Pasos a seguir para la venta del Estado

El Choni me dice que mi crítica al Estado (1) volvió histérico al comisario político que le imparte clases particulares de recuperación de sociales. El guardián de la subjetividad no supo qué responder a la obligatoriedad del impuesto y se limitó a farfullar algo acerca de los estúpidos lagartos que carecen de alternativa realista a este mundo. El Acratosaurio se planta y muestra sus cartas.

El Estado funciona como la peor empresa de servicios. Engrasar sus tres millones de funcionarios cuesta varias fortunas. Anualmente el Estado incrementa el presupuesto y el número de servidores, con lo cual el tributo en lugar de emplearse en mejorar el servicio, se emplea en pagar sirvientes, que a su vez se quejan de tener que soportar las malas caras del rebaño. ¿Cuál es la salida de este karma tan chungo?

El primer paso es la venta de todos y cada uno de los bienes del Estado. Desde el edificio de RTVE a la última fotocopiadora. Palacios, escuelas, hospitales, cárceles, el Banco de España, el Guernika…, todo será vendido. A quien sea. A cooperativas de trabajadores, a la Duquesa de Alba, a los rusos, a los japoneses, a los bandidos malayos, da igual. A su vez, todo patrimonio perteneciente a organizaciones subcontratadas por el Estado, como iglesias, partidos, sindicatos, organizaciones feministas, todo, absolutamente todo aquello que no pueda ser sufragado por esas organizaciones, saldrá a subasta. La Catedral de Burgos, la sede de Ferraz, los edificios de la Patronal y de los sindicatos, el CSIC, las joyas de la reina…, para el mejor postor.

Calculo que el patrimonio del Estado español vale 150 billones de euros, y no vamos a vender por menos. Esa guita, más lo que haya en cuentas, fondos de garantías, la seguridad social etc., se repartirá a escote entre los cuarenta millones de ciudadanos españoles a partes iguales, con lo cual cada uno recibirá la cantidad de 3.750.000 euros aproximadamente. Cantidad suficiente para que cualquiera pueda mirar el futuro con desdén, desde los neonatos a los pensionistas.

Repartida la pasta, o antes incluso, se procederá al despido por cierre de los millones de funcionarios estatales y autonómicos. El Estado se reducirá a un grupo de políticos y jueces dando órdenes que obedeceremos o no, ya veremos. Y liberados de este modo, a continuación, cada cual podrá hacer de su capa un sayo. Los maestros podrán comprar sus escuelas. Los sanitarios los hospitales. Los bomberos sus camiones, los policías sus comisarías, y así sucesivamente. Los aún asalariados podrán luchar sin cuartel contra sus empleadores creando furiosos sindicatos, habrá sueldos descomunales y el bienestar será eterno hasta la llegada del comunismo trinitario.

¿Será el caos? No. Será la alternativa. Será el orden. El caos es lo que reina ahora.

Por la venta inapelable del Estado, lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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(1) Si tienes ganas, puedes leerla en http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/11369

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