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Los problemas de la ciencia no son sólo económicos

Publicado: 02 Dic 2013, 10:41
por aristegui
https://www.diagonalperiodico.net/saber ... micos.html



El pasado mes de octubre, tras una agónica espera de varios meses, el Consejo Superior de Inves­ti­gaciones Científicas (CSIC), la mayor institución científica del Estado español, recibía al fin una inyección de 70 millones de euros. Sumada a los 25 millones recibidos en junio, esta aportación impide el cierre inminente de la entidad por falta de fondos para los gastos comunes, como la luz y el agua, de sus más de cien centros de investigación.

Sin embargo, la opinión generalizada entre los investigadores es que el rescate no soluciona los problemas estructurales de la entidad. Según A.M., investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC que prefiere guardar anonimato, “lo único que se consigue es que el golpe no sea tan duro. Aún así, el golpe ­será fortísimo. Al CSIC le dan dos posibilidades: la quiebra o rebajar la calidad de su funcionamiento. Se ha optado por la última, reduciendo, sobre todo, el personal. La destrucción del sistema público de I+D está en marcha, con esos 70 millones o sin ellos”.

En los centros de investigación del CSIC se comenta que en los próximos meses se anunciarán nuevas medidas de ajuste, como la fusión entre centros poco eficientes o la integración de los institutos más pequeños en otros más grandes; ­una medida que podría afectar a una treintena de centros de la entidad.
Según D.B, investigador del Centro Nacional de Biotecnología que también prefiere permanecer en el anonimato, “el rescate de 70 millones al CSIC, aparte de insuficiente, corresponde a una estrategia para dejar morir lentamente al enfermo mientras se intenta dar la impresión de estar haciendo lo posible por sanearlo, reduciendo a su vez el coste político que tendría una quiebra abrupta. Así se ponen las bases para el deterioro de las condiciones de trabajo y la destrucción de empleo (ambas cosas son ya un hecho en el CSIC)”.

Antes del rescate, la situación económica había llegado a tal extremo que en el mes de julio se aplicó un “corralito” a los ahorros que los investigadores del CSIC guardaban para contingencias y que, a día de hoy, aún no han sido devueltos, dificultando enormemente el normal funcionamiento de los laboratorios por falta de fondos. También se llevaron a cabo una serie de medidas de ahorro que contemplaban el aplazamiento de pagos a proveedores y el cierre temporal de centros o su apertura sin las condiciones mínimas de habitabilidad. Durante los cortes en la climatización e iluminación que sufrieron varios institutos el pasado mes de agosto, llegaron a registrarse temperaturas de 35ºC en el interior de alguno de ellos, como el Centro de Investigaciones Bioló­gicas en Madrid.
La punta del iceberg

La solución momentánea del derrumbe de la mayor institución de investigación tampoco arregla la situación conjunta del sector de la I+D . “La ciencia en este país es mucho más que el CSIC”, apunta David Aristegui, trabajador de la spin-off Biomol-Informatics. Y añade que “gran parte de los grupos de investigación están en universidades, otros Orga­nismos Públicos de Investiga­ción o en menor medida en departamentos de I+D de empresas o spin-offs, como es mi caso. A mí me deben seis nóminas y el juicio me lo han puesto para mayo del 2015 (sí, 2015). El rescate al CSIC es sólo un parche”.

Para muchos investigadores, los problemas económicos no son más que la punta de iceberg de las dificultades que atraviesa la ciencia en el Estado español. “La carrera investigadora ha de ser reformada profundamente”, explica A.M. “Las relaciones laborales dentro del sector de la I+D son un grave problema, donde los trabajadores van camino de ser una especie de jornaleros de la ciencia. La precariedad no es sólo temporal, sino también espacial: un trabajador de I+D no sabe por cuánto tiempo va a realizar su trabajo, y tampoco sabe dónde tendrá que desplazarse”.

“Ahora mismo estamos adoptando lo peor de dos modelos distintos”, indica Aristegui. “Del actual modelo –la ciencia pública– va a quedar ese resto feudal que es la relación maestro-aprendiz, la relación entre el investigador y sus becarias/os, sin mecanismos de defensa para las personas que empiezan su carrera científica. Además, cada investigador trata su laboratorio (porque puede) como su reino de taifas particular, haciendo y deshaciendo a su antojo”.
Por y para el mercado

El segundo modelo del que habla Aristegui viene definido por las palabras del diputado del PP Alejan­dro Fernández Álvarez en sesión parlamentaria: “La investigación tiene que dejar de ser contemplativa para ser competitiva, es decir, al servicio de nuestro sistema económico”. El nuevo modelo que prepara el Gobierno para la I+D deja el principal aporte de inversión en manos de las empresas.

“Todo lo que se hacía antes con dinero público”, apunta Aristegui, “ahora se va a hacer con dinero privado, La ciencia será esponsorizada o no será. Recientes eventos que así lo confirman son la firma de un convenio del CSIC con una conocida marca de aguas para estudiar los efectos de su consumo en el colesterol o la celebración del aniversario de una marca de lencería en el Jardín Botánico. No tengo nada especialmente en contra del agua mineral ni de la lencería, pero no encajan en los modelos de ciencia que yo creo adecuados para la investigación”.

D.B. también apunta a la mercantilización de la I+D como un escollo: “la ciencia, en lugar de como algo enriquecedor para la sociedad, se presenta como un producto que debe ser rentable y al no serlo en el corto plazo, pierde el interés. Es necesario que la sociedad valore el papel de la ciencia, al igual que valora el de la educación, la sanidad u otros servicios públicos”.

Re: Los problemas de la ciencia no son sólo económicos

Publicado: 09 Dic 2013, 16:02
por Jonsan
“Todo lo que se hacía antes con dinero público”, apunta Aristegui, “ahora se va a hacer con dinero privado, La ciencia será esponsorizada o no será. encuestas pagas Recientes eventos que así lo confirman son la firma de un convenio del CSIC con una conocida marca de aguas para estudiar los efectos de su consumo en el colesterol o la celebración del aniversario de una marca de lencería en el Jardín Botánico. No tengo nada especialmente en contra del agua mineral ni de la lencería, pero no encajan en los modelos de ciencia que yo creo adecuados para la investigación”.
no se que pensar

Re: Los problemas de la ciencia no son sólo económicos

Publicado: 09 Dic 2013, 21:10
por Joreg
90 millones de euros para el CSIC, son una verdadera porquería. Si a ese nivel van a dejar la investigación en España, caerá en manos privadas, se investigará con criterios de rentabilidad empresarial, y se establecerán patentes sobre los resultados. Algo así funciona en EE.UU., y no sé qué intereses tendrá al respecto la estructura empresarial española. No veo yo a empresarios de por aquí que se arriesguen a invertir en biotecnología o en lo que sea. No sé, la verdad.

Re: Los problemas de la ciencia no son sólo económicos

Publicado: 09 Dic 2013, 21:25
por Xell
Por firmar convenios puntuales, no creo que vaya a repercutir de forma significativa. Y en España, dejar a la investigación sin recursos, equivale a cargársela, porque si a estas alturas el sector privado no se ha puesto las pilas, ya no lo va a hacer.

Esas inversiones debieron hacerse cuando las vacas gordas, pero como el empresariado español sólo piensa en la rapiña, invirtieron en ladrillo, que es más rentable a corto plazo, sin tener en cuenta que más pronto que tarde iban a estamparse, y así ocurrió.

Re: Los problemas de la ciencia no son sólo económicos

Publicado: 12 Dic 2013, 09:12
por Joreg
Un artículo sobre el sesgo que producen en ciencia las revistas científicas y los incentivos que pesan sobre los científicos.
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Por qué revistas como ‘Nature’, ‘Science’ y ‘Cell’ hacen daño a la ciencia
El premio Nobel protesta contra el sistema de publicaciones en el mundo de la investigación

RANDY SCHEKMAN
Biólogo estadounidense. Ha ganado el Premio Nobel de Medicina en 2013.

Soy científico. El mío es un mundo profesional en el que se logran grandes cosas para la humanidad. Pero está desfigurado por unos incentivos inadecuados. Los sistemas imperantes de la reputación personal y el ascenso profesional significan que las mayores recompensas a menudo son para los trabajos más llamativos, no para los mejores. Aquellos de nosotros que respondemos a estos incentivos estamos actuando de un modo perfectamente lógico —yo mismo he actuado movido por ellos—, pero no siempre poniendo los intereses de nuestra profesión por encima de todo, por no hablar de los de la humanidad y la sociedad.

Todos sabemos lo que los incentivos distorsionadores han hecho a las finanzas y la banca. Los incentivos que se ofrecen a mis compañeros no son unas primas descomunales, sino las recompensas profesionales que conlleva el hecho de publicar en revistas de prestigio, principalmente Nature, Cell y Science. Se supone que estas publicaciones de lujo son el paradigma de la calidad, que publican solo los mejores trabajos de investigación. Dado que los comités encargados de la financiación y los nombramientos suelen usar el lugar de publicación como indicador de la calidad de la labor científica, el aparecer en estas publicaciones suele traer consigo subvenciones y cátedras. Pero la reputación de las grandes revistas solo está garantizada hasta cierto punto. Aunque publican artículos extraordinarios, eso no es lo único que publican. Ni tampoco son las únicas que publican investigaciones sobresalientes.

Estas revistas promocionan de forma agresiva sus marcas, de una manera que conduce más a la venta de suscripciones que a fomentar las investigaciones más importantes. Al igual que los diseñadores de moda que crean bolsos o trajes de edición limitada, saben que la escasez hace que aumente la demanda, de modo que restringen artificialmente el número de artículos que aceptan. Luego, estas marcas exclusivas se comercializan empleando un ardid llamado “factor de impacto”, una puntuación otorgada a cada revista que mide el número de veces que los trabajos de investigación posteriores citan sus artículos. La teoría es que los mejores artículos se citan con más frecuencia, de modo que las mejores publicaciones obtienen las puntuaciones más altas. Pero se trata de una medida tremendamente viciada, que persigue algo que se ha convertido en un fin en sí mismo, y es tan perjudicial para la ciencia como la cultura de las primas lo es para la banca.

Es habitual, y muchas revistas lo fomentan, que una investigación sea juzgada atendiendo al factor de impacto de la revista que la publica. Pero como la puntuación de la publicación es una media, dice poco de la calidad de cualquier investigación concreta. Además, las citas están relacionadas con la calidad a veces, pero no siempre. Un artículo puede ser muy citado porque es un buen trabajo científico, o bien porque es llamativo, provocador o erróneo. Los directores de las revistas de lujo lo saben, así que aceptan artículos que tendrán mucha repercusión porque estudian temas atractivos o hacen afirmaciones que cuestionan ideas establecidas. Esto influye en los trabajos que realizan los científicos. Crea burbujas en temas de moda en los que los investigadores pueden hacer las afirmaciones atrevidas que estas revistas buscan, pero no anima a llevar a cabo otras investigaciones importantes, como los estudios sobre la replicación. En casos extremos, el atractivo de las revistas de lujo puede propiciar las chapuzas y contribuir al aumento del número de artículos que se retiran por contener errores básicos o ser fraudulentos. Science ha retirado últimamente artículos muy impactantes que trataban sobre la clonación de embriones humanos, la relación entre el tirar basura y la violencia y los perfiles genéticos de los centenarios. Y lo que quizá es peor, no ha retirado las afirmaciones de que un microorganismo es capaz de usar arsénico en su ADN en lugar de fósforo, a pesar de la avalancha de críticas científicas.

Hay una vía mejor, gracias a la nueva remesa de revistas de libre acceso que son gratuitas para cualquiera que quiera leerlas y no tienen caras suscripciones que promover. Nacidas en Internet, pueden aceptar todos los artículos que cumplan unas normas de calidad, sin topes artificiales. Muchas están dirigidas por científicos en activo, capaces de calibrar el valor de los artículos sin tener en cuenta las citas. Como he comprobado dirigiendo eLife, una revista de acceso libre financiada por la Fundación Wellcome, el Instituto Médico Howard Hughes y la Sociedad Max Planck, publican trabajos científicos de talla mundial cada semana.

Los patrocinadores y las universidades también tienen un papel en todo esto. Deben decirles a los comités que toman decisiones sobre las subvenciones y los cargos que no juzguen los artículos por el lugar donde se han publicado. Lo que importa es la calidad de la labor científica, no el nombre de la revista. Y, lo más importante de todo, los científicos tenemos que tomar medidas. Como muchos investigadores de éxito, he publicado en las revistas de renombre, entre otras cosas, los artículos por los que me han concedido el Premio Nobel de Medicina, que tendré el honor de recoger mañana. Pero ya no. Ahora me he comprometido con mi laboratorio a evitar las revistas de lujo, y animo a otros a hacer lo mismo.

Al igual que Wall Street tiene que acabar con el dominio de la cultura de las primas, que fomenta unos riesgos que son racionales para los individuos, pero perjudiciales para el sistema financiero, la ciencia debe liberarse de la tiranía de las revistas de lujo. La consecuencia será una investigación mejor que sirva mejor a la ciencia y a la sociedad.

http://sociedad.elpais.com/sociedad/201 ... 65291.html