El fin del trabajo?
Publicado: 30 May 2004, 20:07
“La automatización amenaza con hacer posible la inversión de la relación entre el tiempo de ocio y el del trabajo: esto es, hacer que el tiempo empleado en el trabajo se convierta en marginal mientras que el tiempo empleado en el ocio se haga fundamental. El resultado sería una modificación radical en la asignación de valores, y una forma de vida incompatible con las culturas tradicionales. La sociedad industrial avanzada se halla en movilización permanente contra esta posibilidad.” Herbert Marcuse.
Los cajeros automáticos, en el pasado una rareza, empiezan a ser algo absolutamente común en las ciudades y suburbios de los Estados Unidos, reduciendo significativamente la necesidad de cajeros humanos en las oficinas bancarias. Las máquinas reducen los tiempos de transacción, están disponibles 24 horas al día y operan a una fracción del coste de los cajeros humanos. “Un empleado de caja puede realizar 200 transacciones por día, trabajando 30 horas por semana, con un salario comprendido entre los 8.000 y los 20.000 dólares por año mas beneficios extrasalariales, con descansos para tomar café, con vacaciones y con posibilidad de baja por enfermedad… Por el contrario, un cajero automático puede hacer hasta 2.000 transacciones diarias, trabaja 168 horas por semana, representa un coste operativo de 22.000 dólares por año y no toma café ni tiene derecho a vacaciones”. Entre 1983 y 1993 los bancos eliminaron 179.000 empleados de caja, o lo que es lo mismo, un 37% de su fuerza laboral, sustituyéndola por cajeros automáticos. En el año 2000, hasta el 90% de los clientes bancarios emplearán, de forma sistemática, los cajeros automáticos.
Los trabajadores temporales y la subcontratación constituyen el núcleo de la actual masa laboral eventual, es decir, millones de americanos cuyo trabajo se puede usar y tirar al instante y a un precio mucho más bajo que la fuerza laboral permanente. Su simple existencia permite la reducción de los niveles salariales de los restantes trabajadores a tiempo completo. Los empresarios, cada vez más, utilizan la amenaza del contrato temporal y de la subcontratación con el fin de conseguir las menores exigencias en cuanto a salarios por parte de los sindicatos (…). El 42% del crecimiento en las desigualdades en salarios e ingresos se debía a la decisión de la dirección de crear dos niveles de trabajadores, un núcleo de trabajadores bien pagados y un grupo de trabajadores eventuales mal pagados.
Nos acercamos rápidamente a una encrucijada histórica en el devenir de la humanidad. Las empresas multinacionales son, en la actualidad, capaces de producir un volumen de bienes y servicios sin precedentes, con una cada vez menor fuerza laboral. Las nuevas tecnologías nos llevan a una era de producción prácticamente sin trabajadores en el preciso momento en que los niveles de población del planeta están llegando a niveles desconocidos hasta ahora. El conflicto que deberá producirse como consecuencia de las presiones derivadas de una población creciente y de unas oportunidades de empleo decrecientes definirá las características geopolíticas de la nueva economía emergente basada en las tecnologías punta.
En el nuevo entorno caracterizado por conflictos de baja intensidad, los ejércitos y las fuerzas de policía nacionales se harán mucho mas fuertes para poder hacer frente e incluso contener la violencia, dando paso, además, a un papel protagonista de las fuerzas de seguridad privadas, que serán contratadas para garantizar la seguridad en las zonas de las clases de élite de la aldea global basada en las altas tecnologías.
La transición hacia la tercera revolución industrial lleva a que nuestros principios más sólidos se cuestionen el significado y la dirección del progreso(…). En vísperas de la entrada en el tercer milenio, la civilización se encuentra a caballo entre dos mundos absolutamente diferentes, uno utópico y repleto de promesas, el otro distópico y lleno de peligros. En esencia, de lo que se trata es del propio concepto de trabajo. ¿Cómo empieza a prepararse la humanidad frente a un futuro en el que la mayor parte del trabajo pasará de los seres humanos a las máquinas?
Los crecientes niveles de desempleo global y la mayor polarización entre ricos y pobres crean las condiciones necesarias para la aparición de disturbios sociales y una guerra abierta de clases a una escala nunca experimentada, con anterioridad, en la historia humana (…). Una nueva forma de barbarismo está latente justo a las puertas del nuevo mundo. Más allá de las tranquilas zonas residenciales y de los enclaves urbanos de los ricos yacen millones de seres humanos desamparados y desesperados. Angustiados, encolerizados y con pocas esperanzas de poder huir de sus circunstancias en el futuro, son los que se supone defenderán los derechos, son las masas que demandan justicia y permanencia en la sociedad, los que piden ser oídos y considerados. Su número continúa creciendo a medida que millones de trabajadores se ven en el paro, sin expectativas y dejados a las puertas de la nueva aldea global tecnológica.
(…) A pesar de que nuestros líderes aún hablan de empleo y crimen, los dos grandes temas de nuestro tiempo, como si tan solo estuviesen marginalmente relacionados
Esta es, pues, la situación en la que el mundo se encuentra en los primeros años de la transición hacia la tercera revolución industrial (…). Los defensores del libre mercado acusan a los sindicalistas de obstrucción al proceso de globalización del comercio y de incitar al público con llamamientos xenófobos al proteccionismo. El movimiento obrero responde que las empresas multinacionales reducen los salarios forzando a los trabajadores a tener que competir con mano de obra barata procedente de países del tercer mundo.
Los optimistas tecnológicos acusan a los críticos de la tecnología punta de intentar bloquear el proceso y de defender posiciones extremadamente inocentes. Los críticos de la tecnología argumentan que los tecnófilos se preocupan más de los beneficios que de las personas, y que en su búsqueda de rápidos incrementos en la productividad son insensibles a las terribles consecuencias que la automatización producirá sobre las vidas de millones de trabajadores.
Algo sabemos con certeza: entramos en un nuevo periodo de la historia en el que las máquinas sustituirán, de forma cada vez más creciente, a los hombres en la producción de bienes y servicios.
Entramos en una nueva etapa de mercados globales y de procesos productivos automatizados. El camino hacia una economía prácticamente sin trabajo ya esta a la vista. El que nos conduzca a un lugar seguro o a un terrible abismo dependerá de cómo la civilización se prepare para la era posterior a la actual, aquella que será consecuencia inmediata de los planteamientos de la tercera revolución industrial. El final del trabajo puede representar una sentencia de muerte para la civilización, tal y como la hemos conocido. El final del trabajo tambien podrá señalar el principio de una gran transformación social, el renacimiento del espíritu del hombre. El futuro está en nuestras manos.
Extraído del libro “El fin del trabajo”, J. Rifkin, 1.994
PD: Con la sana intención de dialogar. Si, lo se, es un poco largo.
Los cajeros automáticos, en el pasado una rareza, empiezan a ser algo absolutamente común en las ciudades y suburbios de los Estados Unidos, reduciendo significativamente la necesidad de cajeros humanos en las oficinas bancarias. Las máquinas reducen los tiempos de transacción, están disponibles 24 horas al día y operan a una fracción del coste de los cajeros humanos. “Un empleado de caja puede realizar 200 transacciones por día, trabajando 30 horas por semana, con un salario comprendido entre los 8.000 y los 20.000 dólares por año mas beneficios extrasalariales, con descansos para tomar café, con vacaciones y con posibilidad de baja por enfermedad… Por el contrario, un cajero automático puede hacer hasta 2.000 transacciones diarias, trabaja 168 horas por semana, representa un coste operativo de 22.000 dólares por año y no toma café ni tiene derecho a vacaciones”. Entre 1983 y 1993 los bancos eliminaron 179.000 empleados de caja, o lo que es lo mismo, un 37% de su fuerza laboral, sustituyéndola por cajeros automáticos. En el año 2000, hasta el 90% de los clientes bancarios emplearán, de forma sistemática, los cajeros automáticos.
Los trabajadores temporales y la subcontratación constituyen el núcleo de la actual masa laboral eventual, es decir, millones de americanos cuyo trabajo se puede usar y tirar al instante y a un precio mucho más bajo que la fuerza laboral permanente. Su simple existencia permite la reducción de los niveles salariales de los restantes trabajadores a tiempo completo. Los empresarios, cada vez más, utilizan la amenaza del contrato temporal y de la subcontratación con el fin de conseguir las menores exigencias en cuanto a salarios por parte de los sindicatos (…). El 42% del crecimiento en las desigualdades en salarios e ingresos se debía a la decisión de la dirección de crear dos niveles de trabajadores, un núcleo de trabajadores bien pagados y un grupo de trabajadores eventuales mal pagados.
Nos acercamos rápidamente a una encrucijada histórica en el devenir de la humanidad. Las empresas multinacionales son, en la actualidad, capaces de producir un volumen de bienes y servicios sin precedentes, con una cada vez menor fuerza laboral. Las nuevas tecnologías nos llevan a una era de producción prácticamente sin trabajadores en el preciso momento en que los niveles de población del planeta están llegando a niveles desconocidos hasta ahora. El conflicto que deberá producirse como consecuencia de las presiones derivadas de una población creciente y de unas oportunidades de empleo decrecientes definirá las características geopolíticas de la nueva economía emergente basada en las tecnologías punta.
En el nuevo entorno caracterizado por conflictos de baja intensidad, los ejércitos y las fuerzas de policía nacionales se harán mucho mas fuertes para poder hacer frente e incluso contener la violencia, dando paso, además, a un papel protagonista de las fuerzas de seguridad privadas, que serán contratadas para garantizar la seguridad en las zonas de las clases de élite de la aldea global basada en las altas tecnologías.
La transición hacia la tercera revolución industrial lleva a que nuestros principios más sólidos se cuestionen el significado y la dirección del progreso(…). En vísperas de la entrada en el tercer milenio, la civilización se encuentra a caballo entre dos mundos absolutamente diferentes, uno utópico y repleto de promesas, el otro distópico y lleno de peligros. En esencia, de lo que se trata es del propio concepto de trabajo. ¿Cómo empieza a prepararse la humanidad frente a un futuro en el que la mayor parte del trabajo pasará de los seres humanos a las máquinas?
Los crecientes niveles de desempleo global y la mayor polarización entre ricos y pobres crean las condiciones necesarias para la aparición de disturbios sociales y una guerra abierta de clases a una escala nunca experimentada, con anterioridad, en la historia humana (…). Una nueva forma de barbarismo está latente justo a las puertas del nuevo mundo. Más allá de las tranquilas zonas residenciales y de los enclaves urbanos de los ricos yacen millones de seres humanos desamparados y desesperados. Angustiados, encolerizados y con pocas esperanzas de poder huir de sus circunstancias en el futuro, son los que se supone defenderán los derechos, son las masas que demandan justicia y permanencia en la sociedad, los que piden ser oídos y considerados. Su número continúa creciendo a medida que millones de trabajadores se ven en el paro, sin expectativas y dejados a las puertas de la nueva aldea global tecnológica.
(…) A pesar de que nuestros líderes aún hablan de empleo y crimen, los dos grandes temas de nuestro tiempo, como si tan solo estuviesen marginalmente relacionados
Esta es, pues, la situación en la que el mundo se encuentra en los primeros años de la transición hacia la tercera revolución industrial (…). Los defensores del libre mercado acusan a los sindicalistas de obstrucción al proceso de globalización del comercio y de incitar al público con llamamientos xenófobos al proteccionismo. El movimiento obrero responde que las empresas multinacionales reducen los salarios forzando a los trabajadores a tener que competir con mano de obra barata procedente de países del tercer mundo.
Los optimistas tecnológicos acusan a los críticos de la tecnología punta de intentar bloquear el proceso y de defender posiciones extremadamente inocentes. Los críticos de la tecnología argumentan que los tecnófilos se preocupan más de los beneficios que de las personas, y que en su búsqueda de rápidos incrementos en la productividad son insensibles a las terribles consecuencias que la automatización producirá sobre las vidas de millones de trabajadores.
Algo sabemos con certeza: entramos en un nuevo periodo de la historia en el que las máquinas sustituirán, de forma cada vez más creciente, a los hombres en la producción de bienes y servicios.
Entramos en una nueva etapa de mercados globales y de procesos productivos automatizados. El camino hacia una economía prácticamente sin trabajo ya esta a la vista. El que nos conduzca a un lugar seguro o a un terrible abismo dependerá de cómo la civilización se prepare para la era posterior a la actual, aquella que será consecuencia inmediata de los planteamientos de la tercera revolución industrial. El final del trabajo puede representar una sentencia de muerte para la civilización, tal y como la hemos conocido. El final del trabajo tambien podrá señalar el principio de una gran transformación social, el renacimiento del espíritu del hombre. El futuro está en nuestras manos.
Extraído del libro “El fin del trabajo”, J. Rifkin, 1.994
PD: Con la sana intención de dialogar. Si, lo se, es un poco largo.