemas judiciales que parten de la imposición de leyes no consensuadas, debemos de manera imperativa y como objetivo prioritario, teorizar sobre el establecimiento de los mecanismos necesarios para poder defendernos de una forma democrática de todos aquellos sujetos que perturban la paz grupal. Es hora de entender que el anarquismo no está en contra de las estructuras sociales, si no que lo que el mismo rechaza, son las estructuras autoritarias, no democráticas y profesionalizadas.

“Impregnar las calles y las plazas de cada pueblo y ciudad de prácticas libertarias, conectar estas con las culturas populares y las diferencias interpersonales, saber estar en colectividad entendiendo que es posible la diversidad, estos y no otros son desde mi punto de vista, los puntos a seguir por el movimiento libertario, ecosocial y no patriarcal para construir una alternativa integral”

Iruña 17 de Julio de 2018