Mensaje
por AXIONDIREKTA » 19 Feb 2013, 07:15
A mí me parece necesaria la crítica (en contenido y forma) de Amorós. Lo que no quiere decir que esté en completo acuerdo con él. Soy de los que piensan que una crítica no deja de ser menos cierta por no llevar pegada una propuesta que convenza a quien la recibe. Es verdad que quien menos se equivoca es quien nada hace, pero en ninguna parte veo que Amorós plantee una inactividad crónica, un sólo "esperar el derrumbe", como alternativa revolucionaria. Lo que pasa es que dichas propuestas (por lo demás bastante generales, incluso vagas) son también críticas con la noción tradicional de militancia que comparte buena parte de la izquierda y el anarquismo, ese 'militantismo' ya hace tiempo bastante bien caracterizado y criticado por varias corrientes y grupos. Y Jorge, qué quieres que te diga, yo le reconoceré al militante estalinista de algún partidillo seudo-comunista toda su abnegación, disciplina y esfuerzo en cumplir sus tareas decretadas, lo que no quiere decir que esté de acuerdo con ello, ni que tenga que moderar mi posición respecto a las suyas sólo en consideración de su actuar "ejemplar". Lo mismo con la CNT o cualquier otra organización política: pretenden blindarse de las críticas 'intelectualistas' con el discursito de tener metidos "los pies en barro", como si la pura insistencia -irreflexiva y a menudo rodeada de romanticismo- en una práctica equivocada diera por arte de magia un resultado significativamente positivo, como si, a fuerza de enrostrarle el sufrimiento de los militantes revolucionarios, se quisiera tocar el corazón del destino para que alguna vez nos vaya bien. Yo ya no estoy para eso. No pretendo generalizar para facilitar mi crítica, pero me consta que es así en muchos casos. Y prefiero un militante con la suficiente autocrítica como para dejar de participar en el mundillo revolucionario por un tiempo (participación que por lo demás entrega un cierto status dentro de dicho mundo, sabemos de lo que hablamos), se entregue a una autoformación teórica seria, y a partir de allí redefina su práctica individual y grupal, que aquel que se presta por algunos años a una práctica cuasi-frenética, entrando y saliendo de distintas organizaciones, cada una más revolucionaria que la anterior, para terminar desilusionándose del "pueblo", decir que ya se hizo lo que se pudo y justificar así su siguiente apatía vitalicia, adornada quizás con alguna participación puntual en manifestaciones ciudadanas o votando lo más a la izquierda posible. De estos últimos, se nutren la mayoría de las "organizaciones políticas de intención revolucionaria". Y los que van quedando, en lugar de repensar su práctica, la refuerzan bajo lógicas sectarias y, como toda persona busca algo en que gastar su vida para justificarla, ellxs encuentra el motivo en la "lucha social", adoptando uno más de los papeles que el capital reparte a sus súbditos. Ese argumento basado en la práctica, tiene una lógica similar a las primeras respuestas que se dan, por ejemplo, en talleres de formación de género o feministas, por parte de mujeres de más edad, para justificar de alguna manera su vida de subordinación, aduciendo una suerte de consenso consciente de su servidumbre, o basado en el cariño, y no en la estructura sexista de la sociedad. A cualquiera le costará asumir (nos cuesta) que nuestra vida se pierde, más aún si creíamos tenazmente que se estaba haciendo lo contrario. Así el estalinista, el leninista y/o el anarquista.
Volviendo al tema de la crítica y sus formas (cuestión recurrente en este foro), es cierto, como menciona Aquitania, que, por ejemplo, Jappe pueda ser más digerible en determinados círculos que Amorós, en relación a la ideología del "decrecimiento". Pero la cuestión es que si de partida no cambiamos radicalmente la perceptibidad a las críticas dentro de los ambientes en que nos movemos, entonces bien poco estamos haciendo. Si se va a desechar a Amorós por sus formas, entonces el grupo humano que estamos construyendo lleva de partida una falla fundamental. Y bueno, no es para nada fácil cambiar esto. Todos quieren que les digan que están en lo cierto. Y quienes no, la mayoría de las veces son quienes quieren figurar sólo por causar polémica, sea la que sea. La cuestión es que hay que esforzarse por hacerse entender, evitando recurrir a la polémica artificial, pero no perdiendo en dicho afán la profundidad ni la integralidad de las posiciones defendidas. Sino todo se transforma en un triste show.
Sobre lo que menciona Eu, acerca de la posibilidad de que el discurso de Amorós (que se pretende relacionar con el de FRM) sea sólo uno más de aquellos ya integrados por el espectáculo (en el sentido debordiano), al eliminar de su análisis el esquema tradicional de la lucha de clases (cuestión denunciada con firmeza por la CCI, por ejemplo), y reemplazar por una especie de lucha en defensa de territorios contra el desarrollo del capitalismo, me parece un tema interesante de abordar, no sólo en referencia a los autores mencionadas, sino a la temática en general. ¿Estamos hoy ante nuevos escenarios de la lucha de clases? ¿O se ha complejizado la comprensión que tenemos de la misma? ¿O simplemente esta vieja contradicción capital/trabajo ya no constituye el eje principal sobre el que construir las luchas? Yo no creo esto último. Pero sí pienso que la mayoría de los análisis clasista son demasiados estrechos y reduccionistas, tanto que muchas veces llegan a convertirse en un obstáculo.
Y en lo general, estoy de acuerdo en lo que ha escrito Kaval.
"Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar. " (Mark Twain)