Desde, por, para... Una visión crítica a los feminismos autónomos

Contextualizándo(me)

En primer lugar, para entender este texto de forma contextualizada creo que es necesario esbozar un poco mis referentes y trayectoria política. Dejémoslo en que vengo de varios años ya dentro del movimiento feminista autónomo, de la corriente libertaria del mismo y de las luchas autogestionadas y anticapitalistas.

Por tanto, este texto nace desde esta perspectiva y, probablemente, a las personas ajenas a este entorno haya partes que no les resulten de interés o incluso que puedan parecerles muy locas. Mi intención no es realizar una crítica generalizada y descontextualizada, sino aportar un enfoque que pueda resultar constructivo a la lucha, siempre desde el anticapitalismo y la autonomía, pues no concibo la lucha feminista de otra forma.

En segundo lugar, este fanzine pretende basarse en argumentos políticos que nacen de mi experiencia, lectura y trabajo individual y colectivo. En todo caso, pretendo huir de la justificación en base a las propias opresiones sufridas. Es decir, este texto constituye también una fuerte crítica a la tendencia, cada vez mayor dentro de muchos sectores, de sentar sus argumentos y defenderse desde el victimismo. Considero que ha sido un error garrafal fomentado desde nuestros entornos, que no ha hecho más que reafirmar autocomplacientemente nuestra posición de vulnerabilidad.

Este victimismo es además frecuentemente utilizado apelando a la emocionalidad y los cuidados, desvirtuándolos en mi opinión, para atajar cualquier comienzo de debate o autocrítica, lo que ha ido reforzando la percepción de un feminismo hegemónico, incuestionable y dogmático.

Estos argumentos serán desarrollados con más profundidad en próximos capítulos. Esto no quiere decir que me oponga a la emocionalidad ni a los cuidados, o que no valore lo costoso que ha sido introducir estos conceptos dentro de los movimientos políticos. Esta crítica pretende únicamente poner de relieve lo peligrosos que pueden volverse estos conceptos si se utilizan dese el autoritarismo y el individualismo.

He decidido escribir este fanzine en femenino como forma genérica para referirme a personas. Considero que es una forma de no invisibilizar ninguna expresión de género y simultáneamente facilitar la lectura.

Contextualizando(nos):

Actualmente, vivimos una época extraña para el feminismo. Este momento es similar al que han transitado otras luchas como el ecologismo, u otros miles de “ismos”, que han vivido el proceso de:

Lucha marginal radical → cooptación institucional y mercantilización →movimiento de masas inocuo

El ejemplo de la lucha ecologista es claro. Desde las luchas de base, por ejemplo, en contra del fracking o los gaseoductos, a medida que se ha incorporado este discurso a las políticas institucionales, han ido apareciendo medidas como los mercados de emisiones o el mercado de servicios medioambientales.

Actualmente se celebran cumbres del clima inoperativas, donde se establecen acuerdos jamás cumplidos por los gobiernos. Gobiernos que proponen medidas parche, y que individualizan el problema climático en la población, como consumidoras. Al mismo tiempo, no se ataca jamás la raíz del problema: el sistema capitalista de producción que opera por encima de los límites del planeta. Y a su vez, la lucha de base ecologista pierde poder contrahegemónico, pues el discurso ha sido incorporado parcialmente por el propio sistema.

Cumbre del Clima de Madrid 2019

Al asimilarse desde las esferas institucionales y corporativas el discurso ecologista, este es distorsionado, acomodándolo a las prácticas del sistema. De esta forma, se mantiene la apariencia reivindicativa del mismo, pero se convierte en un discurso inocuo, ya que ha sido transformado hasta perder la parte transformadora que previamente tenía. Finalmente, se convierte en una opción de consumo más dentro de la extensa oferta capitalista.

Pero, ¿cómo es posible que llegue a pasar esto?

En este fanzine defiendo cómo la incorporación de prácticas individualistas y dinámicas neoliberales dentro de los movimientos políticos de base asienta los cimientos de su posterior cooptación institucional y mercantil.

Siguiendo con el ejemplo del ecologismo, este comienza a perder su capacidad de transformación social cuando el peso de la lucha empieza a ser atribuido, única y exclusivamente, a las elecciones individuales de las personas, es decir, al empezar a señalarse que la responsabilidad de las emisiones depende solamente de las elecciones que cada individuo toma en su cotidianeidad como consumidor. Tú te compras un coche diésel; ella se hace un viaje un avión, pero si paga un poco más, podrá compensar esas emisiones; yo tiro mis restos de comida al contenedor de orgánica. El sistema, mientras tanto, es un sujeto pasivo de un montón de elecciones individuales cuya suma da como resultado la crisis climática. El sistema no es responsable de nada. JA.

Esta simplificación es lo que en economía básica se llama la mano invisible y es la base sobre la cual se asienta la doctrina neoliberal actual. Todo funciona en base a elecciones individuales y, al final, estateoría consigue atomizarnos y que perdamos nuestra fuerza colectiva. Dicho en otras palabras: divide y vencerás.

Sin embargo, el impacto del feminismo ahora mismo es posiblemente de mayor alcance a nivel mediático que el de otras luchas que han vivido este proceso.

Este documento nace de la importancia que para mí tiene la lucha feminista y la preocupación que me genera la deriva que está tomando. Parece que no se puede o se quiere hablar por miedo a cuestionar el propio feminismo o más bien a ir en contra de la corriente más hegemónica del mismo, pues considero que no hay un solo feminismo, sino infinitos, pero que últimamente solo se oye al que se impone sobre el resto.

No sé los siglos que podemos considerar que tiene la lucha feminista. Habrá quien diga que comenzó hace miles de años con la aparición de las primeras sociedades patriarcales y con la resistencia a estas. Otras consideraran que esto es un anacronismo y que por el contrario empezó con las luchas sufragistas de la era industrial. Hay quien reivindica a las brujas como las primeras comunidades de mujeres organizadas. Otras a las comunidades eclesiásticas que refugiaban a mujeres que huían de la imposición del matrimonio y la vida familiar.

En realidad, da igual, llevamos siglos de sistema patriarcal y, sin embargo, esta es la primera vez que las instituciones, gobiernos y corporaciones se reconocen como defensoras y hasta propulsoras de esta lucha. También es la primera vez que se mercantilizan las ideas feministas como un producto más: se estampan camisetas de Emma Goldman, se graban discos de raperas feministas, se propulsan postgrados de género en universidades públicas y privadas, etc. Y todo esto genera beneficios… ¿Sospechoso? Para mí, bastante.

Campaña de H&M

No quiero quitarle el mérito a la lucha hasta ahora, ni pretendo defender que estaríamos mejor sin leyes sobre violencia de género,raperas en los escenarios o estudios de género. No quiero quitarnos el mérito de haber conseguido todo esto, aunque no esté de acuerdo con algunas de estas tendencias. Lo que sí pretendo es cuestionar el por qué lo hemos conseguido ahora, el impacto que tiene sobre nuestro propio comportamiento dentro del movimiento feminista y de la sociedad en general y a quién beneficia.

Reconozcámoslo, cada una en su vertiente, posición y tendencia dentro del feminismo: somos movimiento de masas, tenemos poder y, como alguien dijo una vez, “el poder corrompe” y resulta que tenía razón, pero, sobre todo: ¿quién nos ha dado este poder?, ¿lo estamos utilizando bien?, ¿tenemos autocrítica?, ¿nos estamos revisando nuestras dinámicas internas? Y, finalmente, ¿es un poder real?

Rocía Monasterio (Abanderada del feminismo de VOX)

Nos han cooptado, institucionalizado y mercantilizado, dirigen nuestros pasos y trayectoria futura, y escucho pocas voces entre nosotras hablando de esto. Vox es feminista, el PP es feminista, Ciudadanos es feminista, el PSOE es feminista, IU y Podemos son feministas, grupos neonazis se autoproclaman feministas. H&M, Zara, Desigual son feministas. El feminismo es cool. Pides una subvención y si tiene perspectiva feminista, tienes más puntos para que te den el dinero.

Podría ser la intro de Trainspotting: cumple con las condiciones que pone el Estado para que te dé la subvención y sus criterios de lo que significa feminismo. Cómprate una camiseta de GIRL POWER en Zara, pero depílate o no uses más de una 42, que eso ya es pasarse. Si eres del PP, VOX o Ciudadanos, no defiendas el aborto que eso es impío. Si eres del PSOE, defiende a las mujeres, pero no a las trans o las trabajadoras sexuales. Si eres de IU o Podemos no luches por la abolición de la ley de extranjería…

Y los feminismos autónomos, mientras tanto, dejándose engañar por los espejismos de estos falsos logros, que no atacan el statu quo del sistema patriarcal. Nos falta un análisis autocrítico para seguir avanzando. Esta es la motivación de este texto, exponer unos argumentos para generar debate, contrastar ideas y ponernos a hablar de nosotras mismas, de nuestros comportamientos y prácticas.

No podemos seguir caminando hacia adelante sin entender de dónde venimos, ni lo que está pasando. Necesitamos poner sobre la mesa qué objetivos tenemos y las estrategias para conseguirlo, o esta espiral de consumo terminará por convertirnos en un producto más antes de que nos demos cuenta.

https://desdeporpara.wordpress.com/

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