En base a la creencia

Una de las cosas que más me llama la atención del comportamiento humano, es la cantidad de decisiones importantes, y a la vez absurdas, que se llevan a cabo en base a creencias disparatadas. Hace pocas décadas, la creencia en que el comunismo era la señal de que el Apocalipsis estaba cercano, y que no podía hacerse nada por evitarlo, movió a miles de personas en EE.UU. a emigrar a estados del norte a crear comunidades idílicas desde las que orar y aguardar a que Jesús eligiese a los justos, es decir, a ellos. Otros signos que mostraban que la cosa estaba al caer, eran la decadencia moral de una sociedad, que practicaba el aborto, permitía la homosexualidad y dejaba que las mujeres fuesen a la escuela. 

 

Creencias de este tipo, convenientemente difundidas por movimientos religiosos, armaban a charlatanes que afirmaban recibir instrucciones del mismo Dios. Incitaban a trabajadores pobres medio muertos de miedo, a rascarse el bolsillo y poner la cuenta corriente a cero. Para comprar tierras, para ir a bosques,  para estar seguros, para fundar una comunidad, levantar chabolas, arar la tierra, orar, y obedecer al pastor. Muchos de estos experimentos acabaron en medio de hambrunas, epidemias, asesinatos y suicidios colectivos. Otros tuvieron más éxito y los adeptos siguen haciendo el gilipollas, esperando el Fin del Mundo.

 

Sí, es cierto, las creencias religiosas no son todas de este tipo, hay un amplio catálogo. Pero no me negaréis que como creencias, son todas, no solo ridículas, si no de lo peor que ha creado la fértil imaginación de los pastores. La religión viene a decirnos que hay un tipo dotado de grandes poderes, que nos vigila a todas horas, y que si uno se hace una paja en la clase de latín para pasar el rato, habremos pecado. Y si entonces morimos, nos freirá en aceite de motor una de sus creaciones, el Diablo. Pero, eso sí, Dios nos ama. En cambio si somos buenos y hacemos lo que nos dice, que en boca de sus ministros puede ser desde dar limosna a tirar una bomba atómica sobre los japoneses, recibiremos un premio ¡después de muertos! consistente en –para los monoteístas– cantar a coro en torno al trono del Señor durante una eternidad, sin haber recibido clases de canto ni de guitarra. No me extraña que haya gente que se apunte a la Yihad, ¿cómo puede uno dudar ante una promesa tan excitante?

 

Que sí, que es cierto que hay comunidades religiosas de homosexuales cristianos que defienden el aborto. Pero esa es la versión simpática de la religión, que en el fondo, sigue afirmando que Dios te ama. Y que te castigará a base de bien si no obedeces. 

 

Solo se prohíbe, lo que se desea. Lo que es de uno es de todos, los que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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