El respeto que se debe el candidato a sí mismo

Hasta el último día, hasta el último jodido día de las elecciones, no van a dejar de darme la brasa con el tema de la abstención, incitándome a que vote. Lo último, es una chica que me manda un gráfico que demuestra que en Venezuela ahora mismo gobierna la derecha gracias a la abstención. Por curiosidad me voy a la wikipedia y veo que en estas elecciones en Venezuela ha votado un 7% más de gente que en el 2010, y que los de derechas han sacado por encima de dos millones de votos más que los socialistas. Se lo explico, y su respuesta es que la abstención siempre beneficia a la derecha… Y me dice que yo y millones como yo, seremos responsables de que gobierne Rajoy.

Cielos, me dan ganas de darme golpes con la cabeza en una pared, y lo haría si no fuese porque la última vez derribé una viga maestra y se me vino encima la terraza del vecino.

Vamos a ver, la abstención no beneficia a nadie más que al que se abstiene, la abstención no cuenta. Al que gana lo que le beneficia es que le voten precisamente a él. Y el que pierde de lo que se queja es de que todos esos abstencionistas no le hayan votado. Quienes dan el triunfo al que gana, son los que le votan. No el abstencionista que se va de paseo.

Se podrán echar luego cuentas de qué hubiera pasado si millones de presuntos abstencionistas no se hubiesen abstenido. Pero ese no es el caso.

Lo que revienta a los electoralistas, es que yo prefiera tirar mi voto al cubo de la basura en lugar de regalárselo a él. Pero oye, es que esa es mi opción política, esa es mi protesta, mi silencio es mi manera de hablar. Y tengo muchos motivos para no votar: tengo un sistema de representación apestoso; se me ofrecen candidatos que no conozco para gobernarme, ojo, con programas escasamente satisfactorios que luego incumplen; me instan a que les entregue un aval, cuando luego seré incapaz de controlar lo que hagan, unos tipos que se han elegido entre ellos, unos a otros, en primarias o en cónclaves, oligarcas con ansia de poder, que lo mismo declaran una guerra o urden patrañas para no recibir a refugiados, porque van a lo suyo con realismo…; resulta que no me identifico ni con sus programas, ni con sus objetivos, ni con sus candidatos, ni con su sistema de representación, ni con sus tejemanejes… Pues como que no me apetece. ¿Y aún así quieren que les vote? ¿Precisamente de mí quieren la papeleta? Macho, eso sí que es faltarse uno mismo al respeto.

Ese, sí que es un buen motivo para no votar. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, los que es de nadie es de uno.