Siria. Guerra social y telaraña imperialista (2011-2015) - Parte IV
Cuarta parte del folleto de los compañeros de Proletarios Internacionalistas sobre los acontecimientos en Siria entre 2011 y 2015. Parte dedicada al auge del islamismo en la región.
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Cambio de escenario y auge del islamismo
A finales de 2012 comienzan a vislumbrarse cambios en la dinámica de los acontecimientos que no hacen sino confirmarse según avanza el 2013. Assad comenzará a recuperar terreno ante el repliegue del ELS. Sin embargo este nuevo escenario no respondía a cuestiones meramente militares, sino al desgaste en el papel de encuadramiento que durante todo el año 2012 habían sufrido el ELS y el CNS. La percepción de los proletarios de que le habían escamoteado su lucha y estaban siendo masacrados en un juego de poderes burgueses se había extendido. Desgraciadamente el proletariado fue incapaz de trazar una brecha contra todo esto y reemprender de nuevo su camino hacia la guerra de clases. La desconfianza hacia el ELS y el CNS no se tradujo en una ruptura de clase, en una tentativa de salir del cementerio de la guerra imperialista. En su lugar se fue extendiendo la desmoralización, con combatientes regresando a sus casas o intentando exiliarse, o la búsqueda de otras alternativas, pero siempre dentro de las redes interburguesas, como la incorporación al Frente Al–Nusra. En ese escenario, el islamismo comenzará a ganar terreno a la vez que el ELS y el CNS van perdiendo su influencia rápidamente. A mediados de 2013 se suspende gran parte de la financiación y del apoyo de la fracción en torno a EEUU al comprobar el fracaso de este organismo.i
Es evidente que una de las contradicciones que marcará mortalmente al ELS es que es una herramienta de los intereses de EEUU, Europa, Turquía, de las monarquías del petróleo, y por ello de igual modo afín a los intereses de Israel. Sobre el terreno irá quedando cada vez más evidente este papel con lo que ello implica. ¿Cómo se puede imponer la autoridad efectiva de esta organización en un entorno social plagado de proletarios refugiados, reprimidos o deportados por todos esos Estados hacia Siria, lugar donde Assad gestionaría su muerte lenta? La respuesta es evidente, a medida que va siendo más claro que el ELS es una herramienta de occidente, esa autoridad se presentará más inestable, explosionarán contradicciones y terminará por reventar.
Así se explica que desde el principio, para suplir las dificultades de control existentes en distintos lugares de Siria, se recurrió al reclutamiento de voluntarios llegados del Golfo Pérsico para luchar en las filas del Ejército Libre Sirio. Pero con el tiempo se fue reclutando, con el acicate de la miseria, elementos de cualquier lugar para reforzar las unidades interiores. Así se multiplicará la presencia de islamistas que en un principio estarán coaligados en distintos frentes del ELS.ii
La llegada masiva de armas y voluntarios de otros países no supusieron al principio grandes contradicciones pese a que hubo algunas escaramuzas en algunos lugares. La afirmación de la guerra imperialista y la destrucción del proletariado como sujeto activo, hace que la fuerte combatividad de los islamistas encaje bien en ese escenario en el que lo importante es tumbar a Assad. Por otro lado, el furor en la destrucción y el aplastamiento de la vieja estructura represiva y de información ocultaba que nuevas redes de información y represión se estaban construyendo bajo sus escombros. Al mismo tiempo, las ONG religiosas, sobre todo a través de la Fundación para los Derechos Humanos y las Libertades y la Ayuda Humanitaria (IHH) y los Hermanos Musulmanes (en Siria y Turquía), fueron creando infraestructuras de abastecimiento (distribuyendo alimentos, agua e incluso combustible) a la par que instalaban centros de información y adoctrinamiento (educación islámica a los niños y para adultos campos de entrenamiento con instrucción militar e islámica), tanto para refugiados como para los rebeldes dentro del país.
La caridad, las armas, así como la ayuda militar del ELS fueron el pilar fundamental para la infiltración islamista. Esto hay que dejarlo claro, el islamismo en Siria se impone gracias al ELS que con base en Turquía, expande a sus combatientes y canaliza la ayuda militar y de víveres a todos los frentes. El Ejército Libre Sirio como estructura burguesa es la base logística inicial y fundamental. El gobierno turco islamista y los Hermanos Musulmanes del gobierno egipcio son al mismo tiempo los más acérrimos valedores del ELS y los agentes más activos en la islamización de la rebelión. Claro que su consolidación sólo viene avalada por su poder de encuadramiento ante el desgastado ELS. Será a finales del 2013 cuando el Frente Islámico de Liberación se autonomiza formalmente del ELS para evitar contagiarse de su hundimiento creando el Frente Islámico. Junto al Frente Islámico irá ganando protagonismo otra fracción islámica armada con la que colaborará el ELS: Jabhat Al–Nusra, vinculada a Al–Qaeda.
En consecuencia, más allá de las contradicciones burguesas, la razón de la decadencia del ELS y su sustitución por las fuerzas islamistas hay que buscarla en las necesidades de control del proletariado. A medida que el ELS va desgastándose al quedar en evidencia su función de herramienta de occidente, la fracción en torno a EEUU irá permitiendo que las milicias islámicas asuman más importancia para controlar el terreno. Los Frentes Islámicos o agrupaciones islámicas a través de su ideología materializan un factor de homogenizacion, de cohesión militar, control ideológico y de disciplina que no consiguen otros grupos y que son bienvenidos por esos sectores del capital.
El objetivo prioritario del ELS era controlar al proletariado y conducirlo a la guerra interburguesa. Es evidente que fueron las propias estrategias represivas, de encuadramiento y de política interna dentro de Siria las que obligaron al ELS (es decir a la fracción en torno a EEUU) a promocionar a los que iban a sustituirle. Pero los cambios acontecidos a lo largo del 2012–2013 en la estrategia de represión internacional en el mundo árabe, así como las variaciones de fuerza entre los bloques burgueses enfrentados, precipitaron la crisis ya abierta en el ELS y el CNS por su desgaste. La incapacidad que mostraron los Hermanos Musulmanes de Egipto para reprimir y canalizar al proletariado en ese país implicó su sustitución por un gobierno militar. Esto debilitó a la organización internacional de los Hermanos Musulmanes y creó una crisis en la coalición burguesa anti–Assad en la que los Hermanos Musulmanes ocupaban una importante posición. Las contradicciones interburguesas se agudizaron. El Estado turco, aliado de los Hermanos Musulmanes quedó en una posición incómoda con su caída y aceleró desde entonces el proceso de islamización de los “rebeldes”. Pero por encima de todo, lo que estaba claro para la fracción en torno a EEUU es que llegados a ese punto el ELS y el CNS estaban sentenciados y había que relevarlos.
A lo largo del 2013 las deserciones desangrarán al ELS, a su vez el CNS se había convertido en un reducido órgano burocrático que tomaba decisiones acerca de un brazo armado, el ELS, que iba perdiendo todas las zonas importantes que había llegado a controlar y se encontraba cada vez más debilitado. Se intentó darle una capa de barniz a esas organizaciones con algunas reestructuraciones. Se destituyó a la cúpula del ELS y a numerosos comandantes acusándolos de desviar fondos económicos de guerra o por incapacidad,iii se incorporaron nuevos miembros al CNS… Pero el destino de estos organismos estaba escrito, el ELS irá perdiendo terreno y quedará como fuerza secundaria en Siria, al CNS se le dejará incorporarse al nuevo órgano que pasará a ser el centralizador de toda la oposición burguesa, la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria, CNFORS.
La contrarrevolución, como podemos observar en toda la historia de la lucha de clases, se vale de múltiples agentes de lo más variados. Y no son precisamente las fracciones que reivindican abiertamente la contrarrevolución y el aplastamiento del proletariado las más peligrosas. Sino justamente las que desarrollan su acción contrarrevolucionaria tras la bandera de la revolución, tras la defensa del movimiento. Como el gobierno de la Comuna en París en 1871, o el partido bolchevique en el proceso insurreccional en Rusia 1917–1921, o el partido socialdemócrata en la insurrección en Alemania en 1918, o el Frente Popular y especialmente sus apoyos críticos, la CNT y el POUM en España 1936–1937, por citar algunos de los episodios más conocidos del pasado. En el caso sirio la contrarrevolución ejercida desde el lado opositor será fundamental para, junto con el gobierno de Assad, aplastar al proletariado. El ELS sirvió para contraorganizar, canalizar al proletariado hacia un frente interclasista, hacia una criminal coalición anti–Assad. Pero como hemos ido viendo, con el paso de los meses se fue desgastando y fue siendo impotente para controlar en la práctica a sus unidades cayendo en el desprestigio y poniendo en cuestión su función. Los islamistas ocuparían su lugar, para terminar de imponer los mandatos de la contrarrevolución, desarmar al proletariado, exterminarlo si fuera necesario y preparar el camino para la reestructuración de las necesidades criminales del mercado mundial.
En consecuencia, en la coyuntura actual en Siria, como en gran parte de Oriente Medio, las fuerzas islamistas van mostrándose como las más aptas para dirigir ese proceso y controlar (encuadrándolo, liquidándolo) al proletariado. Su discurso anti–occidente, su asistencialismo y toda la red de propaganda que impulsan les aporta una gran fuerza material en este sentido. No es otra la razón del auge del islamismo en todo el mundo y la polarización que crean.iv
La irrupción posterior de las fuerzas del Estado Islámico en Siria va en ese sentido. Comenzó a desplegar sus tanques desde la frontera con Turquía (más adelante los desplegaría desde Irak) impulsado por ese país y algunos Estados del Golfo pérsico, controlando áreas del norte de Siria. Incluso el ELS favoreció la información necesaria al Estado Islámico para atacar zonas de sus frentes díscolos y eso causó miles de desaparecidos, aldeas quemadas y requisas brutales de cosechas y ganado. Lo sucedido en las aldeas de Jabal al–Akrad a mediados del 2013 en una operación conjunta de el Estado Islámico, el Frente Al–Nusra, apoyada y asesorada por lo que quedaba del ELS es sólo uno de los muchos ejemplos en ese sentido. Doce aldeas de esa localidad fueron arrasadas con centenares de víctimas y desaparecidos, los bosques de su entorno incendiados y las cosechas destruidas.v
Otro ejemplo en ese sentido se produjo en la provincia de al–Raggah, actual epicentro del Estado Islámico, donde el ELS tenía serios problemas de controlar a los proletarios armados, algunos enrolados en sus filas. A finales de 2013 el ELS declaró disueltas sus unidades de esa provincia y exigió que se le entregaran todas las armas. La tentativa de desarme fue respondida con un desafío a que los desarmaran a sangre y fuego. El ELS impotente para reprimirlos filtró de forma burocrática a través de Turquía informes al Estado Islámico sobre las localidades rurales y barrios que servían de refugio, sostén logístico o lugares donde vivían los familiares de los combatientes que durante meses se enfrentaron a diferentes expresiones islamistas. Con esa información el Estado Islámico llevo a cabo, a lo largo de 2014, una ofensiva contrainsurgente destruyendo las bases civiles y el sostén material de los combatientes. Gran parte de esos combatientes se refugiarán en Kobane y la propia coyuntura les arrastrará a los brazos del PYD frenando su proceso de autonomización.vi
Lo fundamental en todo este escenario es comprender que ante el estado de necrosis del proletariado, el desgaste de los antiguos órganos de encuadramiento como el ELS, lejos de impulsar la ruptura proletaria, pondrá al frente toda una telaraña de intereses interburgueses y polarizaciones que oscurecerán las verdaderas contradicciones en juego. El proletariado se mantendrá apartado del protagonismo como clase alternando su encuadramiento entre distintos uniformes burgueses, con el éxodo o el papel de espectador de su propia masacre. Lo que quedó claro en el desarrollo de los acontecimientos es que el ELS no podía seguir cumpliendo su función de canalización y que el prestigio de Al–Nusra crecía en el oeste, tanto con cada ataque a la frontera de Israel, como por el freno que suponía para el Estado Islámico y el combate que desplegaba contra las fuerzas de Assad.
Sin embargo, pese a todos estos cambios operados en el seno de la oposición burguesa con el objetivo de darle una nueva consistencia, la fracción de la burguesía internacional encabezada por EEUU verá cada vez más difícil que esa oposición, con todas las contradicciones que han estallado, imponga el orden en la región. Hay sectores al interior de esa fracción que perciben que a la larga todo eso puede convertirse en una fuente de desestabilización que haga perder el control de la situación incluso con la amenaza latente de un nuevo 15 de marzo. Hay cada vez más posiciones que ante la fuerza renovada de Assad comienzan a ver con buenos ojos el mantenimiento en el poder de quien fue capaz de sostenerse en los peores momentos y restablecer sus deterioradas fuerzas. Los contactos y acuerdos que desde hace tiempo vienen estableciéndose con el gobierno de Assad desde estas esferas traslucen esta alternativa. Desde luego parece que hay acuerdo en no bombardear a Assad y reducir la ayuda a la oposición para no debilitar más sus fuerzas. Y no sería raro ver en un futuro a ese gendarme mundial atacando a sus antiguos aliados.
NOTAS
i Los lamentos y quejas desde el ELS y el CNS denunciando la nula ayuda de la “comunidad internacional” responde a este desarrollo de los acontecimientos.
ii Nos referimos a toda una serie de brigadas englobadas en el Frente Islámico de Liberación Sirio que, por cuestiones tácticas y mediáticas, la oposición burguesa siempre quiso desvincular del ELS.
iii El 7 de diciembre de 2012 tiene lugar la primera sustitución importante de la cúpula militar. Riad al–Asad y sus colaboradores son depuestos durante la cumbre en Antalya (Turquía) auspiciada por la fracción en torno a EEUU y sustituidos por otra serie de militares con Salim Idris a la cabeza. El objetivo explícito es frenar el desprestigio. Desde ese momento se sucederán constantemente las destituciones y relevos en la cúpula militar.
iv No podemos olvidar la importancia decisiva que tiene también la mercenarización. Es decir, toda la financiación utilizada para atraer a masas de explotados castigados por la miseria y que, dependiendo del grado militar que ocupen, recibirán sueldos, prebendas, ayudas a hijos y familiares, concesión de tierras…
v Algunos medios de la burguesía relataron estos acontecimientos bajo la llamada «ofensiva de Latakia de 2013» falsificando evidentemente los sucesos según convenía. Cualquiera que revise la hemeroteca de los medios burgueses de occidente, podrá comprobar además el trato diferente al actual que se le daba al Estado Islámico como parte de la oposición burguesa.
vi Ver el apartado dedicado a la lucha en Rojava.
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