La agitación rural frente a sus límites
Publicado: 13 Ago 2012, 09:58
La agitación rural frente a sus límites
http://issuu.com/difonlaidea/docs/agitacion_rural
un pequeño fragmento del texto:
"El movimiento centrífugo de la gran ciudad impide que cualquier realidad externa se introduzca en el radio de influencia delimitado por su rotación acelerada. Por ello, los que tratan de sobrevivir en ese tiovivo endemoniado, concentrados como están en no perder el equilibrio, a duras penas pueden percibir, y mucho menos comprender, lo que sucede fuera del vórtice urbano.
Para los que entienden que la ciudad es el campo de batalla donde se determinan las condiciones sociales venideras, el medio rural es un lugar donde no sucede nada, y las personas que han decidido vivir en aquel entorno petrificado, una pandilla de escapistas epicúreos que en el momento más crítico han abandonado la barricada para ir a plantar lechugas.
Ante este clásico ritornello insurreccionalista, los aludidos se limitan a recordar que buena parte de los revolucionarios urbanos ni siquiera se han parado a pensar en la íntima relación que vincula sus estrategias de supervivencia económica y su estilo de vida con el mantenimiento del despotismo capitalista y del control estatal.
Lo más triste en estas eternas y gratuitas discusiones para determinar si lo prioritario es dejarse la piel tratando de minar las bases del orden establecido o dejársela en la construcción de alternativas, no es la falta de originalidad o la simplicidad de los argumentos esgrimidos, sino la facilidad con la que cada cual encuentra las excusas idóneas para justificar sus incoherencias. Sin embargo, lo que cuesta un poco más, es reconocer que ni los colectivos que prefieren dedicarse a las tareas de demolición, por expresarlo de manera excesivamente generosa, nos han conducido a la antesala de la ruptura social, ni los que se enfrascan en proyectos autogestionarios han reforestado el desértico paisaje que nos rodea con sus vástagos comunitarios... Nos gusta pensar que la presión psicológica que atormenta la existencia de la gran masa social es incapaz de penetrar la personalidad fortificada en la que nos atrincheramos, pero parecemos no darnos cuenta que la pose tantas veces ensayada ante el espejo autoreferencial no logra disimular la molesta evidencia de que nuestra necesidad de consuelo sigue siendo tan insaciable como siempre."
http://issuu.com/difonlaidea/docs/agitacion_rural
un pequeño fragmento del texto:
"El movimiento centrífugo de la gran ciudad impide que cualquier realidad externa se introduzca en el radio de influencia delimitado por su rotación acelerada. Por ello, los que tratan de sobrevivir en ese tiovivo endemoniado, concentrados como están en no perder el equilibrio, a duras penas pueden percibir, y mucho menos comprender, lo que sucede fuera del vórtice urbano.
Para los que entienden que la ciudad es el campo de batalla donde se determinan las condiciones sociales venideras, el medio rural es un lugar donde no sucede nada, y las personas que han decidido vivir en aquel entorno petrificado, una pandilla de escapistas epicúreos que en el momento más crítico han abandonado la barricada para ir a plantar lechugas.
Ante este clásico ritornello insurreccionalista, los aludidos se limitan a recordar que buena parte de los revolucionarios urbanos ni siquiera se han parado a pensar en la íntima relación que vincula sus estrategias de supervivencia económica y su estilo de vida con el mantenimiento del despotismo capitalista y del control estatal.
Lo más triste en estas eternas y gratuitas discusiones para determinar si lo prioritario es dejarse la piel tratando de minar las bases del orden establecido o dejársela en la construcción de alternativas, no es la falta de originalidad o la simplicidad de los argumentos esgrimidos, sino la facilidad con la que cada cual encuentra las excusas idóneas para justificar sus incoherencias. Sin embargo, lo que cuesta un poco más, es reconocer que ni los colectivos que prefieren dedicarse a las tareas de demolición, por expresarlo de manera excesivamente generosa, nos han conducido a la antesala de la ruptura social, ni los que se enfrascan en proyectos autogestionarios han reforestado el desértico paisaje que nos rodea con sus vástagos comunitarios... Nos gusta pensar que la presión psicológica que atormenta la existencia de la gran masa social es incapaz de penetrar la personalidad fortificada en la que nos atrincheramos, pero parecemos no darnos cuenta que la pose tantas veces ensayada ante el espejo autoreferencial no logra disimular la molesta evidencia de que nuestra necesidad de consuelo sigue siendo tan insaciable como siempre."