Nos dicen las reglas de juego son estas o las aceptais o podeis olvidaros de jugar.
Se puede jugar y ganar, con esas reglas en contra e incluso otras más restrictivas, usando la movilización y la acción directa.
Ejemplos: las azafatas del AVE o las limpiadoras de la UPO, ambas de Sevilla. La representatividad "sobre el papel" se la arrogaba en un caso el "sindicato mayoritario" en el sector, en el otro el comité ¿y qué? No les valió de nada.
Las compañeras de CNT tenían la fuerza que les daba su unidad y el apoyo de su sindicato. Las respectivas empresas tuvieron que sentarse a negociar y aceptar condiciones muy beneficiosas para las trabajadoras, y CCOO y UGT tragarse el sapo.
Todo eso sin elecciones, que no valen para nada. No es una cuestión de ética, es una cuestión de simple y llana utilidad para arrancar mejoras.
¿Qué posición de fuerza aporta, de cara a la empresa, tener más o menos representantes en el comité? Las empresas sólo ceden ante quien tiene la fuerza, y esa fuerza no la marca el número de votos, ni desde luego la ley, que en ningún lado dice que por tener X representantes en el comité la empresa tenga que mejorar esta o aquella condición de trabajo... dice que tiene que reunirse contigo ¿y qué, si luego se va a reir en tu cara si no tienes la fuerza?
Si el personal no se mueve por miedo o por lo que sea, que es lo que comentas que pasa en tu centro de trabajo, aunque te dejen jugar vas a perder siempre por falta de munición. Lo único que valdría sería revertir la situación.
Las elecciones dividen y aborregan al personal ("¿no te hemos votado?: hazlo tú"). Es mucho más efectiva la labor de una sección sindical, trabajando de igual a igual con el resto de compañer@s e irse ganando su respeto en el día a día.
Es importante, para romper el miedo, demostrar que ser del Sindicato no sale caro. Hay maneras de "blindar" ante un despido a quienes realizan actividad sindical. La más efectiva, mientras no se cuenta con fuerza dentro, es que la empresa sepa que cuenta detrás con un sindicato temible y que por tanto debe respetar a sus miembros en el centro de trabajo.
Cuando la plantilla haya alcanzado cierta unidad y ganado confianza en sus posibilidades, ya se tiene el camino allanado para presentar una plataforma reivindicativa y conseguirla. Hasta entonces, trabajo de resistencia y de acumulación de fuerzas.
Muchísima suerte, Sole, y ya nos irás contando tus peripecias
