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¿El Catastrofismo como elemento reaccionario?
Publicado: 04 Feb 2007, 16:28
por Ibérico Antiespañol
Del empleo del catastrofismo en la ideología dominante
¿Quién no ha oído hablar de "recalentamiento climático" y de los desastres consiguientes? Reportajes, programas de televisión o declaraciones políticas impactantes tienden a poner ante nuestras narices lo que será inevitable. Pero en el artículo anterior(1) he tratado de demostrar que los científicos estaban lejos de coincidir sobre el análisis, las explicaciones y las consecuencias de la situación climática, a pesar de lo que dejan creer los medios, y de que todavía quedan en suspenso numerosos interrogantes científicos y, por tanto, políticos.
Tomemos las cosas por el lado contrario, lo que no debería chocar a los partidarios del libre pensamiento. Imaginemos, incluso sin llegar a estar de acuerdo, que el "recalentamiento climático" no está probado o, si se es demasiado refractario a esta idea, que es menos amplio de lo que se dice, o que es parcial. Oiremos entonces a los medios de comunicación, los sabios -conocedores o charlatanes- y los políticos desde otro ángulo. Se preguntarán por qué hablamos todos tan doctamente y con angustia del "recalentamiento climático", por qué tienen todos interés en hacerlo. Intentadlo.
El sensacionalismo
Para imponerse en un mundo moderno en el que se mezclan a la vez racionalismo y religiosidad, ya sea antigua o nueva, escepticismo y fanatismo, revuelta y fatalismo, toda ideología de vocación hegemonista debe pegar fuerte. Recurre siempre al catastrofismo. Por eso, no duda en cultivar la más grande confusión.
En la casi totalidad de los reportajes dedicados al medio ambiente, el recalentamiento global aparece como la panacea explicativa (ese fue el caso del reciente programa televisivo francés de Yann Arthus-Bertrand, que fue visto por mucha gente). Como este fenómeno complejo y cambiante es difícil de filmar, unas imágenes a veces alejadas del tema trataban de ilustrar el asunto. Muy a menudo se veía la fotografía de un mar desecado y resquebrajado, o bien olas golpeando una costa, sin saber si se trataba realmente de un resultado del recalentamiento global o simplemente de la manifestación de un clima habitual (estación seca, estación de los tifones). Sin embargo, la imagen extrema para ilustrar algo global está en al borde del fraude. Un poco como cuando la prensa anglosajona se deleitaba con imágenes de barriadas en revuelta para afirmar que toda Francia era un hervidero…
¿La menor indundación, la menor sequía? Será en lo sucesivo debido al "calentamiento global". Prestad atención, y comprobaréis vosotros mismos igual que yo, cómo en los boletines informativos radiotelevisados, los periodistas no se complican con explicaciones sofisticadas. Por otra parte, si no lo han hecho con las revueltas callejeras, con el Oriente Próximo o con el hambre en el mundo ¿por qué iban a hacerlo con el clima? Y cuando consultan a un especialista y éste trata de matizar y precisar el análisis, le cortan y le piden que diga sí o no, que la "culpa" la tiene el recalentamiento climático. Yo lo he oído este año en la radio a propósito de las tormentas del Mediodía francés. Esas tormentas, sin embargo, proceden de un fenómeno clásico muy conocido por los geógrafos y meteorólogos con el nombre de "episodio cevenol", que no ha sido este año más intenso que otras veces.
Durante este tiempo son raros los reportajes sobre la contaminación efectiva y no fantasmal, incluyendo nuestro propio espacio, y no los dedicados a los bosques vírgenes o los casquetes polares que, desde luego, son mucho más exóticos, estéticos y glamurosos a la vista. No veréis a obreros en la miseria o casas de mierda. ¿Qué hay sobre el estado de la capa freática en Bretaña, sobre los suelos de las antiguas zonas industriales sin descontaminar, en los que los promotores construyen a mansalva, o sobre las fábricas de Toulouse y su papel carbón? Asomaros bien, no encontraréis gran cosa que llevaros a la boca. Eso vende menos y es más arriesgado que introducir al oso en los Pirineos, por no hablar de los hipopótamos en el lago Eduardo, en el Congo. Y los nitratos de las aguas bretonas no deben nada al "calentamiento global".
Mirad bien los programas de Nicolas Hulot: las imágenes son exóticas, bellas; son raros los planos de capas de petróleo abandonado o de marea negra (que tampoco son debidas al "calentamiento global" sino a la jungla capitalista que reina en el mundo de los transportes); son raros los factores científicos claramente explicados. Todo ello pasaría entre dos cortes publicitarios. La estetización de la catástrofe ¿no os recuerda algo como procedimiento? Por el contrario, el discurso -de un experto in situ o, todavía más dramático e impactante, de al voz en off del heraldo Hulot- suaviza la demostración con argumentos de autoridad.
El discurso sensacionalista y catastrofista ambiental mezcla insidiosamente las afirmaciones perentorias y la hipótesis eventual, el modo condicional y el abuso del verbo parecer, lo que le permite guardarse una salida de emergencia en caso de flagrante delito de confusión o exceso. No duda en mezclar problemas diferentes y diferentes causas en un marco apocalíptico pero confuso.
Un discurso aterrador y contraproducente
La evocación de las catástrofes medioambientales actuales, pero sobre de todo las venideras -ya que, por definición, no se pueden verificar- funciona como un espantapájaros destinado a asustar y culpabilizar a los individuos pasivos e indiferentes. Asusta a las masas del mundo pretendidamente post-industrial, estigmatizando a las masas del ex Tercer Mundo, que son juzgadas culpables de pretender incorporarse al mundo industrializado.
Teóricamente, el catastrofismo pretende, sobre todo entre algunos militantes sinceros, hacer reaccionar a los individuos. Trata de imponerse como un imperativo moral que justifica la revuelta. Ciertamente, el catastrofismo ha permitido sensibilizar a las sociedades sobre los problemas ecológicos y medioambientales, lo que ha favorecido ciertos avances. Pero ha permitido también carreras políticas, llenas de buenos sentimientos pero con resultados cuanto menos mitigados, los únicos sobre los que debemos basar nuestro juicio político.
El catastrofismo tiene sobre todo efectos contraproducentes. Refuerza el egoísmo colectivo frente a la situación presentada, como algo complejo, inevitable, temible y angustioso porque igual puede ser lejano que cercano. El individuo sigue tentado de salir a flote ya sea por medio del misticismo o "escalando". Dicho de otro modo: después de mí, el diluvio.
El catastrofismo puede también estimular un terrorismo ecologista o de acciones ejemplares destinadas a despertar a las masas "apáticas". Pero la historia bulle de ejemplos en los que esas acciones no despiertan a nadie, anulando a sus propagadores, que se encuentran solos en chirona mientras que sus últimos apoyos se desloman por sacarlos. En cuanto al terrorismo, que presupone una clandestinidad apartada del mundo, teñida de paranoia y sensible al militarismo machista, desemboca en un impasse del que el propio movimiento anarquista lleva haciendo balance desde hace al menos un siglo.
El catastrofismo legitima también dos tipos de ilusión: la de poder crear alternativas inmediatas, escapatorias dentro de una contracultura o de una contrasociedad; y la de promover un capitalismo "ético" o "equitativo". La primera es posible porque el sistema tolera espacios más o menos libres, cuando no los recupera para su beneficio. La segunda no es incongruente, porque los capitalistas no pueden cortar por mucho tiempo la rama natural sobre la que se ha instalado su beneficio. Los más conscientes de ellos -un poco como los Stiglitz o Soros, que denuncian los males de la financiación en economía- proponen soluciones quirúrgicas. Estas dos ilusiones, en principio contradictorias, se unen por el carácter mixtificador de su desarrollo.
¿Y cuando la catástrofe no existe?
Cuando, a pesar de todo, la catástrofe anunciada sólo está en sus inicios, o es menos fuerte y espectacular, el discurso pasa a la evocación sentimental de las "generaciones futuras". Actúa sobre la fibra paternalista al dejar lo que sea a nuestros sucesores, a todos los sucesores, y no sólo a "nuestros" hijos.
Pero ¿por qué no comenzar a mejorar el entorno de vida para nosotros, aquí y ahora? ¿Por qué esperar a mañana? Ese sentimentalismo calmante y bien pensante es de hecho una hábil manera de rechazar las verdaderas soluciones, las que podrían hacer bascular realmente el desorden establecido. Recordemos que fue propulsado por el seudo "comandante" Jacques-Yves Cousteau (habría que decir "capitán"), cuyas posturas filosóficas y políticas son de carácter reaccionario(2).
Cuando los individuos constaten que la catástrofe anunciada no ha sido tal, se producirá el mismo fenómeno que sucede a los niños cuando descubren que el coco de los mayores no existe. Se hacen inconscientes ante el peligro real. Se hacen pasivos, desconfiados y no comprometidos. O esquizofrénicos, como los militantes a los que el marxismo ha anunciado la pauperización de la clase obrera a medida que mejoraba el nivel de vida, incluido el de ellos…
Es "la heurística del poder" reivindicada por el filósofo Hans, que nos prometía por otra parte una "dictadura benevolente" para salvar el planeta, ni más ni menos, lo que no es ninguna novedad. Todos los dogmas, todas las iglesias, nos prometen una catástrofe: el cristianismo con el apocalipsis o el marxismo con el hundimiento del capitalismo bajo el peso de sus propias contradicciones. Nosotros seguimos esperando.
No olvidemos tampoco que el catastrofismo revolucionario, conducido en los años 1910-1920 por ciertos sectores del movimiento obrero y socialista, ha desembocado en el mito de la violencia y su utilización por el fascismo, que a su vez ha sustituido el economicismo por el psicologismo. La trayectoria del sociólogo Roberto Michels, procedente de la extrema izquierda italiana, luego admirador de Mussolini, es muy característica a este respecto, al igual que la influencia entre los nazis del ensayista Oswald Spengler, ideólogo de la decadencia occidental. Recordemos también que al día siguiente de Mayo del 68 fueron muy numerosos los que anunciaron sin ambages que la revolución estaba muy muy cerca, y que actualmente ellos mismos, a instancias de Daniel Cohn-Bendit, Serge July y otros como Philippe Sollers, se inclinan, por el contrario, aunque no menos frenéticamente, hacia la variante del aforismo TINA (There is no alternative, no hay alternativa).
Todos los dogmas, todas las iglesias, actúan con el terror, la angustia, el castigo, la parálisis, la sumisión y el control. Suponer que el miedo es el comienzo de la cordura es equivocarse, y equivocar a los demás. Es hacer caer muy bajo la ambición filosófica del ser humano, y hacer retroceder la emancipación tanto del individuo como del colectivo.
No se trata de negar la gravedad de los problemas o, por el contrario, de callarse "para no desesperar a Billancourt"(3). No se trata tampoco de decir que no importa, porque eso beneficia a los charlatanes, a los mentirosos y a los ambiciosos, los que tienen el mundo sobre las espaldas de los ingenuos.
Philippe Pelletier
Tierra y Libertad Febrero 2007
http://www.nodo50.org/tierraylibertad/
Notas:
1.- Ver Tierra y libertad 222, enero 2007.
2.- Kéchichian Patrick: "La inmersión antisemita del comandante Jacques-Yves Cousteau" (Le Monde, 18 junio 1999). También se pueden evocar igualmente las posturas demagógicas radicales y malthusianas de Cousteau que trata a los pobres del Tercer mundo como lo hacía Malthus con los pobres de la Inglaterra victoriana. O incluso esta declaración de Cousteau: "Europa va a ser invadida por los musulmanes de África del Norte. No os equivoquéis: en tres generaciones (…) ya no se hablará francés, alemán, español o italiano. Se hablará árabe" (Le Quotidien de Paris, 5 junio 1991).
3.- Referencia a los industriales franceses.
Publicado: 08 Abr 2007, 14:13
por Ibérico Antiespañol
Calentamiento global y catastrofismo: tapando el sol con un dedo
Uno de los temas que se está poniendo de moda desde hace un par de años es el calentamiento global y sus consecuencias, al que ya le hemos dedicado algunas líneas desde esta publicación. Aunque en la gran mayoría de las menciones que se hacen en los medios de comunicación coinciden en que el calentamiento global y su consecuente cambio climático son una realidad a la que tenemos que irnos acostumbrando, fue para mí algo inesperado el enterarme que había opiniones libertarias que planteaban importantes discrepancias sobre el asunto. Más aún teniendo en cuenta que habían sido vertidas en un periódico tan prestigioso como Tierra y libertad de España, una de las publicaciones anarquistas más perennes, tradicionales y prestigiosas de nuestro movimiento. El artículo se titulaba Del empleo del catastrofismo en la ideología dominante y estaba firmada por Philippe Pelletier, un compañero de origen galo. La argumentación intenta probar cómo el discurso del calentamiento global -de una retórica y una estética catastrofista- además de falso, es funcional al sistema, es decir, sirve como un instrumento para consolidar la dominación social. Si bien el autor de la nota opina indudablemente desde una postura anarquista, mi visión del calentamiento global es diametralmente opuesta a la de Pelletier. Por lo tanto no pretendo desde este lugar hacer una crítica ideológica del compañero sino debatir posturas con respecto a la específica temática del calentamiento global.
La mayoría de los estudios e informes sobre el calentamiento global han llegado a la conclusión de que, en mayor o menor medida, ha sido causado por la emisión de gases invernadero -en especial CO2- producto de la actividad humana. Lejos están los científicos del desacuerdo que Pelletier imagina sobre el asunto y más aún de existir una invención periodística del problema. Más bien existe un interés creciente de medios de prensa allegados a sectores industriales, petroleros y automotrices, cuando no al gobierno norteamericano en desinformar sobre el asunto y poner paños fríos a una situación que es injustificable éticamente e insostenible políticamente. Aunque pueda parecer vergonzoso, no deja de ser menos real que el huracán Katrina hizo perder más votos a Bush que toda la muerte y destrucción que llevó adelante en el Golfo Pérsico. Lo que está en juego no son teorías científicas acerca de si es la acción humana o es un patrón cíclico natural el generador del cambio climático, sino políticas industriales, modelos de desarrollo y de expansión de las grandes potencias, así como costos políticos frente a desastres naturales cada vez más frecuentes. Los propios EE UU están reconvirtiendo su industria automotriz no por causa del calentamiento global sino por la futura escasez de petróleo: la energía barata se terminó y las alternativas se revelan como de primitivo desarrollo y capacidad (energía eólica o solar) o de utilidad controversial (energía termonuclear e hidroeléctrica). Aún nos resulta inimaginable un mundo sin petróleo. Si los pocos años de "energía sucia" que nos quedan a los humanos los estigmatizamos como una amenaza a nuestra supervivencia, nos enfrentaremos a la crisis económica, las hambrunas y la destrucción de los estándares de vida actuales antes de haber hallado una solución al problema energético, argumentan desde los despachos de las multinacionales.
He aquí una de las razones para negar que sea la actividad humana la que produce el calentamiento global. En realidad nos referimos a la actividad industrial -mayormente de las grandes potencias- y al transporte, sin olvidar que los desmontes de las selvas y bosques, los incendios forestales, la agricultura, la ganadería y la espantosa sobrepoblación humana, que ha llevado a la raza humana prácticamente a la categoría de una plaga destructiva, son igualmente responsables de la amenaza. El recalentamiento tal vez no esté lo suficientemente probado -como sostiene el compañero Pelletier- pero eso no nos debe llevar a sostener que es una ficción. Las pruebas de que los cambios climáticos responden a un patrón cíclico, están menos probadas aún. O acaso hemos creído que esto se trata de la conspiración de la comunidad científica para dominar al mundo por el miedo al cambio climático.
Los políticos y los periodistas hablan del cambio climático y lo utilizan como panacea explicativa de todos los males, y tiene intereses para hacerlo, sostiene Pelletier. Es verdad, coincidimos; también dicen que los nazis asesinaron a millones, que hay que acabar con el hambre en África y que el cigarrillo es malo para la salud, es verdad y coincidimos también. Como igualmente coincidimos con los marxistas en que hay que acabar con el sistema capitalista de dominación: ¿eso nos convierte en sus aliados? Las verdades en boca de los mentirosos (sean políticos o no) no dejan de ser verdades ni se convierten en verdades a medias. Pareciera que este no es el razonamiento de Pelletier.
Sostiene nuestro autor que "para imponerse en un mundo moderno en el que se mezclan a la vez racionalismo y religiosidad, ya sea antigua o nueva, escepticismo y fanatismo, revuelta y fatalismo, toda ideología de vocación hegemónica debe pegar fuerte. Recurre siempre al catastrofismo. Por eso, no duda en cultivar la más grande confusión". A través de las imágenes televisivas de estética apocalíptica y de un discurso sentimental se construiría el fraude. Pelletier afirma que "son raros los reportajes sobre la contaminación efectiva y no fantasmal, incluyendo nuestro propio espacio, y no los dedicados a los bosques vírgenes o los casquetes polares que, desde luego, son mucho más exóticos, estéticos y glamorosos a la vista. No veréis a obreros en la miseria o casas de mierda". La razón -según Pelletier- es que "vende menos"; el negocio está en la "estetización de la catástrofe". Si el fenómeno del calentamiento global es un invento de los medios y los políticos para vendernos algo, sea lo que fuere eso, da lo mismo vender calentamiento global que pingüinos empetrolados, bosques que se desmontan o pandas en peligro. Deberíamos preguntarnos además por qué nos quieren vender algo que no deja bien parado al mundo industrializado, cuando ellos forman parte del stablishment.
No será, en cambio, que los políticos y los medios de comunicación intentan apropiarse de un discurso que ya no pueden ignorar, para encauzarlo en su favor. Ese parece ser el caso del documental An inconvenient truth (una verdad incómoda), protagonizado y patrocinado por Al Gore, ex hombre de Clinton y candidato presidencial derrotado por Bush, en unas fraudulentas memorables elecciones. Como documental acerca del cambio climático es altamente pedagógico y nadie puede alegar que la argumentación no es coherente, consistente y convincente. Es verdad también, que mucho de lo que aparece en la película coincide con el análisis del compañero francés, especialmente con esa estética de la catástrofe omnipresente, con el panorama negro, desolador y prácticamente irreversible de la situación. Clima que Gore aprovecha para forjar su imagen de chico bueno de la película, de obvias perspectivas electorales: "si no me votan, vendrá el Apocalipsis". El hombre surfea sobre la ola de un tsunami y le saca provecho; actitud contraria a la de Bush, que se empecina en negar la ola. Las dos son estrategias válidas para perpetuarse o para acceder al poder, así ambos sean tanto mentirosos como sinceros en sus argumentaciones.
De todos modos los discursos no pretenden que la gran mayoría tome conciencia real de las cosas y que se pierda el control y el cauce de la indignación popular. En el documental de Gore no se culpa a las grandes industrias, al consumismo, al capitalismo, a la explosión demográfica o al imperialismo militarista de las emisiones de dióxido de carbono: se culpa a la ignorancia de todos los ciudadanos, a la falta de conciencia ecológica de la población, a unos cuantos políticos -a Bush en especial- y unas industrias, pero del sistema capitalista mejor no hablar. Las soluciones para la catástrofe que se vislumbra dan risa: comprar aparatos eficientes de bajo consumo, cambiar los termostatos de heladeras y acondicionadores de aire, reciclar, utilizar el transporte público o ir en bicicleta y todo tipo de recomendaciones y máximas morales y sentimentales; la mejor de todas: "si los políticos no te hacen caso, postúlate al Congreso". El resultado es un manual de la inacción, la acción aislada, individual e intrascendente.
Muy por el contrario a nuestra opinión, el compañero Pelletier afirma que "la evocación de las catástrofes medioambientales actuales (…) funciona como un espantapájaros destinado a asustar y culpabilizar a los individuos pasivos e indiferentes. Asusta a las masas del mundo pretendidamente post-industrial, estigmatizando a las masas del ex Tercer Mundo, que son juzgadas culpables de pretender incorporarse al mundo industrializado". Creemos que las masas del mundo están muy lejos de aterrorizarse frente al cambio climático, que a nadie, ni en el Tercero ni en el Primer Mundo, se le ocurriría siquiera obstaculizar la instalación de una industria en nombre del calentamiento global (aunque, paradójicamente, sí lo han hecho para evitar la contaminación). Me resulta también imposible visualizar como lo hace Pelletier el papel de espantapájaros que atribuye al catastrofismo, cuando el sentido común también podría hacernos vislumbrar algún aspecto movilizador hacia la acción. Y creo que es por lo menos contradictorio afirmar, como lo hace Pelletier, que: "teóricamente, el catastrofismo pretende, sobre todo entre algunos militantes sinceros, hacer reaccionar a los individuos. Trata de imponerse como un imperativo moral que justifica la revuelta". No nos queda claro entonces, cómo es que ahora el espantapájaros incita a la revuelta.
El anticatastrofismo del camarada Pelletier termina desbordándose cuando sostiene que el catastrofismo "ha permitido carreras políticas", "refuerza el egoísmo colectivo" (incoherencia semántica que se ahorró de explicarnos qué significa), fomenta el terrorismo ecológico y la creación de opciones ilusorias y escapatorias como son la contracultura alternativa y el "capitalismo ético" de Soros. En este revuelto incoherente e injustificado termina Pelletier, por deducir propiedades al catastrofismo ecológico que son de hecho contradictorias. El calentamiento global es presentado como el fraude del siglo, con argumentación científica harto sospechosa y proveniente de sectores más oscuros aún, directamente salidos del riñón del enemigo capitalista. Si bien es justa la indignación del compañero sobre la utilización del discurso ecologista por el sistema capitalista, y más aún del movimiento político que se apañó tras los numerosos partidos verdes y ONG surgidos después del mayo posmoderno del 68, con los cientos de desertores y vendidos como Cohn-Bendit, no podemos tapar el sol con un dedo. El calentamiento global es una amenaza tan real como la posibilidad de una guerra termonuclear entre las grandes potencias; argumentar que la destrucción del planeta con armas nucleares es un mito, debido a que nunca se llevó a cabo dicha guerra, sería considerado absurdo, un razonamiento monstruoso. Creer que el calentamiento global y sus consecuentes desastres ecológicos son un mito pergeñado por el enemigo, es no solo una actitud irresponsable sino que favorece a aquellos a quienes pretende atacar.
P. Rossineri
(Periódico ¡Libertad! de Buenos Aires)
Publicado: 08 Abr 2007, 14:14
por Ibérico Antiespañol
¿Catastrofismo o abandono del sentido crítico?
¿Por qué el análisis crítico que hemos propuesto a propósito de numerosas cuestiones técnico-científicas, como los OGM (organismos genéticamente mo-dificados), el descifrado del genoma hu-mano, la procreación humana artificial o la fabricación de energía electronuclear, no se ejerce con la teoría del calentamiento global (global warming)? ¿Por qué esa prudencia, si no desconfianza de que ha-cemos gala ante las creencias admitidas (Dios, el Estado, la autoridad, la cárcel…) queda olvidada? ¿Porque lo del clima nos supera? ¿Porque procede de la naturaleza y nos remite a la psiqué de un antiguo animismo subsistente en algún recodo de nuestro cerebro reptil?
No, nada de eso, ningún motivo nos impide conservar nuestra razón crítica, practicar nuestra filosofía de la duda, que no es incompatible con las convicciones. Y resulta que, en el caso del calentamiento global, los científicos no son unánimes, contrariamente a lo que se pretende.
Sí, la mayoría de ellos admiten las conclusiones de los informes del GIEC (Grupo Intergubernamental para el Estudio del Clima), pero los anarquistas están bien situados para saber que la mayoría no siempre tiene razón. Existen sabios que, en grados diversos, se interrogan sobre la realidad del calentamiento climático. Si se toma el caso de Francia, se puede citar por ejemplo a los geógrafos Marcel Leroux y Jean-Pierre Vigneau, al ingeniero Yves Lenoir, y a otros que se muestran prudentes sobre tal o cual punto de la hipótesis o sobre una u otra interpretación (como Robert Kandel, Martin Tebeaud o Pierre Pagney).
Alejémonos provisionalmente, para avanzar serenamente en nuestro análisis, del argumento que consiste en decir que los que niegan (o minimizan) el calentamiento global tienen que ver con las grandes petroleras o con la familia Bush. Podríamos oponer a ello el lobby de las electronucleares, argumentando que la energía atómica no produce gases con efecto invernadero.
Alejémonos también de las constataciones empíricas: la nevada invernal ha disminuido, por ejemplo, en el Macizo Central y en los Alpes del norte de Francia desde hace unos veinte años, lo que confirmaría la hipótesis de un recalentamiento (no global, pero sí local, que no es lo mismo). Podemos también replicar que algunas regiones de Siberia no habían conocido antes un invierno tan frío (en 2006 se ha batido un récord centenario).
La necesidad de una prudencia científica y metodológica
Los desacuerdos entre científicos son variados y graduales. Se centran, de modo general, en cuatro puntos en particular, más la cuestión de su síntesis:
1. La validez de las medidas, especialmente las mediciones de temperatura (las estadísticas disponibles, su distribución geográfica, la reconstrucción de las temperaturas anteriores…)
2. La relación entre recalentamiento y gas con efecto invernadero (GES)
3. La función de los GES de origen humano
4. La pertinencia de los modelos climáticos utilizados por los ordenadores para prever el futuro climático
Sin poder entrar en una discusión erudita, que llevaría varias páginas, podemos plantear, sin abandonar la prudencia, varios interrogantes.
1. No disponemos de datos térmicos (ni climatológicos) científicamente sólidos anteriores a siglo y medio (desde 1850 hasta nuestros días). Eso es muy poco en la escala del tiempo planetario. El período es más restringido todavía para los datos que afectan a grandes regiones fundamentales (África subsahariana, Asia central, Amazonia…). Dicho de otro modo, para analizar el clima del conjunto de la Tierra y del tiempo, no tenemos más que datos fragmentarios.
Hay que reconstruir climas antiguos, lo que resulta muy difícil a pesar de la ayuda reciente de la glaciología y la palinología. Una de sus consecuencias es la utilización de medias, a menudo abusivas, de generalizaciones y aproximaciones que aumentan el margen de error.
Fundamentalmente, la propia noción de calentamiento global es tan ambigua que puede aludir a un "clima global" o a un "tiempo medio". ¿Cuál es el "clima terrestre" si somos africanos, esquimales o aborígenes? ¿Y si somos argentinos o franceses? Si la Tierra se calienta aquí pero se enfría allí, ¿cuál es el valor de la media térmica?
2. La relación entre calentamiento y GES está comúnmente admitida. Pero no hay que olvidar que el vapor de agua forma parte de ello, y que representa las dos terceras partes del efecto invernadero. Esto es en primer lugar un fenómeno natural, sin el cual el planeta sería tan frío como Venus. Por eso, hay que hablar más bien del "efecto invernadero adicional" para evocar las causas de origen humano.
La Tierra ha conocido ya muchos recalentamientos, entre los últimos, las épocas interglaciares, el optimum del Dryas (de -10.000 a -8.500 años BP), el pequeño optimum boreal de los siglos X al XIII, en la época en que Groenlandia era el "país verde" (green land) de los vikingos, antes de que éstos lo abandonaran tras un enfriamiento. O bien esos episodios de recalentamiento, de observación fundamental porque nos permiten evaluar concretamente un fenómeno en lugar de glosar sobre el futuro, no son forzosamente el corolario de una elevación de los GES. Dicho de otro modo: el recalentamiento no está ligado a la abundancia de CO2 en la atmósfera.
3. La existencia de GES de origen humano no ha sido rebatida. Sin embargo, la amplitud y el impacto de esos GES plantean interrogantes. Se ha observado un ligero enfriamiento climático de 1950 a 1970 en Europa occidental, mientras que las industrias pesadas de los "treinta gloriosos", emisoras de GES, actuaban a toda máquina. Este recordatorio basta para hacernos prudentes respecto a las relaciones entre industria, CO2 y calentamiento climático. Por otra parte, los científicos y los ecologistas de la época nos pronosticaban un enfriamiento del clima a causa del polvo contaminante, que bloquearía los rayos del sol.
4. La manipulación de miles de datos por ordenadores cada vez más potentes ¿basta para reconstruir el tiempo y para prevenir el futuro? Se puede dudar a la vista de la incapacidad actual que tienen los meteorólogos para predecir aquí y ahora el tiempo más allá de tres días, e incluso dentro de esos tres días los errores son numerosos. Cualquiera puede darse cuenta, por no hablar de algunos fracasos monumentales de la meteorología (como la famosa tempestad invernal de 1999 en Francia).
El problema es por lo menos doble para los cálculos del ordenador:
a. Los modelos climatológicos aplicados no han sido revisados desde hace lustros, especialmente los relativos a la circulación general de la atmósfera. Los trabajos de Marcel Leroux, que inciden en la circulación meridiana (norte-sur) generada por los AMP (anticiclones móviles polares) se ignoran porque molestan al dogma comúnmente admitido.
b. No todos los parámetros están integrados, o lo están mal: la nubosidad, la velocidad del viento, las emisiones de GES causadas por erupciones volcánicas… La circulación general de los océanos, durante mucho tiempo apenas tenida en cuenta, de ahí las numerosas críticas justificadas a este respecto, son objeto de nuevas investigaciones, que suscitan nuevas cuestiones.
La menor de las cosas -la menor de las "precauciones", por retomar un término a la moda- es de tal complejidad, complejidad del clima, del mundo, de los cálculos, que debe hacernos permanecer prudentes, interrogativos y mesurados. Como subrayaba con acierto Elysée Reclus en el prefacio de Dios y el Estado de Bakunin (1882), "el sabio del hoy no es sino el ignorante de mañana". Y si no ¿qué demuestra el desenfreno del catastrofismo ecológico, los pronósticos tan inquietantes, la desmesura de todo tipo? ¡Son excesos de los que se alimentan los eternos profetas de la desgracia, los gurús, los medios sensacionalistas, los políticos demagogos! El anarquismo, que no constituye una alternativa más extrema, a pesar de que algunos lo desearían, tiene, a mi parecer, más a perder que a ganar si se alinea con ese cortejo del miedo, del exceso y del extremismo.
El catastrofismo, técnica de dominación
Hay que preguntarse sobre la utilización del catastrofismo ecologista tal y como se utiliza de modo dominante por los dominantes. A mi parecer, el interés más o menos súbito que tienen los dirigentes por el medio ambiente no procede de un simple oportunismo. Desde luego existe en términos de táctica electoral, de cálculo político, de demagogia y de estrategia de promoción. Pero eso no basta para comprender lo que pasa. Hay muchos factores en juego y no necesitamos una "teoría del complot" que interese a la extrema derecha.
Los capitalistas han comprendido que no pueden cortar indefinidamente la rama ecológica sobre la que se asientan sus beneficios. La fórmula (catastrofista) de Lenin, según la cual venderán la soga con la que los revolucionarios los colgarán, es sin duda impresionante pero también tiene su parte de verdad. La externalización de los costes ecológicos tiene sus límites, incluso para los capitalistas. Plantearse otros recursos (materias primas, energía…) es ya para ellos una necesidad en el marco de una competición feroz por la supervivencia económica, incluso en el sector petrolífero y automovilístico. En esta como en otras actividades, no basta con forrarse a costa ajena o buscar un proletariado más manejable y explotable, hay que extender el mensaje ecologista de "apretarse el cinturón" y de "la lucha por la supervivencia". Un discurso social-darwinista al gusto del consumidor. Este mensaje es además práctico porque conforta a las bases de la dominación. Cultiva el eterno principio de los dominantes afirmando "estamos todos en el mismo barco", la Tierra en competencia, es decir: no hay clases sociales, no hay dominantes y dominados, no hay lucha de clases. Se le reviste de una dimensión mística, la "diosa Gaia" (a la que hay que salvar), que es mucho más atractiva que el "índice Dow Jones" (que hay que aumentar). Esta dimensión mística, que llega hasta la divinización de la naturaleza, es aún más necesaria y bienvenida porque palía en los países industrializados el retroceso del sentimiento religioso clásico, permitiendo un retorno a esto: sea por medio de las nuevas sectas que hacen de la Naturaleza su nueva religión, sea por una vuelta a las Iglesias tradicionales que, como el Vaticano, han adoptado un discurso ecologista.
El catastrofismo ecológico añade una dimensión de miedo que tiene varias consecuencias. Paraliza a una parte de las masas desarrollando en ellas "el egoísmo colectivo", es decir, el "cada uno a lo suyo, y Dios y el Estado para todos". Lanza a algunas minoría a posturas de urgencia (el activismo ecológico más o menos radical) o de repliegue (las pequeñas comunidades, el primitivismo, la secta) con sus inquietantes derivaciones políticas, como la "dictadura acogedora" reclamada por el filósofo Hans Jonas con el fin de "salvar el planeta".
El miedo conducido por el catastrofismo ecologista engendra reacciones histéricas que proceden más de la "peste emocional", que Wilhelm denunciaba a propósito del fascismo, que de la argumentación reflexiva y respetuosa. Basta con consultar Internet para ver el nivel de estupidez e incompetencia de ciertas reacciones ante los que se interrogan sobre la veracidad del calentamiento global. Afortunadamente, el compañero argentino no forma parte de ellas, pero la tendencia es casi siempre más a la exclusión que al diálogo.
Los plazos lejanos, apocalípticos y casi milenaristas, de la hipótesis del calentamiento global reducen o reconfiguran la problemática de las necesidades inmediatas, incluyendo las medioambientales, y más aún si no se trata directamente del clima (la contaminación de las aguas, la peligrosidad del trabajo, de algunos productos…). El efecto perverso es que numerosos actores sociales están interesados en incluir el calentamiento global entre sus reivindicaciones para obtener satisfacciones (y algunos científicos lo han entendido muy bien y se sirven de ello para obtener créditos o notoriedad…).
De modo más general, el calentamiento global, que se da cada vez más como LA causa única y explicativa de todo, o de casi todo, nos conduce a una filosofía monista, monocausal, en la que reinan los sistemas de causalidad lineal, y los principios únicos (Dios, la Tierra…) pueden explicarlo todo y… dictar nuestra conducta. Aquí es donde se establece la conexión entre ciencia e ideología: porque entre algunos estudiosos, la toma en cuenta de varios factores, de parámetros diversos, de amplias escalas de tiempo y espacio, es a menudo atajada de modo apabullante. Y no hablemos de los medios de comunicación, que caricaturizan y simplifican a más no poder. La sumisión del razonamiento complejo supone cuestionar nuestra inteligencia y nuestro sentido crítico. El sistema escolar dominante lo enloquece. Simultáneamente, el pueblo soberano se siente presionado por los sabios, que lo mantienen en la ignorancia. La tecnociencia, que detenta la legitimidad del discurso sobre el calentamiento global puede todavía imponerse y reinar.
Viva la anarquía de los meteoros
Por último, hay dos paradojas. Porque la retórica sobre el calentamiento global, su pretensión de prever el tiempo en un siglo, el aumento de los océanos casi al centímetro, la elevación térmica casi al milímetro, mientras que ningún boletín meteorológico es capaz de darnos el tiempo exacto de aquí a una semana, tiene como corolario la pretensión de afirmar que la humanidad es responsable del desastre climático. Bajo la capa de una denuncia anti-prometeica, esta retórica cultiva y rehabilita en realidad el pensamiento prometeico.
Y lo practica en los dos sentidos: al denunciar la actuación de la humanidad sobre la naturaleza y su irresponsabilidad, anuncia al mismo tiempo que lo que la humanidad ha deshecho lo puede rehacer: puede modificarlo todo a su antojo. Dicho de otro modo, pretende decir que la humanidad puede controlar el clima en su beneficio, que es dueña del tiempo y del espacio. Podemos ver enseguida el desarrollo de preparativos y políticas de todo tipo que preparan los dirigentes... Por otra parte, ya existen soluciones de lo más tecnocrático o peregrino para luchar contra el calentamiento global… Algunos proyectos se plantean nada menos que sembrar los océanos con limaduras o con sulfato de hierro para favorecer la multiplicación de fitoplancton que elimine el CO2. Menuda oportunidad para los siderúrgicos…
No es esa la menor de las sorpresas; es la segunda de las dos paradojas que hemos anunciado. Efectivamenten, no es una sorpresa que los ecologistas, a pesar de las críticas abiertas de la filosofía prometeica y de la tecnociencia, se hayan sometido con tanta facilidad a la retórica del calentamiento global, que se ha basado en la ciencia, pero que es a priori pura y dura, y sin embargo resucita a Prometeo.
Eso no es nada asombroso si vemos los orígenes de la historia, en realidad mal conocida, de la ecología y del ecologismo desde Haeckel, inventor de la palaba ecología en 1866, cuyo libro sobre El monismo fue prologado por el racista George Vacher de Lapouge, que sugería sustituir la divisa "libertad, igualdad, fraternidad" por "determinismo, desigualdad, selección".
¿Deben seguir los anarquistas este camino cenagoso?
Sí, el tiempo es inestable, cambiante, complejo, multiforme, vivo, libre. Todos los sacerdotes, gurús y reyes han tratado desde hace lustros de controlarlo a su gusto (el reloj, las fiestas, el calendario) pero en vano. Lo han querido disfrazar de dios omnipotente, con sus sacerdotes, sus gurús y sus profetas de la desgracia… Pues bien, el tiempo se burla de ellos porque les muestra la realidad, la de la humanidad y su entorno en toda su riqueza. ¡Viva la anarquía de los meteoros!
Philippe Pelletier
Publicado: 09 Abr 2007, 17:04
por yoSkAn
y a mi pq me escupen por decir q parece q la propaganda q hacen ahora del cambio climático sea para q la gente caiga más en la psicología del miedo?
miedo, miedo mieeedooo....sólo ellos podrán salvarteee, vot a su aprtido!!
si tanto nos asusta el cambio clim´tico, debemos cambiar los modos y ritmos de vida, de consumo, ...
Publicado: 11 Abr 2007, 08:29
por _nobody_
el catastrofismo puede ser utilizado igualmente para lo contrario. Cuantas veces se predijo el fin del mundo en la edad media, y sirvió para establecer sociedades comunistas libres.
Publicado: 11 Abr 2007, 10:54
por gandalf
1. Que los poderes facticos utilizan los medias para difundir el miedo, el aislamiento y la sumision al sitema es algo en lo que estoy de acuerdo pero ojo, no usan solo el lado catastrofista cualquier cosa les vale: Inmigracion, Tapeo en los Bares o un caso de alguien desaparecido son motivos suficientes para intentar crear todo tipo de leyes y regulaciones en materias de seguridad y control. El catastrofismo se usa, como cualquie otra cosa.
2. Si este sistema ha llegado a donde ha llegado es porque es muy listo y es sabedor de que "ignorar" las cosas se le puede volver contra el, así que prefiere controlarlas.
Yo no niego que haya un negocio verde muy importante, sobre todo en los paises occidentales y particularmente en Europa. Pero creo que el catastrofismo, que para mi en realidad es una forma del discurso ecolgista radical, se sale de las revistas como el Integral o de organizaciones liberales como GreenPeace.
3. Aun asumiendo que el Cambio Climatico es discutbile, según algunos cientificos ni siquiera existe, solo tenemos que ver nuestro "micromundo" (lo que tenemos alrededor) para ver la degradacion ambiental: Mares y rios contaminados, ciudades sin fin, montes destrozados, desertizacion, falta de todo tipo de recursos.
Las imagenes (y los sonidos de los animales que ya no escuchamos) hablan por si mismo: Estamos viviendo de una manera insostenible y la presion que ejerce el ser humano sobre el resto de animales y planetas es negativa.
4. El movimiento "catastrofista", es mucho más que unos locos con túnicas sagradas anunciando el fín de los tiempos, precisamente esta es la visión de los Medios de Comunicación. Frente al "Crecimiento Sostenible" y otras imbecilidades de los gobiernos y compañias como Acciona, podemos ver material muy interesante como este:
Aritmética, Población y Energía
http://www.crisisenergetica.org/staticp ... 6131019945
Que desmonta (o al menos lo intenta) las teorias, ya no solo ecologistas de "placa solar y playstation", sino las de crecimiento infinito echas por los liberales.
5. Cuando se habla de catastrofismo se engobla por otro lado muchas teorías. En realidad casi todas tienen un fundamento serio:
a) Crisis Energetica: El petroleo es un recurso físico y finito. El mundo ha extraido en este momento la mitad de las reservas y ha llegado a su Cenit. A partir de ahora iremos sacando menos lo que creará todo tipo de conflictos y problemas en un mundo altamente dependiente del petroleo y al que por ahora no se le ha encontrado sustituto real (y que nadie me diga el hidrogeno, por favor)
http://www.crisisenergetica.org
b) Crisis Economica/Hipotecaria: Se avecina una crisis Hipotecaria (en el estado español) de tres pares de narices, producida por una subida artificial de los precios de la vivienda y por haber convertido la construcción en el eje central de la economía. Esto acabará con los "prosperos" años del estado español, dejando el país en la ruina.
http://www.burbuja.info
Otras teorias economicas "catastrofistas" tambien hablan del hundimiento de los EEUU o de la supremacía que tendran los Chinos y los Rusos en años venideros.
c) Crisis Ecologica: Independiemente de que el cambio climatico exista o no y este haya sido producido por las personas (o no). Nos estamos cargando nuestro entorno. Como ya he dicho antes estamos arruinando los caladeros, la tierra, contaminando los aires, matando la biodiversidad. No hay que olvidar que por mucho que hayamos evolucionado nos sigue haciendo falta el agua y alientos para vivir.
d) Biotecnologias: Jugar a ser dioses puede ser contraproducente. Por una parte las Biotecnolgoias son una manera de que las multinacionales se hagan con la "vida" y por otro lado, no sabemos en que puede repercutir sobre la naturaleza. Un problema que está pasando inadvertido es este:
Millones de abejas desaparecen en Estados Unidos sin dejar ni rastro
http://www.diariodenavarra.es/actualida ... n2=ciencia
Se cree que esta producida por unos pesticidas, si esto es así, si las abejas desaparecen, tendremos un gran problema pq ellas son fundamentales a la hora de polinizar.
e) Nanotecnologias: Las nanotecnologias, entre otras cosas, supondran un incremento sin precedentes en la velocidad y el desarollo de la informatica, en la creacion y diseño de nuevos materiales mas duros, mas flexibles, y en otros muchos aspectos que podrian poner los pelos de punta a mas de uno.
http://www.etcgroup.org/es/
f) Control Social: Las nuevas tecnologias estan favoreciendo un aumento del control social sin precedentes. Cada vez que la memoria de los ordenadores aumenta o estos se hacen mas rapidos, tendriamos que ponernos a temblar en vez de alegrarnos tanto. El futuro de George Orwell puede ser un juego de niños comparado con lo que podría llegar a ser.
http://www.versvs.net,
http://www.kriptopolis.org
g) Otras ideas catastrofistas: Meteoritos, Explosion de Volcan Yellowstone que produciría un invierno nuclear, Tsunamis gigantes...
Estas teorias
http://www.armageddononline.org/ no son descabelladas, sino poco probables, muy poco probables. Preocuparse por esto, es como ir por la calle mirando si se te va a caer una maceta encima, hay una probabilidad entre muchisimas. Pero existen.
6. Como ha dicho nobody el catastrofismo se puede usar tambien para advertir de lo que podría venir en el futuro. Que yo sepa el catastrofismo no inculca una vision "de rendicion", sino al contrario puede intentar organizarse para cambiar ese futuro que podria venir:
http://www.decreixement.net/
Sin duda confiar en la ciencia, o en el ser humano como entes sagrados si que mueve al inmobilismo: Ya inventaran algo para sustituir el petroleo, cuando de verdad nos llevemos un susto ya cambiaremos nuestro modo de vida, la gente nunca permitira que le pongan una camara en su casa (ajajajjaja)...
7. La vision progresista de ciertos anarquistas a veces me aburre. Creo que en el primer articulo Philippe Pelletier utiliza demasiados topicos y dice demasiadas tonterias: por ejemplo decir que el "catastrofismo" ha favorecido ciertas carreras politicas: ¿Y el anarquismo?, ¿y el sindicalismo?. Casi todas sus criticas se pueden aplicar a cualquier cosa. Precisamente si hicieramos caso a lo que dicen los medios no podriamos hacer nada, porque los medios siempre van a defender su discurso y a criticar lo demas, sea lo que sea.
Lo único que consigue al final es banalizarlo todo, como si fuera un espectaculo. No se da cuenta de que realiza sus analisis a traves de lo que ve en televisión. Que se suba a un avion, y que mire para abajo a ver si la desertizacion es un producto del sistema television o una realidad.
8. Por último añadir que no existe, por suerte, un movimiento catastrofista como tal. Esta claro que entre todos los que hablan de estos temas hay: locos, conspiranoicos, trepas y aprovechados (como en todos los demas lugares) pero tambien hay gente seria que trata de hacer un analisis exhaustivo de las cosas.
Para terminar añadir que creo que los anarquistas han perdido mucho el rumbo y ahora movimientos como el decrecimiento plantean en realidad formas de vida muy cercanas a lo que planteaban los anarquistas hace años, sin pronunciar a kropotkin ni a la madre que lo pario:
- Formas de vida mucho mas racionales, formada por grupos mas pequeños de seres humanos alejados de las grandes aglomeraciones.
- Acabar con el modelo energetico irracional (el mayor generador de guerras), para lo cual hay que DEJAR de consumir productos imneesarios y de traer najanjas de la china o limones argentinos fomentando una economia local.
- Reducción del trabajo.
- Acabar con el sistema monetario actual, basado en la especulacion y cambiarlo o bien por sistemas de trueque o bien por dinero pero de manera que este no se pueda acomular dando grandes beneficios sino que pireda valor con el tiempo.
Etc, etc...
Por supuesto esta tendencia no tiene todavía el discurso muy definido, ni es muy homogenea pero tiene planteamientos muy interesantes.
Vivan las Crisis!
Publicado: 11 Abr 2007, 11:24
por _nobody_
Ultimamente me siento muy cómodo con estos neo-milenaristas.
http://www.survivingpeakoil.com/
Como dice gandalf proponen sociedades anárquicas.
En las jornadas del Decrecimiento en Barcelona, me pareció estar entre anarquistas, aunque no salió ni una sóla vez la palabra anarquismo o anarquía. Proponen un cambio de vida radical, y se lo toman en serio (no como muchos de nosotros; me incluyo). Algunos de ellos ya están comprando casas rurales y se estan instalando en el campo. Están aprendiendo habilidades útiles en su vida futura. Proponen concienciar a la sociedad para que cambie (aunque esto lo veo irrealizable hasta que no haya una crisis grave por medio). Cuando oí la crítica al Trabajo, tal y como está concebido en la actualidad, cuando oí su crítica al Poder, su desconfianza de la clase política, su hartazgo de la vida consumista, su anticapitalismo primario, ví que tenemos mucho en común y que los necesitamos.
Podemos converger con esta gente (ocurra la crisis o no ). Deberíamos por pura estrategia política y por que están muy preparados, son ingenieros, economistas, periodistas, universitarios de ciencias, promueven en la permacultura, las comunidades pequeñas, autogestionadas, autónomas, piensan en horizontal, en red... hay que ganarse a esta gente tan valiosa para el movimiento, por que hay que edificar una sociedad nueva.
Supongo que la palabra anarquismo les da miedo, al fin y al cabo son hijos de su tiempo. Hijos de la sociedad burguesa y consumista que les ha tocado vivir. Y la verdad es que ellos mismos están yendo hacia cierta convergencia. Al menos convergen con una parte de nuestra movida (aquellos que ya están viviendo en el campo, los neorrurales), aparte de la gente que de entre ellos ya es anarquista o está metida en los movimientos sociales.
Publicado: 11 Abr 2007, 12:37
por desarmado
Joder, Gandalf, qué repaso te has currado.
Pues claro que el sistema utiliza el catastrofismo, y todo lo que le venga. El capitalismo es la más perfecta máquina de reciclaje que se ha inventado nunca, lo utiliza todo.
El rollo sería más o menos culpabilizar al ciudadano porque se afeita sin cerrar el grifo, con eso ya podemos subirle la luz y el agua porque la culpa del cambio climático la tiene el ciudadano. Habrá que subirle también el combustible (¡Jamás potenciar realmente los transportes públicos!). Y primera y principal, sacar al mercado una linea de consumo ¨verde¨
¿El cambio climático un problema? Un puto chollo es lo que es.
Yo no sé si el cambio climático existe o no, lo que sé sin duda es que desde que era pequeño hasta ahora se han cepillado mi entorno. Y a este ritmo no va a hacer falta ningún cambio climático para vivir en la mierda y comer mierda.
Publicado: 11 Abr 2007, 16:24
por Gerrard Winstanley
_nobody_ escribió:el catastrofismo puede ser utilizado igualmente para lo contrario. Cuantas veces se predijo el fin del mundo en la edad media, y sirvió para establecer sociedades comunistas libres.
Pues, aparte de algunas comunidades urbanas que tuvieron que ceder ante la presión militar o política en pocos años (taboritas, cavadores) o que fueron reprimidas con la misma rapidez (anabaptistas de Münster)...
Contadas. Y los taboritas, aunque comunitaristas y antifeudales, proclamaban el respeto a la propiedad privada. Aparte que los cavadores no eran catastrofistas, creían que el milenio igualitario sólo llegaría por la organización de la Humanidad en comunidades igualitarias de trabajadores, y que no requeriría de catástrofe, sino de
armonía del trabajador con la Naturaleza.
Publicado: 12 Abr 2007, 11:06
por Anarcoastur
Publicado: 12 Abr 2007, 11:37
por gandalf
Si, pero ¿cuantos vehiculos circulan hoy en día y cuantos circulaban hace 30 años?.
Seguramente el aire acondicionado de hace 40 años consumia muchas veces mas que los actuales, pero ¿cuantos aires acondicionados habia entonces?.
Cuando se consigue mejorar el rendimiento energetico de algo, se vuelve mas asequible, lo utiliza más gente y estamos con el mismo problema.
En fín, este aparte de un lacayo del poder es imbecil.
Publicado: 12 Abr 2007, 13:11
por Ibérico Antiespañol
Hay que aclarar que una cosa es el catastrofismo y otra una postura decrecionista o una crítica a modelos de vida o producción. El catatstrofismo no sería una ideología o un modelo economico si no una postura o un discurso, independiente. (y por eso es instrumentalizado por agentes muy variados)
Según lo que he extraído de los textos y opino el castastrofismo puede equipararse al milenarismo religioso, obrerista, los discusos del miedo a invasiones (exclusión) o a al fascismo, etc...es decir basar el discurso en una cuestión negativa que infiere en los miedos y snetimeintos de "las masas" para "despertarlas". No podría equipararse a movimientos o modelos organizativos.
En lo que nos concierne a nosotros no creo que nada de esto tenga ningúna validez. Ni el fin del mundo, ni un derrumbamiento general ará avanzar a una sociedad libre si ésta no se articula día a día, en las luchas diaras y de forma positiva, afianzando una crítica real y convencida de ciertos modos de producción o de vida, no por miedo (o esperanza) de un futuro oscuro. El ejemplo de que ésto no genera "movimiento" esta muy claro, históricamente y en la actualidad (regiones donde llevan sufriendo un presente nada halagueño).
Que al Partido del Orden el catastrofismo siempre le ha interasado para aparecer como garante de la paz social y del bienestar general actuando con mano de hierro. El discurso y la finalidad es la misma. Crear miedo para movilizar a las masas. Suele ocurrir que en casos de desconcieto social, y ante la ausnecia de un poder alternativo que coseche más legitimidad de discurso que el del Poder, las "masas" buscamos regímene fuertes y autoritarios. Creo que con esto se refería con que ha ayudado a crear carreras políticas, en su vertiente más dura o light.
Quienes hacen una crítica a la nanotecnología, el sistema industrial, la agroindistria, etc no son, per se, catastrofistas. Dudo que el compañero francés de los artículos esté a favor de todo lo anterior, de hecho son cuestiones asumidas desde el nacimeinto del movimiento obrero el que sistema capitalista lleva inevitablemente a la destrucción. Así uno puede apoyar la agroecología, por reventar las macrociudades, desmantelar la industria masiva, creer que el crecimiento ecnomómico no es necesario o que sea prioritario...y no tener un discurso catastrofista.
Publicado: 12 Abr 2007, 13:43
por yoSkAn
el problema es q muchas de estas cosas no están sirviendo más q para q aparezcan nuevos negocios, q encima muchas veces ni siquiera son verdes.
como ejemplo más cercano, cantidad de tierras de muchos países en vía de desarrollo o subdesarrolllados se están empobreciendo con cultivos intensivos de plantas destinada a generar biocombustible.
Ayer mismo aparecía la noticia de q el orangután empeiza a estar en grave peligro de extinción debido a la deforestación para plantar palma, cultivos q se destinn al biocombustible. osea, a lavarnos las conciencias a los occidentales, pq en vez de consumir gasolina consumimos biocombustible.
Si esto no sirve para dar un choque profundo en als mentalidades, acerca del ritmo de consumo, no sirve para nada.
Ni la energía solar ni la eólica son panaceas, no nos salvarán.
El reciclaje es otra forma de enriquecer a los gobiernos y ciertas empresas, revendiendo los plásticos como materias primas a países como China, q obviamenteno cumplen las normativas de emisión, y entre otras cosas, explotan laboralmente a niñ@s.
lo que quiero decir es q el catastrofismo "oficial" va destinado exclusivamente a que algunos sectores se enriquezcan, y mcuhas veces ni siquiera resulta realmente verde.
para cuando el cierre de la jodida estación de esquí artificial de madrid Xanadú? para cuando la desaparición e campos de golf inviables en provincias como almería o murcia?
finalmente, sólo decir q con el catastrofismo extremo al final sólo consiguen escepticismo en gran aprte de la poblacón, osea, q no consigues NADA.
lo siento pero esq el tema me cabrea ligeramente, porque estoy hasta las narices de ver tanta incoherencia.
Publicado: 12 Abr 2007, 14:44
por Prote$ton
"Al Gore presenta el Live Earth, que contará con la presencia de Maná, Red Hot Chili Peppers y más Gore, Cameron Diaz y Maná, entre otros, presentaron el evento ayer en Los Ángeles
Ampliar
Al Gore presentó ayer en Los Ángeles el que puede convertirse en uno de los mayores eventos musicales de la historia. Esta serie de conciertos mundiales, que están enfocados a combatir la amenaza del cambio climático, contarán con la participación de artistas de la talla de Maná, Red Hot Chili Peppers, Madona, Black Eyed Peas o Bon Jovi, entre muchas otras estrellas. Otros 100 artistas han confirmado ya su participación en las actuaciones del mes de julio, incluidos Etheridge, Enrique Iglesias, Foo Fighters, Lenny Kravitz, Sheryl Crow, John Mayer, Duran Duran, Korn, Akon o Faith Hill.
Los conciertos se celebrarán el 7 de julio (7-7-07) simultaneamente en todo el mundo. Veinticuatro horas seguidas en las que más de 100 cantantes apoyarán el proyecto promovido por Save Our Selves. 'Live Earth' es una campaña en pro de la defensa de la naturaleza y contra el cambio climático, o en palabras de Al Gore, una ''emergencia planetaria''. ''Tenemos que transmitir el mensaje de urgencia y esperanza'', dijo el ex-vicepresidente de EE UU en conferencia de prensa, rodeado por la actriz Cameron Díaz, Maná, el rapero Pharrell Williams y el productor Kevin Wall.
Según los organizadores, los conciertos -titulados Live Earth (Tierra viva)- tendrán lugar en Shangai, Johanesburgo, Sidney, Londres y otras ciudades de Japón, Brasil y los Estados Unidos, aún por anunciarse. Uno de los espectáculos será en la Antártida, aseguró Gore.~"
En conclusion, los sensacionalistas Yankees tan estupidos como siempre, habra que darle alas a mas de 100 energumenos para que canten en contra de lo que ellos han promovido, el consumismo y el capitalismo.
Solo hace falta ver que grupos acudiran a cantar en contra de este "fenomeno".
Publicado: 12 Abr 2007, 14:54
por gandalf
Cuando esta persona habla de "catastrofismo" en realidad se refiere a la instrumentalizacion por parte del estado de cualquier cosa, hoy es el cambio climatico como ayer fue el comunismo, en esto estoy de acuerdo. Pero al final lo que logra es que de la sensacion es que el estado está "exagerando" todos estos problemas en beneficio propio.
Porque este discurso tambien tiene su lado negativo y es que da pie a creencias como que el estado lo tiene controlado, que las cosas no estan tan mal como parecen y que cuando se acabe el petroleo, por ejemplo, sacaran el plan B de la chistera y todo seguirá igual... "el gobierno nunca lo permitira, solo hace para asustarnos".
Solo un apunte mas:
El catatstrofismo no sería una ideología o un modelo economico si no una postura o un discurso, independiente (y por eso es instrumentalizado por agentes muy variados)
Hasta el discurso mas coherente y hasta el modelo economico mas definido al milimetro puede ser instrumentalizado por agentes muy variados.
De echo, el Poder de las masas, del Pueblo a los que tanto beneficios se le presupone es uno de los instrumentos favoritos del PODER.