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LOS TRABAJADORES MUERTOS EN FERROL POR FALTA DE SEGURIDAD

Publicado: 13 May 2005, 06:52
por sole
He tratado de recoger en páginas de la CNT, CGT información sobre este tema y no he encontrado nada. Si en Rojo y Negro.
En los informativos de la tele, cuando fallecen trabajadores por falta de seguridad siempre salen en la foto sindicatos como CCOO, UGT, CIGA, nunca los anarquistas.

Publicado: 13 May 2005, 08:22
por Joreg
Sole, eso es porque tienen sus secretarías de salud laboral en sus federaciones provinciales o de ramo, normalmente con algún liberado. Cuando ocurre un accidente de ese tipo, rápidamente se desplazan al sitio los secretarios de salud laboral, y ya está la prensa acostumbrada a hablar con ellos. Tienen mucho rodaje en relación con los medios de comunicación. CGT o CNT tienen mucha menos gente, menos estructura y por ello menos relaciones con la prensa y menos proyección mediática. Ni siquiera sé si en Ferrol hay alguien de esos sindicatos o sección sindical en el Astillero.

Lo lamentable no es que no salgan CNT o CGT. Lo que me cabrea profundamente es este asunto del trabajo que nos mata día a día, y a veces de golpe. Tener un buen gabinete de prensa garantiza salir en los medios. Pero no evita las muertes, las enfermedades, las lesiones. Eso solo lo impediría una buena organización de los trabajadores, y la disposición a no correr riesgos evitables con una simple medición de gases.

Mis condolencias para los familiares de las víctimas.

cabreo

Publicado: 13 May 2005, 09:21
por sole
A mi tambien me cabrea y los primeros responsables son gobierno y administración, que nos venden la moto de la seguridad en el trabajo, legislan sus mierdas, crean sus organismos y nos dejan indefensos.
Lo que dices de los liberados, vale.
Pero he buscado en la CGT de Vigo, CNT en sus páginas de internet y no he encontrado nada.
Todos los dias hay accidentes y los golpes de pecho no sirven de nada, pero me duele y ,otra palabra definiría mejor lo que siento, ver a los de comisiones, ugt.. haciendose propaganda siendo como son corresponsables, porque sus delegados de prevención que seguro que alguno tendrían, tenían que haber evitado lo que ha pasado. En este y en otros casos.
Y ahora si lo escribo, y me jode, que los trabajadores sigan siendo tan pollinas de estar afiliados a sindicatos que permiten nuestra muerte y nuestra mutilación. Y uno de esos afiliados me toca muy cerca.

Publicado: 13 May 2005, 09:43
por Joreg
Supongo que no tendrán ni CNT ni CGT a nadie en Ferrol capaz de explicar qué ha pasado. Yo solo sé lo que he visto en la tele y lo que me han contado en el barrio otros que han visto otros informativos. Que murieron en serie al intentar ayudarse unos a otros, intoxicados por algún gas, y que la normativa exige efectuar mediciones en esos sitios cerrados. Quería decir algo, pero no sabía cómo ni qué.

Publicado: 13 May 2005, 09:50
por sole
No hay nada que decir, ni podemos hacer nada. Y se repite siempre, y parece que solo importa a unos pocos lo que pasa. Y la resignación ovejil es lo peor. Se manifiestan pero no cambian las cosas, y lo peor es que los que se manifiestan lo hacen más como "acto institucional", o eso me parece a mí, que para cambiar algo.
Na más Joreg, un día de estos vais a tener que visitarme al penal de Monterroso o Bonxe. O mandarme cartitas.

Publicado: 13 May 2005, 13:27
por Uno
En Ferrol hay compañeros de la CNT en el sector naval. Pocos, sí, pero compañeros. Seguramente en el proximo numero del periodico MArea Negra de Union Libertaria se comente y se explique porque llamamos a esto "terrorismo patronal". Si no hace más es porque no se puede no porque no se quiera.
Mejor que criticar es arrimar el hombro. Salud.

Condolencia con los familiares y solidaridad

Publicado: 16 May 2005, 18:11
por azahuria
Cuatro trabajadores muertos en Ferrol: expresemos nuestra indignación y nuestra solidaridad
El miércoles 11 de mayo 4 trabajadores de los astilleros morían en Ferrol por accidente laboral. La noche anterior moría en el hospital otro compañero accidentado 2 días antes.
Según el diario La Voz de Galicia «los expertos creen que el fallecimiento de los cuatro trabajadores podía haberse evitado». Eso mismo dijeron cuando el pavoroso accidente de UNL donde murieron 18 trabajadores, cuando 10 obreros perdieron la vida en Burgos a principios de 2005 o cuando hace 2 días un obrero moría aplastado en Orihuela por una montaña de basura.
Tantos hechos desgraciados no son culpa de la fatalidad, la causa está en el capitalismo. Son las condiciones de trabajo que su evolución impone, impulsada por el Estado, las que provocan estas muertes:
-Agobiados por la presión de la crisis, todos los capitalistas, todos los estados, ahorran costes en protección y seguridad en el trabajo. Así, los obreros muertos no tenían algo tan elemental como el detector de oxígeno.
-Los despidos del invierno pasado han hecho que el trabajo en los astilleros sea más acelerado. En Ferrol hay 1100 trabajadores menos y sin embargo la carga de trabajo cuando hay pedidos es muy fuerte. Además los pedidos se firman en el último minuto con plazos de entrega muy forzados, todo lo cual constituye el terreno abonado para los accidentes.
-La precariedad: en numerosos sectores una parte importante de los trabajadores pertenece a empresas subcontratadas las cuales contratan por 3 meses o incluso periodos más cortos. Los 4 trabajadores fallecidos pertenecían a empresas de contratas. La precariedad acrecienta fuertemente la siniestralidad laboral.
Hemos de denunciar un factor adicional de riesgo. Tras la imposición de los despidos, los sindicatos han chantajeado a los obreros con la historia de: “si queréis conservar el puesto de trabajo tenéis que estar callados y tragar con todo”. Además, Navantia (la antigua Bazán) es una empresa pública. Nos dicen que allí se trabaja “mejor que en la privada” y que es un “ejemplo”. Nos dicen igualmente que desde que está en manos del PSOE, está gestionada con “sensibilidad social”. Todo esto es una mentira monumental. Los ritmos se han endurecido. Los contratos eventuales y la subcontratación se han multiplicado. Los propios sindicatos reconocen que «Bazán tenía que dar ejemplo en cuanto a reducción de la temporalidad pero ha hecho todo lo contrario».
La empresa, sea pública o sea privada, responde a las necesidades del capital. Estas vienen dadas por una competencia feroz aguijoneada por la crisis lo que les lleva a sacrificar los trabajadores en el altar del mercado. En el capitalismo la vida es sacrificada a la producción cuando en una sociedad verdaderamente humana la producción tiene que estar al servicio de la vida.
El término “accidente” no es exacto, debemos llamarle crimen. Crimen porque juegan con la vida de los trabajadores a sabiendas de los riesgos cada vez mayores que corren. Crimen porque no tiene más lógica que la supervivencia de la empresa, de sus negocios, de sus beneficios, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Los trabajadores debemos manifestar nuestra indignación contra este sistema criminal y contra el cinismo del gobernante del talante, Zapatero, responsable de los despidos recientes del astillero, que tiene sin embargo el rostro de expresar su “condolencia” a las familias de los trabajadores fallecidos. En el debate sobre el Estado de la Nación Zapatero proclama que lo de Ferrol es “una lástima” pero que se ha adoptado un “Plan de Prevención” que estaría “mejorando la situación”... Para colmo del cinismo su ministro Motilla insinúa que la culpa es de los trabajadores al insistir en que les falta formación...
Todo esto es indignante como es indignante la falsa solidaridad de Zapatero, de Fraga, de las “fuerzas vivas” de Ferrol... Hemos de rechazar esa “solidaridad” pues es propia de una clase social, la burguesía, que encima de provocar la muerte y el dolor entre los trabajadores finge “estar con ellos”. ¡El verdugo es “solidario” con la víctima!.
La auténtica solidaridad solo la podemos mostrar y vivir los trabajadores. Hay que decir que 3 de los cuatro muertos lo fueron por solidaridad. Cuando vio la situación angustiosa de la primera compañera, otro compañero acudió urgentemente y después al ver los problemas de estos, otros dos arriesgaron su vida para ayudarles, pereciendo todos en el intento.
La solidaridad no puede venir de las convocatorias sindicales que envían a los obreros a sus casas para que se carcoman de dolor e inquietud, solos y atomizados. Los sindicatos son cómplices de la falta de seguridad, de los despidos y de la eventualidad generalizada. Su gran reclamación es “una comisión de investigación”. ¿Qué puede concluir tal comisión tras meses de papeleos? ¡Lo que los expertos ya dijeron el mismo 11 por la noche! ¡Qué las muertes se podían haber evitado!.
La auténtica solidaridad es que todos los trabajadores de todos los sectores, sintamos como propias estas muertes de Ferrol. La auténtica solidaridad es que impulsemos luchas en nuestros centros de trabajo contra estos crímenes y contra las condiciones de trabajo cada vez más inhumanas que reinan por doquier y que son la simiente de nuevas muertes. Solidaridad es buscar la unidad, el compañerismo, la fraternidad, de todos los trabajadores, sin distinción de empresa, ramo, región, para luchar contra unas condiciones que son cada vez más de muerte y cada vez menos de vida.
Acción Proletaria 12-5-05 Corriente Comunista Internacional http://www.internationalism.org/spanish correo: espana@internationalism.org

Muertes en Ferrol

Publicado: 17 May 2005, 11:06
por La Campana
Este es el último editorial (16.05.2005) de la revista anarquista "La Campana" (Pontevedra) sobre la muerte de cuatro trabajadores en Ferrol el pasado 11 de mayo.

SINIESTRALIDAD LABORAL. ¿CÓMO SE FABRFICA TANTA DESOLACIÓN?

El 11 de mayo pasado, fallecieron cuatro trabajadores de los astilleros Navantia de Ferrol, a consecuencia de una fuga de gas asfixiante en el tanque de una fragata militar en construcción. Tres de los fallecidos, Eduardo González, Juan Carlos del Real y José Luis Veiga, perdieron la vida al intentar entrar en el depósito para rescatar a su compañera, Ana Paz Vilariño. Las cuatro víctimas del accidente laboral eran trabajadores de dos empresas auxiliares contratadas por el astillero.
La magnitud de esta inexorable, calculada, negociada, prevista y fabricada sangría -de la que el suceso de Ferrol resulta un dramático episodio- apenas resulta imaginable. En España se producen cuatro o cinco muertes por cada día laboral (946 en 2004), decenas de trabajadores mutilados gravemente en cada jornada (10.549 en 2004, más de 40 por cada día laboral) y decenas de miles de personas están amenazadas directamente de enfermedades profesionales evitables.

¿Cómo se fabrica tanta muerte y desolación?
La secuencia de los hechos ocurridos en Ferrol es reveladora de la catástrofe homicida que afecta a nuestro país como consecuencia de la funesta primacía del beneficio económico sobre la vida, la salud y el respeto debido al trabajo.
La tragedia del 11 de mayo tuvo lugar en la fragata en construcción Roald Amudsen, nada más comenzar la jornada de mañana. La trabajadora Ana Paz de la subcontrata Mainfer recibió la orden de limpiar un tanque de dos metros de profundidad e introducirse en su interior por el acceso disponible, una escotilla situada en la parte superior. En ese tanque, el día anterior, se había soldado una tubería usando argón licuado. La segunda trabajadora en entrar en el tanque iba a ser otra empleada de Mainfer, Elisa. Nada más asomarse a la boca del tanque observó el cuerpo tendido de Ana y, nerviosa, empezó a gritar pidiendo auxilio. Eduardo y Juan Carlos, dedicados a la misma tarea por cuenta de la misma contrata, corrieron hacia el tanque e intentaron socorrer a Ana, pero nada más bajar por la escalerilla, en pocos segundos, perdieron la consciencia y perecieron. Lo mismo le ocurrió a la cuarta víctima, José Luis Veiga, soldador de Tecnimo que estaba cerca e intentó ayudar a sus compañeros. Un quinto trabajador se salvó cuando, a punto de entrar en el tanque, un encargado de obra, sospechando lo que ocurría en el interior, le agarró y le conminó a esperar los servicios especializados.
Toda empresa constructora de buques, como Navantia, o de mantenimiento, como Mainfer, conocen que, en caso de escape en un contenedor, el argón licuado se evapora muy rápidamente provocando supersaturación del aire con grave peligro de asfixia. Cuando esto ocurre en un recinto cerrado y a bajas concentraciones de oxígeno, la pérdida de consciencia y la muerte a quien acceda al interior pueden ocurrir en segundos, sin ninguna advertencia. Más aún, el acceso a este tipo de tanques está sujeta a una normativa de seguridad, según la cual a su entrada, debe existir un documento en el que conste que se realizó una medición para comprobar si existen restos de gas, lo que sirve para dar la orden de entrada en el recinto. Sin embargo, en esta ocasión, todo indica que no se hizo así.
A la vista de los hechos no tardarán quienes pretendan despachar el asunto como una cuestión de negligencia culpable o fatídico error humano. Sin embargo, los trabajadores debemos estar precavidos frente a ese interesado reduccionismo, pues sabemos que lo ocurrido en Ferrol es una simple repetición de cientos de sucesos similares, que al final acaban por colmar la carreta de muertos. Hay que tener en cuenta que en la España de hoy, capitalista e industrialmente progresada, mezquina en su culto a la codicia y el dinero, la Normativa de Seguridad e Higiene laboral vigente no ha llegado nunca a ser el mecanismo de prevención de siniestros laborales y daños a la salud en el trabajo que defienden sus promotores, sino más bien una lamentable excusa para negar la fatal provocación de accidentes laborales y enfermedades profesionales evitables que sigue al modelo actual de organización del trabajo industrial y de relaciones laborales, basado en la precariedad y explotación más funestas.
Dolidos por la muerte de nuestros compañeros, hartos de que tanto cálculo económico acabe siempre en llanto para los mismos, nuestra preocupación de trabajadores es detener cuanto antes este atroz goteo de muertes, esta sangría.
Y no ignoramos que ha de hacerse para lograrlo: atacar al verdadero agente homicida, disponiéndonos colectivamente a sustituir el principio que rige la organización del trabajo bajo el capitalismo -el beneficio privado- por el principio inexcusable del respeto a la vida humana y la salud de los trabajadores. Solo ese día se romperá la fatal cadena. El día en que nos dispongamos a acabar con la precariedad laboral, con la contratación temporal abusiva y con el régimen de subcontratas y externalizaciones, basado en el ahorro de costes y la exaltación de la competitividad empresarial. El día en que afeemos la conducta de los sindicatos CC.OO, UGT, CIG y USO, confabulados el 13 de mayo en Ferrol para ofrecer como toda respuesta a la masacre de Ferrol un paro de cuatro horas y la garantía a la empresa y al delegado del gobierno de que, tal como estaba previsto, el próximo 25 de mayo se procederá a la prevista botadura de la fragata-tumba.
Hasta que no nos dispongamos a hacer todas estas cosas, la agresión mortífera del capitalismo y sus valedores contra los trabajadores no terminará.

Publicado: 18 May 2005, 17:29
por Manu García
Sole, aquí está la noticia en la página de la CNT de Valencia:

http://www.nodo50.org/valencia_lliberta ... hp?id=1439

Reflexiones para pensar

Publicado: 23 May 2005, 10:35
por azahuria
Las condiciones de la clase trabajadora: Inglaterra 1844, Ferrol y China 2005
Se ha abierto un debate sobre el accidente de Ferrol en los astilleros. Se trata de discutir y de ver cómo puede luchar contra la clase obrera. Para ello vendría bien hacer una reflexión sobre lo que dice Engels sobre los accidentes de trabajo en su libro La Situación de la clase obrera en Inglaterra y compararlo con lo que está pasando en China que en los años 60-70 nos vendieron como “milagro” de “comunismo” y ahora nos venden como “milagro” de capitalismo.
De acuerdo con Engels, los mineros del carbón soportaron un exceso inimaginable de males. "En todo el imperio británico no hay ocupación en la cual un hombre pueda encontrar su fin en tantas formas diferentes como en ésta. La mina de carbón es el escenario de un sin fin de las más aterradoras calamidades, y éstas vienen directamente del egoísmo de la burguesía." (La Condición de la Clase trabajadora en Inglaterra, `El proletariado minero').
Se producían explosiones de gas "en una u otra mina, casi todos los días". La acumulación de "gas de ácido carbónico" sofocaba a "todo el que entrara allí". La adecuada ventilación de las minas podría haber mejorado la seguridad, "pero la burguesía no tenía dinero para gastar con este propósito". Los colapsos de la parte superior del interior de las minas eran comunes porque, dada la sed creciente del ahorro de energía , el interés de la burguesía era "tener las vetas explotadas tan completamente como fuera posible, y de allí los accidentes de este tipo". El empleo de niños y jóvenes en estas minas fue común, y todos se quejaban de estar excesivamente cansados: "Los niños se tendían cerca de la chimenea en el suelo tan pronto como llegaban a casa, y se quedaban dormidos inmediatamente sin ser capaces de tomar algo de comida, y tenían que ser lavados y colocados sobre sus camas mientras estaban dormidos”.
En la época en que Engels escribió su estudio, en 1844, el capitalismo estaba en su fase inicial, en su periodo ascendente y todavía progresista.. La indignación del proletariado contra dichas condiciones de trabajo inhumanas tomó la forma de combinaciones entre sindicatos y luchas por reformas que en ese periodo histórico resultaban viables pues el capitalismo estaba en expansión.
Sin embargo, ahora en China se producen miles de muertes todos los años en las minas de carbón como producto de un régimen de trabajo que nada tiene que envidiar al de los tiempos en que Engels escribía. Para darse una idea bastante somera tomemos en primer lugar una información aparecida en el diario digital 20 MINUTOS: «Una explosión de gas ocurrida en una mina de carbón en la provincia de Liaoning, en el nordeste de China, causó la muerte a 203 personas, informó el martes la agencia estatal de noticias Xinhua.» (15-2-05, http://www.20minutos.es/noticia/5486/0/OESTP/CHINA/MINA).
A propósito de esta noticia, el diario El Mundo publicaba un reportaje que recogía unas cifras escalofriantes: «El propio Gobierno chino admitió que en 2004 fallecieron 6.027 mineros en inundaciones, explosiones e incendios, una cifra que la ONG de Hong Kong China Labour Bulletin eleva hasta los 20.000.El trágico ratio de muertos por tonelada de carbón extraída en China es 100 veces mayor que en Estados Unidos, y 10 veces más que el de la India. La mortalidad de mineros chinos representa, de hecho, el 80% de la de todo el mundo».
Como en Inglaterra del siglo XIX no se toma ninguna medida de seguridad ni se invierte en instalaciones adecuadas. Se busca una explotación intensiva de las minas lo que pone en peligro la seguridad de los obreros: «China cubre con carbón dos tercios de sus necesidades energéticas, de ahí que muchas de sus 26.000 minas estén sometidas a una explotación intensiva y, en muchos casos, se hallen técnicamente agotadas. Ello obliga a las explotaciones mineras a buscar los filones de carbón a gran profundidad, donde el riesgo de explosión por gas metano es mucho más alto. La detonación en el yacimiento de Sunjiawan, donde perecieron los 203 mineros, se produjo a 242 metros de profundidad. Además, en un sector pobremente regulado, las normas de seguridad no siempre se cumplen y muchos propietarios de minas han sido acusados de poner los beneficios por encima de la seguridad ya que un equipamiento de desgasificación adecuado y el reforzamiento de las estructuras multiplicaría el coste de producción por cinco».
La explotación de los obreros es brutal: «Los mineros son obligados a trabajar largos turnos por sueldos que apenas superan los 70 euros al mes. «Sólo trabajan y beben, porque no saben si al día siguiente estarán vivos», señala a EL MUNDO un obrero que vivió durante años en una aldea minera».
En un trabajo sobre la situación de la clase obrera en China (Xulio Ríos http://www.gloobal.info/iepala/gloobal/ ... tos&id=766) se señala: «Las minas asesinan siempre en China. El pasado 20 de noviembre, un incendio provocado por un cable eléctrico en la mina de hierro en Shahe, al norte de la provincia de Hebei, se extendió rápidamente, causando 57 muertos por asfixia. Esta provincia ya había registrado otras dos catástrofes, esta vez en Handan: 13 muertos el 23 de septiembre en un escape de gas y 29 más en una inundación unos días más tarde», añadiendo «El domingo 28 de noviembre, en la mina de Chenjiashan, en Shenxi, cerca de 300 mineros trabajaban en su interior cuando una explosión de gas se registró a 8.000 metros de la entrada. Consiguen salir 127 trabajadores, 41 heridos. Pero el resto quedan enterrados bajo tierra. Esta mina de carbón pertenece a una importante sociedad estatal. Las más altas autoridades del Partido y del Estado se manifiestan en torno al desastre. Pero en la población existe la convicción de que sus decisiones, si llegan algún día, serán totalmente ineficaces» .y precisando que «¿Se trata de casos aislados? Ni mucho menos. En diciembre, las noticias de nuevos accidentes se multiplican. En la provincia de Shanxi, en el pozo de Yangyuan, 33 muertos. En la provincia de Guizhou, 35 muertos. Para reducir estos accidentes tan frecuentes sería necesario cerrar algunas minas, invertir en formación y seguridad, cambiar la mentalidad de autoridades, directores de las empresas y de los propios trabajadores, incrementar las medidas de supervisión y control y reducir la producción. Pero las prioridades son otras».
«La tragedia constante a que se ve sometido el sector minero no es fruto de la casualidad. Forma parte del gigantesco coste humano de esa marcha forzada que China ha iniciado hacia esa "pequeña prosperidad", según la expresión oficial, a la que aspiran todos los chinos. El rápido desarrollo del país, que está beneficiando en mayor grado a una pequeña minoría sin poder llegar aún a los ya 1.300 millones de chinos, refleja la apuesta por un modelo rico en ambiciones pero que aún no dispone de los medios necesarios (¿ni de la voluntad?) para determinar una mayor generalización del bienestar. ¿Es soportable este precio que los chinos deben pagar o puede conducir a una inestabilidad o explosión social de imprevisibles consecuencias?»
Aquí el autor toca el corazón del problema y lo que cabe preguntarse es si este enorme sacrificio de vidas humanas sería comparable al que hubo en Inglaterra en el siglo XIX o por el contrario no hará sino formar parte de un sobresalto de producción desaforada que puede acabar en un tremendo cataclismo económico.
El propio autor aporta elementos que muestran que todo lo que se habla de “milagro chino” es una superchería pues en realidad a la vez que se produce locamente y a crédito en unos sectores otros son desmantelados ocasionando fuertes oleadas de desempleo: «De 1998 en adelante, un total de 28 millones de asalariados de las empresas estatales han perdido su empleo y 88.000 empresas públicas han sido eliminadas, bien por quiebra, fusión o reestructuración. Son las primeras y grandes víctimas del milagro económico chino. Y si la vieja clase obrera se ve cada día más sacrificada en el altar de la modernización, nuevas relaciones sociales son objeto de reinvención en la nueva China que está emergiendo en las provincias y regiones más desarrolladas. En cualquiera de esas fábricas, construida con capital procedente del mundo rico, y ubicada en los alrededores de Shangai o en la provincia de Guangdong puede observarse a numerosos jóvenes trabajadores procedentes del campo, jugando al billar o gozando de la música o los videos de Hong Kong. Se trata de jóvenes que soportan jornadas de 12 a 14 horas diarias, siete de cada siete días. Viven en el entorno de la fábrica, no pueden salir durante la semana y solo pueden disfrutar del domingo por la tarde de tiempo libre, organizado en forma de ocio por la propia empresa. Y no protestan, ni se sienten maltratados ni tienen el sentimiento o la percepción de estar explotados. Es más, se consideran a si mismos unos privilegiados por haber abandonado el ingrato trabajo de la tierra, en las zonas más remotas del país, donde sus familias apenas consiguen sobrevivir»
Estas condiciones brutales son las mismas, con otra cara, que la que soporta lo que el autor llama la “vieja clase obrera”. En realidad estas nuevas generaciones obreras que soportan las brutales condiciones que describe el autor es muy posible que, en un primer momento, “no protesten” y se sientan “deslumbrados” por su nueva situación, pero la evolución del capitalismo chino no es hacia un crecimiento y un progreso ininterrumpidos. Esto les llevará inevitablemente a luchar y a ver a sus compañeros del Norte no como “los viejos” sino como hermanos de combate.
En ese sentido la verdadera realidad de China no está en esos “milagros económicos” que nos venden sino en la tragedia de las minas de carbón. Son estas con sus 20.000 muertos anuales las que muestran adonde va realmente el capitalismo chino. Como señalan los compañeros de Word Revolution de la CCI en su artículo “China ¿milagro o espejismo? «Un verdadero desastre está emergiendo en China. Lo que está pasando hoy en China no es el presagio de una nueva fase de desarrollo de las fuerzas productivas, sino un nuevo hundimiento hacia el colapso económico… No pasará mucho antes de que el fallecimiento del dragón chino muestre las mentiras que están detrás milagros- la sombra de la realidad de la bancarrota del sistema capitalista."
FE