Cosmovisión

Por @Poloi

Que una de las imágenes que han circulado más rápido por internet después de la victoria de Trump haya sido la del capítulo de los Simpsons donde este era elegido presidente, revela uno de los grandes problemas sociales a los que nos enfrentamos. La completa incapacidad que tenemos para buscar hoy en día los problemas reales de lo que nos rodea y la busca por lo tanto de metáforas que nos sean válidas para su comprensión, seguramente el exceso de información al que somos sometidas y la rapidez con la que circula, nos haga casi inmunes a gran parte de la misma. Creamos estos memes en nuestro subconsciente como autodefensa y los transportamos a lo real.

Lo que ayer fue anunciado como el gran evento que transformará nuestras vidas pronto será olvidado por otro que será colocado por los mass media al mismo nivel de espectacularidad. Tan sólo tenemos que ver como tan sólo hace unos meses pasó lo mismo con el Brexit. Vivimos en el tiempo de la repetición del espectáculo, proceso que anula nuestros puntos de referencia en lo social.

No se trata de que la realidad entrara en nuestra imagen: la imagen entró y rompió en pedazos nuestra realidad (es decir, las coordenadas simbólicas que determinan la experiencia de la realidad)”. 1

Para encontrar el principio de estos procesos seguramente nos sea necesario remontarnos al gran pacto social que nace después de la IIWW, donde en el mundo occidental se extienden las grandes políticas proteccionistas y el keynesianisno como contrapartida a la amenaza de de la Unión Soviética, es donde nacen los grandes estados del bienestar. Este pacto social es roto por arriba, desde la élites económicas en la década de los 70, esto junto a la caída del gran antagonismo que significaba el proyecto soviétivo y todos sus satélites, deja que el proyecto neoliberal se vaya extendiendo hasta nuestros días de como un rodillo que va aplastando todo a su paso, ya que ha ido ocupando y mercantilizando todas las esferas de la vida.

Esa ruptura del pacto social se hizo a través de los medios de comunicación de masas, no tan sólo de la prensa, la radio o la televisión, también tendríamos que prestar mucha atención como Hollywood empieza a bombardear con innumerables títulos donde se ponen en escena la seducción a través de los valores del consumismo e individualismo, dejando el capitalismo como la única realidad posible. Como bien apunta G. Lipovetsky, la vida de las sociedades contemporáneas está dirigida desde ahora por una nuestra estrategia que desbanca la primacía de las relaciones de producción por las relaciones de seducción.2

Para algunos esto se ha llamado las culture wars, ese desplazamiento de la lucha de clases al terreno cultural, el cual esta producido en todas nosotras a través de la subjetividad que crean las grandes industrias de la imagen. Por eso nos cuesta tanto poder analizar algunos de los hechos actuales o pasados en las últimas décadas a través de la lucha de clases tradicional (quien tiene los medios de producción y quien es privada de su gestión) y acabamos haciendo malabarismos en algunos análisis desde los sectores del movimiento obrero. Se han diluido y atomizado los puntos cardinales que daban sentido a la sociedad moderna: el trabajo, la comunidad, la familia, el amor, el cuidado, la mercancía, el valor y el dinero. Como metáfora que no ayude a su comprensión, podríamos decir que estamos ante un desierto.

Esta situación de  perdida de coordenadas ha sido utilizada por los poderes económicos para producir un contragolpe liberal, “mientras las primeras formas de conservadurismo ponían énfasis en la moderación fiscal, el Contragolpe moviliza a los votantes con asuntos sociales explosivos –buscando el escándalo público por encima de todo, desde el busing (traslado de estudiantes de clases bajas, generalmente negros, a zonas más acomodadas para que se integren) hasta el arte anticristiano–, los cuales después vincula con políticas económicas favorables al libre mercado. Se explota la furia cultural con fines económicos. Y son estos logros económicos, no las escaramuzas poco memorables de la interminable guerra ideológica, los monumentos más importantes del movimiento.”3

Este contragolpe se presenta así mismo como como enemigo de la élites económicas (aunque de facto son parte de ellas), como la voz de los injustamente perseguidos, como una protesta justificada de las víctimas de la historia. Aunque después cuando esté gobernando tan sólo le preocupe aplicar los viejos modelos liberales donde hay grupos sociales que cada vez cobran menos y otros que se aprovechan de esa situación. El surgimiento de toda una serie de políticos como pueden ser Trump, Marie Le Pen… con este perfil, no es casualidad, es una forma que tiene el sistema de seguir justificando sus formas de producir plusvalía a costa de todo, eso que se ha llamado populismo de derechas, es la respuesta del sistema a esta crisis multidisciplinar que vivimos, donde el fascismo clásico no parece encajar del todo en el momento actual que vivimos.

El momento actual se ha llamado crisis, se intenta explicar a través de que un reajuste estructural del capitalismo este puede seguir desarrollándose, esta es la forma que tienen para poder seguir reproduciéndose, hacer gran ajustes estructurales que permitan la concentración de capital en cada vez menos manos. Aunque lo más probable es que nos encontremos que este proyecto histórico está topando con límites internos que impiden que pueda seguir reproduciendo y estaría entrando en una fase de descomposición. Se podría decir que el capitalismo está muriendo de éxito ya que no encuentra nuevas formas de valorización para poder seguir acumulando plusvalía, una vez que todo ha sido convertido en mercancía.

No quiere decir que estemos cerca de su fin, ni de como algunos sectores del movimiento obrero entienden, de la revolución cómo consecuencia de la caída del capitalismo. El derrumbe de una civilización, de una forma de producción y de organización de la vida social humana no es un acontecimiento, sino un proceso. Este al igual que el proceso de acumulación originaria, no será pacifico, las tensiones entre clases son inmanentes en la sociedad capitalista y se irán incrementando tal cómo el proceso avance. Por eso la necesidad de crear esas figuras mediáticas, que vayan permitiendo que este proceso sea controlado y dirigido por los intereses de las élites que están detrás.

Escapar de esta cosmovisión debería de ser una de las principales tareas a la que nos enfrentamos, el espacio de nos deja el capitalismo para poder imaginar nuevos mundos donde este no exista es muy reducido, ya que nos marca lo limites de lo posible. La creación de nuevos imaginarios tendrán que estar siempre presente en nosotras como forma de afrontar la realidad y producir un cambio.

“Quando si mette in discussione un regime, la prima a cambiare è l’immagine. È l’immagine che rivela i movimenti. Senza un’immagine nuova, senza un modo di vedere nuovo, il movimento non esiste. Senza immagini nuove il movimento non vive.”4

Bibliografía y notas

  1. S. Zizek: Bienvenidos al desierto de lo real, Akal, 2008.
  2. G. Lipovetsky: La era del vacío, Anagrama, 1986.
  3. T. Frank: ¿Qué pasa con Kansas?, Acuarela & A.Machado, 2004.
  4. Tano d’Amico. Fotógrafo italiano conocido por haber retratado gran parte de las movilizaciones y luchas de la Autonomía Italiana.

Comentarios

Imagen de Octavio Alberola

Para escapar a la cosmovisión actalmente dominante propones, como una de las principales tareas a la que nos enfrentamos, crear "nuevos imaginarios "... Olvidando que solo se constituye en "imaginario" la experiencia que se generaliza en la sociedad.

No son pues "nuevos imaginarios" los que se deben crear, en el "espacio que nos deja el capitalismo para poder imaginar nuevos mundos donde este no exista", sino nuevas experiencias capaces de generalizarse y constiuirse en "nuevos imaginarios". 

De nada serviría tener "siempre presente en nosotras" los "nuevos imaginarios" -"como forma de afrontar la realidad y producir un cambio"- si no corresponden a experiencias que se generalizan... 

Lo importante es pues experimentar y tratar de generalizar prácticas nuevas en las que este mundo, el de hoy, no exista. Concretamente: prácticas basadas en la autogestión y el apoyo mutuo.  

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