Explicación necesaria en torno a cómo el patriarcado, no oprime a los hombres

Me gustaría hablar de eso, de cómo el patriarcado no oprime a los hombres. Yo, como varón bien adaptado, no tengo más remedio que decir que no. El patriarcado, a quien oprime de manera masiva, es a las mujeres. Y es el conjunto de los hombres, como género, el que lleva a cabo dicha dominación.

 

Por mi parte tengo que decir, que jamás he sentido que el patriarcado me oprima. Solo he visto ventajas en el hecho de ser hombre frente a una mujer. Empezando por la biología. Dios, tener el cuerpo sometido a un ciclo lunar, un baño de hormonas en el cerebro, letal, mortífero, que te da dolor de barriga, mal humor, deseo, depresión, euforia y una hemorragia que en el menor de los casos solo es molesta. El aparato reproductor que ha dado lugar a dos especialidades médicas exclusivas: la ginecología y la obstetricia. Tener un horno dispuesto para la procreación, dos mamas para la lactancia, la menopausia y sus sofocos… Y continuando con el peso de la cultura. Por si la opresión biológica no es suficiente desdicha, un patriarcado que impone a la mujer en materia de aspecto, actividad, funciones, relaciones e ideología una cantidad de tareas y obligaciones que volverían loco a cualquier hombre. En serio: ¿Qué machito sería capaz de renunciar a su condición, para convertirse en mujer con todos sus aderezos, órganos y funciones? A ver, que levante la mano ese gilipollas. Porque en mi opinión, los hombres que, sintiéndose en el cuerpo equivocado, se dedican a imitar a las mujeres, acaban siendo mujeres que se lo montan mejor que las propias mujeres. No en vano fueron hombres, y el que tuvo retuvo.

 

Claro, en toda relación dialéctica opresor/oprimido, se producen desgracias para el opresor. Por ejemplo: imponer a las mujeres la contención sexual, cuando los hombres a determinadas edades no buscan otra cosa que follar. Pero eso no quiere decir que el patriarcado oprima a los tíos. Porque siendo los hombres conscientes de ese nefando agravio patriarcal, jamás se han juramentado para abolirlo (1).

 

Verdad es que el tenebroso sistema propone un ideal de hombre fuerte, protector, valiente, trabajador, capaz de echar veinte polvos a la semana, y resulta que los hombres no son así. Por ejemplo, yo fallo solamente, lo recalco, en lo de la valentía. Si estáis en una manifestación y suena un disparo de los antidisturbios, tened la completa seguridad de que yo estaré en la otra punta de la ciudad en menos que canta un gallo leyendo el ABC. ¿Sufro viéndome cobarde? Muy poco, ya que estoy bien adaptado al rol. ¿Que qué es lo que hacemos los varones bien adaptados a nuestro rol de incumplimiento? Toma, pues claro. Fingimos que somos valientes, y la cosa queda completamente igual que si lo fuésemos. 

 

¿Valor?, se le supone. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

 

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NOTA

 

(1) Sirva a alguno de consuelo, el pensar que está alienado.

 

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