Revolución o contrarrevolución en España
Benjamin Péret
Revolución o contrarrevolución en España
Escrito: A fines de 1937
Fuente del texto: Este texto apareció junto a traducciones de siete cartas enviadas por Benjamin Péret a André Breton en "Cartas de Benjamin Péret a André Breton enviadas desde España (1936-1937). Y un artículo inédito: «Revolución o contrarrevolución en España»", en el número 26 de la revista Balance. Cuadernos de historia del movimiento obrero (Barcelona, noviembre 2002), con introducción, notas, y bibliografía de Agustín Guillamón.
PRESENTACIÓN DEL ARTICULO INÉDITO
"Revolución o contrarrevolución en España" de Benjamin Péret
Reproducimos a continuación un texto inédito de Benjamin Péret, escrito a finales de abril de 1937, antes de su partida definitiva de España, en vísperas del inicio de las sangrientas Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona. Se trata de un magnífico texto de análisis político de Péret en el que anticipa los graves enfrentamientos callejeros que se producirían en Barcelona pocos días después. Sin embargo Péret se equivocó al prever que la lucha se iniciaría por un llamamiento de la CNT-FAI. La lucha de los revolucionarios se entabló espontáneamente, pese a los comités superiores de la CNT-FAI, y fue derrotada precisamente porque esos comités superiores estaban ya del otro lado de la barricada. La diferencia entre Julio del 36 y Mayo del 37 radicaba en que los revolucionarios en Julio estaban desarmados pero tenían unos objetivos políticos claros de derrota del ejército y del fascismo; pero en mayo, pese a un armamento superior que en julio de fusiles y balas, estaban desarmados políticamente. Las masas obreras iniciaron una insurrección contra el estalinismo, pese a sus organizaciones y sin sus dirigentes, pero fueron incapaces de proseguir el combate hasta el final sin sus organizaciones y contra sus dirigentes. En mayo de 1937, igual que en julio de 1936, faltó un partido revolucionario. Ni el POUM ni la CNT-FAI eran, ni podían ser, como parece insinuar Péret, esa vanguardia revolucionaria; sino por el contrario el mayor obstáculo a su surgimiento.
Agustín Guillamón
REVOLUCIÓN O CONTRARREVOLUCIÓN EN ESPAÑA
por Benjamin Péret
Cada cual se sitúa respecto a la revolución que intenta abrirse paso, según el significado que da a la lucha que prosigue desde hace unos nueve meses al otro lado de Los Pirineos.
Todos los partidos antifascistas, excepto los anarquistas y el POUM, ven en la guerra civil una lucha entre la democracia y el fascismo, mientras que estos últimos estiman que se trata de una guerra a muerte entre los trabajadores y sus opresores capitalistas, cuya derrota en España sería señal para el desencadenamiento de la revolución mundial. Quieren pues que la guerra antifascista y la revolución marchen paralelamente, mientras los republicanos de izquierda, los socialistas y los comunistas quieren aplazar la revolución hasta después de la victoria militar, con el objetivo apenas disimulado de estrangularla más fácilmente.
Para alcanzar esta meta no han dudado emprender la vía de la represión contra el ala revolucionaria: CNT, FAI y POUM. En Barcelona, el POUM es objeto de todo tipo de chismes, que anuncian una represión sistemática. Se suspende su prensa bajo los más diversos pretextos. Sus milicias son las peor equipadas de todo el Frente de Aragón, pues no se les abastece lo que necesitan. En Madrid, la prensa y la radio del POUM han sido suprimidas por los comunistas, dueños y señores de la mutilada capital, donde persiguen a los militantes anarquistas, que son encarcelados y torturados en prisiones clandestinas que acaban de descubrirse, al mismo tiempo que liberan a fascistas declarados ("Solidaridad Obrera" del 20 de abril [de 1937] cita diecisiete casos de fascistas notorios inexplicablemente liberados por un tal "señor" Cazorla, responsable por otra parte de numerosos arrestos e injustificables "desapariciones"). Hechos similares se han producido en la provincia de Murcia. Por haber dicho la verdad sobre el desastre de Málaga y haber reclamado sanciones contra los responsables de la catástrofe, el anarquista Maroto está en la prisión de Almería desde hace tres semanas, en huelga de hambre para obtener su liberación.
Durante todo este tiempo a los trabajadores de Barcelona les ha faltado el pan, la carne, etc..., cuando hoteles y restaurantes de lujo rebosan de víveres. Pero el pueblo, extenuado por horas de espera en las interminables colas para obtener un poco de pan o leche, empieza a gruñir ocultamente contra los mercachifles protegidos por el PSUC. Hace quince días las mujeres se rebelaron en los mercados de Barcelona, saqueando algunas tiendas. La Generalidad, asustada, ha constituido una comisión de investigación sobre la especulación, pero el coste de la vida continúa elevándose y los artículos de primera necesidad son cada vez más escasos.
Pero el fenómeno más destacado de estas últimas semanas ha sido sin duda la reaparición de los atentados individuales. La pasada semana un militante de la CNT, otro de la UGT, y el comisario de Orden Público de Barcelona, Rodríguez Salas, han sido víctimas de atentados que todas las organizaciones condenan públicamente, y sobre los que se exige un esclarecimiento que jamás se hará.
Es síntoma de una grave enfermedad, que requiere urgente remedio, si no se quiere que perezcan los restos de las conquistas del 19 de Julio. Y digo bien, los restos, pues los comités antifascistas de Cataluña (base del nuevo orden revolucionario que debería haber sustituido a la Generalidad) ya no son más que un recuerdo y las Milicias obreras militarizadas no son ya el ejército rojo en formación, sino el ejército burgués que renace con su cuerpo de oficiales, surgidos la mayoría de la burguesía o la pequeña burguesía, siempre dispuestos a traicionar al pueblo en beneficio de las clases poseedoras.
Pero, ¿existe alguna solución? La última crisis de la Generalidad ha durado quince días. Provocada por las medidas reaccionarias que los representantes del PSUC proponían aplicar, únicamente ha podido ser resuelta negando que hubiera existido, es decir, reeditando un consejo de la Generalidad de una composición análoga al que había originado la crisis. Puede pues preverse con seguridad que estallará una nueva crisis, que por otra parte ya parece haber empezado. Y esta crisis será incomparablemente más aguda y de una solución mucho más penosa que las precedentes, ya que contará con todos los elementos de desacuerdo que el consejo de la Generalidad no ha podido resolver, más los nuevos e inevitables que tal situación no puede dejar de engendrar.
En realidad, lo que se juega ahora en los consejos de la Generalidad, en las conversaciones entre UGT y CNT (cuya fusión parece más improbable que nunca), en todos los organismos públicos, incluso los más anodinos, es la suerte de la revolución. Del triunfo de los reformistas (Esquerra Republicana y PSUC) o de los revolucionarios (CNT-FAI, POUM) depende que la revolución sea asfixiada o reciba un nuevo impulso.
En cuanto a las modalidades que revestirá esta lucha entre las fuerzas de la revolución y de la conservación social, no es difícil imaginar que tarde o temprano saldrá de los consejos de la Generalidad para descender a la calle.
El descontento de las masas se agrava día a día y "Solidaridad Obrera" se ha convertido en su más atento y fiel eco cotidiano. Al primer llamamiento de la CNT-FAI las masas obreras tomarán la calle, empuñando el revólver. Enfrente encontrarán tanques y ametralladoras, pero ¿qué no puede esperarse de las masas que el 19 de Julio arrebataron cañones con sus cuchillos?
Sin embargo, pese al heroísmo que ya ha hecho maravillas, el resultado de las próximas luchas es imprevisible. Lo único seguro es que del resultado de esa lucha depende la definitiva victoria o derrota de la revolución en España. La victoria significaría la rápida marcha hacia la conquista del poder por los trabajadores, la derrota el compromiso con el fascismo a cargo de las masas obreras aplastadas.
F I N.
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