La moral sexual imperante considera como oficialmente lícita tan sólo a la sexualidad restringida a la relación pene - vagina entre dos individuos adultos, sin violencia, que no tengan relación de parentesco, ambos de distinto sexo, en un ámbito privado, en una unión consagrada por el obligatorio vínculo del matrimonio, monogámica, basada en el amor y, dentro de lo óptimo, cuyas relaciones sexuales tengan como fin la procreación y no simplemente el placer. Fuera de este marco, cualquier actividad sexual, fantasía o deseo, es considerada como ilícita, pecaminosa, viciosa, «anormal», enfermiza, morbosa o perversa y, por lo tanto, condenable. No solamente por la sociedad, sino también por el propio individuo, que ya ha sido formado desde la infancia en este código moral.
¿Esto está escrito en presente del indicativo a propósito? ¿Se supone que esto pasa ahora, en marzo del 2009? Debe ser que yo vivo en una realidad paralela.
Esto es lo que tiene de malo nuestra vida sexual: en vez de estar al servicio del placer personal, automáticamente compartido entre los que libremente intervienen en el juego, está supeditada a los códigos que nos dicen lo que es bueno o malo sentir; lo que está bien o mal compartir e, incluso, comunicar; lo que está bien o está mal hacer, y con quien y en que circunstancias; y, sobre todo, con que fines.
Me da que aquí falta información. Si no, no tendría sentido, y estoy segura de que la frase tiene tooooda una intención.
Hemos sido educados de tal manera, que la sexualidad la podemos aceptar si y sólo si nuestras conductas sexuales son un medio, un instrumento para alcanzar fines no sexuales: Formar parejas, establecer una familia, tener descendencia, prolongar el apellido, agredir, humillar, cazar un marido, sobrevivir económicamente, escapar de los roles, autoafirmarse, estar enamorado, pagar la ternura o la protección, establecer dependencias, pagar el «débito conyugal»
Otra vez debe ser que yo vivo en una realidad paralela.
El deseo es deseo de ser, de manifestarnos en el mundo real, de lograr que el entorno se ajuste a lo que queremos, de actuar como realmente somos
Hannibal Lecter estaría de acuerdo.
Y si la frustración deriva hacia la autodestrucción (sufrimiento, enfermedad, neurosis, alcoholismo, drogadicción, suicidio), tampoco es un grave problema para la sociedad -salvo que afecte la producción-
Y si “los deseos de ser” de uno y de “actuar como realmente es” le provocan sufrimiento, enfermedad, neurosis, alcoholismo, drogadicción, suicidio a los demás, poco importa, ¿no? Mientras uno cumpla si deseos sí o sí, pues que CQC.
Corriendo el riesgo de parecer cínico, diría que esto es lo que tiene de malo el sexo: que, lamentablemente, está al servicio del amor y no del placer. Somos demasiado románticos cuando hablamos y pensamos en sexualidad. Exigimos a la sexualidad cosas que nada tienen que ver con ella.
Más que cínico me parece que se mete demasiado en las bragas/calzoncillos de los demás. Y luego hablan de la iglesia.
HACER EL AMOR SIEMPRE QUE POR LO MENOS DOS PERSONAS QUIERAN, SIN IMPORTAR LAS CIRCUNSTANCIAS.
Claaaaaaro. Y cuando queramos cagar lo mismo.
NO HACER EL AMOR CUANDO ES OTRA COSA LO QUE SE QUIERE HACER
¿Y eso quién lo va a juzgar?
DESTERRAR EL NO DE NUESTRO VOCABULARIO, CAMBIANDOLO POR UN «¿POR QUÉ NO?»
Mmmm. No. A veces un no, se tiene que quedar en un no, y al que le moleste, ajo y agua que se dice.
Entre las sartas de chorradas que cuentan en la “introducción a la religión” la más flagrante es la del pecado original. Ese concepto no existe en el judaísmo, puesto que ellos consideran la desobediencia como algo propio del ser humano, ya que todos nacemos con la misma predisposición al bien que al mal. El invento es totalmente cristiano, influenciado por el maniqueísmo de gente como Agustín de Hipona. Lo de echarle la culpa a los judíos hasta de que al abuelo se le caigan los dientes ya no es nada “fashion”.
Hoy en día al “sistema” ya no le interesa que las mujeres paran, paran y paran sin parar porque la producción ya no necesita tanta mano de obra. Por eso fue en el pasado siglo que triunfaron tanto la liberación de la mujer (anticonceptivos, aborto) como la homosexual. Así que esas historias de miedo sobre el control sexual no sé yo a qué vienen. ¿O sí?
La cosa esta parece una secta y estas son las normas del primer nivel donde te meten lo mala que es la iglesia, nos controlan el sexo y bla, bla. Cuando uno ya tenga la cabeza bien comida y este digamos… en el nivel ¿seis? Es cuando se destapa el papel: eso que eufemísticamente llaman sexo intergeneracional. Vamos, la pederastia de toda la vida. Como decirlo así a primeras produce rechazo en todo el mundo, por eso antes hay que preparar el terreno.
Supongo de ahí venía el otro hilo sobre lo de que no hay que juzgar nunca lo que los demás hacen, hacer culpable a uno es católico moral, etc.
En todo caso a mí la pederastia me sigue pareciendo asquerosa. Y los pederastas me parecen unos grandísimos cabrones, egoístas. Lo siento, pero yo no me lo trago.