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Una visión de la situación actual del medio rural

Publicado: 13 May 2007, 12:36
por Ibérico Antiespañol
Sobradamente sabido es que el actual sistema económico está basado en el consumismo, caracterizado por la depredación de todo tipo de recursos, masificación, sobreabundancia, opulencia , homogeneización y el despilfarro. Las prácticas de las multinacionales coaligadas a las políticas agrarias de la UE y EEUU y los acuerdos comerciales de la OMC, han provocado que la alimentación haya pasado a ser una poderosa arma política-económica que genera grandes beneficios y mata a muchísima gente de hambre.

En efecto, la alimentación , la necesidad más básica y fundamental se ha convertido en la daga que el "Imperio" utiliza para asesinar a los países pobres. La denominada "deuda externa", verdadero yugo impuesto por los países desarrollados, ha provocado que el Tercer Mundo haya tenido que abastecer , como pago , las demandas agroalimentarias (así como de otros recursos) de la población y del ganado del Primer Mundo. Mientras la mayoría de los recursos agroalimentarios son administrados por las grandes multinacionales , siendo sus negocios auspiciados por las medidas arbitrarias del Banco Mundial y el FMI, la miseria y el hambre se convierten en la pandemia sufrida por las 3/4 partes de la Humanidad.

Otra fatal consecuencia, a raíz sobre todo de la revolución verde, es que se ha producido una gran transformación de la agricultura tradicional y agroecológica originaria de estos países, que se esta incorporando a velocidad de vértigo a la lógica del capitalismo global. Estos países soportan una creciente Agricultura de Exportación que se traduce en una alarmante perdida de soberanía alimentaria para abastecer sus necesidades primarias.

Es decir, el Tercer Mundo tiene la "vaca", pero es en el Primer Mundo donde se toma la "leche", con café y pastas.

La situación que se vive en los países industrializados donde las 4/5 partes de su población habita en áreas urbanas no es nada alagüeña. Hacia la mitad del siglo XX dos tercios de la población vivían en el medio rural trabajando en el campo, y hoy día tan solo entorno al 5% trabaja en el sector agrario. El abandono del campo se ha producido, pues, en tan solo dos generaciones.

Un eslabón más de esta cadena es el hecho de que se practica una Agricultura Intensiva en energía, altamente industrializada, de elevado impacto ambiental, donde prima el beneficio económico aunque en términos de productividad ha resultado gastar mas energía en el proceso productivo, por el uso de fertilizantes químicos , pesticidas, maquinaria y combustible, que la que obtiene en forma de productos, sin contar con la pérdida de la fertilidad del suelo, la contaminación ambiental y las relaciones que lleva implícitas entre el ser humano y la Tierra.

Mientras en el denominado Tercer Mundo la gente se muere de hambre, y aunque en el medio rural del Primer Mundo no se pueda hablar de supervivencia extrema ni de desnutrición, si hay mucho que hablar acerca de la seguridad y la soberanía alimentaria en tanto a calidad-toxicidad de los alimentos. La realidad aquí es que estamos viviendo una situación que podría ser definida como de alienación alimentaria, de índole no solo económica sino también sociocultural, un circulo vicioso entorno a nuestra alimentación que comienza en la situación que padece el pequeño agricultor, que no controla los medios de producción ( fertilizantes, simientes,..., los cuales siempre habían permanecido en sus manos por medio de la reutilización y el aprovechamiento de los recursos propios) , sino que es el mercado el que marca sus rentas y por ende sus condiciones de trabajo, y se cierra en el consumidor que es ajeno a lo referente de la seguridad alimentaria, es decir no sabe ni la procedencia de lo que come ni el método empleado en su elaboración.

El mercado mundial alimenticio está en manos de las grandes agroindustrias multinacionales que son las que ejercen una presión feroz monopolizando la demanda de los productos agrarios, resultándoles muy difícil a los pequeños agricultores negociar los precios, ya que son estas las que dictan quién , qué , donde y cómo debe producirse cada alimento, para que, con una deducción máxima en los costes en la mano de obra del campesino y máximos costes en los medios de producción (que ellos mismos venden - imponen ) puedan sacar máximo beneficio, resultándole muy difícil al pequeño agricultor negociar sus precios. Este envite al pequeño agricultor ha provocado que se vea abocado a explotar sus tierras para poder hacer frente a la competencia en la que se ve sumido forzosamente, o bien al abandono del medio rural, sin tener en consideración los efectos catastróficos sobre el medioambiente y sobre los consumidores de sus métodos de producción.

El margen que les queda entre el precio del gasoil y los otros gastos y aquello que les pagan por la cosecha es muy reducido. De hecho, la renta media agraria es la mitad de la media de los demás sectores y el endeudamiento es altísimo. A pesar de que la gran Reforma Agraria que se lleva realizando en las últimas décadas en el campo europeo no ha hecho más que subvencionar el campo, lo cierto es que estas ayudas siempre han estado supeditadas a reconversiones y abandono de miles de explotaciones agrarias y ganaderas. Los ajustes de la PAC (política agraria comunitaria) están provocando cada año que desaparezcan 250.000 explotaciones agrarias, haciendo al campesinado dependientes económicamente de las subvenciones. Como dato curioso queda que hace unas pocas décadas con una docena de huevos se podían conseguir unos pantalones, lo que refleja el valor real que se le daba entonces a la alimentación.

Esa daga que ha sido mencionada, es la que desangra al campesinado de Corea del Norte (desolada por terribles hambrunas) que tiene que contemplar como su abundantísima producción de arroz se pudre en sus granjas mientras su Gobierno importa arroz subvencionado con las arcas públicas de los países de la Europa Occidental, que a cambio del pago de la deuda externa obtiene a precios ínfimos toda clase de piezas para la industria automovilística.

No podemos obviar, pues, que las deslocalizaciones también están hiriendo de muerte a nuestro campo, siendo el campesino o el baserritarra el siempreeterno sufridor de esta angustiosa realidad que está lapidando el futuro de este modo de vida. Un ejemplo claro son los Espárragos o los pimientos de Navarra que vienen de Chile y de China.

En un contexto y marco geográfico más cercano nos encontramos con una Gipuzkoa sacudida por terribles infraestructuras donde las tierras fértiles y no digamos libres de contaminación son cada vez más escasas y en continua amenaza por la especulación del suelo. Un ejemplo de las innumerables amenazas que se ciernen sobre nuestros campos y tierras agrícolas viene representado por el AHT que como dato relevante supondrá la ocupación y destrucción de más de 600 hectáreas de tierra tan sólo para el trazado de la vía.

En un país con unos 2,5 millones de habitantes tan solo unas 1000 familias viven exclusivamente del trabajo en el caserio, y con un mercado en principio tan amplio sin embargo apenas sobreviven con muchas dificultades. En Euskalherria el primer sector ha sido marginado casi a ferias folklóricas, viviendo una precaria situación (la última reconversión de la producción lechera supuso una disminución del numero de productores de 4200 a unos 400), que se está cebando en el baserritarra, en el caserio y en lo que ambos representan frente al modelo neoliberal.

No debemos olvidar, y esta es una cuestión que desde CNT quisiéramos remarcar ya que es una sensación de profundo malestar y desazón en el baserritarra que queremos recoger y manifestar aquí, que gran parte de los fondos económicos destinados al denominado sector agroganadero no llegan nunca al baserritarra o llegan bajo duras condiciones que a menudo dificultan mas aún su labor, y muchos de esos recursos se pierden en mantener instituciones u oficinas comarcales de desarrollo que poco o nada hacen por mantener vivo al campo. Mucho técnico agrario y cada vez menos obreros del campo.

Habría mucho que decir aún respecto a la insostenibilidad ecológica, de los terribles riesgos para la salud, de la inefieciencia económica del modelo agroindustrial, y de la necesidad imperiosa de una conservación y regeneración de los ecosistemas, sin olvidarse de la dignidad de quienes viven de la tierra.

Sin duda en esta profunda crisis social, económica y ecológica que se reproduce a escala mundial, a la que se enfrenta la humanidad, no podemos perder de vista la amenaza real y fatal para la vida que de la mano de la Revolución biotecnológica representa la Agricultura transgénica.

Iremos retomando y profundizando en esta acuciante problemática que nos sirve auténticos monstruos en el plato. También miraremos de cerca la nueva Reforma Agraria de la UE que hace presagiar el principio del fín del pequeño agricultor y el abandono del campo.

En este lúgubre panorama surge un halo de esperanza mediante el impulso de la Agroecología y de un consumo consciente. En esta lucha estaremos los de la CNT, apoyando cualquier iniciativa que vaya encaminada en esta vía de escape del actual panorama.

CNT- Gipuzkoa.