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Green New Deal: ¿keynesianismo “verde” o ruptura con el capitalismo?

Publicado: 28 Jul 2019, 19:41
por adonis
https://www.elsaltodiario.com/medioambi ... apitalismo
Ya nadie niega la existencia de una fuerte contradicción entre el despliegue histórico real de la economía capitalista y el equilibrio del medio natural que sirve de soporte para la vida en nuestro planeta. Resulta imposible negar que el desarrollo del proceso de industrialización y mercantilización de las relaciones sociales, en el marco capitalista, llevado a cabo en los últimos siglos está empujando a una crisis ecológica que, en conjunción con otra serie de procesos paralelos e interdependientes —la creciente inestabilidad financiera y económica, la devastación cultural y social generada por el neoliberalismo, la tendencial ruptura del escenario geoestratégico que constituía el armazón de las relaciones entre el centro y la periferia del sistema, etc.— ha hecho emerger una serie de derivas caóticas que marcan el inicio de una crisis civilizacional, que pone en cuestión nuestra forma de vivir, producir y relacionarnos, entre nosotros y con el ecosistema del que formamos parte.

No podía ser de otra manera. El sistema capitalista es un sistema de clases, basado en el funcionamiento del supuesto “libre juego” de la competencia económica entre actores que tienen la posibilidad de explotar la fuerza de trabajo ajena, partiendo de la garantía de la propiedad privada de los medios de producción.

La competencia implica algo innegable: hay ganadores y perdedores. Y ser un perdedor en la sociedad del capital es algo realmente serio. La pobreza, la explotación, el sufrimiento, esperan al perdedor, despojado de los medios de producción y, muchas veces, incluso de los recursos imprescindibles para solventar sus necesidades básicas. Así que hay que procurar ganar.

Para ganar hay que acumular recursos. La competencia no es igualitaria. Quien más tiene de partida, más posibilidades tiene de salir victorioso en cada confrontación. Es por eso que las grandes superficies enormes sociedades de capital participadas por fondos globales de inversión y otros inversores multimillonarios) derrotan siempre al tendero de barrio. Es por eso que, pese a lo que se dice, el capitalismo no es realmente un sistema de “libre” comercio: los grandes se hacen más grandes y los pequeños perecen. La tendencia a la acumulación de cada vez más capital en cada vez menos manos es tan consustancial al capitalismo como la explotación del trabajo asalariado. No es algo coyuntural, episódico, un “error” o el epifenómeno colateral de una determinada “fase”.

Por ello el capitalismo ha sido, históricamente, el modo de producción que, hasta el momento, más ha desarrollado la capacidad de producir objetos de la humanidad. Y no deja de hacerlo. La competencia espolea la introducción de nuevas tecnologías y de todas las técnicas que ayuden a aumentar la productividad, provoca la acumulación del capital, el crecimiento de las empresas ganadoras, la aparición de grandes multinacionales y la quiebra de los productores locales y, por tanto, el crecimiento continuo de la producción mercantil.

Quien acumula más recursos, gana. Y ganar le sirve para acumular aún más recursos. Este crecimiento continuo, por supuesto, entra en conflicto con la realidad natural de un planeta finito, con recursos limitados. Y, sobre todo, entra en conflicto porque, para el capital, los daños medioambientales no son más que “externalidades”.

Las externalidades, para los economistas burgueses, son una serie de costes necesarios del proceso de producción, pero que no figuran en la contabilidad de la empresa, y que por tanto no tienen que ser pagados por la misma. Por ejemplo, la contaminación atmosférica producida por una fábrica, genera una serie de costes económicos para el conjunto de la sociedad (enfermedades y por tanto gastos en salud y caídas en la productividad de la mano de obra de la zona; pérdida de la diversidad del ecosistema local, etc.), pero la fábrica no tiene que pagarlos, no figuran en su contabilidad. Así, devienen “rentables” actividades económicas que, si la empresa tuviera que hacer frente a la totalidad de los costes que implican para toda la sociedad, no lo serían.

Hay productos que se producen —y que se comercializan masivamente— que solo se pueden comercializar porque las empresas no tienen que pagar realmente la totalidad de sus costes. Y no los tienen que pagar porque el Estado, en el capitalismo, no es una entidad neutral, ni una especie de representación colectiva que trata de introducir la racionalidad en el caos provocado por la competencia acrecentada entre las empresas, sino un espacio de combate en el que distintas facciones empresariales se disputan quién pagará o quién se aprovechará de determinados negocios, o que crea las condiciones materiales para que todas ellas se enriquezcan, formando a la población, conquistando nuevos mercados para los capitalistas locales, subvencionando determinadas actividades económicas, o financiando con los impuestos cobrados a los contribuyentes (en gran medida extraídos de las rentas de los trabajadores y no de los beneficios de los capitalistas, como se nos quiere hacer creer) las inversiones en investigación y desarrollo necesarias para poner en marcha nuevas líneas de producción que puedan generar nuevos mercados. Ya lo hemos dicho: el capitalismo no es, en modo alguno, un sistema de “libre mercado” en el que el Estado, simplemente, “deja hacer”.

Así que la crisis ecológica presente, no es un fenómeno coyuntural, “paralelo a”, secundario o accidental, en la economía capitalista. Es un resultado necesario del sistema de competencia, propiedad privada de los medios de producción e irracionalidad en la economía en que el capitalismo consiste. Es el producto inevitable de la sociedad de clases.

LLEGÓ EL MOMENTO
Vivimos en plena crisis ecológica. Una crisis tan grave que ya ni los propios capitalistas la pueden negar. Ha llegado el momento en que hay que pagar muchos de sus efectos. Hay cosas que ya no pueden seguir siendo “externalidades” porque ya nos afectan a todos. El coste de la destrucción (de los ecosistemas, de la salud de las poblaciones, de los mecanismos de funcionamiento del clima, etc) y de la necesaria transición del sistema productivo tras el agotamiento de muchas fuentes de recursos naturales, es tan grande, que ya no se sabe como encararlo y ya no se puede ignorar. Ha llegado la hora de pagar, ya sea financiando los costes de la limpieza necesaria, o ya sea financiando las inversiones en investigación y desarrollo que ayuden (quizás) a encontrar nuevos avances tecnológicos que permitan ahuyentar la crisis ecológica mediante cambios fundamentales en las formas de producir. Ha llegado la hora de pagar. Pero, como siempre, los capitalistas no piensan hacerlo. Para ellos, ha llegado la hora de un nuevo gran mercado. Una nueva oportunidad de negocio.

Es por eso que se suceden los intentos de implementar un “capitalismo verde”, de convertir en fuente plusvalor el nuevo arco de necesidades de la población. El capitalismo intenta adaptarse y salir vivo de esta crisis.

Intentos de fusión de las grandes automovilísticas, como la tentativa implementada de fusionar FIAT-Chrysler Automobiles con Renault en los últimos meses, que habría construido un gigante global con una capitalización de cerca de 35.000 millones de euros y una capacidad productiva de 8,7 millones de vehículos. Una fusión que, tal y como los propios directivos de FIAT afirmaban, buscaba acumular capital y recursos para tratar de poner en marcha las líneas de innovación tecnológica necesarias para (quizás) hacer viable a gran escala el coche eléctrico. Una forma de movilidad que aún está lejos, a nivel técnico, de poder sustituir al coche por combustión, en un escenario de creciente contaminación y amenaza de llegada del pico del petróleo y de escasez de recursos imprescindibles para las baterías eléctricas, en su actual estadio tecnológico.

Transformación de las grandes petroleras y energéticas, buscando convertirse en gigantes multienergía globales, invirtiendo en renovables y en todo tipo de nuevos negocios. Cuando todo estalle, el que esté mejor colocado puede que tenga una ventaja decisiva. Para cuando se llegue al pico del petróleo, las petroleras quieren haberse posicionado adecuadamente en las nuevas fuentes de energía y en las nuevas tecnologías que, no lo olvidemos, solo han podido llegar a ser rentables (y hasta donde han llegado a serlo) gracias a un fuerte impulso público.

Endesa e Iberdrola se disputan, así, el liderazgo en renovables en España. Endesa, de hecho, ve como una oportunidad el hecho de que el nuevo gobierno socialista español reactive sus planes de impulso de las renovables y está dispuesta a invertir cerca de 10.000 millones de euros para transformar su mix energético, ahora con mucho peso del carbón, al tiempo que invierte fuertemente en Portugal con la misma intención. Un nuevo mercado, el de las renovables, que se está construyendo sobre el modelo previo del oligopolio de las grandes transnacionales de la energía, soslayando la posibilidad técnica real de la emergencia de una dinámica distribuida, descentralizada y autogestionaria.

Y esas mismas grandes energéticas, estableciendo alianzas con grandes superficies, concesionarias de autovías, y todo tipo de espacios comerciales, para la extensión de una amplia red de electrolineras, que hagan viable la movilidad eléctrica. Y avisando, al tiempo, de que eso sólo se podrá hacer con ayudas públicas. Con una enorme acumulación de capital salido del plusvalor producido por los trabajadores y trabajadoras, y redistribuido por el Estado a las grandes transnacionales “verdes”.

SOBREVIVIR
Así pues, los grandes señores globales de los negocios tratan de sobrevivir a la crisis. Intentando centralizar mas capital en menos manos, acumulando recursos para financiar la “transición ecológica”, entendida como una mera transformación técnica-tecnológica del aparato productivo que permita superar las contradicciones insolubles de la economía capitalista o, más realmente, tirar el balón un poco más allá, aguantar un poco más, convertir en negocio para algunos lo que va a ser, sin duda, un desastre para los más.

Este es el contexto material en el que se plantea la idea de un “Green New Deal”, un nuevo acuerdo verde. Keynesianismo ecológico y redistribución… ¿hacia dónde?

¿Qué fue el New Deal? El gran programa de estímulo público al que se achaca la salida del capitalismo de la gran crisis sistémica de 1929. La inversión pública en actividades productivas provocó un aumento de la demanda agregada (la gente tenía con que comprar) que reinició la máquina de acumulación del capital, provocando el período de mayor crecimiento económico de la historia del mundo.

El New Deal (entendido, no tanto como el programa específico implementado en los Estados Unidos, sino como la comprensión general keynesiana de la necesidad del estímulo público de la economía, que se expandió como idea común por todo el globo) tuvo sus efectos más o menos virtuosos: aparición del Estado de Bienestar en algunos lugares, desarrollo acelerado de las fuerzas productivas a nivel global, aparición de la sociedad de consumo.

También tuvo (y esto nos lo suelen ocultar sus adoradores acríticos), sus consecuencias más ambiguas: concentración aún mayor de los capitales, presión acrecentada sobre el ecosistema, integración del movimiento obrero en el “normalidad” institucional, aumento de la inflación como respuesta de los capitalistas a los avances en los salarios. Las grandes multinacionales son tan hijas del New Deal, como los sistemas públicos de seguridad social. La “Revolución verde” y la hegemonía del “agrobusiness” son también resultados del New Deal, con sus contradictorios efectos actuales.

Así que, cuando nos enfrentamos a la propuesta de un Green New Deal, deberíamos plantearnos claramente de qué estamos hablando: puede que hablemos de un fuerte estímulo público para que las grandes petroleras (por ejemplo) puedan convertirse al fin en las señoras de todas las fuentes de energía de nuestro tiempo. O de que las grandes automovilísticas tengan suficiente dinero para intentar encontrar (quizás) la solución técnica a sus problemas de adaptación al pico del petróleo. Puede, pues, que de esa gran inversión pública salgan mercados más concentrados, multinacionales más grandes y fuertes, un capitalismo aún más salvaje que sea capaz de imponer medidas autoritarias en nombre del “interés general en lo verde”. Y todo ello, no lo olvidemos, sin resolver el problema de fondo: la crisis ecológica y social.

O puede que hablemos de un “Gran Acuerdo” (más bien de una gran alianza de las clases populares) para la ruptura, para la transformación del capitalismo en otra cosa. Para la racionalización de la actividad productiva, sometida al dictado de las necesidades de la mayoría de la población y a la necesidad del equilibrio con el ecosistema, en una sociedad sin clases, donde la cooperación igualitaria se transforme en el centro. Una sociedad con energías renovables descentralizadas, medios de producción autogestionados y sometidos al control colectivo y una economía de lo comarcal y lo cercano, capaz de reconvertir los devastados espacios rurales y urbanos actuales en una nueva trama autoorganizada donde todas las poblaciones tengan acceso a servicios comunitarios y espacios naturales, superando las diferencias entre campo y ciudad desde una perspectiva sostenible.

Ese segundo acuerdo, el que nos lleva fuera del capitalismo, es el único capaz de resolver la crisis ecológica. El keynesianismo “verde” no es una opción: sino un oxímoron. Reiniciar un nuevo ciclo de acumulación capitalista no puede llevar más que un nuevo topetazo contra los límites naturales en breve plazo, aunque se haga con la excusa “verde”. De ahí sólo puede salir una sociedad más autoritaria, con un poder más concentrado que, pese a la vulgata socialdemócrata al uso, no conseguirá disciplinar a los capitales. El famoso “ecofascismo”, que nunca, pese a todo, conseguirá ser “eco”. Tras el New Deal, vino el neoliberalismo, y tampoco fue un “accidente” o un “error”, sino el producto necesario de una dinámica económica que se basa en la existencia de las clases, en la propiedad privada de los medios de producción y en el caos de la competencia.

Lo único que puede disciplinar a los capitales es su socialización. Su sometimiento a las formas del control colectivo y democrático desde la base. La economía desde abajo, pero fuertemente sometida a la decisión comunitaria. Desde la igualdad social (desde la abolición de las clases sociales) podemos ponernos de acuerdo en racionalizar la producción, en adaptarla a los límites naturales, en compartir lo que realmente (sin “externalidades”) es rentable y vemos adecuado producir. Desde la sociedad de clases, desde el capitalismo, no hay solución. Donde hay clases todo es guerra e irracionalidad.

Ahora nos toca decidir.

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JOSÉ LUIS CARRETERO
INSTITUTO DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y DE LA AUTOGESTIÓN.

Re: Green New Deal: ¿keynesianismo “verde” o ruptura con el capitalismo?

Publicado: 30 Ago 2019, 17:56
por Contumacia
Otro artículo muy majo sobre el particular, de los profetas del apocalipsis a los que nadie hizo puto caso cuando hablaron del peak oil porque todavía no se podía hacer greenwashing de aquella:
El falso dilema del Green New Deal

https://neweconomics.org/uploads/files/ ... 6ihwb1.pdf

Queridos lectores:

A principios de este año, la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez encabezó una propuesta que, junto con algunos de sus correligionarios, presentó en el Congreso de los EE.UU. La propuesta promovía la adopción inmediata por parte de los EE.UU. de un plan de choque para conseguir que el país lidere la lucha mundial contra el Cambio Climático y al mismo tiempo recupere la equidad perdida con la generación de millones de nuevos puestos de trabajo de mejor calidad y más remunerados. Imitando a aquel New Deal (Nuevo Acuerdo) que implantó el presidente Roosevelt en los años 30 del siglo pasado, a este plan lo bautizaron como Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde).

Teniendo en cuenta que el Partido Republicano tiene la mayoría en el Congreso, no fue para nada sorprendente que la propuesta fuera rechazada, aunque sí que cabe destacar que lo fue de manera vergonzante, ya que la mayoría no permitió que fuese debatida antes de la votación. Como respuesta a ese atropello, el grueso de los representantes demócratas no votó, a modo de protesta, y los pocos demócratas que votaron era porque lo hacían en contra, así que la propuesta fue descartada por 57 votos en contra y 0 votos a favor.

Desde que fuera presentado, el Green New Deal (GND a partir de ahora) ha generado un cierto revuelo, con varias decenas de artículos escritos y algún que otro libro publicado (cosa que no está nada mal para un magro texto de solo 14 páginas con un tipo de letra enorme y solo 25 líneas por página). La propuesta ha recibido tanto elogios como furibundos ataques, con una longitud que excede con mucho la del texto discutido (creo que ni Góngora ni xkcd han conseguido tener una ratio de texto de comentario por texto escrito tan elevada). Abrumado, como he estado, por la inmensa cantidad de artículos que he visto durante estos meses sobre el tema, tenía la impresión de que el GND era uno de los grandes temas de debate de los últimos años y que por ello necesitaba dedicarle un cierto tiempo a su estudio (y así lo comentaba en las charlas en las que me han preguntado sobre él). Cuál no ha sido mi decepción cuando, encontrando por fin un momento para volcarme sobre la documentación existente, me encuentro con el raquítico texto de la propuesta y la enorme simplificación de las propuestas que contiene.

Dado que es previsible que el tema del GND vuelva una y otra vez (esta misma semana el senador Bernie Sanders, contumaz candidato presidencial, lo ha vuelto a sacar), he querido esta semana escribir un post haciendo un comentario en detalle de todas y cada una de las propuestas que contiene (que tampoco son tantas), de modo que el lector que no domina el inglés pueda hacerse una idea general de lo que trata la propuesta y al mismo tiempo pueda conocer mi análisis técnico sobre la misma.

Antes de entrar en el análisis técnico en sí, hay una cierta cuestión de orden en esta propuesta, y que tiene que ver con su oportunidad. No es que el Cambio Climático no sea importante: por supuesto que lo es, y nos va mucho en juego, a todos. No es que la respuesta la Cambio Climático no sea urgente: los plazos se acortan y es perentorio reaccionar antes de que se sobrepasen ciertos umbrales críticos (si no se han sobrepasado ya). Lo que es cuestionable es la oportunidad política de la propuesta presentada en el Congreso de los EE.UU. Cuando Franklin Delano Roosevelt presentó el New Deal, él ostentaba la presidencia de los Estados Unidos, y tenía por tanto la capacidad política no solo para proponer el plan, sino para llevarlo a cabo. Sin embargo, los demócratas no están en el poder en los EE.UU. en este momento, y Ocasio-Cortez no es la presidente de los EE.UU. Que ella presente un plan con ese nombre de alguna manera usurpa el legado de Roosevelt y parece querer apropiarse de unos roles que no le son suyos. Si verdaderamente cree en ese plan y su importancia le parece que trasciende la dinámica partidista, ¿por qué no ha intentado, pacientemente, ir convenciendo a los republicanos de su conveniencia y necesidad? ¿Por qué no ha intentando presentar el plan conjuntamente con el partido republicano, aunque eso hubiera llevado mucho más tiempo y le hubiera restado protagonismo a ella? Al margen de que el mundo necesita algo como el GND, está claro que Ocasio-Cortez ha usado este plan y con este nombre como una palanca de promoción personal, y al hacerlo ha quemado un activo valioso, no solo un nombre útil sino que ha soliviantado a los sectores más conservadores para que carguen sus armas contra una lucha, la del Cambio Climático, en la que todos deberíamos militar en el mismo bando. Por lo tanto, da la impresión de que su oportunismo más bien le ha hecho un flaco favor a la causa. Habrá quien argumente que su gesto era necesario para abrir este debate, pero desde un punto de vista desapasionado, sabiendo cómo se las gastan los republicanos y máxime en vistas del resultado final parece claro que lo mejor hubiera sido ir buscando acuerdos laboriosamente y con paciencia.

Pero analicemos por fin, uno por uno, los puntos de la propuesta. En lo que sigue, el texto (no siempre literal) de la propuesta aparecerá en letra cursiva, y mis comentarios en letra normal.

El texto empieza con un resumen de los problemas más serios que los proponentes ven en EE.UU., notablemente el cambio climático y la creciente desigualdad. Enumera muchas de las consecuencias de estos dos problemas. Hasta aquí no hay nada que no sea aceptable para alguien sensato. Después, afirma que EE.UU. requiere de un GND y explica cuáles serían las ventajas del GND, a saber:

(1) crear millones de trabajos buenos y bien remunerados en los EE.UU.

(2) proporcionar niveles de prosperidad y seguridad económica a todo el pueblo de los EE.UU.

(3) contrarrestar todas las injusticias económicas.

Por supuesto, no hay nada que objetar a estos objetivos, perfectamente deseables y que podrían ser suscritos por cualquier partido.

A continuación, establece los "Objetivos del GND", que voy a copiar in extenso aquí abajo:

(A) conseguir cero emisiones netas de gases de efecto invernadero a través de una transición justa y equitativa para todos los trabajadores y comunidades.

(B) crear millones de puestos de trabajo de calidad y bien pagados y asegurar la prosperidad y seguridad económica de todo el pueblo de los EE.UU.

(C) invertir en la infraestructura y en la industria de los EE.UU. para, de manera sostenible, resolver los desafíos del siglo XXI.

(D) asegurar a todo el pueblo de los EE.UU. durante las generaciones que vendrán:
- agua y aire limpios
- resiliencia climática y de la comunidad
- alimentos saludables
- acceso a la naturaleza
- un medio ambiente sostenible

(E) promover la justicia y la equidad, parando las actuales, evitando las futuras y reparando las históricas opresiones de los pueblos indígenas, comunidades de color, comunidades inmigrantes, comunidades desindustrializadas, comunidades rurales despobladas, los pobres, los trabajadores con sueldos bajos, las mujeres, la gente mayor, los sin techo, los discapacitados y los jóvenes (a todos ellos se les referirá en esta resolución como "comunidades en riesgo y vulnerables").

Tampoco en esta parte hay mucho que objetar, aunque el lenguaje empleado comienza a visitar ciertas ideas-fuerza de moda entre la izquierda a ambos lados del Atlántico. El punto que seguramente crearía más fricción con el sector más ultra de los republicanos es la insistencia en conseguir cero emisiones netas, puesto que unos cuantos piensan que el Cambio Climático es un bulo orquestado con perversas intenciones por parte de los lobbies verdes, pero a fin de cuentas es a eso a lo que ha venido esta resolución.

A continuación, se nos dice que cumplir con los Objetivos del GND requerirá de un plan de 10 años, lo cual me parece una barbaridad, dado que uno de los puntos clave del GND es la descarbonización total y eso requiere un cambio completo del sistema energético. Históricamente, las transiciones energéticas (de la leña al carbón, del carbón al petróleo, la introducción masiva de la electricidad...) han llevado más de 50 años. Y en la actual literatura científica, la mayoría de los estudios validados por peer review apuntan a períodos de transición de no menos de 30 años, y hasta donde yo conozco no hay ninguno que pretenda hacer este cambio en menos de 20 años. Pero, en fin, vamos a asumir que lo de los 10 años es un banderín de enganche usado por razones políticas y que Ocasio-Cortez y los suyos saben de sobras que se necesitan no una sino varias décadas, pero que lo verdaderamente importante es ir comenzando ya con esa transición. Aunque no es muy edificante, aceptémoslo. Sigamos.

En las páginas siguientes la resolución detalla los objetivos y proyectos específicos para conseguir el GND. Estos objetivos y proyectos se describen en dos bloques, que se presentan con la misma fórmula ("objetivos y proyectos para conseguir los Objetivos del Green New Deal"), lo cual es un poco confuso (¿por qué no ponerlos todos en el mismo bloque?); después, cuando lees los dos bloques te das cuenta que el primero es de carácter más técnico y el segundo bloque es de carácter más financiero/legal. Dado que el documento acaba con estos dos bloques, iré detallando uno por uno los objetivos expuestos (aunque no haré una transcripción literal de su texto).

Bloque científico-técnico:

(A) construir resiliencia contra desastres relacionados contra el cambio climático, incluyendo instrumentos financieros para proyectos orientados a las comunidades.

En sí mismo, es un objetivo adecuado. La dificultad principal es definir qué es un desastre relacionado con el cambio climático, sobre todo teniendo en cuenta que a medida que pasen las décadas nos iremos acostumbrando a cosas que ahora nos parecen aún insólitas. Sin una definición precisa, se crea un barullo con consecuencias legales. Sería mucho más sensato hablar de ayudas para catástrofes naturales, así, en general, porque las comunidades necesitarán igualmente ayuda tanto si el desastre está originado por el cambio climático como si no. Además, con ese redactado se favorece una interpretación torticera, en la que determinado tipo de contingencias que afecten más a las clases más pudientes se consideraran como "causadas por el cambio climático" (por ejemplo, la sequía en zonas residenciales exclusivas de California que fueron construidas sin ninguna planificación hídrica adecuada para una zona semiárida), mientras que otros desastres que sí que tienen netamente que ver con el Cambio Climático pero que solo afectan a las clases pobres no se consideraran así (por ejemplo, el aumento de cierto tipo de enfermedades por degradación de las condiciones de vida, desde el mal acondicionamiento térmico de los hogares hasta la llegada de nuevos vectores de enfermedades antes tropicales).

(B) reparar y mejorar la infraestructura de los EE.UU., que incluye eliminar la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero tanto como lo permita la tecnología, asegurar el acceso universal a agua limpia, reducir los riesgos planteados al Cambio Climático, y asegurarse de que toda ley sobre infraestructura del Congreso tenga en cuenta el Cambio Climático.

Se suponía que en esta parte estábamos detallando ya los objetivos más específicos, pero éste en concreto es muy genérico. Todo lo que dice está muy bien, pero, ¿cómo, en concreto, se pretende articular eso? La única cosa que dice con alguna concreción es el último punto, el asegurar que las nuevas leyes de infraestructuras contemplen forzosamente el Cambio Climático, aunque tal cosa podría quedar en una mera frase de circunstancias en la ley de turno. Pero, en fin, aceptemos que esto es solo un documento marco y que en leyes concretas posteriores, habiendo voluntad de progresar en estas líneas, se detallarían esas medidas concretas.

(C) cubrir el 100% de la demanda de potencia en los EE.UU. a través de fuentes de energía limpias, renovables y de cero emisiones, lo que incluye expandir y actualizar dramáticamente las fuentes de potencia renovable y desplegar nueva capacidad.

Este párrafo contiene un redactado tramposo, pues juega con las palabras "power" (que he traducido como "potencia") y "energy" ("energía"). ¿Por qué digo esto? Porque en inglés "power" se asocia con la energía eléctrica, no con toda la energía. Por tanto, lo que este párrafo dice es que el objetivo es cubrir el 100% de la generación eléctrica con fuentes de energía renovable. Lo cual está muy bien, pero es una historia muy diferente a la descarbonización completa de la sociedad. En EE.UU., como en todos los países occidentales, la energía eléctrica supone poco más del 20% de toda la energía final consumida; como siempre digo, la electricidad es energía, pero no toda la energía es electricidad. En el caso concreto de los EE.UU., la segunda fuente de energía en la generación de electricidad es aún el carbón, con el 27% de la electricidad generada. La progresiva eliminación del carbón de la generación motivada por el descenso de la producción de carbón nacional no es solo una necesidad, sino algo que mejorará la competitividad del país. El gas natural, primera fuente en la generación eléctrica norteamericana, con el 35% del total de electricidad generada, no es previsible que siga el mismo curso hasta que el fracking no colapse (cosa que comenzará seguro en los 10 años previstos para el GND, pero que aún no se habrá completado hacia el final de este período). De la energía nuclear, por supuesto, ni se habla, a pesar de suponer más del 20% de la electricidad actualmente.

Llama la atención que la propuesta da por hecho que podemos expandir la producción renovable tanto como se quiera, lo cual es bastante discutible porque estas fuentes tienen limitaciones bien conocidas. En todo caso, como solo se establecen porcentajes no sabemos cómo de grande será la demanda: quizá la demanda vaya a caer en picado y así sí que sería fácil cubrirla al 100% con energía renovable. En realidad, es más que presumible que están pensando en un proceso de expansión ("expandir", "desplegar"), en el crecimiento.

Y por supuesto hay una total omisión a ese 70 y muchos por ciento del consumo de energía que no es electricidad.

(D) construir y actualizar redes eléctricas eficientes, distribuidas e inteligentes, y asegurar el acceso asequible a la electricidad.

De nuevo el foco se pone en la electricidad, cuando aún no sabemos como conseguir electrificar la inmensa mayoría (casi el 80%, como hemos comentado) de la energía que consumimos. Ese paso en falso es muy común en el mundo político y entre los grandes agentes económicos, pero es una barbaridad y demuestra lo mal asesorada que está Ocasio-Cortez. Y de nuevo aquí falla la concreción: ok, todo ideal, pero, ¿cómo se hace eso? Es más: ¿piensa Vd. que no se está haciendo ya todo lo que se puede para conseguir eso mismo? ¿Creen que la gente que trabaja en la gestión de la red eléctrica no estarían ya haciendo eso mismo si fuera una tarea tan sencilla? Es cierto que probablemente no se destinan suficientes fondos a estos fines (la red eléctrica estadounidense, sobre todo la de baja tensión, está en pésimas condiciones en muchas partes del país), pero lo que se propone no es tan simple y ya hace mucho tiempo que se experimenta con ello. En muchos países ya se está haciendo lo mejor que se puede a día de hoy.

(E) mejorar todos los edificios existentes en los EE.UU. y construir nuevos edificios que alcancen la máxima eficiencia energética y en el uso del agua, seguridad, precio asequible, comodidad y durabilidad, lo que incluye hacerlo a través de la electrificación.

Ciertamente es en la edificación, tanto en la rehabilitación como en la nueva construcción, donde se pueden conseguir mejoras muy grandes con costes bastante moderados. Falta definir los detalles concretos de cómo se haría esto, pero en sí mismo parece un buen objetivo.

(F) espolear el cambio en el sistema manufacturero e industrial en los EE.UU. para que sea limpio, fomentando el uso de energía renovable tanto como sea tecnológicamente factible.

Hay algo aquí que rechina: ¿cómo se pretende hacer cambios muy profundos y al mismo tiempo mantener la competitividad económica? Generalmente, la producción barata implica no tener en cuenta lo que los economistas denominan "externalidades negativas", es decir, el daño al entorno y particularmente al medio ambiente. Sin externalidades, el coste de producción lógicamente aumenta. Eso en sí no es malo, al contrario: se computa el coste real de producción de las cosas. Claro que, internalizando todos los costes (remediación ambiental, uso de materiales más respetuosos, salarios dignos para todos los trabajadores que participan en la producción desde la extracción de los materiales hasta el ensamblaje final, seguridad y salubridad en el trabajo, etc) un móvil o un ordenador serían artículos de verdadero lujo, y un coche algo solo alcance de auténticos millonarios. Yo estoy persuadido que la propuesta del GND no va tan lejos, ni mucho menos. Queremos manufacturas limpias, pero solo hasta un cierto punto y que la eventual contaminación no se vea desde casa; queremos salarios dignos y buenas condiciones de trabajo en general pero solo si no interfieren con una determinada idea de lo que es nuestro bienestar material, y si en otros países se explota a la gente para poder conseguirlo no nos importa tanto. Sin entrar a analizar estos aspectos en cierto detalle, este GND es como mínimo hipócrita y como máximo beneficiario interesado de un sistema de explotación que se basa en esclavizar y envenenar a otros pueblos del mundo.

(G) Trabajar con los granjeros y rancheros de los EE.UU. para eliminar las emisiones del sector agrícola tanto como sea tecnológicamente factible, y en particular apoyando las explotaciones familiares, la agricultura y ganadería sostenibles y las prácticas que mejoran la salud de la tierra y construyendo un sistema de alimentación sostenible que asegure un acceso universal a alimentos saludables.

Si de verdad los proponentes entienden que quiere decir "sostenible", este punto es sin duda uno de los mejores del GND. Faltaría ver, como en todo lo demás, como se debería materializar esto, pero que se apueste por la explotación familiar, que se ponga el énfasis en la sostenibilidad de las explotaciones y que hace falta mejorar la salud de los suelos cultivados es un muy buen punto de arranque.

(H) reformar el sistema de transporte de los EE.UU. para reducir la contaminación y las emisiones tanto como sea factible tecnológicamente, basándose en la inversión en construcción de vehículos y su infraestructura de cero emisiones, en transporte público limpio, asequible y accesible, y en trenes de alta velocidad.

Los primeros puntos destilan cierto tecnooptimismo, pero si los legisladores comprendieran que las mejores soluciones de movilidad generalmente no son en vehículos autónomos sino vinculados a la red eléctrica (tren, tranvía, trolebus, metro) podrían tener un pase. Pero la referencia a los trenes de alta velocidad no deja de ser un aditamento sin sentido: no hay ninguna necesidad de tener ferrocarriles de alta velocidad, parece que es como una compensación a la gente que se resiste a dejar el avión. El tren de alta velocidad es una infraestructura que consume muchos recursos y que al final solo sirve a una minoría. Se puede perfectamente ir un poco más lentamente.

(I) mitigar y gestionar los problemas de salud, económicos y de otro tipo generados por la contaminación y el cambio climático, particularmente financiando proyectos en las comunidades.

De nuevo, en sí misma no es una mala idea, a falta de concretar la manera en la que todo eso se plasmaría.

(J) eliminar gases de efecto invernadero y eliminar la contaminación restaurando los ecosistemas naturales a través de soluciones basadas en métodos tradicionales que aumentan el almacenamiento de carbono en el suelo, tales como la conservación de suelos y la reforestación.

Esta medida está muy bien planteada, particularmente por la elección de palabras (e.g., "low tech" en el texto original, que yo he traducido por "tradicionales"). Restaurar los ecosistemas naturales es algo muy complejo, porque ni sabemos qué ecosistemas había antes ni cómo crear un ecosistema en equilibrio, pero la idea de fondo es dejar actuar a la Naturaleza y solo intervenir cuando se observe una gran desviación. Justamente por su escritura, esta medida es de las más difíciles de pervertir por una legislatura hostil, aunque siempre la podrían ignorar.

(K) restaurar y proteger ecosistemas amenazados, en riesgo y frágiles a través de proyectos con base científica que mejoren la biodiversidad y apoyen la resiliencia climática.

Esta medida es un poco más abstracta y por tanto más proclive a la mala interpretación, pero en principio es una idea correcta.

(L) limpiar los lugares con residuos peligrosos existentes, asegurando el desarrollo económico y la sostenibilidad de esos sitios.

Esta medida, aunque necesaria, formulada así es poco más que un brindis al Sol. Los lugares donde se han acumulado residuos peligrosos suelen ser muy difíciles de tratar, y la gestión de esos residuos es muy difícil, porque no se trata simplemente de mover los residuos de un lugar a otro (esto es particularmente cierto en el caso de los residuos nucleares). Al hablar del desarrollo económico nos deja claro que están pensando en comunidades que han sufrido una degradación ambiental muy elevada de su entorno, y por tanto esta medida tiene una alta componente de justicia social.

(M) identificar otras fuentes de contaminación y de emisiones y crear soluciones para eliminarlas.

No creo que haya muchas fuentes de contaminación desconocidas o esencialmente diferentes a las que ya hay. Lo de "crear soluciones" suena un tanto extraño, como si una cosa debiera de pasar simplemente porque lo deseamos (ahí están, de nuevo, los residuos nucleares para recordarnos que no es tan fácil). Sería más deseable que esta medida fuera sobre "dejar de contaminar" que de arreglar lo contaminado.

(N) promover el intercambio internacional de tecnología, experiencia, financiación y servicios, con el objetivo de hacer de los EE.UU. el líder mundial en la acción climática y ayudar a otros países a hacer su propio GND.

Por fin nos acordamos de los otros países, lo cual está bien teniendo en cuenta que el Cambio Climático es un problema global. Sería más deseable que la acción fuera no solo climática sino ambiental, pero en todo caso no es una medida muy objetable.

Bloque financiero-legal:

(A) proporcionar sufientes fondos y medios de financiación a las comunidades, agencias estatales y locales y organizaciones para la movilización del NGD.

Esto es una declaración de intenciones. No tiene mayor contenido para discutir.

(B) asegurarse que el Gobierno Federal toma en cuenta los costes ambientales y sociales y el impacto de las emisiones a través de las leyes existentes, los nuevos programas y regulaciones y asegurándose que las comunidades vulnerables no se vean afectadas.

De nuevo, una mera declaración de intenciones sin mayor contenido.

(C) proporcionar recursos, adiestramiento y educación de alta calidad al pueblo de los EE.UU., particularmente a las comunidades vulnerables, para que puedan participar en la movilización del GND.

Aparte de la errata del texto original (pone dos veces seguidas "educación de alta calidad"), de esta medida lo que cabe destacar es la insistencia en las comunidades vulnerables. Da la sensación de que se espera que porque son mencionadas específicamente varias veces en el texto éstas se van a alinear con el GND. Supongo que en parte es esa la idea, de que los marginados de la sociedad abracen esta suerte de revolución como una esperanza de conseguir mejorar su posición social. Por lo demás, se trata de una medida vacía de contenido real.

(D) hacer inversión pública en la investigación de nuevas tecnologías e industrias limpias y de energías renovables.

Aquí el tecnooptimismo se convierte en tecnofabulación. ¿No se ha invertido antes investigación de tecnologías limpias y energías renovables? ¿No se lleva décadas, de hecho, invirtiendo capital público y privado en este sector? ¿Piensan que solamente porque necesitamos (o creemos necesitar) esas tecnologías van a aparecer ahora porque vamos a invertir en ellas, como ya se lleva haciendo tiempo? ¿Creen quizá que se van a conseguir ahora los logros que no se han podido alcanzar en las décadas previas? ¿Van a multiplicar la inversión en este área de investigación para conseguir eso? ¿Son conscientes de que hay límites que son difíciles de franquear, si no son directamente infranqueables? En esta medida más que en ninguna otra se evidencia que en realidad no hay voluntad de cambiar nada de base, que se confía todo a que una solución tecnomágica arregle el día.

(E) dirigir las inversiones para espolear el desarrollo económico, profundizando y diversificando la industria y los negocios en las economías locales y regionales, y construyendo riqueza y propiedad comunal, mientras se prioriza la creación de puestos de trabajo de alta calidad y los beneficios económicos, sociales y ambientales en las comunidades vulnerables, y en las comunidades desindustrializadas, que de otro modo padecerían con la transición de abandonar las industrias intensivas en la emisión de gases invernadero.

He traducido íntegro este párrafo infumable solamente por la última frase. Esa frase demuestra que los proponentes son muy conscientes que la transición deseada va a causar sufrimiento a las clases trabajadoras. Todo el bla, bla, bla anterior es un mero bálsamo verbal de la cruda verdad, y es que el abandono de la mayoría de la actividad industrial (inevitable no ya por la lucha contra el cambio climático, sino por el descenso energético) va a cebarse en los más pobres y desfavorecidos y en las clases trabajadoras. Seguramente saben, más allá de tanta palabrería, que en realidad a lo que vamos no es a la transición que necesitamos, pero sí a la que nos merecemos.

(F) asegurarse el uso de procesos participativos y democráticos, liderados por las comunidades vulnerables y los trabajadores para planear, implementar y administrar el GND a nivel local.

De nuevo esto es bla, bla, bla en la práctica: no se está dando el poder real para definir el GND que la comunidad quiere, sino para desplegar sobre el terreno el que le viene dado. Lo de los procesos participativos me recuerdan a las consultas sobre las leyes de cambio climático que hemos discutido algunas veces en este blog: procesos completamente dirigidos y encorsetados que no sirven para llegar a ningún lugar donde merezca la pena ir.

(G) asegurarse que la movilización de GND crea trabajos locales de alta calidad y bien pagados para los trabajadores afectados por la transición.

De nuevo, la idea del sufrimiento que va a causar la transición sobre la clase trabajadora. Solo hace falta que nos digan cómo van a crearse esos buenos puestos de trabajos, si con una industria más contaminante pero más competitiva como la actual no se ha podido hacer.

(H) garantizar que los salarios permiten vivir a las familias, bajas adecuadas por motivos familares o de salud, vacaciones pagadas y jubilación a todo el pueblo de los EE.UU.

Creía que eso ya era así, al menos sobre el papel - ya sabemos que no en la práctica. Tendrían que ser más autocríticos y entender por qué eso no ha funcionado en la práctica.

(I) reforzar el derecho de los trabajadores a organizarse y sindicarse para defender sus derechos y negociar sus salarios sin coacciones, intimidaciones o acoso.

De nuevo, se supone que eso ya es así, sobre el papel. Si en la práctica falla, hay que ir a la raíz de ese fallo, no simplemente hacer una declaración enfática.

(J) reforzar la salud y seguridad en el trabajo, eliminar discriminaciones, y estándares de horario y sueldo en todas las industrias y sectores.

Mismo comentario que más arriba. Parece que nadie en el equipo de Ocasio-Cortez ha tenido la capacidad de analizar estos problemas laborales y entender cómo se tiene que actuar, así que se dedican a simplemente enunciarlos.

(K) poner en marcha y reforzar reglas comerciales y legislación de frontera de modo que se detengan la deslocalización de trabajos y de las actividades contaminantes y que haga crecer el sector manufacturero en los EE.UU.

Esta medida tiene una fuerte componente proteccionista, lo cual curiosamente acerca a Ocasio-Cortez a Trump. Lo cierto es que es legítimo procurar una relocalización de la actividad, máxime cuando justamente en una situación de descenso energético la globalización va a desaparecer, con lo que este tipo de cosas, de facto, van a ocurrir. El problema es que hablar de restricciones comerciales es anatema para los celotes del liberalismo económico, con lo que solo por eso el GND se ha ganado unos enemigos formidables.

(L) asegurarse que las tierras, aguas y océanos públicos están protegidos y no se abusa de su dominio.

De nuevo, se supone que ya hay leyes para eso.

(M) obtener el consentimiento libre, informado y previo de los pueblos indígenas en todo lo que les afecta y proteger su soberanía y derechos sobre sus tierras.

Suena muy bien. Sonaría mejor si estuvieran pensando en los pueblos indígenas del mundo, en particular de los lugares de donde los EE.UU. extraen materias primas, pero mucho me temo que solo piensan en los indios americanos del territorio de los EE.UU. Para los cuales, de nuevo, se supone que hay leyes, aunque muchas veces esas leyes queden en papel mojado (pero, como hemos dicho antes, ¿qué garantiza que éstas no sean también inefectivas?).

(N) asegurar un entorno comercial en el que cualquier emprendedor/a sea libre y no sufra presiones ilegítimas de monopolios nacionales o internacionales.

Sinceramente, no sé cómo se puede hacer eso en un entorno de mercado natural como el que tenemos.

(O) proporcionarle a todo el pueblo de los EE.UU. asistencia médica de calidad, vivienda asequible, segura y adecuada, seguridad económica y agua limpia, aire limpio, alimentos saludables y acceso a la naturaleza.

Esta medida es redundante con todo lo que se ha dicho hasta ahora, aunque introduce la idea del acceso a la vivienda. Para todas estas cosas, de nuevo, los EE.UU. ya tienen leyes y regulaciones, así que, una vez más, lo suyo sería decir cómo se va a hacer para que se cumplan.



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Como hemos visto, las ideas generales del GND son buenas, y el redactado de algunas medidas concretas revela una contribución por parte de gente que entiende bien de qué habla. Hay muchas medidas que tienen un cierto tono populista, proponiendo cosas como si fueran nuevas aunque en realidad ya están contempladas por la legislación vigente y simplemente ésta no se aplica; en vez de ser más realista y explicar cómo conseguir que se cumpla la ley, se propone lo que ya existe, como si con decirlo ya hubieran cumplido. En las pocas partes más propositivas y que inciden en la cuestión del Cambio Climático, se cuelan algunos errores de bulto con repetidas propuestas de soluciones infundadas y tecnooptimistas. Por acabar, es evidente que no hay la valentía de plantear un cambio mucho más profundo, que es lo que más urgentemente se requiere; un cambio que implique modificar el sistema financiero y productivo y que tenga en cuenta la amenaza del peak oil. Hace 10 años, otro grupo - éste británico - que también uso el término New Green Deal hizo unas propuestas en las que contemplaba el triple frente: crisis climática, crisis financiera y crisis de recursos. Las medidas que propusieron eran mucho más radicales y certeras, pero implicaban cambiar el sistema de raíz. Quizá por eso el tema del peak oil ha sido arrinconado: porque con él sobre el tablero, el juego cambia.


Salu2.
AMT

Re: Green New Deal: ¿keynesianismo “verde” o ruptura con el capitalismo?

Publicado: 20 Oct 2019, 07:13
por geronimo355
Existe un vínculo entre la propaganda oficial sobre el cambio climático (por parte del ecologismo de Estado, o de ONG's afines a los Estados) y el "antifascismo" estalinista. Lean este certero comentario de Jaime Semprún y René Riesel al final de su libro Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible (página 129) :

Por ahora ya está consiguiendo ahogar por medio de la propaganda y el alistamiento cualquier tentativa de sostener una crítica social que habría de ser a la vez antiestatal y antiindustrial. A este respecto podemos aventurar un paralelismo con la situación histórica de los revolucionarios entre las dos guerras mundiales, en la época en que había que ser a la vez antifascista y antiestalinista ; el uso de la amenaza fascista por parte del estalinismo de frente popular recuerda en muchos aspectos al que la propaganda estatista hace ahora de los riesgos de hundimiento ecológico : la misma ocultación de las causas históricas reales, el mismo chantaje de la urgencia y la eficacia, la misma manipulación de los buenos sentimientos unanimistas.

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