La mente NO lo es todo
Publicado: 24 Oct 2010, 17:04
jeje, siento que parezca esto tan pesimista. Pero bueno, el caso es que tanto por algunos problemas de salud personales como por allegados varios, hace relativamente poco sufrí lo que viene siendo una avalancha de "consejos" o no sé ya i como llamar a ciertas verborreas que me hayan llegado, en el que parece ser que la culpa de mi mal estado de salud fuera completamente "que no quisiera estar bien". En fin, el mundo de la filosofía del optimista idiota está llena de esa parafernalia. Y mientras les funciona, pues creen que es lo correcto. La mente importa, y mucho. Y si no fuera por que con la mente decidí seguir intentando salir del pozo (físico y emocional), mal me hubiera ido (aunq tb es cierto que no es por sí sola la voluntad la que lo consigue, que hay muchos otros que le han puesto voluntad, y no consiguieron nada...pero al menos se intentó, que si no se intenta, peores posibilidades tenemos). Pero no lo es todo. Y hacernos creer que la mente lo es todo, significa frustrar o señalar y culpabilizar al que con la "mágica mente" del mundo de la piruleta, no lo consigue. La mente importa, pero NO, no lo es todo. Hay muchas otras cosas que no son sólo tu mente, que se llaman bacterias, o anticuerpos atacando lo que no deben, o células cancerosas. Y puedes visualizar con tu mente que te curas, o que tu cuerpo hace esto o lo otro. Y estará bien, pero no es magia. Y si no haces algo real al respecto, ya puedes imaginar con la mente que la moncloa explota, que eso no va a suceder (al menos sólo con el poder de tu mente no)
El caso es que me he encontrado con un texto que, si bien no deja de ser rocambolesc, tiene varias ideas que me resultan interesantes:
Un tal Ken Wilber, que es un filósofo y bue, tiene sus cosas que pueden ser mas raras que un perro verde y no me interesa ni estudiarle ni defenderle ni nada, pero como digo, hay cosas que me han parecido muy buenas del texto.
el resto del texto habla de movidas de transpersonalidad y no sequé, y si a alguien le interesa, que busque sobre el autor. Pero básicamente me gustaría quedarme con eso. Con la arrogancia de aquel al que "de momento", la funciona lo de que la mente lo es todo y si algo te sale mal es porque "en cierto modo lo buscabas" o algo así. Y tambien con aquel que desea aferrarse con la fé de que todo lo puede modificar sólo deseándolo fuertemente.
a tal respecto, soy incapaz de encontrar la web. Pero os aseguro que incluso recibí supuestos consejos basados en noseque escuela, pues bien, ene sa web, se contaban cosas peregrinas tales como que:
en áfrica hay pobreza pq esq tienen muchas vibraciones negativas y son muy pesimistas (no tiene nada que ver la expoliación durante siglos, nooo, son sólo energías)
O que en un accidente de avión, murieron todos salvo 2 que sobrevivieron y que lo hicieron porque "realmente" querían vivir (los demás no, están en el mundo por deporte...se ve que se lo merecían menos).
Y sobretodo lo digo porque en momentos difíciles, parece que estas cosas salgan como setas. Y a mi al menos me acabaron generando una úlcera de indignación, vamos...
El caso es que me he encontrado con un texto que, si bien no deja de ser rocambolesc, tiene varias ideas que me resultan interesantes:
Un tal Ken Wilber, que es un filósofo y bue, tiene sus cosas que pueden ser mas raras que un perro verde y no me interesa ni estudiarle ni defenderle ni nada, pero como digo, hay cosas que me han parecido muy buenas del texto.
1) El argumento fundamental de la Filosofía perenne es que los seres humanos estamos constituídos por la llamada Gran Cadena del Ser, es decir, somos: materia, cuerpo, mente, alma y espíritu.
2) Por eso es extraordinariamente importante determinar el nivel, o niveles (físico, emocional, mental o espiritual) en donde se origina la enfermedad.
3) Para el tratamiento principal (aunque no necesariamente exclusivo) de una determinada enfermedad resulta de capital importancia utilizar un procedimiento congruente, con el mismo nivel en el que el problema se manifiesta.
Es decir, intervenir físicamente en las enfermedades físicas, utilizar la terapia emocional para los trastornos emocionales, los métodos espirituales para las crisis espirituales, etcétera. En el caso de haber descubierto la presencia de una combinación de causa entonces también conviene desplegar una combinación pertinente de tratamientos.
4) Esto es algo sumamente importante porque si te equivocas en el diagnóstico y crees que el problemas se origina en un nivel superior al que realmente tiene lugar creas culpabilidad y si lo ubicas, en cambio, en un nivel inferior generas desesperación.
En ambos casos, el tratamiento será ineficaz y tendrá el inconveniente adicional de agobiar al paciente con el peso de la culpa o la desesperación que ocasiona un diagnóstico equivocado.
Si una persona es atropella por un autobús y le rompe una pierna, por ejemplo, nos encontraremos en presencia de enfermedad física que requerirá, por tanto, de los remedios físicos apropiados: volver a colocar el hueso en su lugar y enyesar la pierna; lo cual sería una intervención del mismo nivel. Pero, en un caso así, no resulta nada pertinente sentarse en medio de la calle y visualizar que la pierna se rehabilita sola. Esta, sin embargo, es una técnica propia del nivel mental, e ineficaz por tanto para resolver los problemas de tipo físico. Si, además, quienes te rodean te censuran diciendo que tus pensamientos fueron los que terminaron provocando ese accidente y que deberías ser capaz de solucionar el problema de la pierna recurriendo exclusivamente a tus pensamientos, lo único que ocurrirá es que te sentirás culpable, te harás reproches y perderás autoestima.Esa sería una manera sumamente inadecuada de mezclar niveles y tratamientos.
Por el contrario, la falta de autoestima debido a ciertos guiones interiorizados en la infancia que afirman que eres malo o incompetente, constituye un problema propio del nivel mental que exige una intervención adecuada al nivel mental, como la visualización o las afirmaciones, por ejemplo (una intervención, en definitiva, que se ocupa de reescribir los guiones personales, cosa de la que se ocupa, por ejemplo, la terapia cognitiva). En tal caso, recurrir a intervenciones propias del nivel físico (como tomar megavitaminas o cambiar la dieta alimenticia, por ejemplo) no resultará muy eficaz (a menos que padezcas también un desequilibrio vitamínico que agrave el problema). Pero si sólo utilizas recursos físicos, terminarás desesperándote porque el nivel del tratamiento que habrás elegido es simplemente inadecuado para tratar ese problema.
Así pues, el planteamiento general ante cualquier enfermedad debería comenzar tratando de determinar el nivel en el que se presentan la anomalías y procediendo desde abajo hacia arriba. Quiero decir que: primero habría que buscar las posibles causas físicas; luego habría que pasar a las posibles causas emocionales, después a las causas mentales y por último, habría también que pasar revista a las posibles causas espirituales.
Es muy importante que procedamos así porque hoy en día sabemos que muchas enfermedades cuyo origen se achacaban antiguamente a causas exclusivamente espirituales o psicológicas dependen de factores físicos o genéticos.
Antiguamente, por ejemplo, se creía que el asma se debía a una madre asfixiante, pero, hoy en día, se sabe que su origen y su aparición obedecen, en gran medida, a causas biofísicas. Algo parecido ocurre en el caso de la tuberculosis (que se explicaba como la consecuencia de una personalidad destructiva), o la gota ( el fruto de la debilidad moral) por ejemplo, así como la profusa creencia en una "personalidad propensa a la artritis" tampoco superó la prueba del tiempo . En cualquier caso, hay que ser muy conscientes de que todas estas interpretaciones no hacen más que generar culpabilidad en quienes padecen la enfermedad y que los tratamientos, por su parte, no funcionan en absoluto porque corresponden a un nivel inadecuado.
Con todo esto no quiero decir que los tratamientos propios de otros niveles no puedan ser muy importantes como factores auxiliares o coadyudantes porque está muy claro que complementariamente también pueden ser útiles. En el caso sencillo de la fractura de pierna, por ejemplo, las técnicas de relajación, visualización, las afirmaciones, la meditación y la psicoterapia, pueden, en caso necesario, ayudar a crear un ambiente más equilibrado en el que la curación física podrá producirse con mayor fácil y rapidez.
Una persona aquejada de una enfermedad grave puede beneficiarse de estas técnicas y experimentar cambios muy profundos, pero de eso a decir que contrajo la enfermedad por que requería de esos cambios es un absurdo. Eso sería los mismo que argumentar que, dado que la aspirina hace descender la fiebre, la fiebre se debe a una carencia de aspirina. Ahora bien, la mayor parte de las enfermedades no se originan en un nivel concreto y definido. Además, todo lo que ocurre en un determinado nivel o dimensión de la persona afecta, en mayor o menor medida, a todos los demás niveles.
Según la teoría de los sistemas, cuando un nivel inferior provoca efectos en los niveles superiores se habla de causalidad ascendente y cuando un nivel superior tiene efectos o influye sobre los niveles inferiores se habla, por el contrario, de causalidad descendente.Por consiguiente, la cuestión es:
¿cuánta causalidad descendente ejerce la mente (nuestros pensamientos y nuestras emociones) en la enfermedad física?Y la respuesta parece ser:
Mucha más de la que anteriormente se pensaba pero mucho menos de la que piensan los teóricos de la New Age.
La nueva escuela de la Psiconeuroinmunología (PNI) ha encontrado evidencia convincente de que nuestros pensamientos y nuestras emociones influyen directamente en el sistema inmunológico. El efecto no es grande pero resulta claramente discernible. Esto, por supuesto, es lo que cabía esperar del axioma de que cada nivel, afecta a todos los demás aunque en un grado limitado. Pero la medicina empezó siendo una ciencia propia del nivel físico e ignoró la influencia de los niveles superiores en la génesis de una enfermedad física (el fantasma en la máquina). La PNI, por su parte, ha aportado el correctivo necesario, ofreciendo una visión más equilibrada. La mente puede afectar al cuerpo en un grado limitado pero no, por ello, insignificante.
En este sentido se ha descubierto que la imaginación y la visualización tal vez sean los ingredientes más importantes de la influencia (limitada pero no, por ello, insignificante) que la mente ejerce sobre el cuerpo y el sistema inmunológico ¿Pero por qué las imágenes? Si consideramos una versión ampliada de la Gran Cadena de ser (materia, sensación, percepción, impulso, imagen, símbolo, concepto, etcétera) podremos observar que las imágenes constituyen el nivel inferior ( y, por consiguiente, más primitivo de la mente), un estrato que se halla, por lo tanto, en contacto directo con las facetas superiores del cuerpo. En otras palabras, la imagen es el vínculo que conecta directamente a la mente con el cuerpo (con sus humores, sus impulsos, su bioenergía, etcétera). Así pues, nuestros pensamientos y conceptos superiores se pueden traducir hacia abajo en forma de imágenes sencillas y parece que estas imágenes ejercen una influencia limitada pero apreciable e inmediata sobre los sistemas corporales (por vía del afecto o del impulso, el siguiente estrato descendente).
A la vista de todo esto, parece que el estado psicológico desempeña un papel en toda enfermedad y estoy completamente de acuerdo en que ese componente debería aprovecharse al máximo, ya que, en una situación crítica, puede resultar decisivo para inclinar la balanza hacia el lado de la salud.
Pero esperar ese resultado en casos no tan evidentes constituye una flagrante ignorancia. Por lo tanto, como escriben Steven Locke y Douglas Colligan en The healer within, toda enfermedad tiene un componente psicológico y, por consiguiente, los factores psicológicos no deberían desatenderse en ningún proceso curativo. Pero, prosiguen los autores, el problema es que la gente ha confundido el término psicosomático (que significa que un proceso de enfermedad físico puede verse afectado por factores psicológicos) con el de psicógeno (que significa que la enfermedad se debe exclusivamente a factores psicológicos).
Los autores afirman: En un sentido estricto, bien podría decirse que toda enfermedad es psicosomática. Quizá haya llegado ya el momento de renunciar por completo al término psicosomático. Porque tanto al público como algunos médicos están utilizando el término psicosomático (que significa que la mente puede influir sobre la salud corporal) como un sinónimo de psicógénico (que significa que la mente puede provocar enfermedades en el cuerpo).Pero de este modo se pierde el verdadero significado de la enfermedad psicosomática.
Como sugiere Robert Ader: No estamos hablando de la causa de la enfermedad sino de la interacción entre sucesos psicológicos, las habilidades de enfrentamiento y las condiciones biológicas preexistentes.
Los mismos autores mencionan la existencia de otros factores, como la herencia, el estilo de vida, las drogas, la ubicación geográfica, la profesión, la edad y la personalidad. Es la interacción entre todos ellos ( a los que yo añadiría también los existenciales y espirituales) lo que parece influir en el origen y el desarrollo de una determinada enfermedad física. Aislar uno de ellos e ignorar a los demás constituye, pues, un exceso de simplificación que carece de sentido.
Entonces ¿de dónde proviene la idea "Nueva Era" de que la mente, por sí sola, provoca y cura todo tipo de enfermedades físicas?. Pues bien, después de todo, sus propagadores afirman que se asienta firmemente en las grandes tradiciones místicas y espirituales de todo el mundo. Pero aquí, en mi opinión, pisan un terreno muy resbaladizo. Según Jeanne Achterberg, autora de Imagery in healing (un libro que recomiendo encarecidamente ), el origen de esa noción se remonta históricamente a las escuelas del Nuevo Pensamiento, o del Pensamiento Metafísico, que se desarrollaron a partir de una lectura (distorsionada de Emerson y Thoreau de Nueva Inglaterra) quienes basaron gran parte de su obra en el misticismo oriental.
Pero este tipo de escuelas, entre las cuales cabe destacar a la Ciencia Cristiana, parecen confundir el acertado concepto de que La Divinidad lo crea todo con la noción errónea de que Como soy uno con Dios, yo lo creo todo. Esta postura, comete dos errores con respecto a los cuales creo que hubieran discrepado decididamente tanto Emerson como Thoreau. Por una parte, que Dios es un padre que interviene en su creación, en lugar de su Realidad, Mismidad o Condición y, por la otra, que tu ego es uno con ese Dios padre y que, por consiguiente, puede intervenir y manipular el universo que le rodea. Pero en las tradiciones místicas no he encontrado absolutamente nada que permita sostener tales afirmaciones.
En mi opinión, pues, ni la versión primitiva del karma ni las enseñanzas más evolucionadas prestan el menor apoyo a estos conceptos tan barajados por la "Nueva Era".Entonces ¿de dónde proviene esa noción?. A partir de ese punto expondré mi propia teoría sobre el origen de este tipo de creencias. No voy a relacionarme compasivamente con el sufrimiento causado por esas nociones sino que voy a intentar encasillarlas, clasificarlas y elaborar teorías sobre ellas, porque pienso que algunas de ellas son peligrosas y deben ser atajas a tiempo, aunque sólo sea para evitar que sigan ocasionando más sufrimiento.
Quiero aclarar que mis comentarios no van dirigidos a esa gran mayoría de personas que cree de manera inocente, ingenua e inocua en esas ideas, sino más bien a los líderes de este movimiento: individuos que imparten seminarios sobre crear tu propia realidad, que organizan talleres en los que se enseña por ejemplo, que el cáncer es una consecuencia exclusiva del resentimiento; que la pobreza es obra tuya y la opresión algo que tú mismo construyes a tu alrededor. No dudo de las buenas intenciones de esas personas pero, en mi opinión, son peligrosos porque desvían la atención de ciertos niveles reales (como el físico, ambiental, legal, moral y socioeconómico, por ejemplo, en los que tanto trabajo debe realizarse todavía)
En mi opinión, este tipo de creencias revisten las características inconfundibles de una visión mágica e infantil del mundo propia de los trastornos de la personalidad narcisista, entre los cuales se debe destacar la grandiosidad, la omnipotencia y el narcisismo. La idea de que los pensamientos no sólo influyen en la realidad sino que la crean son el corolario directo, a mi parecer, de la diferenciación incompleta de las fronteras del ego. En tal caso, los pensamientos y los objetos no están claramente diferenciados y, por consiguiente, desde ese punto de vista, manipular el pensamiento constituye una manera omnipotente y mágica de manipular el objeto.
Creo que la cultura hiperindividualista de Norteamérica (que alcanzó su cenit en la ?década del yo?) fomentó la regresión a los niveles mágicos y narcisistas. Creo también (con Robert Bellah y Dick Anthony) que la aparición de estructuras sociales más cohesivas hizo que la gente volviera a sus propios recursos, lo cual también ayudó a reactivar las tendencias narcisistas.[...]
el resto del texto habla de movidas de transpersonalidad y no sequé, y si a alguien le interesa, que busque sobre el autor. Pero básicamente me gustaría quedarme con eso. Con la arrogancia de aquel al que "de momento", la funciona lo de que la mente lo es todo y si algo te sale mal es porque "en cierto modo lo buscabas" o algo así. Y tambien con aquel que desea aferrarse con la fé de que todo lo puede modificar sólo deseándolo fuertemente.
a tal respecto, soy incapaz de encontrar la web. Pero os aseguro que incluso recibí supuestos consejos basados en noseque escuela, pues bien, ene sa web, se contaban cosas peregrinas tales como que:
en áfrica hay pobreza pq esq tienen muchas vibraciones negativas y son muy pesimistas (no tiene nada que ver la expoliación durante siglos, nooo, son sólo energías)
O que en un accidente de avión, murieron todos salvo 2 que sobrevivieron y que lo hicieron porque "realmente" querían vivir (los demás no, están en el mundo por deporte...se ve que se lo merecían menos).
Y sobretodo lo digo porque en momentos difíciles, parece que estas cosas salgan como setas. Y a mi al menos me acabaron generando una úlcera de indignación, vamos...