sindicalismo estudiantil: ¿deben cobrar lo estudiantes?
Publicado: 18 May 2005, 15:57
El sindicalismo -del corte que sea- habla de la sociedad en términos de lo que académicamente se entiende como Economía Política; si bien unos para reformar el capitalismo y otros para transformarlo.
Como ex-alumno de Económicas, hace tiempo que me vino una pregunta a la cabeza... ¿Los estudiantes deben cobrar por estudiar?
Para responder a esto creo que debemos tener en cuenta dos cosas:
1. Si cogéis un diccionario de economía, el de Tamames por ejemplo, podréis encontrar definido el CAPITAL SOCIAL como el conjunto de conocimientos, técnicas, etc. que posee una sociedad y son económicamente productivos. Los factores clásicos de la riqueza social son el Trabajo, la Tecnología y el Capital; dentro de este último factor se encontraría, entre otros, el capital social.
2. Existen "trabajos productivos" que no son remunerados. En el feminismo, por ejemplo, tiene muchos adherentes que sostienen que ser ama de casa (varón o mujer) es ser una trabajadora que realiza una labor productiva esencial en esta sociedad. Esto es obvio. Por intereses patriarcales y capitalistas no es remunerado.
El estudiante se encuentra en la misma posición que el ama de casa. Cuando el estudiante incorpora dentro de sí conocimientos sobre matemáticas, medicina, idiomas, etc. lo que está creando es capital social, es decir, riqueza. Si nadie aprendiese esto no sólo no se produciría riqueza, más aún, se caería el sistema. El sistema de enseñanza es realmente una gran fábrica. Produce gente que sabe de ciertas cosas económicamente productivas, otras solo necesarias para la reproducción ideológica del capitalismo. Pero el estudiante no es producido de forma pasiva...
En el proceso de creación del capital social a través de la enseñanza, interactúan el profesor y el estudiante (y el carpintero que hace el pupitre, etc.). Pero el profesor (y el carpintero, etc.) cobran y el estudiante no. Debemos preguntarnos entonces ¿qué es lo que produce el profesor? El profesor solamente es productivo en la medida que ayuda a introducir los conocimientos en el alumno. Solo es productor en cuanto que CO-produce EN el alumno. Coloniza su ser con ayuda del que se deja ser colonizado. CO-produce, pues el alumno no es un ser pasivo: debe de trabajar para adquirir los conocimientos (asistir a clase, prestar atención, hacer trabajos, estudiar). Lo que produce el profesor es herramientas que hagan funcionar la maquinaria productiva social (es decir, al alumno). En este proceso la persona a la que se dirige el profesor se produce a sí mismo como alumno; como herramienta productiva. Entonces, ¿cuál es la razón por la que cobra el profesor pero no el alumno? ¡Es un completo absurdo si seguimos las razones de la Economía Política! Amparados en una moralidad fundada sobre la dominación y la explotación, esta sociedad tiende a contemplar como natural y racional que el profesor cobre y el alumno no. La realidad es que sólo existe una razón para justificar esta situación: el interés capitalista.
El estudiante es el trabajador más explotado en cuanto que no cobra nada por su trabajo. Ya trabaje más o menos, en un trabajo más o menos alienante o cansado, la relación alienación-esfuerzo-horas de trabajo-sueldo es la más baja de la escala social. ¡Cobra 0 pesetas por hora/unidad de esfuerzo realizada! Es decir, nada. Se le expropia el 100% de las horas que invierte en esfuerzo; ninguna es remunerada. No tiene posesiones y se le niega el producto de su trabajo. Se podría argumentar que los conocimientos que él adquiere son en beneficio propio, pero eso sería algo así como justificar el maltratado alegando que el cínico “es por tu bien”, el “esto me va a doler más a mi que ati”, o com decir que a un carpintero no se le debe pagar porque cada mueble que hace aprende más y eso repercute en su bien personal porque puede hacerse para sí, algún día, un mejor tresillo. Es, simplemente, ridículo. Por ejemplo, desde los 4/6 años el alumno debe vender gratuitamente cientos horas de su vida alienándose y aburriéndose con las matemáticas un ínfimo porcentaje de alumnos necesitarán saber de matrices o ecuaciones -no les aportará absolutamente nada, solo colonizar su forma de entender el mundo- pero los requerimientos de la maquinaria productiva es que todos sean adoctrinados, pues de esta manera opera la “selección natural” de los más aptos para el trabajo técnico. Es necesario amargar la vida a todos, pues de esos todos sólo unos cuantos se prestarán a estos trabajos o serán aptos. Vemos aquí como, realmente, el estudiante no es dueño de su trabajo: trabaja para el bien de los capitalistas, a cambio de nada... y se le dice que es por su bien. Es la misma lógica que subyace en los “contratos” de prácticas, donde el “contratado” no cobra nada. En una sociedad capitalista, si no se cobra, ¿de qué se espera que uno viva? Si las empresas quieren carne de obra, ¿no deberían costearla? ¿Por qué debe uno recurrir a la familia/amigos en una sociedad donde la unidad de producción ya no es la familia como en la Edad Media, sino el individuo? La realidad es que al estudiante, así como al trabajador en “prácticas” no remuneradas o “voluntario”, se le paga menos de lo que decía Marx que el capitalista tendía a pagar en el siglo XIX: se les paga por debajo del mínimo de subsistencia. Se les paga nada.
El estudiante es el lumpenproletariado. Y, para colmo de la desfachatez, se le quiere inocular un sentimiento de culpa por no “ganarse la vida honradamente”, por no “trabajar” cuando trabaja gratis, por no cobrar dinero (el dinero que se le roba) y se le quiere humillar haciéndole verse a sí mismo como un parásito niño de papá que le debe todo a sus progenitores. De esta manera –con la degradación social y el aprendizaje de la autoridad y dependencia paterna- el sistema estatal-capitalista obtiene un doble beneficio: (1) facilita el aprendizaje de la autoridad y la asimilación de la explotación económica para asegurar que no rechistará al entrar al juego de venderse como mercancía en el mercado (con el refuerzo de la presión de la mercantilización del contingente de una legión de parados), y todo esto al mismo tiempo que (2) el estado y las empresas ultraexplotan al estudiante al no pagar el proceso de formación del capital social, derivando los costes del proceso en la familia (y de esta forma los trabajadores asalariados son presa de una doble explotación a través de su progenie).
Como ex-alumno de Económicas, hace tiempo que me vino una pregunta a la cabeza... ¿Los estudiantes deben cobrar por estudiar?
Para responder a esto creo que debemos tener en cuenta dos cosas:
1. Si cogéis un diccionario de economía, el de Tamames por ejemplo, podréis encontrar definido el CAPITAL SOCIAL como el conjunto de conocimientos, técnicas, etc. que posee una sociedad y son económicamente productivos. Los factores clásicos de la riqueza social son el Trabajo, la Tecnología y el Capital; dentro de este último factor se encontraría, entre otros, el capital social.
2. Existen "trabajos productivos" que no son remunerados. En el feminismo, por ejemplo, tiene muchos adherentes que sostienen que ser ama de casa (varón o mujer) es ser una trabajadora que realiza una labor productiva esencial en esta sociedad. Esto es obvio. Por intereses patriarcales y capitalistas no es remunerado.
El estudiante se encuentra en la misma posición que el ama de casa. Cuando el estudiante incorpora dentro de sí conocimientos sobre matemáticas, medicina, idiomas, etc. lo que está creando es capital social, es decir, riqueza. Si nadie aprendiese esto no sólo no se produciría riqueza, más aún, se caería el sistema. El sistema de enseñanza es realmente una gran fábrica. Produce gente que sabe de ciertas cosas económicamente productivas, otras solo necesarias para la reproducción ideológica del capitalismo. Pero el estudiante no es producido de forma pasiva...
En el proceso de creación del capital social a través de la enseñanza, interactúan el profesor y el estudiante (y el carpintero que hace el pupitre, etc.). Pero el profesor (y el carpintero, etc.) cobran y el estudiante no. Debemos preguntarnos entonces ¿qué es lo que produce el profesor? El profesor solamente es productivo en la medida que ayuda a introducir los conocimientos en el alumno. Solo es productor en cuanto que CO-produce EN el alumno. Coloniza su ser con ayuda del que se deja ser colonizado. CO-produce, pues el alumno no es un ser pasivo: debe de trabajar para adquirir los conocimientos (asistir a clase, prestar atención, hacer trabajos, estudiar). Lo que produce el profesor es herramientas que hagan funcionar la maquinaria productiva social (es decir, al alumno). En este proceso la persona a la que se dirige el profesor se produce a sí mismo como alumno; como herramienta productiva. Entonces, ¿cuál es la razón por la que cobra el profesor pero no el alumno? ¡Es un completo absurdo si seguimos las razones de la Economía Política! Amparados en una moralidad fundada sobre la dominación y la explotación, esta sociedad tiende a contemplar como natural y racional que el profesor cobre y el alumno no. La realidad es que sólo existe una razón para justificar esta situación: el interés capitalista.
El estudiante es el trabajador más explotado en cuanto que no cobra nada por su trabajo. Ya trabaje más o menos, en un trabajo más o menos alienante o cansado, la relación alienación-esfuerzo-horas de trabajo-sueldo es la más baja de la escala social. ¡Cobra 0 pesetas por hora/unidad de esfuerzo realizada! Es decir, nada. Se le expropia el 100% de las horas que invierte en esfuerzo; ninguna es remunerada. No tiene posesiones y se le niega el producto de su trabajo. Se podría argumentar que los conocimientos que él adquiere son en beneficio propio, pero eso sería algo así como justificar el maltratado alegando que el cínico “es por tu bien”, el “esto me va a doler más a mi que ati”, o com decir que a un carpintero no se le debe pagar porque cada mueble que hace aprende más y eso repercute en su bien personal porque puede hacerse para sí, algún día, un mejor tresillo. Es, simplemente, ridículo. Por ejemplo, desde los 4/6 años el alumno debe vender gratuitamente cientos horas de su vida alienándose y aburriéndose con las matemáticas un ínfimo porcentaje de alumnos necesitarán saber de matrices o ecuaciones -no les aportará absolutamente nada, solo colonizar su forma de entender el mundo- pero los requerimientos de la maquinaria productiva es que todos sean adoctrinados, pues de esta manera opera la “selección natural” de los más aptos para el trabajo técnico. Es necesario amargar la vida a todos, pues de esos todos sólo unos cuantos se prestarán a estos trabajos o serán aptos. Vemos aquí como, realmente, el estudiante no es dueño de su trabajo: trabaja para el bien de los capitalistas, a cambio de nada... y se le dice que es por su bien. Es la misma lógica que subyace en los “contratos” de prácticas, donde el “contratado” no cobra nada. En una sociedad capitalista, si no se cobra, ¿de qué se espera que uno viva? Si las empresas quieren carne de obra, ¿no deberían costearla? ¿Por qué debe uno recurrir a la familia/amigos en una sociedad donde la unidad de producción ya no es la familia como en la Edad Media, sino el individuo? La realidad es que al estudiante, así como al trabajador en “prácticas” no remuneradas o “voluntario”, se le paga menos de lo que decía Marx que el capitalista tendía a pagar en el siglo XIX: se les paga por debajo del mínimo de subsistencia. Se les paga nada.
El estudiante es el lumpenproletariado. Y, para colmo de la desfachatez, se le quiere inocular un sentimiento de culpa por no “ganarse la vida honradamente”, por no “trabajar” cuando trabaja gratis, por no cobrar dinero (el dinero que se le roba) y se le quiere humillar haciéndole verse a sí mismo como un parásito niño de papá que le debe todo a sus progenitores. De esta manera –con la degradación social y el aprendizaje de la autoridad y dependencia paterna- el sistema estatal-capitalista obtiene un doble beneficio: (1) facilita el aprendizaje de la autoridad y la asimilación de la explotación económica para asegurar que no rechistará al entrar al juego de venderse como mercancía en el mercado (con el refuerzo de la presión de la mercantilización del contingente de una legión de parados), y todo esto al mismo tiempo que (2) el estado y las empresas ultraexplotan al estudiante al no pagar el proceso de formación del capital social, derivando los costes del proceso en la familia (y de esta forma los trabajadores asalariados son presa de una doble explotación a través de su progenie).