¿Puede eliminarse el clientelismo en España?

¿Pueden entonces, los nuevos partidos, cumplir su deseo de “acabar con el clientelismo” municipal en España. Bueno. A ver. Te han dado una llave del Castillo del Poder, en un pueblo mediano o pequeño (1). Es el Castillo que divide el mundo entre Gobernantes y gobernados (2), entre los que están fuera, y los que están dentro. Es un castillo romántico. Con las últimas luces del atardecer brillan como espejos las ventanas de sus mil ciento cincuenta y dos habitaciones. Las paredes seculares emiten suaves colores de oro, esmeraldas, zafiros y rubíes. La vegetación parece anunciar a entrada al País de Las Ninfas Buenas… 

 

Pero, como todo edificio romántico, solo se mira con buenos ojos, desde lejos y con poca luz. Porque cuando entras, te encuentras: muros que sueltan humedad por cubos; en el sótano, cámara de torturas; cripta con ataúd lleno de tierra transilvana; abres el ropero: un esqueleto colgado; todo tipo de roedores campan sus respetos, tal que te sientas a fumarte un puro, y una rata descarada se rasquea descargando un saco de pulgas bubónicas encima del PGOU. Camino al retrete, se te aferran siete espectros. Satán, saliendo de un caldero, te ofrece eterna juventud a cambio de una recalificación.

 

En fin, la cosa es compleja. Pero pongamos que sigues erre que erre, con lo de quitar a los clientes. Vamos a pensar qué significa eso, con la cabeza baja, los ojos entrecerrados y dos dedos en el entrecejo. Así es. Acabar con el clientelismo es despedir a un montón de gente. Es mandar a una pila de contratados, a la miseria de la multitud. ¿Hay alguna posibilidad de que lo consigas, concejal de oposición? Yo no puedo saberlo, no soy profeta. Así que la primera pregunta que hay que hacerse es. ¿Alguien ha hecho eso antes? Eso sería lo científico. Buscar antecedentes en España y estudiar el procedimiento. Busquemos antecedentes. No los hay. Mediante elecciones, no. ¿Por qué? Voy a dar la explicación demonológica, que es la más celebrada.

 

Llega la democracia. Los nuevos dirigentes de los municipios no tardan ni una semana en darse cuenta de la bicoca que les ha caído encima: rápidas ganancias, sin gastos generales y sin presión fiscal. Pierden la chaveta. Tribunos que hacen de la honradez su bandera, firman cheques a jornaleros, meten maletines bajo la cama, y asisten a fiestas privadas. En esas fiestas arzobispos, políticos, banqueros, testaferros, policías en cueros y un caniche de genitales descomunales, se dan latigazos en sesiones de sado emitiendo esperma purulento. El juego, la droga, la fama, el sexo y el poder, se dan la mano. O sea. Es igual que la CNT en un Pleno Nacional de Regionales, pero con mucho dinero y sin sensaciones de sufrimiento, angustia y depresión.

 

El poder, mejor mirarlo de lejos y con poca luz. Tenerlo cerca, es demasiado bueno para dejarlo (3). Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

———————————

NOTAS

 

(1) El tamaño es importante. No es lo mismo Barcelona, que hay un pastón en juego, que Esparralejo de la Langosta del Trigo, en donde el alcalde es el cabeza de familia de cuatro mil familias.

(2) Los gobernados son la chusma, los dominados, los pringaos, los que obedecen. 

(3) Lo de los alcaldes es como lo de los vampiros. A Drácula sólo se le puede eliminar mediante una estaca en el corazón, poniéndolo a la luz del sol o llenándole la boca de ajo y cortándole la cabeza. Para mayor seguridad, se pueden hacer las tres cosas juntas. Dicen que en el momento de la muerte, el monstruo siente un alivio infinito. En ese instante, por si acaso, se le da un buen golpe con un candelabro que haya a mano, que lo mismo está disimulando.

Aviso Legal  |  Política de Privacidad  |  Contacto  |  Licencias de Programas  |  Ayuda  |  Soporte Económico  |  Nodo50.org